Capítulo 3
- Historia de Basily y Alex I
- Historia de Basily y Alex II
- Historia de Basily y Alex III
- Historia de Basily y Alex IV
Y tal cual como hasta ahora lo he contado, Alex y yo ahora éramos pareja, los siguientes días después de nuestro fin de semana juntos fueron bastante peculiares.
En el trabajo Alex era un muchacho común y corriente pero incluso su semblante había cambiado, siempre le había notado como un chico serio con un aire de inseguridad y a veces un poco de tristeza, ahora su semblante era de alguien alegre, más osado y se notaba que contaba con más confianza en sí mismo y se estaba relacionando mejor ahora con todos los que lo rodeaban.
Aún seguía impresionado por el contraste que existía en su personalidad. Por un lado, era el chico más normal de todo el mundo.
Por el otro era la mujer perfecta para mí, cariñosa, con una libido sexual enorme, desbordaba sensualidad y ahora que le veía sonreír tan seguido, tan radiante me daba cuenta de que me encantaba. Me estaba volviendo loco, siempre que podía le daba un aventón a su apartamento después del trabajo y siempre procuraba aprovechar el tiempo juntos.
Ya llegado el jueves mientras nos despedíamos afuera de su apartamento, después de trabajar me tomo de la mano y cruzamos la puerta hasta su sala mientras yo le decía:
Espera bebé, no me puedo quedar, tengo que pasar por el supermercado antes de que cierren y hacer las compras de la semana.
Está bien amor solo quería decirte algo rápido, ¿Crees poder venir a cenar mañana como hablamos el domingo? Me dijo para después buscar mis labios, cosa que no le iba a negar.
Claro que sí, de hecho, quisiera traer alguna botella para animarnos un poco más.
Claro… Te espero aquí a partir de las 9 de la noche para tener tiempo de preparar todo.
Bien, entonces te dejo hasta mañana – Le dije mientras le daba un beso de despedida y después me retiré.
Al día siguiente pasé por una botella de vodka al super y compré unos dos galones de jugo de naranja. Los guardé en la nevera y fui a trabajar.
Me apuré en terminar rápido todos mis deberes de modo que a las 5 de la tarde ya estaba en mi casa, comí algo ligero, me duché y me arreglé, le avisé a mi madre que iba a salir de fiesta con unos amigos y tomé un taxi hasta el apartamento de Alex. Al llegar toque el timbre y me abrió la puerta, me recibió con un beso y me dijo:
Qué bueno que llegaste, casi está lista la cena. Espérame unos 10 minutos y en seguida estoy contigo.
Claro, mientras tanto prepararé los tragos.
Bien amor, en seguida vuelvo, dijo Alex, dejándome solo en la sala.
Me puse a servir las bebidas, un buen vodka con bastante hielo y jugo de naranja natural, me aseguré de dejarlos cargados para no perder el tiempo. En lo que terminaba de servir, Alejandra, apareció de nuevo y está vez en todo su esplendor.
Su rostro venía más maquillado que la primera vez que nos apareamos como animales, se notaba como toda una zorra.
Labios negros y los párpados y las pestañas también muy oscuros resaltaban lo claro de sus ojos y lo blanco de su sonrisa, lo único que llevaba en la parte superior de su cuerpo era la parte superior de un bikini negro y en la parte inferior el resto del bikini con una cadena que adornaba su vientre y algo parecido a un pañuelo pero que cubría su cadera y su culito dejando a la vista sus piernas y parte de él bikini.
Llevaba unos zapatos de tacón blancos tipo sandalia que adornaban sus pies y hacían ruido mientras caminando sensualmente se acercaba a mí.
¿Ya estás hambriento de mí, galán?
No tienes una idea de cuánto, princesa…
Aunque no huele nada mal, ¿qué preparaste? No tenía idea de qué supieras cocinar así.
Es un poco de filete de pescado, camarones a la diabla y ensalada. ¡Ah! y un poco de papas fritas, dijo mientras se acercó a la estufa y empezó a servir los platos.
Me acercó mi plato y brindamos con nuestros vasos antes de cenar. Su apartamento era pequeño y él no tenía comedor, por lo tanto, cenamos uno frente al otro en la barra de su cocina.
A un hombre se le enamora mediante el estómago, y vaya que cocinaba bien, la cena estuvo deliciosa.
Alex me gustaba cada vez más cuanto más le conocía, obviamente él lo notaba. Terminando de cenar tomó los platos y los dejó en el lavabo, serví dos tragos más y seguimos bebiendo, volteé a ver sus ojos y sonreí.
¿Qué pasa? Dijo mientras me miraba y bebía un trago.
Nada, es solo que… Estaba pensando en que nunca había cenado algo tan rico con la verga tan dura como la tengo ahora.
Jajajaja, bueno me parece que es hora de tomar hasta el fondo nuestras bebidas para empezar con el postre.
Bebimos hasta el fondo y se acercó a mí tomándome la mano. – vamos a la cama por tu postre.
Entramos a su recamara y por fin pude ver su interior, su cama era más grande que la de su recamara de huéspedes, todo perfectamente limpio y ordenado.
