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Así perdí mi inocencia e inicié sexualmente IV

Después de que Fernando terminara de darme por el culo en la conserjería, él marchó para la oficina, iba contento, por fin había conseguido darme por el culo en el trabajo, cosa a la que yo siempre me había negado. Ahora que había claudicado y le había permitido que lo hiciera, yo me había quedado todo sofocado, estaba nervioso. Sabía que toda la culpa era mía, aquella maldita calentura y las ganas que mi culo tenía de polla, me tenían trastornado, me había dejado llevar y no terminaba de estar contento. Si antes tenía unas tremendas ganas de que Fernando me diera por el culo, ahora seguía estando igual de caliente, si no era que aún estaba más. Sentía un tremendo sofoco y unas enormes ganas de sentir aquella tremenda polla que Fernando poseía, en mi caliente culito, es como si en lugar de calmarme aquella calentura con la follada que acababa de darme Fernando, ahora tuviera más deseos de polla. Sentía como me palpitaba el culito y como me ardía todo el cuerpo, hasta podía notar como tenía la cara sonrojada. Tuve que ir al lavabo a mojarme la cara, notaba como me ardía todo el cuerpo, parecía que las orejas me iban a echar humo de lo calientes y enrojecidas que las tenía.

No podía volver a caer en la tentación, el trabajo era sagrado, no volvería a dejar que Fernando me diese por el culo allí, pensaba cuando me estaba refrescando en el lavabo. Dios, me miraba al espejo y me veía todo sofocado, menos mal que nadie nos había pillado, menuda vergüenza me daría si eso hubiese llegado a ocurrir, pero la realidad es que cada vez estaba más viciado, Fernando me había hecho adicto a él, estaba enamorado de su enorme verga.

Cuando por fin salimos del trabajo, fuimos como solíamos ir todos los días a beber unas cervezas con los compañeros. Por fin aquel día sí, iba a venir Fernando, esperaba que luego fuésemos a follar, pues, aunque él me acababa de dar por el culo y había descargado sus huevos, dejándome preñado el culo, confiaba en poder repetir, yo no me había corrido y tenía una calentura insoportable.

Como solíamos hacer todos los días después de salir de trabajar, fuimos a beber unas cervezas, yo estaba sumamente nervioso aquel día, con la calentura con que me había dejado Fernando, después de haberme dado por el culo en la conserjería del trabajo, deseaba volver a estar a solas con él, estaba necesitado de más polla, mi culito me ardía y no veía la hora de que los compañeros se empezaran a marchar y pudiera quedarme a solas con Fernando. Ya estaba totalmente enamorado de aquel maduro compañero que me había iniciado en el sexo, quería que me diera polla, estaba necesitado y quería sentir como aquella enorme verga me volvía a hacer suyo.

Poco a poco los compañeros se fueron marchando, hasta que por fin quedamos solamente Fernando y yo. Fernando me miraba sabiendo que era lo que yo estaba deseando, podía ver lo sofocado y sonrojado que estaba. Aquel día había conseguido por fin que me dejara dar por el culo en el trabajo, era claro que eso había sido por estar demasiado caliente y él lo sabía, sabía que yo ya estaba viciado. Lo mismo que sabía que me había dejado demasiado caliente y excitado, mi nerviosismo me delataba, con solo mirarme a la cara ya podía saber lo cachondo y salido que yo estaba, me conocía demasiado bien.

Cuando salimos del bar, ya el día había dejado paso a la noche, íbamos andando sin decirnos nada, yo esperaba a que él llevase la iniciativa como así sucedía siempre, y en esa ocasión sucedió como siempre solía suceder, íbamos caminando en busca de nuestros vehículos cuando al pasar por una estrecha y oscura calle, empezó a pasar su mano por mi caliente y sexi culito, haciéndome que soltara un leve gemido. Era tanta la calentura que llevaba encima que al notar su mano estrujar los cachetes de mi culo, no pude resistirme y a la vez que soltaba un leve gemido, empecé a pegarme más a él, a la vez que echaba mi mano a su entrepierna en busca de aquel enorme falo que tanto estaba deseando.

