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Historia de Basily y Alex II

Esta es la 2ª parte de la historia que me envió Basily, un lector de mis relatos, donde después de contármela, me pidió que la escribiera y publicara. Traté de dejar tal y como él me la envió, solo corrigiendo o añadiendo alguna frase mía.

Poco tardó el repartidor en traer los tacos que había encargado por teléfono, los pusimos en la mesa y juntos nos dispusimos a cenar.

Después de cenar, no pasó nada más que uno que otro cariñito y fue todo. Me despedí y partí rumbo a casa. Al llegar lo único que hice fue darme una buena ducha y en seguida caí dormido.

Al despertar al otro día fue cuando de verdad tuve cierto conflicto, sería mentira decir que acepté lo que había pasado sin ningún problema, era la primera

vez que había experimentado algo así y no tenía la más mínima idea de cómo reaccionar.

¿Debía fingir que no pasó nada y que no sentía nada por él?

¿Por qué le dije que ahora era mi novia? ¿Debía seguir dirigiéndome a él como Alejandro o cómo Alejandra?

¿Por qué demonios no dejaba de pensar en lo que pasó y excitarme cada vez que pensaba en ello?

No podía dejar de mirar el teléfono, dudaba en si escribirle, llamarle o no hacer nada. Abrí WhatsApp y veía la conversación que habíamos tenido antes de lo sucedido y la verdad es que no concordaba nada con lo que pasó.

Durante el viernes antes de ir a trabajar solo habíamos intercambiado mensajes sobre a quién le tocaba pasar por los burritos que comprábamos todos los viernes entre los empleados para desayunar. Y para el sábado en la tarde en poco más de 24 horas tuvimos sexo.

Y no sólo eso, fue sexo sin protección, también tenía cierto temor de que pudiera contagiarme de algo. Obvio no pensaba que era el primer hombre con el que había tenido sexo en su vida.

Así que estaba bastante preocupado y agobiado con todo lo que había hecho ese fin de semana.

Hubo un momento en que ya no pude soportar más y fui a hacerle una visita para hablar de lo que había pasado, era lo mejor, no lo llamaría por teléfono ni le escribiría, mejor era ir a su casa.

Al llegar a su apartamento en seguida le escribí un mensaje de texto.

Hola Alex, ¿estás en casa? Estoy afuera.

Sí, pasa, la puerta no tiene puesto el seguro. En breve estoy contigo.

Abrí la puerta y entre, parecía estar tomando una ducha, me senté en su sillón y esperé. Mi mente era un desastre, ni siquiera sabía exactamente lo que le iba a decir o cómo iba a tocar el tema.

No puse atención al momento que cerró la llave de la ducha y salió del baño.

En cuanto recobre el sentido venía caminando desde el baño con su cuerpo completamente desnudo, llegó a su sala donde yo estaba sentado, se recargó en la pared mientras esparcía lo que podría ser crema humectante por su pecho y sus brazos mientras con una sonrisa me decía:

No esperaba verte por aquí tan pronto, mi amor.

Alex… Yo la verdad no sé si sea una buena…

Trataba de decirle sin poder terminar de decirle lo que me estaba pasando por la cabeza.

¿Qué es lo que no es buena idea? Me decía mientras se acercaba a mí sentándose sobre mis muslos.

No sé ni por dónde empezar, perdóname…

Yo…

No sé qué pasó, pero lo que hice y lo que dije no sé de dónde lo saqué.

Ya sé por dónde vas amor, pero tranquilízate un poco. Mira yo sí me siento atraído hacia ti, y es obvio que a ti también te gustó lo que hicimos.

La verdad es que yo no hice que vinieras hoy hasta mi apartamento a verme, tu sólo lo decidiste…

A lo que voy es que, si en verdad quisieras olvidar lo que pasó, ya hubieras puesto el telón encima y ni siquiera me volverías a hablar…

En cambio, estás aquí de nuevo con la verga dura y buscando una respuesta que tú mismo ya conoces.

Tal como lo dijo yo ya tenía mi verga que se salía del pantalón y mis manos sobre su cintura, mientras veía esos ojos color miel y su cabello negro y lacio que caía por un costado hasta su mejilla aún húmedo por la ducha que tanto me gustaba. La verdad es que dio en el clavo, no me atrevía a rechazar ni su más mínima caricia. Aun así, hice un intento por negar lo obvio.

Iré al grano… Por qué no olvidamos esto y ya…

¡Ufff, carajo…!

Ni siquiera sé cómo dirigirme a ti…

¿Soy yo el único?

Lo Hicimos sin protección y…

Joder, estoy preocupado por ello, dije ya bastante exaltado.

Alex notó que estaba bastante angustiado y la expresión de su rostro cambió, su sonrisa desapareció dando paso a una expresión de angustia.

Lo siento mucho, perdóname, no pensé que esto te afectara así…

Yo solo me dejé llevar por lo que sentía y…

Yo no creí que…

Perdóname, no ha sido fácil–Dijo mientras algunas lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. – No ha sido nada fácil, siempre han abusado de mí condición para todo…

Ya sabes, por ser gay siempre fui objeto de burlas y abusos por parte de todos. Incluso las pocas veces que he tenido sexo las personas con las que estoy se alejan de mí y hacen como que nunca pasó nada. Creí que como nos llevábamos tan bien tú y yo podríamos ser…

Sabes que no importa, si no quieres hablar conmigo nunca más lo intentaré. Solo te pido que no digas nada por favor.

