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Historia de Basily y Alex I

Hace 7 años justo venía terminando una relación con una exnovia con la que estuve durante poco más de dos años, fue un rompimiento duro, pero gracias al trabajo, me ayudó a sobrellevarlo y distraerme.

Por aquel entonces trabajaba en un pequeño negocio de refacciones automotrices como repartidor, básicamente entregaba piezas y materiales a domicilio a los talleres mecánicos de mi ciudad.

Hubo un chico que entró a trabajar justo por el mes de marzo, un chico tímido y muy reservado, pero a final de cuentas muy educado y buena persona, su nombre es Alejandro.

Como nos dividían el trabajo en partes, los que llevábamos más tiempo nos movíamos en motocicleta y los más nuevos se movían en auto junto a otro más veterano para aprender y ubicar las rutas que frecuentábamos más.

Yo era de los que andaban en motocicleta y Alex, al ser nuevo se movía con otro chico en auto. Éste otro chico se llamaba Javier, y valla que ya lo teníamos ubicado todos los que ahí trabajábamos por ser algo abusivo y con ciertos malos hábitos que a veces sacaban de sus casillas a los demás.

Alex es un chico delgado, no muy bajo de estatura, pero tampoco alto, piel muy blanca y ojos color miel con una cara que fácil podría ser de una mujer muy

Guapa, sin un solo vello facial con unas facciones bastante delicadas. Era un chico muy tímido que nunca socializaba demasiado con los demás, incluso cuando nos quedábamos los sábados después de trabajar en el negocio a beber unas cervezas y a jugar cartas.

Un día cuando iba llegando para entregar la motocicleta e irme hacia mi casa después de terminar mis entregas, me encuentro con que, Javier y Alex, estaban discutiendo. Javier, quería una parte del sueldo de Alex por ser el que lo transportaba a todos los negocios para entregar y que sin él no iba a aprender nunca. Claro que todo esto era debido a que el patrón no estaba y él, se quería aprovechar de que Alex, era muy introvertido, era muy tímido para responder.

En cuanto supe lo que pasaba confronté a Javier y le dije:

Tu trabajo es mostrarle las rutas, en lo que el aprende a ubicar los clientes. Tu recibes tu sueldo por hacerlo e incluso más si es que les toca entregar hasta las afueras de la ciudad. Si no te parece suficiente, si quieres lo discutimos con el patrón, pero él no tiene por qué darte ni un centavo.

Como lo esperaba, no siguió con su jugada y se fue molesto. Alex me alcanzó en el almacén y me dijo:

Gracias por echarme la mano, la verdad no sabía qué hacer, no me gusta enfrentarme con nadie y menos del trabajo.

A lo que yo le contesté:

No te preocupes, ya todos sabemos aquí que clase de persona es Javier, y la verdad es que no es que me lleve muy bien con él.

Durante las siguientes 2 semanas, Alex, se empezó a llevar un poco más conmigo y empezamos a hacer una amistad muy tranquila. A veces yo le daba un aventón a su casa y a veces el invitaba a las cervezas. Todo iba normal hasta que un día me fui de fiesta con unos amigos de la universidad y valla borrachera que tuvimos esa noche. Eran las 5 de la mañana y como todos los demás se desanimaron o se fueron con sus parejas a fornicar pues me quedé solo. Mientras iba por la calle iba pensando que era demasiado tarde para ir caminando hasta mi casa; es peligroso mi barrio y estoy hasta el culo de borracho; mando un mensaje de texto y voy a donde Alex a ver si me permite pasar la noche en su casa ya que está bastante cerca del centro de la ciudad.

Le marqué por teléfono y sin problemas accedió, incluso se mostró algo animado. Cuando llegue a su casa en seguida salió y me recibió, charlamos un rato, me comentó que vivía sólo, estaba esperando entrar a la universidad y su familia lo apoyaba con la renta. Él era de una ciudad del estado de Puebla y tenía poco de haber llegado a la Ciudad de México buscando ser Veterinario. Charlamos y charlamos sobre cualquier cosa incluso sobre mi relación que recién había terminado, y después de eso nos despedimos para ir a dormir. Él me ofreció la cama de huéspedes y me acomodé ahí. Perdí la noción del tiempo y me quedé profundamente dormido.

Al medio día, justo al despertar, me levanté de la cama y fui directo a orinar, no encontré a Alex por ningún lado así que entre a orinar, me lavé la cara y me enjuagué la boca para quitar ese mal sabor de la borrachera del día anterior.

Mientras me lavaba, pensaba en que, de seguro, Alex, había ido de compras a algún lugar a buscar algo de comer. Ordeno mis cosas lo espero, le agradezco y me voy a mi casa, pensaba para mis adentros.