Quieta putita, me decía Fernando, no seas tan impaciente, aguanta un poco que aquí no podemos hacer nada. Seguimos caminando mientras Fernando seguía madreándome de vez en cuando los cachetes del culito sin dejar que yo llevase mi mano a su paquete. Me decía, tranquila putita, no desesperes, hoy te voy a llevar a un sitio nuevo donde vas a poder disfrutar y gozar como una perrita, ya verás como te va a gustar, me iba diciendo a la vez que apretaba los cachetes de mi culo.

Cuando llegamos a donde teníamos los automóviles aparcados, me dijo que dejara mi coche allí, que hoy íbamos a ir en su auto, que luego ya recogeríamos el mío. Algo extrañado me subí a su vehículo, pensaba en a donde me llevaría en esta ocasión. Nada más arrancar el vehículo, le pregunté a donde íbamos a ir.

Fernando mirándome con cara sonriente sabiendo lo desesperado y caliente que yo estaba, me contestó:

Tranquila mi caliente perrita, hoy vamos a ir a un lugar nuevo, ya verás como te va a gustar y como vas a poder disfrutar.

La verdad es que sentía curiosidad por saber a donde me iba a llevar, pero mayor era el deseo de sentir aquella enorme polla dentro mía. Llevaba todo el día con un empalme de polla descomunal y por encima por la tarde cuando me había dado por el culo en el trabajo, no me había corrido, con los nervios y el miedo a ser descubiertos, quedé sin descargar la leche que llevaba varios días acumulada en mis huevos.

Cuando por fin aparcó el coche, yo miraba algo desconcertado en donde estábamos, era el parque Dorama, un parque público donde solían hacer cruising. Yo jamás había estado allí, había escuchado que era un lugar de encuentros homosexuales, a donde acudían los maricones para darse por el culo, pero yo jamás había ido, esa era la primera vez que iba a estar en dicho lugar. Antes de que Fernando me iniciara en el sexo, yo nunca había estado con hombre alguno, él fue mi primer hombre, fue el que me desvirgó y me inició en el sexo.

Cuando bajamos del vehículo, yo estaba algo nervioso, aquello era algo nuevo para mí, pues Fernando siempre me había llevado o bien a su casa, donde me desvirgó, o a habitaciones que solía alquilar por horas, donde luego de darme por el culo, nos íbamos a nuestras respectivas casas. Solo en una ocasión habíamos acudido a un hotel y las últimas veces a unos aseos públicos, donde además de darme por el culo y exhibirme delante de 2 viejos y un moro, dejó que el moro me diera por el culo y los viejos se corrieran en mi cara. Aquella fue la primera vez que me compartió, aquel día después de darme por el culo, le entregó mi culito a otro hombre dejándole que me preñara de leche. Solo en una ocasión me había llevado a un lugar donde se solía hacer cruising, fuera en un bosque en las afueras de la ciudad, y en aquella primera vez, no nos habíamos encontrado con gente, era un lugar bastante apartado donde solamente se solía hacer cruising los fines de semana. Pero ahora aquí a donde me había llevado, además de ser un lugar bastante concurrido, era en plena ciudad y para mí aquello que era la primera vez que acudía, me ponía algo nervioso. Notaba como el estómago se me encogía producto de los nervios, allí estábamos en plena ciudad y al aire libre, no era como ir a los aseos públicos, pues allí ya sabías que, aunque era un lugar público, era un lugar donde podías estar encerrado en un habitáculo.

Así que salió del vehículo Fernando, viendo lo desconcertado y nervioso que yo empezaba a estar, echó su mano a mi culito a la vez que me decía:

No estés nervioso que no pasa nada, aquí todos vienen a lo mismo, ya verás como te va a gustar, verás cómo tu culito va a quedar satisfecho y bien complacido, me decía estrujando los cachetes de mi caliente culo.