Soltó mi mano y se volteo comenzando a besarme mientras con sus manos empezaba a quitarme la camisa para después hacer lo mismo con el pantalón.
Yo con una mano, sobaba su vientre y con la otra buscaba los piercings de sus pezones que por cierto ese día decidió no usar.
Una vez me tuvo en pelotas se sentó al borde de la cama y empezó a besarme los huevos y la punta de mi polla.
Comenzó a mamar y como las veces anteriores me llevaba al paraíso mientras lo hacía, se sacaba la verga de la boca y lamia desde los huevos hasta la punta.
Dios, era un éxtasis total.
De pronto se me ocurrió devolverle el gesto y le hice sacar mi verga de su boca para después hacer que se acostara mientras con mis manos le iba quitando las pocas prendas que llevaba dejándole en pelotas.
Una vez que estuvo en la posición que yo deseaba, acerqué mi cara a sus muslos y comencé a besarlos bajando lentamente hasta su pene, no dude y me lo metí a la boca, provocando que Alex empezará a gemir mientras con sus manos acariciaba mi cabello.
Con una mano buscaba meter mis dedos en su boca y con la otra jugaba con su ano, metía un dedo hasta el fondo y lo sacaba para luego repetir el proceso con dos dedos, baje mi otra mano y acariciaba su vientre que joder, era tan perfecto y plano, era mi novia pero a pesar de todas las veces que le llené las entrañas de esperma no había embarazo por obvias razones, cosa que me encantaba ya que podíamos copular sin preocuparnos.
Después de un rato de estarle haciendo sexo oral, empezó a gritar que se venía.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Mi amor ya ya, ya me vengo.
Sentí como descargaba todo en mi boca, era abundante pero no me lo tragué, me quité de ahí y me fui acercando a su cara, sus labios pintados de negro eran mi objetivo. Abrió su boca y con un beso le pasé toda su leche.
Enseguida entendió mi intención y con pasión empezó a saborear y recorrer mi boca con su lengua, se lo pasé todo y los dos acabamos tragando un poco al terminar nuestro beso.
Me encontraba encima de su cuerpo, mientras le miraba a los ojos, mi polla rozaba con sus huevos apuntando a su ano. Sonrió y me dijo:
Es la primera vez que me hacen una mamada, me encantas, me decía acariciándome el pelo de la cabeza.
Es la primera vez que hago una, que bueno que salió bien todo, me gustó como sabe tu leche, me respondía mientras yo le acariciaba su cuero cabelludo.
A mí me gusta la tuya también bebé, pero… ya urge que me cojas-
Bueno si es tanta la urgencia, no voy a negártelo. Me levanté de mi posición y me puse de rodillas en la cama con mi verga apuntando a su ano y con mis piernas entre las suyas, empecé a meter la verga en su culito.
En seguida arqueo la espalda a la vez que todo su cuerpo se estremecía, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimió mientras mi polla iba entrando. Yo con mis manos tomé sus piernas aún con los tacones y las levanté hasta mis hombros.
Una vez que entró todo mi miembro en su cuerpo, comencé a bombear, sus gemidos se escuchaban como los de toda una nena, eso me volvía un animal, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía escandalosamente aferrándose a mis brazos.
Cambiamos de posición, lo puse a 4 patas, elevó sus nalgas a la vez que pegaba el pecho al colchón mientras yo le tomaba de las muñecas y ya sin freno alguno le taladraba el culo con mi verga.
¡Ufff! Como me gustaba que se volteara a ver mientras le follaba, me gustaba verle la cara de satisfación que ponía mientras le daba por el culo.
Entre gruñidos, sin sacar la verga de su culo le acomode de nuevo en otra posición, acostados los dos de costado con una de sus piernas apuntando hacia arriba mientras yo la sostenía con una mano.
La penetración era más placentera de esa manera. Giró su cabeza buscando mis labios a lo que yo le correspondía a sus besos. Entre besos y gemidos alcanzó a decir que Ya se venía. –
Yo también, le dije sin dejar de follarlo. Te voy a preñar a menos que quieras que me venga en tu boca.
No, no amor sigue… Solo que, mmm…
¿Solo que qué? Le preguntaba sin dejar de darle por el culo a la vez que jadeaba y gruñía por el placer que estaba sintiendo. Aprietas delicioso el culito, eres toda una perra.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Así papi, asiií…
Solo quiero decir ¡que te amo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba derramando todo mi semen dentro de su culo, dejándolo preñado.
Los dos llegamos al clímax al mismo tiempo como si su próstata y mis huevos se sincronizaran mientras decía que me amaba.
No sabía que decir ante tal afirmación, pero disimulé y sólo atiné a buscar sus labios, empezando a comerle la boca mientras nuestras pollas terminaban de soltar las últimas gotas de semen.
Una vez mi verga salió de su culo, me levante de la cama, saqué de mi pantalón dos cigarros y un encendedor, se levantó y mientras fumábamos note como mi esperma empezaba a bajar de su culo a sus muslos.
Contemplando el espectáculo termine mi cigarrillo y Ale hizo lo mismo, nos acurrucamos en la cama, levantamos la manta y nos quedamos dormidos.