¡Mierda!

Por el lado que viera su historia vaya que tenía razón. Por lo menos si sabía de lo que estaba hablando. Un amigo mío que desde pequeño sabía que era homosexual, sí que se la vio difícil cuando estábamos en la secundaria.

Por otro lado, una de mis mejores amigas de toda la universidad también sufrió bastante por ser lesbiana. Más o menos se puede decir que tenía una vaga experiencia de todo lo que Alex, había tenido que soportar.

Mientras Alex se limpiaba las lágrimas me dijo:

No te preocupes, estoy limpio y eres el primero en mucho tiempo.

Moví mi mano llevándola a su mejilla y limpié una lagrima que caía hacia su mentón, a la vez que le decía:

No… Perdóname tu a mí. No debí de haberte gritado y menos de esa manera… Es solo que no sé qué hacer. Me gustas demasiado, pero…

Quiero saber hacia dónde nos lleva todo esto.

¿Solo sexo o de verdad hay algo más? No quiero hacerte daño, en eso puedes estar tranquilo.

Alex, volvió a sonreír y con lágrimas en sus ojos de nuevo, rodeo mi cuello con sus brazos diciéndome:

Yo quiero creer que puede ser más que sexo.

Tomé su mentón con mis manos y besé sus labios, a lo que Alex respondió el beso, abriendo su boca haciendo que nuestras lenguas juguetearan entre sí.

Ya no era Alex quien buscaba mis labios, era yo quien buscaba los suyos. Mis manos que estaban en su cintura ahora estaban en su culo, mis dedos buscaban su ano mientras comía su boca.

Alex no perdió el tiempo y mientras el beso continuaba fue desabrochando mi pantalón.

Una vez que lo logró, sin dejar de verme a los ojos fue bajando su hermoso rostro y mientras liberaba mi verga, en cuanto la tuvo libre se la metió a la boca cual caramelo.

¡Joder! Mi verga llegaba hasta su garganta, abriéndole en arcadas y aun así no desistía mientras yo le metía dos dedos en el culo.

¡Ufff! Me estaba llevando al paraíso. Estaba a punto de estallar cuando le advertí entre gruñidos, espera espera, ya me viene… –

Sacó mi verga de su boca y mientras la meneaba viéndome a los ojos me dijo:

Córrete, me los voy a tragar amor, son míos.

Tragándose de nuevo mi polla, volvió a mamar como si la vida se le fuera en ello, haciéndome que derramara todo mi esperma dentro de su boquita.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía aferrándome a su cabeza mientras mi polla eyaculaba dentro de su boca.

Una vez hube descargado todo mi semen en su boca, él mirándome a los ojos se tragó todo mi esperma, enseñándome cómo se tragaba toda mi corrida.

Viendo cómo se tragaba todo mi semen y seguía succionando mi polla, dejándola limpia de todo resto de semen, no lo pensé dos veces, le tomé del cuello para que se levantará y le dije:

Ya eres mío Alex… Ahora que somos novios viene tu castigo por no arreglarte para mí. Tomé sus muñecas con mis manos y lo recosté boca arriba sobre el sofá de su sala, acomodándolo de manera que sus piernas quedaban rodeando mi cintura con mi verga apuntando a su ano.

De una sola estocada le introduje mi verga en su hermoso culito blanco, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritó de una manera tan sexy y femenina, mientras mi polla se introducía por su culo, que me volvía loco viendo como todo su cuerpo se estremecía tratando de aferrarse con sus brazos a mí, mientras yo lo poseía, entrando en lo más profundo de su ser.

La expresión de su rostro no era de dolor sino primero de sorpresa y luego éxtasis, era como si hubiera entrado en trance. Gritaba y gemía mientras sus entrañas eran invadidas por mi polla. Sus manos se aferraban a mis brazos tratando de abrazarse todo lo que podía a mí.

Mientras yo echándome todo lo que podía sobre él, con mi boca mordía con cierta fuerza sus erectos y duros pezones, sin dejar de introducir una y otra vez mi polla en lo más profundo de su ser, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera de placer.

Así en la posición en que lo estaba haciendo nuevamente mío, estalló en un escandaloso orgasmo mientras mi polla lograba estimular su glándula prostática, ¡ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba escandalosamente mientras su polla expulsaba varios trallazos de semen bañando con su esperma nuestros pechos y abdomen.

Yo no tardé mucho en hacer lo mismo dentro de su culo, viendo como todo su cuerpo se estremecía aferrándose fuertemente a mí, empecé a gritar que me corría, ¡ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba clavando lo más profundo que podía mi verga en sus entrañas, dejando mi semilla dentro suya.

Al sacar mi polla de su interior, se abalanzó sobre ella y con su lengua la dejó limpia de cualquier resto de esperma. Se incorporó y nos besamos otra vez.

¿Entonces… ahora ya soy tu novio, Basily?

Sí mi amor, ya eres mío, ya somos novios.

Bueno, pero ahora si ya dime Alejandra, me gusta más que me trates como niña.

Lo que tú digas mi amor, ahora el problema va a ser el soportar todos los días, el tenerte en el trabajo sin quererte coger ahí mismo.

Puede ser… Pero sabes que puedes quedarte a dormir conmigo cuando tú quieras, me dio un beso a la vez que me decía:

Te tengo una sorpresa para ti si vienes a cenar el siguiente Sábado.

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