En este momento yo ya no quería bajarme de la escalera, notaba cómo mi coño se mojaba por dentro y por fuera, porque me puso realmente caliente y cachonda, y seguro que él lo notó también, porque empezó a chuparme el coño con fuerza, metía en él su lengua, y me hacía gozar enormemente cuando lamía mi clítoris.
Como mujer, de paso en esta maravillosa ciudad, aventurera y trabajadora, soñadora y austera, me iba acercando por la Avenida de Andalucía hasta ver la primera escultura, en forma de cobijo- asiento rodeada de muchas ramas de hierro y metal en forma de hojas de higuera o parra que me sirvieron de aposento durante un buen rato.
Casi automáticamente, le acaricié con mi mano su hermosísima verga, diciéndole, "me la quiero comer, amor". Imagínense el espectáculo que estábamos dando en el lugar, por eso, le pedí que me llevara a donde quisiera, con tal que me cogiera y me dejara chupar ese bellísimo instrumento que le dio la naturaleza.
En ese entonces, trabajaba en una conocida empresa. Ahí conocí a Rodrigo, un compañero que, desde siempre, había querido llevarme a su cama, pero yo lo rechazaba, por mi situación de mujer casada y porque me parecía un tanto impertinente, ya que directamente me decía: "Como estás buena mamacita", "esas nalgas que tienes están apetecibles para una buena cogida", "me encantaría follarte hasta por la cola", "te propongo que le pongas los cuernos a tu marido", y cosas por el estilo.
A mis 17 años yo tenia el cuerpo ya casi completo de madurar, tenia mis pechos que crecían y se formaban redonditos y paraditos como yo deseaba y era caderona mi cintura llamativa a la vista de todos los hombres y lo que sí me enorgullezco son mis hermosas piernas que hasta luzco con felicidad, eran un par de piernas bien formadas con mis muslos que de pequeños a grandes hasta llegar a mi culo era algo bello verlas y causa de muchos problemas con los hombres por eso que no salía de casa muy seguido paraba encerrada sin salir.
Entre las muchas experiencias calientes que he tenido es la siguiente: En una ocasión salí a cenar mi marido y mi jefe, Yo llevaba un vestido como acostumbro muy mini y revelador, la verdad es que a mis 35 años tengo un cuerpo fenomenal del que me enorgullezco.
Desabroché mi camisa con parsimonia y la coloqué encima de un taquillón. Debajo llevaba una camiseta color ocre, a modo de top, pequeñísima, apenas me tapaba el sujetador dejando al aire todo mi ombligo. Seguí con mi tarea, no sin antes comprobar que su respiración había aumentado de volumen y no paraba de fumar un cigarrillo tras otro.
Me despedí de los niños y me fui hacia la puerta ella me siguió y me abordo ya casi afuera diciéndome que era secreto yo le dije que no habría problema que me encantaba ahh y que le había dejado su postre en el baño encima del deposito de la taza ella sonrió y me dio un beso en la mejilla diciéndome gracias.
Empezó a tocarme las piernas y al mismo tiempo empezó a lamerme el ombligo y finalmente bajo a mi rajita, su lengua jugó bastante rato conmigo, empezó muy despacio a meter el dedo, se dio cuenta que era virgen por eso siguió chupándome, yo sentía que algo me pasaba, algo que nunca había sentido así fue cuando mi clítoris exploto en el primer orgasmos.
Su tía es una mujer madura por aquel entonces debería de tener 45 o 46 años casada, vivía en nuestro mismo edificio, no era alta mas bien bajita, algo rellenita, pechos chiquititos aunque no caídos a pesar de haber tenido dos hijos, y lo mejor un culo impresionante, grande como a mi me gustan, es decir era la típica mujer madura que a mi me encantan, y yo soñaba a veces con ella, haciéndome unos pajotes terribles.
Anoche no pude escribir nada, fue una noche muy intensa, el Doctor Craine se había ido a la ópera y a cenar, así que me quedaba con el Señor Craine, al poco de irse el doctor llegó su hermano, había comprado una botella de vino y quería compartirla con nosotros, así que nos pusimos a cenar, ya que el Doctor Craine estaba tan elegante como de costumbre, decidí arreglarme un poco, me puse un vestido ligero con algo de escote, para no pasar calor, la verdad es que me quedaba muy bien, aunque no me di cuenta de ello en ese momento
Me abrió el culo y me la metió en el coño por detrás, mi flujo chorreaba por mis muslos, empezó despacio, y de repente empezó a follarme como un loco, a bombearme salvajemente, el mueble se movía, yo no era consciente de mi misma, sólo quería más y más y más fuerte, y más rápido, apenas me quedaba respiración, me había corrido ya tres veces, y este hombre no se iba, era increíble, me puso una mano sobre la espalda y con la otra me empujaba hacia él…
Cuando salí de el prácticamente desnuda José había llenado la habitación del hotel de velas, la luz temblorosa hacia que todo fuera mas intimo y mientras yo cogía o dejaba algo sobre una silla el se acerco a mi por detrás, me cogió y comenzó a acariciar mis enormes teta haciendo que mis pezones se pusieran durísimos en solo unos segundos, yo notaba su polla en mi culo y eso me excitó aún más, así que me giré y besándonos llegamos hasta la cama
Bien, como queráis. Pero sabed que si decidís optar por el castigo, en un principio pensé en una triste azotaina sobre mis rodillas, pero ahora pienso utilizar esta regla de madera que tengo encima de la mesa- las dijo señalando a tal objeto.