Empezamos a caminar por los caminos de aquel parque, subimos unas escaleras cogiendo luego uno de los caminos que estaba más oscuro, y al poco de internarnos por aquel oscuro camino, Fernando rodeándome por la cintura con sus brazos, me pegó a él, empezando a comer la oreja y mordisquear mi cuello. Así me llevaba hasta que se paró en un recodo, empezando a morderme los labios. Yo así que sentí sus labios pegados a los míos, ya no pude aguantarme más, era sentir su lengua lamer mis carnosos labios, y ya me tenía completamente encendido, era como gasolina para el fuego. Empecé a comer y chupar su lengua como si me faltará el oxígeno. Con mis manos buscaba con desesperación aquel miembro que tanto deseaba, palpaba su entrepierna tratando de sacarle la enorme polla que Fernando poseía.

Tranquila putita, tranquila, me decía Fernando, no tengas prisa que hoy vas a quedar bien preñada. Hoy vas a quedar bien embarazada de leche.

Estando así comiéndonos la boca a la vez que nos magreábamos todo el cuerpo, yo palpando el enorme bulto de Fernando y él magreando y apretando los cachetes de mi caliente culito, pasaron junto a nosotros varios hombres, pudiendo ver perfectamente como un hombre maduro de 61 años con una voluminosa y prominente barriga, tenía abrazado a un jovencito adolescente al que comía la boca mientras sus grandes manos magreaban y apretaban los cachetes del culito de aquel jovencito. Varios soltaron algunas frases, la más clara que pude escuchar fue la de rómpele el culito que seguro que lo está deseando y la de joder papito menudo bomboncito que te vas a follar hoy.

Escuchar aquello me hizo ruborizar más, sabía que estábamos en un lugar público y al aire libre, pero ver como la gente que pasaba te veía y se quedaban mirando a la vez que soltaban aquellas frases, me hacía sentir una tremenda vergüenza. Todos se daban perfecta cuenta de que aquel hombre maduro de 61 años que era mi compañero Fernando iba a dar por el culo a aquel caliente jovencito que no era otro más que yo.

Fernando viendo lo nervioso y caliente que yo estaba, me fue llevando un poco más hacia uno de los recodos más oscuros y allí mismo me hizo dar la vuelta quedándome de espaldas a él, sacó mi camiseta tirando de ella para arriba y luego de dejarla en el suelo, mientras me mordía la nuca y cuello, empezó a aflojarme la correa del pantalón mientras varios hombres se quedaban mirando como aquel hombre maduro de 61 años empezaba a desnudar al caliente adolescente. Todos sabían que a aquel jovencito iban a darle por el culo, así que no querían perderse el espectáculo. El que estaba allí, era porque había ido allí en busca de sexo rápido, pero poder contemplar como un maduro de voluminosa y prominente barriga le daba por el culo a un delgadito y caliente jovencito, era algo que muy pocas veces se podía ver.

Yo veía como estábamos siendo contemplados, sentía vergüenza, pero la calentura que tenía y las expertas manos de Fernando que ya me habían aflojado la correa del pantalón y empezaban a bajar el mismo mientras me iba acariciando, hicieron que me fuese dejando hacer.

Ya Fernando me había terminado de bajar el pantalón, metía su mano por el diminuto tanga que llevaba puesto, acariciando mi polla y genitales, haciendo que empezara a soltar gemidos a la vez que mi culito se pegaba a su entrepierna.

Todos los espectadores que teníamos veían como aquel adolescente soltaba gemidos pegándose a la entrepierna del maduro que lo estaba sometiendo y viendo como mientras le metía la mano en aquel diminuto tapa rabos acariciándole la empalmada y dura polla del adolescente, este se iba sacando la polla con la que iba a sodomizar a aquel delgado jovencito, había al menos 6 personas que nos estaban viendo, ninguno quería perder detalle, todos tenían la vista clavada en mí, podía verse como les brillaban los ojos con lo que estaban contemplando.

¡Bufff! Se escuchó como exclamaba alguno al ver el enorme rabo que Fernando poseía. Fernando ya se había sacado la polla de fuera, ya yo antes le había empezado a aflojar el cinturón, por lo que Fernando solo tubo que soltar el cierre de este, bajarse la cremallera y sacar su miembro de fuera.