En la madrugada, me levante a orinar y al verle durmiendo de espaldas hacia mí no pude resistir y me acomode para meterle la verga de golpe.
Al sentir eso pegó un respingo y soltó un gritillo que yo ahogué con mi mano sobre su boca mientras le bombeaba con violencia, no tardé mucho en volver a preñarlo por el ritmo con el que le estaba follando.
Terminé de darle por el culo y mientras quitaba mi mano de su boca le dije:
Eres mí princesa, yo también te amo.
Tonto, me asustaste.
Perdón, pero no me puedo contener cuando te veo así desnudo
Te perdono, pero abrázame.
Bueno, pero vamos a dormir mi amor.
Sin sacarle la verga del culo, le abracé por la espalda y nos quedamos dormidos.
Después de tomar su culo y volverle a fornicar en la madrugada, ambos quedamos dormidos, tal es mi sorpresa que, al despertar, tenía mi verga en la boca, la chupaba despacio pero profundo, se la metía hasta la garganta y al sacarla la meneaba mientras besaba la punta mientras me veía.
Al estar un poco aturdido, aún sin despertar bien me sentía como si aún siguiera en el sueño, yo me dejaba hacer y era feliz así, ya me daba igual si era un muchacho, estaba loco por Alex, me encantaba su sumisión, su feminidad a pesar de ser un chico y me volvía loco todo el placer que me daba, era una perra en todo el sentido de la palabra, sabía que hacer en el momento preciso para tenerme como un mástil de excitado.
Continuó con su mamada un rato hasta que se sacó mi polla de la boca, escupió sobre ella y se acomodó a horcajadas sobre mí para comenzar a cabalgarme.
Mierda, eres toda una perra maricona. Si que sabes cómo hacer que mi verga se ponga dura, le dije antes de tomarle del mentón y acercar su boca para empezar a meterle la lengua en ella.
Alex gemía y gritaba como si le estuvieran azotando, su culo producía un sonido de chof, chof chof chof, al rebotar con mis pelotas mientras me cabalgaba ya sin ningún pudor, gimiendo como un poseso, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba escandalosamente, introduciéndose mi polla por el culo una y otra vez.
Me encanta como gritas mi amor, de seguro tus vecinos ya sospechan las porquerías que hacemos en este momento – Le dije entre gruñidos y con la verga dentro suya a punto de explotar.
¡Ahhh! ¡aaahhh ahhh! Gemía sin dejar de cabalgar sobre mí, introduciéndose una y otra vez mi polla por el culo. ¡Que piensen lo que quieran, pero revientameeeeeee… ¡ooohhh que gusto!
Sí, pero quiero que grites que eres mi putita…
Reviéntame papi que soy tu putita, mmm. Gritó tan fuerte que era obvio que sus vecinos, si no es que hasta el dueño de la tienda de abarrotes del vecindario se dieron cuenta de que le estaba follando como a una perra en esos momentos.
Yo ya estaba derramando mi esperma dentro de su caliente culito y Alex, estaba con mi polla introducida en su interior rozando su próstata provocando que todo el contenido de sus huevos saliera disparado hasta mi torso, regándolo con su blanco esperma.
Una vez que terminó de eyacular, empezó a lamer su propio esperma de mi pecho y al sacar mi polla de su interior empezó a limpiarla para después de eso buscar mis labios.
No me molestaba para nada, de hecho, ya me sentía tan guarro que eso me hacía entrar más en el papel de macho preñador y me encantaba.
Me encantaba ver cómo llegaba al orgasmo, joder en mí no tan corta vida jamás había visto a alguien que se podía correr sin necesidad de masturbarse ni tocar se de ninguna manera. Simplemente mi verga era lo único que necesitaba para poder hacerlo y eso me volvía loco. Dar tal placer a alguien más es extremadamente satisfactorio.
Después de descansar de aquella cogida, ambos pensábamos en qué íbamos a desayunar, al final de cuentas decidimos salir a buscar algo en alguno de los puestos del vecindario, nos vestimos y salimos para encontrar que comer, compramos unas quesadillas de carne al pastor y después de comer mientras nos dirigíamos a su apartamento a, Alex, le surgió una buena idea.
Sabes, igual la siguiente semana la voy a pedir de vacaciones para regresar a casa con mi familia, viene la feria a mi ciudad y se pone muy animada la cosa por allá… ¿Por qué no vienes conmigo y estando allá vamos a que conozcas todo?
Mirando para Alex, le contesté:
Tenía algunos planes para usar mis vacaciones ya llegando las fiestas de diciembre, pero… Supongo que puedo adelantar una semana. La verdad no eran planes mejores que esto.
Excelente, entonces le diré a mi madre que prepare el cuarto de visitas.
Sí, y podemos irnos en mi auto así ya no tendrás que gastar en el auto bus.
Llegamos a su apartamento, nos sentamos a ver la TV en su sala hasta poco más de medio día, nos despedimos y quedamos de ir a su pueblo el siguiente domingo.
Sin saberlo, aquel viaje sería una de las experiencias más eróticas que viviría hasta hoy en día.