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La historia de mi infidelidad IV

La historia de mi infidelidad IV

Desperté invadida de una excitación irreprimible, había pasado la noche más erótica de mi vida y sentía que nunca volvería a sentirme de esa manera con otro hombre.

Ni siquiera sabía el nombre de ese ser inmenso que provocaba en mí un terror y una necesidad tan urgente para mi cuerpo pero desde entonces sólo esperaba que llegara con su amenazadora presencia y que me hiciera suya.

Ese día estuve intranquila exageradamente, pasé a una tienda de lencería y me compre lo más erótico que encontré y llegué a mi casa ya tarde con la esperanza de que aquél hombre se apiadara de mí y pasará a cogerme como el día anterior.

Entré a la casa con el presentimiento de que alguien estaba dentro por algunas cosas movidas de su lugar, busqué por los cuartos y no encontré nada, pensé que era mi imaginación y mi urgencia de que llegara mi hombre esperado, pasé a la recámara y acomodé en mi cama el conjunto que había comprado y cuando abrí mi cajón de ropa íntima noté que estaba algo desacomodada y me fijé que me faltaba una pantaleta rosa que era la favorita de Paco, la busqué en el cesto de ropa y me la encontré húmeda, llena de semen, y me imaginé a Paco masturbándose en la cama con esa prenda hasta venirse en ella imaginándose dentro de mí, creo que me excitó imaginarme eso y más el pensar que él estaba adentro de la casa espiándome, en eso sonó el teléfono y corrí a contestar – ¿estás sola?- preguntó a través de la bocina y sólo afirme tímidamente – vístete lo más sexy que puedas y paso en media hora – cuando colgó el teléfono pude respirar y reaccioné a lo que me pidió, cuando iba a abrir el closet, que es muy amplio, noté que alguien estaba escondido y supe que era Paco, lo abrí tratando de que no se diera cuenta que lo había visto y saqué un vestido muy corto color negro que me quedaba muy ajustado, combinaba perfecto con el conjunto que había comprado y pensé en vestirme lo más eróticamente posible frente a Paco que seguía escondido en el closet.

Deslicé el vestido que traía puesto por mi cuerpo y lo dejé caer, quedé en una pantaleta blanca transparente, los tacones altos y un sostén sin tirantes que me cubría la mitad de mi pecho, estaba excitada y sabía que Paco lo estaba también, caminé hasta la cómoda y saqué un juguete enorme que hacía tiempo él me regaló, fui hacia el baño y dejé la puerta abierta para que me siguiera viendo, me desnudé totalmente y entré a la regadera, cerré la puerta de la bañera que es una especie de mica transparente que deja ver distorsionadamente los cuerpos dentro de ella, sé que él miraba como ese pene postizo se introducía en mí y sé que estaba loco de calentura, duré un largo tiempo imaginándome lo que vendría después con mi amante y no era exagerado que aquél juguete de dimensiones desproporcionadas se asemejaba mucho a la realidad de él, salí del baño y Paco entró de nuevo al closet, me vestí lentamente, las medias negras y el liguero de encaje, unos tacones muy altos y el vestido ajustado que dejaba ver mis pezones erectos por la excitación, me senté en el peinador y me sequé el pelo que llegaba hasta mi cintura, al rato sonó la puerta y sentí un estremecimiento de pensar que era él de nuevo, se me olvido la presencia de Paco y me asomé por las escaleras, traía un ramo de rosas y venía vestido de traje, bellísimo, yo me detuve en las escaleras esperando que él se abalanzara sobre mí, fue subiendo poco a poco hasta que quedó a cuatro escalones de donde estaba yo y delicadamente me volteó y subió mi vestido hasta la cintura, cuando volteé vi la sombra de Paco al lado de la puerta y supe que seguía mirándome, empecé a jugar con él moviendo la lengua por mis labios y chupándome los dedos mientras mi otro hombre me chupaba el culo y metía sus dedos enormes en mi vagina -“así mi amor, chúpame toda”- le decía en dirección a la sombra de Paco que pensé estaba masturbándose tras la puerta, de repente vi que salió de la recámara y se dirigía a la puerta de trasera, escuché que se cerraba y pensé que se había ido, entonces me volteé y con algo de espanto saqué la verga de mi amante poco a poco como para adaptarla a la realidad, la sostuve entre mis dos manos, la apretaba con firmeza y la masturbaba con algo de violencia, era descomunal, sus testículos eran desproporcionados y apenas los cubrían mis dos manos, puse la punta de su verga en mi boca y fui metiéndola poco a poco hasta que logré introducir su glande completamente, estuve chupándolo casi media hora hasta que sonó el timbre de la puerta y me detuve mirándolo como para grabármelo en mi memoria, -“no abras”- le dije, pero el timbre siguió como impulsado por un acto de certeza de que estábamos allí y se volvió molesto, le pedí que abriera la puerta mientras ponía las flores en agua, cuando regresé miré a Paco parado enseguida de la puerta, me pareció absurda la escena, mi esposo en calidad de invitado y yo cogiendo con un hombre en su casa, lo primero que hice fue presentarlos, pero no le dije que era mi esposo a mi amante sino un amigo y presenté como Carlos a mi amante.