¡Ay maricón! Menudo rabo que te van a meter por el culo

te va a dejar más abierto que el canal de Suez, menuda follada que te van a dar, se escuchó decir, mientras Fernando seguía mordiéndome la nuca y cuello haciéndome gemir mientras yo me pegaba restregándome todo lo que podía a él.

Teniéndome así abrazado a él, exhibiéndome a aquellos mirones que no perdían detalle, Fernando sacó un sobrecillo de lubricante que solía llevar con él, rompió el mismo, empezando a pasar sus largos y grandes dedos por mi abertura. Separó el delgado hilo del diminuto tapa rabos y empezó a pasar sus dedos por mi esfínter, lubricando mi abertura.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía yo notando como aquellos expertos dedos de Fernando iban lubricando y dilatando mi abertura anal. Introdujo 2 de sus grandes dedos por mi culo y así que me tubo bien lubricado, tiró de mi diminuto tanga hacia abajo, dejando mi duro y empalmado miembro al aire junto a los genitales, pudiendo todos los que nos estaban viendo, lo caliente y empalmado que aquel viejo de 61 años tenía al adolescente al que estaba a punto de darle por el culo con aquella enorme verga que se gastaba.

Fernando luego de bajarme el tanga llevando este hasta mis tobillos, me abría de piernas todo lo que podía, haciendo que el pantalón y tanga terminaran por salirme de las piernas donde estaban, quedándome ahora solamente con las sandalias que llevaba puestas. Me tenía completamente en pelotas, allí delante de todos.

Me inclinó un poco hacia delante a la vez que me abría más de piernas y mientras me sujetaba con una mano poniéndola alrededor de mi estrecha cintura, colocó la punta de su polla en la entrada de mi ano, presionó un poco y dando un movimiento a su pelvis, me introdujo prácticamente toda su enorme verga por el culo, haciendo que todo mi cuerpo se sacudiera a la vez que me erguía soltando un fuerte y escandaloso gemido, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Chillé notando como la enorme verga de Fernando me iba entrando por el culo, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí de nuevo cuando Fernando volvió a darme otra embestida terminando por introducirme toda su verga. Notaba su pelvis y huevos pegados a mi culo y como sus vellos púbicos rozaban los cachetes de mi caliente culito. Volví a sentir como Fernando daba varios impulsos más a su pelvis y como mi culo se abría dejando paso a aquel enorme falo que se incrustaba en lo más profundo de mi ser.

Ya Fernando me tenía completamente empalado exhibiéndome a todos aquellos mirones que con lascivia y lujuria miraban sin perder detalle de la follada que me estaban dando.

Veían como aquel delgado y caliente adolescente le acababan de introducir por el culo aquel enorme rabo, como chillaba y gemía mientras aquel maduro de enorme barriga le daba por el culo haciéndolo suyo.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba Fernando metiendo y sacando su polla por mi caliente culito, Mira maricón, mira como nos miran y ven como te doy por el culo. Mira con que cara de lascivia te miran. Seguro que están deseando que les des el culito y les dejes que te follen, pero no te preocupes que así que yo te preñe bien preñado, dejaremos que otros prueben este lindo y sexi culito que tienes. Ya verás como hoy vas a ir bien preñado, hoy vamos a dejar que te den por el culo todos los que quieran follarte, hoy vas a ir para casa bien preñado de leche y harto de polla. Vamos a dejar que la putita que hay en ti se sacie bien saciada de polla, ya veras que feliz hacemos a esos calientes y salidos mirones.

Yo que no podía dejar de chillar y gemir, notando como Fernando me estaba dando por el culo allí en aquel parque de la ciudad al aire libre, delante de todos aquellos que miraban sorprendidos como aquel viejo gordo estaba dándole por el culo a aquel caliente y delgado jovencito, que chillaba como una gatita en celo mientras le metían por el culo aquel descomunal falo.

Fernando que no tenía prisa, iba ahora lento introduciéndome su enorme verga por el culo a la vez que mordía mi nuca y su mano acariciaba mis genitales e iba meneando mi caliente y dura polla mientras me daba por el culo.

