Al meterla nos dolió a los dos. Poco a poco fuimos moviéndonos más rápido, primero yo y luego ella, que apoyo sus brazos en la pared. Me encantaba como se movía girando su cuerpo. Y no tardé en correrme.
Nos metimos en el baño y cuando nos desnudamos ellas comprobaron que yo ya estaba empalmado. La japonesa era una auténtica monada. Estilizada; de rostro sumamente bello; pechos finos pero exquisitos. Mi mujer en cambio es más robusta como yo.
Obsesionados mis padres con la idea de que yo aprendiese a relacionarme; a abrirme a la gente habían quedado con unos amigos de Brasil en enviarme a un familiar, un chaval, para que pasase el mes de Agosto conmigo. Mis padres se iban a la playa de vacaciones y yo me quedaba estudiando por haber suspendido los exámenes.
Como había tomado algunas copas se me ocurrió reírme, aprovechando cualquier momento, pensando en lo sucia que era tía Marta. Cuando Ricardo me toca el culo tomo antes las medidas higiénicas pertinentes, pero lógicamente en aquella ocasión no estaba preparada.
Lo sentí muy estrecho, y ella disfrutaba, aunque fuese su primera vez. Era una explosión de su morbo. No dejaba de toquetearse el clítoris. Cuando la saqué salió semen con algo de agua y restos.
Tenía un tatuaje en uno de sus grandes senos- que por cierto no llevan silicona- ; el culo es pura pornografía. Coincidimos en que nuestros cabellos son largos y rubios. Y en cuanto a Juan , que todos los días va a un gimnasio, la tenía dura como siempre.
Se quedó como un tronco. Aproveché ese momento para sentarme encima de él moviéndome como si cabalgase , sobre su pene de 17 centímetros, elástico, gordo y firme, pero no totalmente erecto. ¡Que placer! Me volvía loca.
Entonces vi que mi madre me miraba con una sonrisa y no se levantaba. Yo soy moderno, me levanté completamente desnudo, entré en el salón, cogí de la mano a mi madre y la llevé a mi habitación. Esta vez si que cerré la puerta.
Ya son más de las siete y media. La piscina va a cerrar. Yo ya estoy vestido, con mi pantalón corto, esperando a mi novia que está en el vestuario. La chica no se ha movido de allí, pero de pronto se levanta y se vuelve a meter en el agua. No hay nadie.
Recuerdo que llevaba un camisón y estaba muy despeinada. Se sentó en la cama y me cogió la polla con la mano derecha. Alguien me había dicho lo bien que hacía las pajas mi hermana, cosa que me costó muchísimo.
Entró una chica jovencita, atractiva, que parecía bastante arreglada, a la moda, con esos pantalones de tela de pata ancha y gafas con esa montura moderna de estrella pop. De pronto se puso delante de mí y me rozó con su culo.
Mi madre se quedó unos instantes mirándome de arriba a abajo y clavando su mirada en mi falo en erección, mientras se oía abajo un portazo apresurado. Y salió del cuarto para entrar en el cuarto de baño.
Me arrastraba suplicante por el suelo pidiendo a gritos un hombre. Me gustaba mucho el sexo pero más aún sabiendo que es algo prohibido. Me ponía mucho más cachonda.