A su lado Paco parecía insignificante, Carlos media casi treinta centímetros más que Paco y parecía un adolescente tímido junto a ese hombre descomunal, por un impulso me acerqué y tomé de la mano a Carlos y él me abrazó con toda la libertad que le permití, le dije a Paco que estábamos saliendo y que si gustaba quedarse un rato a tomar algo, sé que era demasiado, era algo repito absurdo pero que nos tenía a los tres en un estado de tensión erótica, sabía que Paco estaba excitado aun con lo mal que la estaba pasando y sabía que le gustaba eso, aceptó quedarse un rato y se sirvió un whisky sin dejar de vernos un instante -“es una mujer increíble y muy hermosa”- dijo Carlos ante la aprobación de Paco -“Cualquier hombre daría todo por ella”- subrayó y me dio un largo beso que me hizo estremecer y casi gemir, yo no cerré los ojos para ver la expresión de Paco que parecía en otro mundo, es cierto que estábamos separados pero había ido demasiado lejos, aun era su casa y sentí que una pesada carga de conciencia caía interminablemente sobre mí, el problema es que también estaba excitada por eso y era mayor mi calentura.

Carlos se disculpó y fue al baño, entonces Paco se abalanzó sobre mí tratando de tocarme pero lo separé fríamente, estaba haciéndolo sufrir y a ambos eso nos gustaba, se retiró y permaneció en silencio hasta que salió Carlos, platicamos algunas banalidades y de vez en cuando nos besábamos y acariciábamos, Paco se disculpó y fue a la recámara por algunas cosas, cuando salió de nuestra vista me recosté en el sillón y le dije a Carlos que me cogiera, estaba ardiendo, él se notaba algo preocupado por la presencia de Paco así que lo tranquilicé -“es mi fantasía y creo que la de él también”- en eso sonó un transformador de luz y nos quedamos en la total oscuridad, mi excitación creció y entonces sentí la verga de Carlos entrando en mi vagina con dificultad, y sólo un gemido apagado en la sala se escuchó, alcancé a escuchar que Paco preguntaba por la velas pero lo ignoré y me dediqué a disfrutar de la verga de Carlos.