Yo que veía, muerto de vergüenza como todos aquellos hombres miraban como me daban por el culo, mordía mi labio sintiendo como Fernando me follaba allí delante de todos y como me iba pajeando, pudiendo notar como cada vez mi orgasmo estaba más próximo, hasta que noté como por mi polla empezaba a salir unos largos y espesos chorros de semen.

Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Me retorcía empezando a soltar unos largos y espesos trallazos de semen que fueron a caer allí delante de todos los que estaban viendo como me daban por el culo.

Así que Fernando vio como chillaba y empezaba a correrme, sin soltar mi polla apuró las enculadas que me daba, a la vez que me decía:

Así maricón, así, suelta tu lechita y deja que todos vean como tu macho te hace gozar. Que todos puedan ver el orgasmo que mi perrita tiene, mientras su macho lo folla delante de todos. Así, así maricón, suelta tu lechita.

Yo que sudaba por todas partes, ahora que había terminado de correrme, temblaba como una vara de mimbre, mientras seguía siendo follado por Fernando. Notaba como las piernas me temblaban, no podían apenas aguantarme, menos mal que Fernando que era mucho más corpulento y fuerte que yo, me tenía bien sujeto mientras seguía dándome por el culo, si no, estoy seguro de que me hubiera desparramado allí en el suelo.

Ya había delante nuestra 3 de los más osados mirones, estos ya tenían la polla de fuera y se acariciaban sin pudor alguno prácticamente allí pegados a nosotros. El más joven de ellos tendría unos 35 años, tenía una buena polla, era algo gorda y yo calculo que, de unos 16 centímetros, los otros 2 algo más mayores, eso al menos fue lo que me pareció a mí, la polla era más o menos parecida, no tan gruesa y quizás algo más corta. Lo que sí me llamó la atención, fue los enormes huevos que tenía el más joven, se veía como le colgaban unas enormes pelotas, eso fue lo que más me llamó la atención. Este que parecía el más lanzado, fue el primero en acercarse a nosotros, mientras Fernando seguía dándome por el culo, se acercó echando la mano a mi pecho, empezando a acariciar mis duros y pequeños pezones, como vio que no le decíamos nada, prosiguió acariciándome los pezones mientras Fernando seguía dándome por el culo. Vio como yo le miraba y como mordía mi labio a la vez que mi pecho se estremecía al sentir su mano acariciando mi duro y pequeño pezón, por lo que al verse más animado, llevó la otra mano al otro pezón, lo acarició a la vez que pellizcaba mientras la otra mano la iba deslizando por mi abdomen bajándola hasta mi entrepierna, empezando a acariciar mis genitales y polla que colgaba medio morcillona después de haber terminado de soltar, aquellos espesos y largos chorros de semen que todavía se podían contemplar en el suelo de aquel parque donde me estaban dando por el culo.

Solté un gemido a la vez que me estremecía al notar como su polla acariciaba mi sensible polla, mirando a aquel joven de unos 35 años, con ojos de cordero degollado, todavía mi cuerpo estaba caliente y excitado, Fernando seguía dándome por el culo y mi cuerpo se bamboleaba al ritmo de la follada que estaba recibiendo, y al sentir su mano acariciar mi sensible polla, mi culito se pegó más a Fernando, haciéndome soltar un gemido al notar como la enorme polla de Fernando se clavaba más en mis entrañas. El al ver como mi cuerpo se estremecía al contacto con su mano, intensificó la caricia que le daba a mi polla, pringando su mano con los restos del esperma que colgaban de mi desinflada polla.

Aquí fue cuando Fernando le dijo que me diera la polla a chupar, que estaba caliente y deseoso de verga.

Cosa que no hizo falta que le repitiera, al momento llevó su mano a mi cabeza y colocándola sobre mi nuca, ayudaba a que yo me agachara llevando mi cabeza hacia su tiesa y dura polla, la cual abriendo la boca empecé a engullir como si del más rico manjar se tratase.

¡Ohhh! ¡ooohhh que boquita! Soltó aquel joven dejando que le empezara a chupar la polla mientras Fernando seguía dándome por el culo.

