Capítulo 1

Noche de caza I

Esto me pasó de verdad hace un par de años, eso sí, añadiendo algunas gotitas de mi fantasía particular.

Es verano. Hace calor. Dos meses sin comerme ni un rosco. Que asco!

Mi compañera de piso, Cristina, amiga de la facultad, tampoco pasa un buen momento en el terreno sentimental y mucho menos en el sexual.

Cansadas de morirnos de asco decidimos salir de marcha un sábado a pasarlo bien. Nosotras lo llamamos salir de caza. Nos ponemos nuestros mejores uniformes. Esos que atraen a las presas sin tener que hacer demasiado:

Las dos nos ponemos ropa interior a juego, Cristina un sujetador y unas braguitas rojas. Yo un sujetador y una tanga que alternan rayas horizontales negras y transparentes.

Me encantan estos conjuntos, sobre todo el mío que deja entrever lo justo. No se puede ir desconjuntada en una prenda que ansías enseñar.

Ella los cubre con una minifalda negra y una camiseta de tirantes ajustada. Yo decido ponerme unos pantalones de algodón blancos, para que se vea que llevo puesto un tanga, y un top rojo.

Mi ombligo y sus piernas, al descubierto, salen hacia la discoteca en un taxi.

Llegamos y entramos enseguida. Está bastante llena pero se puede estar. Empezamos por lo básico, unas copas cerca de la barra, más que nada para ser vistas.

Otra copa antes del siguiente paso: ponerse a bailar una muy cerca de la otra. Enseguida surte efecto. Tres tíos se acercan. Ninguno mata físicamente pero podría ser peor.

Hola, buenas noches- nos dice uno de los tres.

-Hola.- respondemos las dos.

-Vaya Cristina, hacía tiempo que no te veía- deja ir el que estaba más atrás.

Yo miro a Cristina y ella me responde encogiendo los hombros. Bueno ya me explicará luego de qué lo conoce.

Nos invitan a otra copa y vamos a bailar con el cubata en la mano. La separación natural empieza a realizarse. Juan, el más alto, se pone a hablar con mi amiga.

David, el que conocía a Cristina, se acerca a mí. Sergio va intercambiando entre una y otra conversación. Parece claro cual va a ser el que no pillará esta noche…

El alcohol empieza a surtir efecto y las conversaciones son cada vez más cercanas. Empiezan los flirteos, los toqueteos «como quien no quiere la cosa».

Al poco, veo que Cristina ya se está morreando con el tío.

David se da cuenta y no tarda ni tres segundos en cogerme ligeramente por la cintura y acercar su boca a la mía.

Los labios se rozan suavemente. Al poco ya son nuestras lenguas las que se juntan. Las manos aún están ocupadas con los cubatas y algún cigarro. Yo tiro mi cigarro y lo cojo por la nuca.

El, como no fuma, ya me estaba pasando una mano ligeramente por las tetas mientras bajaba hacia el culo. Lo agarra bien y lo acerca a su paquete. Respondo con una sonrisa de complicidad mientras paso mis brazos alrededor de su cuello sin soltar el cubata y me pongo de puntillas ayudada por su tirón acercando al máximo mi sexo a su paquete.

David deja su cubata en una mesita cercana y dirige su «nueva» mano por debajo del top sin soltarme el culo. Empieza a acariciarme por encima del sujetador.

Para entonces mis pezones ya han respondido y están completamente duros y levantados.

Los rodea con la punta de sus dedos. Me gusta. Cierro los ojos. Pasa la mano por debajo del sujetador y los sigue tocando más de cerca. Primero uno y después el otro. Uffff que bien. Sigo disfrutando del momento…. Hasta que decide pellizcármelos.

AAuuu!!!- grito yo- No me gusta eso!!!- le digo

-Venga ya , que a mi no me engañas- me responde.

Será posible el tío. -Que no me gusta te digo- mientras me separo de él un poco y bebo de mi cubata que para entonces ya estaba llegando a su final.