-“así papito cochame duro, parteme por dentro, cochame toda”- Paco volvió a preguntar por las velas pero esta vez escuchó los gemidos y guardó silencio para disfrutar lo que pasaba -“ahh Carlos, la tienes enorme, mi amor cógeme más, eres el hombre más rico que me ha cogido”- -“así Cris, estás buenísima, comete mi verga”- – “hazlo más fuerte, antes de que baje Paco, no quiero que nos vea cogiendo aquí mi amor”- -“olvídate de él, tu eres mía ricura”- -“si soy tuya, cochame más, ábreme toda Carlos, destrózame mi vagina, ahh rápido que puede volver la luz, nos puede ver él”- -“no me importa que nos vea”- -“no creo que le guste verme cogida por un hombre como tú ahh, se sentiría muy chico”- así hablábamos casi en secreto pero a una voz suficiente como para que él nos oyera, la luz volvía pero inmediatamente se volvía a ir, esas pequeñas ráfagas de luz eran suficientes para que Paco nos mirara en el sillón, yo montándolo y él chupando mis pezones, con el vestido hasta la cintura y con el pelo enredado -“déjame chuparte y comerme tu semen Carlos”- -“no, voy a cogerte toda la noche cuando se vaya él y voy a hacerte la mujer más dichosa y más puta del mundo”- -“si mi amor cógeme más, te amo, ahh, más, cochame más, te amo Carlos ahhh!”- -“si Cristina muévete, acaba en mi verga, eres una puta deliciosa sabías, te amo ahh”- terminé en un orgasmo pleno que me duró dos minutos y que me elevó a rincones desconocidos de la pasión.

Al rato Paco hizo ruido para anunciarse y bajó con una veladora que fue inútil pues la luz llegó poco después, estaba por irse cuando sonó el teléfono, contesté y sorpresivamente era Gabriel, me pidió verme y de repente me encontré en medio de los tres hombres que ocupaban mis instintos sexuales y los imaginé a los tres cogiéndome al mismo tiempo y no resistí la tentación, le pedí venir a la casa y entretuve a Paco un rato más para ver que pasaba.

En un descuido de Carlos me acerqué a Paco y le di un beso en el oído “es tu oportunidad”- le dije.

Gabriel llegó una hora después, entró y lo vi desconcertado mirando recelosamente a Paco y a Carlos.

Sabía que yo debía poner el orden e iniciar algo pero estaba paralizada, todo estaba en el extremo más peligroso, otro estruendo se escucho y la luz volvió a desaparecer, permanecí inmóvil por unos instantes y sólo escuchaba la respiración excitada de todos en la sala, estaba invadida por una comezón en el vientre y las piernas me temblaban, entonces pasó: sentí las manos de alguien subiendo por mi entrepierna y dos manos apretando mis senos, sentí como subía mi vestido hasta mi cintura y unos labios abriéndose paso entre mi trasero para acabar poniendo la lengua en la entrada de mi culo como una flecha decidida a introducirse, otra lengua empezó su camino en mi barbilla y fue bajando por mi cuello, se detuvo en mis pezones y siguió hasta mi vagina deteniéndose en ella y metiéndose hasta dentro, sentí que las dos lenguas chocaban dentro de mí, sentí una boca que me atacó desesperadamente en la mía y metía su lengua hasta dentro mientras los otros dos mordían mi sexo al mismo tiempo, no podía imaginar dónde estaba cada quién, de hecho no me importaba porque la escena tenía el mismo denominador de la pasión, nos amamos en cada rincón de la casa, ellos me arrastraban a todos lados con el consentimiento de la oscuridad, en la escalera siguieron cogiéndome con la boca Paco y Gabriel que estaban casi besándose por lo cercano que tenían sus lenguas, sabía que eran ellos porque escalones arriba estaba sentado Carlos y su imponente verga del tamaño de mi cabeza y yo lo chupaba desesperadamente, así duramos largo rato en la escalera, la luz volvió por un instante y pude ver a Gabriel chupándome la vagina e imaginé a Paco detrás de mí comiéndome el culo, ellos aprovecharon este instante de luz y Carlos me tomó en los brazos y me llevó a la recamara, cuando entramos sentí un violento zarpazo sobre mi vestido que cayo destrozado al piso y que me dejó sólo con las medias y el liguero y los tacones altos, nos metimos los tres bajo las sábanas de seda y la escena volvió a ser oscura totalmente, me sentí acorralada por los tres hombres que ocupaban mi vida y eso era lo más erótico que pude haber realizado, -“así papitos cochenme entre todos, no paren nunca, hagan de mí lo que quieran ahh!”- sentía las tres lenguas recorriendo todos los rincones de mi cuerpo y yo no paraba de gritar en el cuarto, se detuvieron un segundo y yo comencé a desvestirlos y a besarlos violentamente, cada parte de sus cuerpos que quedaba desnuda yo la besaba y los chupaba queriéndomelos comer, cuando estuvieron desnudos empecé a mamarlos rápidamente -“Carlos, cógeme detrás de mí”- le pedí sabiendo que él necesitaba trato especial, colocó su verga en mi vagina y de un solo golpe la metió hasta dentro de mí, -“así mi amor, rómpeme toda, cochame como tu quieras, méteme toda tu verga ahh!”- sentía una desordena excitación cada vez que la metía, les pedía a Paco Y Gabriel que se arrodillaran frente a mí y los empecé a mamar al mismo tiempo, en eso volvió la luz, estaba fuera de razón y les pedí que se besaran para mí, sabía que no eran gays y que era demasiado pero en mi excitación pedía todo, ellos desconcertados se acercaron pero no se besaron en la boca, Gabriel intentó poner su boca en los labios de Paco pero no se atrevieron, volví a bajar a sus vergas y seguí mamándolos al mismo tiempo, entonces les pedí que me besaran al mismo tiempo, la luz se volvió a ir, ellos decididos se acercaron y ocuparon la mitad de mi boca cada uno, de mi boca salían gemidos provocados por las embestidas de Carlos que seguía metiéndomela por mi vagina, sentía las tres lenguas dentro de mi boca y sentía como chocaban entre si y como raspaban la una con la otra, sin darnos cuenta estábamos los tres besándonos al unísono, ellos se separaron y pusieron su boca en cada uno de mis oídos mientras yo seguía masturbándolos con las manos, podía sentir la voz de los dos entremezclada con lo que me decía desde atrás de mí Carlos -“así Cristina, eres increíble, necesito cogerte mi amor, déjame cocharte por todos lados”- -“así mi puta, esto es lo que querías no? Disfrútalo puta porque vamos a cogerte toda la noche y todos los días, sabes que te amamos verdad, porque eres una puta riquísima, así muévete preciosa”- -“siiii, no paren de cogerme, no quiero que terminen, sigan haciéndome suya”- luego bajaron a mis senos y empezaron a chupármelos y a acariciarme por todo el cuerpo.