Mientras, me veías al chuparme los senos tan rico como lo haces, me inclino para besar tu cuello, y ese pequeño sitio debajo de tu oído, se como te pones cuando lo hago. Por encima de la ropa paso mi mano por tu pecho, tu espalda, tu abdomen hasta llegar a tu polla, tu rico pene que ya no cabía dentro de tu pantalón.
Tatiana sacó el miembro del amigo, que estaba medio flácido. Lo engulló con furia, mientras Jorge se quitaba frenético la camisa. Al cabo de unos segundos ya su paloma estaba totalmente erecta. La tenía gorda y de buen tamaño. La morena se afanó en hacer muy bien su trabajo. Su lengua subía y bajaba por el pene de Jorge, a veces lo mordisqueaba, a veces se lo metía entero, a veces lo chupeteaba como un helado mientras le hacía una pajita lenta.
Cuando termino con mi tetas, me tumbo en el sofá, me quito el pantalón, me bajo las braguitas y empezó a acariciarme el coño, tan suavemente que me estremecía aun mas.
Se metía mi polla por completo en la boca, la sacaba, me lamía las pelotas, era increíble. En esto se puso de píe, se apoyó en el capó del coche, apartó el minúsculo tanga, y me ofreció su depilado conejito. Me arrodillé frente a ella y me puse a lamérselo como un poseso, mi lengua recorría toda su raja, penetraba en su húmeda raja, mordía su abultado clítoris, estaba tan afanado, que ni cuenta me di cuando se corrió.
Mientras media polla de Mario estaba dentro de María, que gemía, pero de placer, a la vez que él la penetraba, acariciaba su clítoris y estiraba sus pezones como si se los fuera a arrancar. Se separó de ella, dejando a la vista un dilatado esfínter, capaz de albergar casi cualquier polla, muy lejos de lo que yo jamás hubiera imaginado.
La historia no termina acá. Juan tomó rumbo acelerado al local. Llegamos, estacionamos, nos bajamos y caminamos rápido hacia el local. Juan abrió los candados y entramos los cuatro. Abajo pusimos música y hablamos mientras mi amigo fue a comprar una botella de ron, a una licorería cercana.
Comencé por lamerle el capullo. Su sabor no me agradó en un principio pero luego me fui acostumbrando a él. Más tarde pasé mi lengua por su tronco y por sus bolas haciendo que mi saliva cayera sobre sus calzoncillos enrollados en sus tobillos.
Pero no todo lo investigado, conocido derivó en placeres encontrados, aunque sí quedó para siempre una imagen, una voz sonora, unos ojos que brillaban vivos, expresivos, gritando: ¡ basta ya!. Letras de canciones - con temas críticos- la fábrica, el trabajo, la rueda dejó de ser madera hace tiempo para no cesar de girar. Palabras y más palabras, frases entrecortadas, nerviosas, impregnaron nuestro recuerdo, sólo eso que no es mucho y nada más".
Pero el verano es tiempo de cambio y lo que en un principio fue indiferencia y desdén , luego se transformo en admiración y es que a ella le encantaba ver a David no solo goleando y siendo la estrella de cada partidillo, sino observarle atentamente cada gesto, cada movimiento de éste en pos de un balón, con los músculos tensos y el trasero prieto.
Advierto que deseo someterla en mi isla, atraparla en ella, hacerla mi esclava, sin más compromiso que el de sentirse mía en el interior de su mente, en sus húmedos sueños liberados. Inexperta en el dolor y en la sumisión, posiblemente nunca atraída por estas sensaciones, pero que al leer mi mensaje, sienta deseos de descubrirlos.
La obra terminó su representación en la plaza del pueblo, sobre las once de la noche, con muchísimo público aplaudiendo a rabiar a los actores por el entorno conseguido de una obra siempre difícil, trágico drama, no siempre fácil de representar; aún puedo sentir ese dolor de estómago consecuencia de ese argumento tan visceral, sentía nauseas.
Nos pusimos a caminar despacio, saboreando la brisa que llegaba al alma, olor a algas frescas, mar abierto, dunas que cobijan sueños de largo. La otra noche hizo mucho viento, comentó Pedro. Tened cuidado con las dunas, algunas os pueden enterrar.. están falsamente en alto de la misma intensidad.
Me dijo que me sentara en su mesa, se colocó entre mis piernas y continuo con su mamada recorriendo mi verga con su lengua y con una cara de estar muy caliente, subió un poco y lamio con su lengua mi vientre a la vez que apretaba mi polla entre sus tetas moviéndose arriba y abajo haciéndome una cubana de la cual cada vez que me acuerdo se me ponen los vellos de punta.
Luchó por desprenderse de la imagen de aquel cuerpo desnudo, envuelto en la sensualidad de los tonos rojizos. Y sintió en el pecho un fugaz e hiriente vacío, como el que dejan los celos cuando aparecen.
Y el mendigo no me avisó que se venia y el primer chorro de leche corrió directo a mi garganta y no pude tomarle sabor la saque y lo seguía masturbando cuando salió un segundo chorro directo a mi boca la cual saboreé un buen rato antes de escupirlo.