Cuando regreso al cuarto de huéspedes valla sorpresa que me llevé. Alejandro estaba encima de la cama de huéspedes donde yo había dormido esa noche, usando un liguero negro de encaje y una pantaleta negra que escondía perfectamente su miembro y sus huevos, su torso desnudo con sus pezones rosados y ombligo, ambos perforados.

Su rostro de por sí nunca fue muy masculino, pero con un maquillaje tan ligero se veía como toda una nena.

Sorprendido exclamé al verlo:

¡Wou! Alex lo siento no sabía que estabas aquí disculpa.

A lo que él me contestó:

Tranquilo papi que yo esto lo tenía preparado, la verdad es que quisiera agradecerte de buena manera lo bueno que has sido conmigo desde que nos conocimos.

Yo quedé paralizado, tengo amigos que en efecto son homosexuales, pero nunca había tenido ningún tipo de insinuación por parte de ellos y de Alex no lo sospechaba, siendo sincero.

Alex, acercándose a mí me dice:

¿Qué pasa papi, no me digas que te dan miedo los putitos como yo? Me decía mientras tomaba mis manos llevándolas a su cintura.

Su piel tan blanca, sin un solo vello era tan suave como la seda, su aroma era delicioso y embriagante semejante a la canela.

Yo, poniéndome colorado como un tomate, trataba de decirle:

Alex, yo no…

Sabes me tengo que ir, es tarde y la verdad yo no creo…

Trataba de decirle para poder salir de aquella situación e irme. La verdad estaba muy nervioso, un chico que hasta entonces era mi compañero de trabajo y amigo, me estaba coqueteando y no solo eso, además estaba en lencería llamándome papi, intentando hacer que le metiera toda la verga.

¿Tú no que mi amor?…

Tu amiguito no opina lo mismo, me decía Alex, poniendo su mano sobre mi verga que se notaba dura e hinchada bajo mi pantalón.

Joder, tenía la verga durísima y tal como la tenía acomodada bajo el pantalón se notaba muchísimo. La realidad era que me tenía a mil todo el erotismo que desbordaba.

Aun así, intenté zafarme y le dije:

No Alex, espera… Mierda esto no es lo que parece. Prometo que no diré nada, pero en serio me tengo que ir

Yo sé que no dirás nada mi amor, pero… ¿Por qué no me pruebas?… Mira que eres un buen tipo y ya tiene rato que me has gustado. Se que no es común esto para ti, pero solo déjate llevar, vas a ver que nos la vamos a pasar muy rico. Pero si crees que no es lo correcto te puedes ir en cualquier momento que tú quieras y no hay ningún problema. Solo te pido que como lo prometiste no digas nada de esto si no los muchachos me van a fastidiar en el trabajo.

A esto yo le contesté:

No te preocupes yo no diré nada, eres una persona importante para mí.

¿Qué tan importante? Me preguntaba mientras con sus manos tomaba las mías y las ponía sobre su culito tocando aquella lencería que llevaba puesta.

Mierda, su culo era tan suave y yo lo apreté con las manos a penas lo sentí, cosa que notó en seguida haciendo un pequeño gesto.

Muy importante, eres un buen amigo, le dije, sin poder sacar mis manos de aquel culito.

Alex, ya no se pudo contener más y mientras buscaba mi boca con la suya me dijo:

Espero volverme más importante ahora que soy tu putita.

Al ver esa carita de ángel, con sus ojos color miel entrecerrándose adornados por una tenue sombra, sus labios levemente pintados y su abdomen pegándose a mi verga mientras se acercaba, ya no me quedaba nada más que hacer. Respondí su beso y nos fundimos apasionadamente. Yo metía mi lengua con olor a alcohol de la noche anterior hasta su garganta mientras sus manos estaban buscando quitarme el pantalón, cosa que no tardó mucho en lograr.

Mi verga salió disparada de mi bóxer en cuanto lo bajó y en seguida él se puso de rodillas y empezó a menearla. Joder su mano era muy delicada y agradable, mientras la acariciaba y seguía meneándomela, me acerqué y le metí la lengua en la boca otra vez.

Cuando decidió interrumpir mis besos no tardó nada en saborear mi verga y ¡ooohhh ohhh! Que bien la mamaba mi perrita, parecía un ternero recién nacido, succionaba llevándome al paraíso con cada roce de su lengua.

Su idea no era hacerme eyacular sino sólo lubricar un poco mi pene para lo que vendría a continuación. Al interrumpir el mismo la mamada que me estaba dando, se levantó llevándome hasta la cama dónde yo había dormido, se quitó la pantaleta, quedando así solo con el liguero sobre su vientre y las medias negras en sus piernas.

Su cuerpo era hermoso, su culo resaltaba redondo y femenino sin un solo rastro de algún vello, su pene no era tan pequeño como lo imaginaba, pero, aun así era más pequeño y delgado que el mío y también estaba perfectamente depilado. Se puso en 4 sobre la cama ofreciendo su ano totalmente limpio y lubricado, bien perfumado y preparado para la ocasión.