Luego hicieron algo que me estimuló demasiado, se separaron y sentí que sólo uno estaba en la cama, Gabriel me recostó en la cama boca arriba y con cuidado me penetró por la vagina -“así Gabriel, cochame mi amor, así, papi, te acuerdas cuando nos imaginábamos que me cogías junto a Paco, disfrútalo, no pares de cocharme, así mi amor, eres grandioso”- fue como un pacto, después Paco me lo hizo solo y al final Carlos, alguien me tomó de la mano y me llevó directo a la tina del baño, el agua estaba caliente y yo me metí aun con las medias, el liguero y los tacones, los tres estaban en ella y no supe en qué momento y de qué forma pero maravillosamente estaba siendo penetrada por los tres al mismo tiempo, esa sensación fue la culminación de toda una vida de actividad sexual, esa sensación fue el final de un camino de sexo que llegaba a lo máximo, no habría nada más que eso, estábamos sin movernos con temor de romper el encanto de esa escena, en eso volvió la luz y vi en el espejo de enfrente como estábamos penetrados y tuve un orgasmo prolongado con sólo vernos, Gabriel estaba debajo de mí penetrándome por la vagina que ocupaba totalmente, Paco estaba arqueado con su verga en mi vagina también y Carlos montándome y metiéndomela por mi culo mi culo, no pensé que eso fuera posible y menos que sintiera lo que sentía, fue un momento que nos observamos y después empezamos a movernos al mismo ritmo, no recuerdo cuantos orgasmos tuve pero recuerdo esa sensación de plenitud que tenía, el agua caliente de la tina hacía más rica la relación -“cochenme todos así, por fin los siento a todos, no paren por dios, cojanme más ahh, más ahh”- perdí la razón ya extraviada y sólo sentía el placer desbordado, -“así Carlos así mi amor, te amo, te amooo, sigue cochandome por favor, métemela toda, más Paco, más fuerte amor, así papi, así Gabriel, así metelo todo, soy suya, mi culo es suyo, destrózamelo, viólenme”- -“así puta, esto es lo que querías, siéntelos todos para ti, estás jodidamente buena, así Cristina muévete más, así preciosa, cómetelos”- no duramos mucho por la excitación de todos y acabaron adentro de mí, sentía mi cuerpo en un estado increíble como una droga pasional, nos pasamos a la regadera y nos bañamos todos juntos, o más bien ellos me bañaron a mí, estaba totalmente desnuda entre los tres hombres de mi vida, ellos como mudos recelosos unos de otros, pero sin dejar de amarme, les pedí que me esperaran en la cama y fui a buscar al closet la ropa más erótica que tenía, en realidad todo estaba por empezar