– Sí ya- dice, al tiempo que se acerca y me da un beso en la mejilla.

Otro en el cuello

Otro más antes de pasar al lóbulo de mi oreja.

Ahí ya me ha ablandado y respondo pasando mi mano por encima de su paquete, notando el bulto.

Lleva unos pantalones finos y, supongo, que unos calzoncillos bóxer porque noto su miembro perfectamente. No parece demasiado grande pero tampoco importa. Lo está haciendo bastante bien.

Mientras yo seguía con mi prospección, él se separa de mi lóbulo y me susurra:

-Seguimos en otra parte?. Ya nos han dejado «solos».

No me había dado cuenta pero Cristina y Juan ya no estaban.

El ver que Cristina ya estaba a lo suyo y yo aún no y supongo que el alcohol (más que nada para echarle la culpa a algo) me hizo aceptar la oferta sin más miramientos.

Cogida de la mano y dirigida por el amigo de Cristina voy hacia la salida. Llegamos a las escaleras que llevan fuera. Pero David pasa de ellas y las deja a su derecha.

Entre la gente llegamos a un pequeño vestíbulo.

El de los lavabos.

Me paro y le digo: perfecto a mí también me iría bien mear.

El tío se gira, sonríe y me dice: uyyyy , uyyy de momento aquí no va a mear nadie. Este ya es otro sitio, donde seguiremos la fiesta.

Yo me quedo de piedra. Pero la idea me gusta, para qué engañarnos.

Me dirige al lavabo de los tíos. Cruzamos la puerta. Miro hacia todos lados como si entrase en un sitio prohibido.

A la derecha, contra la pared, hay cuatro tíos meando mientras hablan y se ríen. Ni se dan cuenta que hemos entrado.

David se mete conmigo detrás en la cabina del fondo. Me deja pasar y cierra la puerta.

Yo miro alrededor. No está muy sucio. Casi ni me lo creo. Pero antes de seguir mirando o poder decir algo ya me han cogido por la nuca y me están dando un beso.

Respondo ardientemente.

Empieza a bajar besándome el cuello, el escote del top, por debajo del cuál ya se han colado sus manos, y el ombligo. Pongo mis manos en su cabeza esperando que siga bajando…

Pero sus manos tiran hacia arriba levantando el top , con sujetador y todo, dejando mis tetas al aire. Vuelve a subir hacia ellas. Las besa. Rodea mis pezones con su lengua. Succiona.

Tranqui tío que ya no saldrán más- pienso yo . Es imposible.

Saco mis manos de alrededor de su cabeza y las bajo en busca de su paquete. Pero antes le quito la camiseta y la pongo encima del cacharro del papel. No voy a joderle la camiseta al chaval tirándola al suelo.

Yo con mis pensamientos pero está claro que el tío va lanzado.

Se incorpora y me da la vuelta. Me agarra las tetas por detrás las magrea y para. Me saca el top y lo deja caer al lado de sus pies. Luego el sujetador que cae encima del top.

Empieza a besarme la espalda de arriba abajo. Con una mano sigue trabajando mis tetas y con la otra me inclina la cabeza un poco hacia delante.

Apoyo las manos en la pared del fondo. La taza queda entre mis separadas piernas.

Sigue bajando

Sus manos rodean mi cintura.

Desabrochan el botón de arriba de mis pantalones.

El segundo.

Así hasta el último.

Una de sus manos desaparece dentro de mi tanga mientras me sigue besando la espalda.

Se oyen conversaciones y risas fuera pero ahora mismo eso pasa muy lejos de donde estamos David y yo.

Un dedo ya se ha introducido en mi coño. Entra bien, fácil.

Enseguida lo saca mientras exclama: -menuda zorrita estás absolutamente preparada. Te gusta. Eh?

Yo no puedo evitar pensar -«calla ya y sigue con lo que hacías», pero le digo «con lo que has hecho no puedo engañarte, ya lo ves».