Acariciaba sus enormes y colgantes pelotas que tanto me llamaban la atención, tratando de chuparle la polla mientras Fernando me daba por el culo. Saboreaba con sumo placer aquel líquido preseminal que le empezaba a salir por la polla, cuando me fijo que los otros 2 hombres se acercaban más a nosotros, ambos traían la polla de fuera y no dejaban de pajearse viendo como me tenían allí inclinado dándome verga por el culo y la boca. Aquello ya parecía un gang bang en pleno parque público. Yo cada vez estaba más excitado y encendido, ya todo me daba igual, solo deseaba que me follaran y aplacaran aquella calentura que tenía. Fernando me había llevado al clímax y ahora solo deseaba ser poseído. Quería verga y que me preñaran de semen, deseaba ser follado por todos aquellos hombres que contemplaban con lujuria y lascivia como Fernando me estaba sodomizando allí en pleno parque público.

De pronto noté como Fernando empezaba a gruñir y encularme más salvajemente y como gritaba que se corría.

Ya, ya me vengo, ya me vengo, gritaba clavándome los dedos en mis estrechitas caderas y como su polla se incrustaba en lo más profundo de mis entrañas y empezaba a soltar unos largos chorros de semen, llenando mis tripas con ellos.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba llenándome las entrañas con su semen.

Dios, que vergüenza sentí cuando Fernando terminó de llenarme el culo de semen, podía ver como todos me miraban. Acababan de ver como un maduro de 61 años, se follaba a un delgadito adolescente, al que tenía completamente desnudo, allí en pleno parque público. Y joder, menudo rabo que le había introducido por el culo

Aquel viejo de prominente barriga, al adolescente.

No les extrañaba que chillara el delgado jovencito. Con aquel rabo metido por el culo, cualquiera chillaría si le meten aquella enorme polla.

Una vez Fernando terminó de descargar todo su semen dentro de mí, se quedó contemplando como todos nos miraban. Veían como salía aquella enorme verga de mi culo, al que acababa de dejar preñado. Como Fernando se quedaba acariciando aquel sexi culito, mostrando orgulloso su enorme rabo, rabo que todavía se podía contemplar como de su capullo iba escurriendo gotas de semen.

Yo que tenía delante mía, aquella polla la cual estaba chupando mientras Fernando me estaba dando por el culo, volví a engullirla, metiéndola completamente en mi boca.

Con una mano apoyada sobre la cadera de aquel hombre, chupaba aquel falo a la vez que con mi otra mano acariciaba aquellos enormes huevos.

Así maricón así, chupa, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el hombre que me estaba metiendo la polla por la boca.

Al ver que la fiesta con aquel adolescente seguía, los otros 2 maduros que se habían acercado, ahora ya pegados a nosotros, se pajeaban sin pudor alguno, querían probar mi culito. Morían por meterme la polla por el culo y preñarme igual que acababa de hacer Fernando.

Y claro que tuvieron suerte, Fernando al ver lo calientes que estaban, invitó al que estaba más próximo a él, viendo como le colgaba la enorme polla y acariciaba mi abierto culo, a que me la metiera, cosa que no esperó a que se lo volviese a decir.

Así agachado como estaba, chupando la polla del más joven, colocó sus manos sobre mis caderas y así como estaba, me introdujo de una atacada toda la polla por el culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como me entraba la polla por el culo, mientras agachado como estaba, chupaba la polla del más joven de los 3 que se habían acercado.

Ya volvía a estar empitonado de nuevo, ya tenía a uno dándome por el culo, mientras otro me follaba la boca.

El que me estaba dando por el culo, no paraba de gritar, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Dios maricón que culito tienes, gritaba taladrándome una y otra vez el culo.

El otro maduro que se había acercado no dejaba de pajearse viendo como me estaban follando, debía estar muy caliente, porque no pudo aguantar más, mirando como los otros 2 me daban verga, empezó a gritar que se corría.