Cuando regresé a la recámara los encontré a los tres a media luz, iluminados por la débil presencia de una vela sostenida en un candelabro bajo que había en la habitación, me miraron sorprendidos como tratando de refugiarse en una realidad que ni yo creía, eran las tres de la madrugada y sentíamos que estaba empezando una nueva vida que traería muchas cosas a nuestras existencias encontradas, me había puesto mi vestido de novia, los mismos tacones blancos y la lencería blanca que usé aquella noche, el liguero de encaje, los guantes cubriendo mis brazos y la pantaleta resguardada del tiempo y aun con el olor de mi boda.

Había un ambiente tenso en la recámara, los tres hombres distanciados por un sentimiento de celos absurdo y al mismo tiempo tratando de unirse en torno a mi cuerpo, Gabriel se levantó del sillón y se acercó a mí, le pedía a Carlos que hiciera lo mismo y me rodeó para tomarme por la cintura, Paco estaba sudando por lo que veía, trató de acercarse pero lo detuve con una señal de que permaneciera sentado, estaban besándome y acariciando mi cuerpo sobre mi vestido de boda, el icono de la fidelidad, el símbolo de respeto y de moral que nos encajan a las mujeres y a unos metros de mi marido como transgrediendo toda la autoridad del acto del matrimonio, no sé porque hacia eso exactamente ni sé porque lo disfrutaba al igual que Paco, Gabriel fue bajando hasta llegar a mi vagina húmeda y ardiente, con sus manos apretaba mis piernas y mi trasero, Carlos a mi espalda se agachaba para besarme el cuello y la cabeza, yo volteaba para besarme con él libremente mientras sentía los dientes de Gabriel mordiéndome suavemente el clítoris y metiéndome un dedo por el culo, Carlos se hincó tras de mí y puso su boca en mi trasero, me mordía dulcemente las nalgas y terminó chupándome el culo al mismo tiempo que Gabriel la vagina, estaban los dos debajo del largo de mi vestido, escondidos comiéndome lo más íntimo que había disfrutado mi marido que permanecía absorto y visiblemente contrariado, pensé que llegaría un momento que empezaría a masturbarse pero no lo hizo aunque era fácil imaginar su excitación, -“cómanme toda, chúpenme todo mi cuerpo, no se detengan ahh, así métanme sus lenguas hasta adentro y muévanla juntos”- sentía las dos lenguas chocando en una pared blanda que les impedía juntarse, las piernas me temblaban y sólo podía sujetarlos de la cabeza empujándolos hacia mi para que me chuparan más, al rato me recostaron en la cama y yo de costado recibía sus lenguas incansables en lo profundo de mi sexo, las cuatro manos de ellos me apretaban mis senos y estiraban mis pezones sin ninguna delicadeza, trataron de quitarme el vestido pero no lo permití, mientras seguían chupándome yo veía a mi marido recostado en el sillón notablemente excitado, los detuve cariñosamente y los hinqué junto a mí, estaban totalmente desnudos y sus vergas parecían dos pilares carnosos y palpitantes, empecé a mamarlos uno por uno, aunque me era difícil dejar la verga de Carlos y dedicarle tiempo a otro, sólo podía meter el glande de él en mi boca, lo sujetaba con las dos manos y me metía su cabeza redonda y rosada hasta mi garganta y le chupaba los jugos dulces que expulsaba cada vez que lo mordía en la punta de su verga, luego cambiaba de hombre y entonces a Gabriel podía meterlo todo en mi garganta, lo metía hasta el talle y alcanzaban a chocar su testículos en mis labios, mientras me metía toda la verga de Gabriel, Carlos rozaba la suya por mi cuello, la pasaba sobre mi oído y la ponía en mi espalda y podía sentir el tamaño descomunal sobre mi columna, Gabriel se paró en la cama y Carlos se acercó para meter su verga entre mis senos, mientras él la metía por el orificio que provocaba al apretar mis senos, yo chupaba los testículos de Gabriel.