Me baja los pantalones hasta los tobillos.

-«Ummm, un tanga precioso»- exclama mientras se agacha y empieza a besarme las nalgas y tocarme el chocho por encima del tanga.

Mis manos siguen en la pared. Mis piernas separadas. Mi cabeza inclinada hacia arriba con los ojos cerrados. No sé si me excita más lo que está haciendo o la situación en sí.

La cinta del tanga ya está a un lado y la cabeza de David entre mis nalgas. Recorre toda la ralla de mi culo. Pasa fugazmente por el ano hasta llegar a mi rajita.

Le cuesta llegar bien en esa postura. Se arrodilla y gira la cabeza buscando la mejor situación.

No llega bien a su objetivo. Me baja el tanga y me lo quita junto a los pantalones. Estoy completamente en pelotas en el lavabo de una discoteca. Bien Tania.

Vuelve a la postura anterior. Igualmente le cuesta lamer donde debe. Me pasa la lengua por las ingles, entre el ano y el coño, pero no llega. Decido ayudarle poniendo un pie encima de la taza.

Si alguien entrase ahora fliparía. Una tía desnuda de cara a la pared y un moreno sin camiseta con la cabeza entre sus nalgas. Pero bueno sigamos:

Su lengua intenta alcanzar mi clítoris. Se queda dando vueltas cerca. Decido ayudarle aún más. Me agarro la nalga de la pierna que está sobre la taza y la separo.

-«Menuda vista, Así, así puedo comérmelo entero» deja ir David mientras vuelve a hundir su cara en mi culo.

Su nariz se clava en mi agujero mientras la lengua llega claramente a su destino. Lo rodea suavemente. Lo humedece. Lo aprieta. Todo muy suave.

Bien tío, bien sigue así y recordaré esto toda mi vida. Siempre pienso eso cuando una sesión de sexo empieza a gustarme.-

Sube y baja la lengua que se desliza perfectamente por mi chocho, (afeitadito en la rajita precisamente para facilitar estos menesteres), que ya está completamente encharcado.

No sé si es por su saliva o por mi misma, pero está como pocas veces.

A todas estas mi clítoris ya se ha despertado completamente. Endurecido y erecto espera esa lengua maravillosa que sigue pasando una y otra vez cerca de él.

Los movimientos hacen que su nariz entre ligeramente en mí.

Me hace gracia y río. Mi coño responde cerrándose involuntariamente. La respuesta de él es acelerar el ritmo. Apretar más. Se debe pensar que me estoy corriendo.

El tío ya no lamía, chupaba, aspiraba. Parecía que le estuviera sacando el polvo o se lo quisiese tragar.

-«Más despacio, más despacio»- le aconsejo.

Al salir estas palabras de mi boca, mi coño deja de sentir esa lengua pajeándome.

-«A mi me vas a enseñar a chupar un coño?»- me grita indignado.

-«No hombre, no, sólo te digo como me gusta a mí».

-«Vaya, pues ahora vas a ver como me gusta a mi»- dice el cada vez más enfadado David.

Entonces oigo como algo metálico choca con el suelo.

Giro un poco la cabeza y veo como sus pantalones están en sus tobillos y su polla entre sus manos dirigiéndose hacia mi entrepierna.

-«Eh, eh, ponte un condón»- le exijo.

-«Ja, ja si quieres pónmelo tú. Yo no me voy a quedar embarazado» – suelta el soberano imbécil.

Bajo rápidamente la pierna de la taza pero ya tiene su polla en la boca de mi coño.

Empuja.

Entra casi toda de un golpe. La sacudida me acerca a la pared.

Tengo un condón en el bolsillo de los pantalones.

Decido agacharme a por él. Los movimientos de cadera de David van en aumento.

Me está follando sin miramientos, no le importa nada llevar o no condón.