Valla que no dejaste ningún cabo suelto Alejandríta, mira nada más que culo tienes.

Sí mi amor, me preparé bien para ti, adelante hazlo que lo estoy deseando.

Metí mi cara entre sus hermosas y blancas nalgas para darle un beso negro y el empezó a gemir como una perra en celo, yo metía mi lengua hasta el fondo y también la pasaba por sus huevos que colgaban lampiños haciéndolo gritar, a la vez que lo iba acariciando con mis manos.

Después de estar comiéndole el culo como loco le dije:

Voltéate boca arriba para ver tu cara mientras te la meto.

Cosa que hizo en seguida, quedándose boca arriba, con los pies sobre mis hombros, totalmente abierto de piernas y expuesto para ser enculado.

Apunté la verga a su hermoso agujerito y justo cuando empecé a meter la punta él se movió hacía mí de manera que se la clavó toda de un movimiento.

Nunca en mi vida había experimentado el sexo anal, la única experiencia homosexual previa fue que en un burdel unos amigos pidieron privados con una bailarina que era travesti, pero nada más. Era un placer salvaje el que estaba sintiendo mientras bombeaba a mi putita, Alex gritaba como una loca mientras lo cogía.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Siií papi siií, asiií así cógeme, ¡ohhh que rico! ¡ooohhh que rico papi! Gritaba mientras yo lo culeaba embistiendo mi polla salvajemente una y otra vez.

Cada vez que podía lo besaba mientras introducía mi verga una y otra vez por su culo. Hubo un momento en que me pidió que me acostara en la cama cosa que hice y aproveché quedándome totalmente desnudo como Dios me trajo al mundo, sacándome la camisa y los zapatos junto con el pantalón.

Me acosté sobre la cama, Alex se sentó sobre mi verga, quedando la suya sobre mi abdomen y el inclinándose me ofrecía sus rosados y perforados pezones que yo con gusto empecé a chupar mientras el movía sus caderas clavándose mi virilidad en lo más profundo de su ser.

Sus gritos y gemidos eran tan escandalosos que parecía que lo estaban matando, cosa que a mí me excita como loco, y hubo un momento donde el dejó de gritar y gemir, tratando de buscar un beso. Beso que durante el cual yo metía mi lengua hasta el fondo de su ser, aceleraba las embestidas con mi verga en ese culito que me estaba enamorando.

Mientras nos besábamos, Alex, abría sus ojos empezando a gemir en respuesta a las embestidas que le estaba dando. Estaba teniendo un orgasmo sin siquiera tocarse, derramando su esperma entre nuestros cuerpos.

¡Ohhh papi! Me corro, me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía soltando todo su esperma por mi cuerpo.

Interrumpió el beso para estirar su espalda y ofrecer sus pezones nuevamente y entre gemidos suyos y gruñidos míos mientras terminaba de eyacular, me decía:

Vamos papi, déjame tu lechita adentro, préñame y déjame tu semilla en lo más profundo de mis entrañas, quiero sentir tu lechita dentro mía.

Yo sudando como un loco estaba a punto de derramar todo el contenido de mis huevos y que me llamara papi, ofreciéndome liberar todo dentro suyo me ponía como un animal.

Así como estábamos, lo volteé quedando ahora él, acostado en la cama con sus piernas rodeándome la cintura y yo encima. Tomé su cara y lo empecé a besar mientras llegaba al clímax derramando todo mi esperma dentro de su culo.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gritaba soltando trallazos de semen dentro de aquel culito que me estaba enamorando.

Una vez terminado de eyacular y haber dejado preñado a mi linda putita, estaba tan cansado por la resaca que me dejé caer a su costado, quedando ambos dormidos un buen rato, con Alex acurrucado sobre mi pecho.

No desperté hasta las 6 de la tarde de ese día y Alex aún seguía dormido, miré su hermoso culo y vi que mi leche aún salía de él. Me levanté, fui por mi teléfono a la sala de su casa y pedí unos tacos para comer.

Alex, se levantó ya que no me sintió en la cama y cuando me vio en la sala sonrió como aliviado diciendo:

Pensé que eras de los que me follan y luego se van…

Ya veo que no eres un patán…

No es manera de agradecer tu atención, ni tampoco es la manera de tratar a mi novia. Encargué unos tacos, ven vamos a cenar, le dije.

Se Acercó a mí, besándome con ternura mientras me rodeaba con sus brazos y juntos nos pusimos a preparar la mesa para cuando llegara el repartidor.

Y en efecto, Alex se volvió mi bella novia, Alejandra durante un buen tiempo, y tuvimos muchísimas historias, donde no dejamos de tener sexo, un sexo salvaje y muy placentero.

Continúa la serie Historia de Basily y Alex II >>

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