Me corro, me corro, gritaba soltando varios trallazos de leche sobre mi cuerpo. ¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba a la vez que descargaba su semen sobre mi espalda.

Una vez soltó toda la corrida sobre mi cuerpo, empezó a pasar su mano por mi espalda, esparciendo aquel espeso y blanco esperma, como si de una crema se tratase. Ay maricón que rica follada te están dando, decía mientras me pasaba su mano por la espalda, viendo como los otros 2 seguían follándome.

No tardó mucho en vaciar sus huevos el que me estaba dando por el culo, Dios, parecía que tenía una taladradora, se escuchaba como su pelvis golpeaba una y otra vez los cachetes de mi culo, plof, plof plof plof plof, plof, plof plof plof plof, cada vez que introducía su polla por mi caliente y abierto culito, cuando de repente empezó a gritar que se corría.

Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba mientras descargaba su semen dentro de mi culo.

Era la segunda corrida que me dejaban en mi abierto y caliente culito, aquella noche.

Nada más acabar de preñarme el que me la estaba metiendo por el culo, el más joven de ellos al que le estaba chupando la polla, sujetándome fuertemente la cabeza, empezó a correrse en mi boca.

Chupa maricón, chupa. Trágatela, trágatela toda, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando toda su leche dentro de mi boca, mientras sujetaba mi cabeza para que tragara toda la corrida que me estaba soltando dentro de mi boca.

Como pude fui tragando aquel espeso esperma que el muy cabrón me estaba soltando dentro de mi boca. Por la comisura de mis labios caían varios chorretes de esperma, era muy abundante la corrida que aquel cabronazo estaba soltando, hasta que por fin aquella verga que chupaba dejó de eyacular. Ahí fue cuando pude saborear aquel caliente semen, no me supo mal, tenía un cierto sabor dulzón, por lo que ahora mientras aquel falo se iba desinflando dentro de mi boca, yo que estaba más caliente que el palo de un churrero chupaba y lamía toda aquella verga que me acababa de llenar el estómago de semen.

¡Ohhh maricón que boquita! Dios que boquita tienes, me decía acariciando la cara con su mano mientras yo terminaba de chupar y succionar su rica verga, dejándosela limpia y reluciente.

Así que los 3 mirones terminaron de llenarme de leche, Fernando que contemplaba como me habían follado aquellos 3 hombres, viendo lo cansado y agotado que me habían dejado, y viendo que los otros que desde la distancia miraban como me habían follado allí en aquel parque público, empezaban a marcharse sin atreverse ninguno a seguir dándome por el culo, dándome unos cachetes con su mano en mi dolorido y abierto culo, me dijo:

Bueno putita, tienes suerte, hoy creo que vas bien follada. Es una pena que no se animen más, pero bueno, por hoy creo que vas bien servida.

Miré como los que estaban viendo cómo me follaban empezaban a marcharse, y como los que acababan de follar se guardaban la polla y marchaban al igual que los otros, dejándonos allí en aquel parque público, a mi completamente desnudo, con el culo abierto, dolorido e hinchado por las folladas que acababan de darme, acompañado por Fernando el hombre del que estaba enamorado y que ahora cada vez más, me humillaba y utilizaba compartiéndome con otros, en público.

Esa fue la primera vez que me llevó de cruising a un parque público y luego de darme por el culo delante de todos, me compartió, dejando que todo el que quisiera, me diera por el culo.

Así fue como poco a poco Fernando empezó a utilizarme y a humillarme, hasta que cuando ya llevábamos 4 años juntos, nos dejamos. Seguía enamorado de aquella enorme verga que Fernando poseía, pero al final terminamos dejándonos.

Sigo enamorado de aquella verga que me inició, todavía añoro aquella polla que cuando tenía tan solo 19 añitos, un día entró por mi adolescente culo, llevándose mi virginidad e inocencia.

Este es un relato real de la vida de David, un joven de 19 años de Gran Canaria, donde nos cuenta cómo fue su iniciación y la tormentuosa relación que mantuvo con su compañero, Fernando, un maduro de 61 años.

Continúa la serie << Así perdí mi inocencia e inicié sexualmente III

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