Me tiene bien cogida por las caderas por lo que no me deja bajar el culo. Tengo que bajar todo el cuerpo sin mover las caderas de sitio.

Estoy llegando a los pantalones y noto como la polla entra toda en mí sin ninguna dificultad.

Esto quiere decir dos cosas:

  1. Que no la tiene muy grande
  2. Que estoy disfrutando todo y que el tío sea un capullo, sino tiraría hacia abajo el culo y la polla se saldría sin que él lo pudiese evitar. Igual se cree que me está follando en contra de mi voluntad. Pobre iluso. Eso no quita que no me guste que me folle sin condón. Debo encontrarlo lo antes posible.

Los empujes hacen que todo mi cuerpo tiemble. La postura hace que su mi coño esté bastante cerrado con lo que noto las presión de su polla al entrar.

Mientras meto la mano en el bolsillo mis tetas rebotan, mi pelo se suelta y me tapa la cara, las rodillas se doblan un poco y la temperatura empieza a subir.

David jadea mientras aumenta aún más el ritmo y la fuerza. Parece que esté haciendo una carrera. Si sigue así, desde luego que no durará. En cambio a mí cada vez me falta más.

Bolsillo equivocado

Me coge de las tetas y acompaña el movimiento apretándolas. Suelta una y me mete dos dedos en la boca mientras con la otra mano sigue recreándose en uno de mis pezones. Yo se los chupo, no puedo evitarlo. Me encanta hacer eso. Saca los dedos de mi boca. Me aprieta las dos tetas a la vez con una mano. Las suelta y vuelve a masajear los pezones con la palma. Primero uno y luego el otro. Noto como pasea los dedos que hacía un momento estaban en mi boca alrededor de mi ano. Mete la punta de uno. Me hace un poco de daño. Pero al estar mojado entra.

Condón localizado.

Lo abro. Me doy la vuelta de golpe. Su polla sale con un sonoro ploof de mi agujero y le pongo la gomita ante su cara.

Se lo enfunda él solito después de chupar un dedo, que supongo era el que tenía en mi culo, él sabrá lo que hace.

Me vuelvo a colocar en la postura de antes con las manos contra la pared y vuelve a empitonarme por detrás. La verdad es que si antes tampoco notaba demasiado, ahora con el condón aún menos.

Nunca me han gustado y además ha ido muy rápido. Pero bueno, eso es lo que buscaba cuando he salido de casa. Un polvo.

Me agarra por las caderas y me mueve a mi mientas el está quieto.

Me sacude más rápido, me está metiendo sólo la punta.

Yo cierro los ojos y me chupo los dedos de una mano imaginándome vete a saber qué. Vuelve a forzar, ahora si que mueve sus caderas, me la mete todo lo fuerte y profundo que puede. Se va a correr.

Efectivamente

Un apretón a mis caderas y unos jadeos anuncian el siguiente hecho.

Aaaahh, aaahh, – corto y seco, y se apoya sobre mi espalda.

Se ha corrido.

Paso una mano por su cabeza a modo de agradecimiento (no se de qué).

Él la besa y se retira de dentro de mí. Otro ruido de vacío suena al sacarla.

El condón está bastante lleno. Debe hacer tiempo que tampoco follaba. Lo tira a la taza del wáter.

Yo completamente desnuda y él con los pantalones en sus tobillos cara a cara. Hacía rato que no estábamos así.

Me dispongo a subirme los pantalones.

-«¿Qué haces?- me dice. -Aún no hemos acabado.

-«A no?» pregunto yo sorprendida.

-«No… a una puta como tú se le ha de follar el culo, y que yo sepa no lo he hecho».

-«A no?»- volví a preguntar yo, ahora en tono de cachondeo.

Eso le enfureció un poco. Le acababa de admitir que no había notado donde me la había metido.

Evidentemente era una broma (con ciertas gotas de verdad). Pero no le pareció nada bien el comentario por lo que se vio después.

Pero bueno eso otro día.

Continúa la serie