Me fijé en ella no sólo por su rostro agradable y su mirada anhelante, sino porque al cruzar las piernas comenzaba un movimiento de vaivén, frotando una pierna sobre otra con un ritmo que primero era lento pero iba acelerándose poco a poco.
Mi marido no había llegado todavía a casa y yo estaba ansiosa de un buen meneo, lo del trabajo me había puesto caliente a más no poder y necesitaba algo, me habían ascendido y era necesario celebrarlo como la ocasión merecía, así que me puse un caro traje de noche que había comprado meses antes para una convención y que sólo había tenido ocasión de utilizar aquella vez y llamé a un taxi.
Era un chalet de una sola planta, muy cuco. Parece que profesionalmente, Olga estaba tan bien como en el plano físico-personal. Acosté a Verónica que se quedó como un cesto antes de que yo pudiera contarle lo del rey que tenía tres hijas por decimocuarta vez consecutiva.
Desde que estábamos en ultimo año uno de los hobbies que más a menudo realizaba con mis amigas del colegio era ir a los bares a conseguir muchachos, así tuviera novios respectivamente, solo buscábamos una aventura y nunca pasábamos de un buen filtreo.
Le pedí que por favor se arrodilla e se apoye en mi cabeza, dejando su sexo en mi boca... y le chupé la concha hasta que su flujo inundó mi boca, su clítoris había crecido y sobresalía de sus labios... parecía un pene de un niño... ella estaba tan sorprendida como yo; - Nunca se me puso así.
Sobre el tanga por encima de unos pantis sin refuerzo (los pantis con refuerzo debieron inventarse en un convento de abadesas de santas costumbres) se percibía un reflejo húmedo, como una moneda brillante. ¡A veces se moja tanto!.
La tienda era más bien pequeña pero contaba con un amplio sótano que hacía las funciones de almacén. Lo deduje, en un principio, ya que la muchacha bajaba numerosas veces a reponer el pan que vendía.
Cerré todos los intersticios porque no quería perderme nada de su líquido regalo, sentí la primera descarga caliente y la dejé escurrir por mi esófago, quemándome con esa corriente espesa, tragando ahora todos sus sueños.
Me estire de espalda a el, buscando unos instantes de caricias, quería que su boca acariciara mi espalda, que sus dedos la recorrieran y no me fallo, sus manos sus labios, su pene recorrieron toda mi espalda, me obligaron a estremecerme una y otra vez, sus dedos acariciaban mi nuca, al final no pude mas y me gire, mirando al cielo que empezaba a recibir las primeras luces del día.
Nos apartamos de la pista y me llevo hasta la puerta de los baños me le quede mirando y le hice una pequeña seña con la cabeza en dirección al baño de las chicas y asintió.
Ella tenía mucho interés en aprender ofimática y dejar lo de la recepción, ya que en el fondo era tímida para ese trabajo. Me pidió que le enseñase como funcionaban los ordenadores y quedamos en mi oficina para después del trabajo.
Su boca soltó la presa y quería atrapar el aire, llenar sus pulmones, sus lomos se estremecían, temblaban... se irguió sobre las manos. Una esfinge de cuerpo de leona y melena ardiente. Sus dedos se engarfiaban en las sábanas, su mandíbula vibraba de excitación.
Leo grito de dolor y placer, yo aumente la velocidad de mis frenéticas envestidas hasta que llego el momento en que un chorro de leche, invadía las entrañas de Leo el momento en que me fui deteniendo y quedando acostado sobre ella, que aun se movía un poco.
Yo creía que había experimentado casi todo, en cuanto a sexo se refiere, y en anteriores ocasiones mis compañeros, me la habían mamado, pero como lo hizo el gordo, nadie. Tan fue así, que aunque no soy de las que lleva cuenta de sus orgasmos durante una relación, creo que debí alcanzar cerca de cien orgasmos, o más, por lo menos.
Me acordé en ese instante de que la fiesta continuaba, y gracias a Dios que la cinta aún seguía, pero más tarde la cambié por otra y pensé en entrar en el cuarto de baño -disponía de 45 minutos hasta se cortara la cinta-.
Salimos de la biblioteca muy juntitos y, como tampoco era muy tarde, le propuse ir a dar una vuelta por el centro del pueblo. Cuando dijo sí casi se lo pregunto otra vez porque no me lo creía.