El pene de Carlos llegaba desde mi ombligo hasta el inicio de mi garganta, así podía sentir todo a través de estómago y empujar mis senos para abrirse paso.

Paco no dejó de mirar la escena y estaba a punto de meterse en la cama y continuar todos juntos pero yo no quería eso en ese momento.

Aun no entiendo porque sentía esa necesidad de lastimarlo o de verlo mientras otros me cogían, Gabriel se recostó en la cama y yo me acosté boca arriba dándole la espalda, abrí todo mi trasero para que me lo metiera libremente por el culo, él me mordía la oreja y Carlos se recostó en mi cuerpo y de un solo empuje metió toda su verga en mi vagina, yo tenía el vestido en mi cintura, la pantaleta movida hacia la cadera y los tirantes del vestido sobre mis senos, sentía una marea desaforada por mi cuerpo cuando los dos al mismo tiempo la metían -” así cochenme papitos, no se detengan, llénenme toda de su leche”- no dejé de mirar a Paco un solo momento, me excitaba demasiado que me estuviera viendo -“¿te gusta amor? Mírame como me cogen estos dos, míralos, ves como me disfrutan, así coganme, metanmela los dos al mismo tiempo, así ahh, míralos Paco, ve la verga de Carlos, si Carlos métemela toda, tu si eres un hombre, así mi amor, metemela más ahh, cochenme toda, así papis, ¿te gusta verme con ellos? Así me han cogido desde hace mucho ahh, imagínate todas las veces que me cogieron sin que tu te dieras cuenta, así más ahh, más , más , denme más, los dos”- Paco solo cerraba los ojos como reconstruyendo las escenas que nunca vivió, dejé de hablarle y me fundí en un beso largo con Carlos, -“metemela más mi amor, no pares, quiero que me la metas toda la noche, te amo, dame tu verga hasta adentro siii, ahh, así Carlos no te detengas, estás enorme mi amor, cochame mas, soy solo tuya, tu también Gabriel, no te detengas papi destrózame el culo, disfrútame toda”- seguimos haciéndolo largo rato hasta que me detuvieron y me recostaron el cama, yo abrí los brazos y dejé que todo su semen cayera sobre mi vestido, Carlos vació todo su semen sobre el vestido y Gabriel arrancó mi pantaleta y se masturbó en ella hasta que la dejó toda llena de su leche, yo la tome después y la chupe hasta dejarla seca del semen de él.

Me paré rápidamente, me quité el vestido y quedé solo con los guantes el liguero y las medias y me acerqué a Paco, me hinqué delante de él, saqué su verga y comencé a chuparlo suavemente, cuando estuvo duro y desenfadado me senté en él y sentí su verga desesperada en mi vagina, me chupaba los pezones mientras me la metía, le pedí a Carlos que se acercara y empecé a besarlo en la boca mientras mi marido seguía metiéndomela, de pronto sentí el semen dentro de mi vagina y paco se juntó a mi boca y un gemido prolongado pasó de su boca a la mía.

Me desnudaron completamente y nos metimos en la cama los tres, ellos a mis costados y Carlos con su cabeza en mi vientre.

No dormimos un solo instante el resto de la noche, la pasamos besándonos, los tres desnudos, exhaustos y aún excitados.

En la mañana siguiente todos se habían ido y o me sentí complacida por lo que había pasado, no sabía que pasaría después aunque lo cierto era que me había aclarado muchas cosas la noche que pasamos juntos.

Continúa la serie << La historia de mi infidelidad III

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