Me terminó de incorporar y ya de pie los dos me apretó contra si, besándome en la boca, recorriendo con su lengua todo mi paladar y mi lengua, yo sentía la dureza de su polla a través del pantalón y sus manos recorrerme los pechos y las nalgas mientras la dureza de su polla se apretaba más y más contra mi.
Tenía unas tetas grandecitas pero con una forma peculiar ya que tenían forma de misil estaban muy firmes y sus pezones sobresalían ya duros de sus tetas, su coño era peludito pero de color rubio.
Después del orgasmo, nos lavamos y nos incorporamos sentados en el sofá, ellos estaban alucinando de aquella experiencia, comentando sobretodo Antonia lo bien que se lo había pasado teniendo dos pollas para ella, mientras hablábamos de "la jugada" y comentando lo detalles, José y yo apurábamos las copas de brandy y nos fumábamos unos puritos que él mismo ofreció.
Mis dedos empezaron a recorrer cada parte de su chocha.. inundada de sus jugos.. a senté en la silla en que antes se encontraba y yo arrodillado en el suelo empecé a lamer toda su chocha.. ella tenía sus piernas bien abiertas y sus pies sobre mis hombros.. mi dedos abrían los labios de su chocha mientras mi lengua se movía frenética.. chupaba.. lamía.. apretaba su clítoris con mis labios..
En esta historia, 2 jovenes calientes y atrevios, deciden dejarse llevar por el calor de la playa y sus cuerpos se entremezclan en un salvaje intercambio sexual, donde ambos alcanzan el extasis en manera inimaginable.
Mi pene totalmente erecto saltó ante su cara, ella con total normalidad lo tomó con su mano y lo empezó a masajear. Tiró la piel hacia atrás una y otra vez hasta que colocó la punta en su boca. Lamió un poco la cabeza y lo fue introduciendo poco a poco hasta meterlo todo. Comenzó una mamada como nunca me la habían hecho.
Si es cierto que Paco vino a Barcelona un fin de semana y yo fui a verle al hotel donde tuve una noche de sexo inolvidable, incluso lo hicimos en el ascensor, y otra vez fui yo a Madrid donde Paco desvirgó mi culo por primera vez en el garaje de su casa.
Por lo pronto me acerqué a su sexo y comencé a darle lengua a su clítoris, viendo y sintiendo como aquella poderosa verga le entraba y salía de su cuquita, movida con ardor por ella misma, queriendo de esa manera satisfacer aquel fuego encendido por la pasión y el deseo mutuo.
Poco después empezó a montarla, le acercó la polla al coño de ella y le pego una embestida seca(supongo que la tia estaria bien lubricada) la iba penetrando profundamente, o eso se veía en las embestidas, el ritmo se hacía muy intenso, Luis hacia un buen mete-saca, el ritmo se hizo rapidísimo y oí un suspiro de el y después de ella.
Obedeciendo como un gatito, pero se me fue poco a poco la mano, de la espalda pase a acariciar su trasero y de ahí pasé a su húmedo coño, con jabón la masajeaba el clítoris, ella soltó un gemido de placer y hundió su cabeza en el agua tibia.
Bajé mi mano y rocé su culo, aunque esto fue una operación que me llevó lo mío. No se quejó y estuvimos así un buen rato, hasta que bajé la otra con menos disimulo y la dejé ahí. Le dije que no sabía por qué se quejaba tanto de su culo. Ella me cortó:
Ella se levantó de su silla y se inclinó hacia mi, el grado de excitación que en esos momentos me dominaba es difícil de explicar, pero os puedo asegurar que cuando saco mi polla y se la introdujo en su boca llegue a pensar que iba a correrme en el acto.
Mis manos iban y venían por sus piernas hasta llegar a su vientre. Creo que nunca encontré a alguien con una piel así de tersa, era increíble. Y bajaba hasta su triangulo dorado, donde jugaba con su clítoris, y vuelta a empezar.
Empujándose hacia arriba, hizo que su cuerpo saliera del agua, y caminando con naturalidad se dirigió a recoger sus cosas, reanudando el camino hacia la casita del jardín, desnudo. Sandra lo siguió con la mirada, admirando su atlética complexión, la piel brillando por la humedad y ese andar regio, hasta que se perdió por el umbral de la casita.