Últimos relatos eróticos:

El peso de las decisiones

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En la cocina, la familia Huntington comparte un desayuno tenso. James, serio, y Sophia, distante, evitan mirarse. Eleanor, elegante y maternal, intenta mantener la calma mientras aborda temas de la empresa, buscando unidad en medio de emociones contenidas.

Noelia una sumisa no tan asexual XIV

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hasta que al cuarto o quinto día que mis tíos se fueron a pasar el día fuera, nos ordenó que la bañáramos, y mientras yo le dije de todo, aun sabiendo que lo iba a hacer, esta, solo se limitó a decir “lo que desee señora”, y eso… Así terminó el último capítulo…

Chantaje a mi puta perra XXXIII

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Los tres nos sentamos en el sofá, teniendo una a cada lado, viendo a través de la Tablet como Blanca salía con una toalla alrededor de su cuerpo y se dirigía a abrir la puerta… -Blanca. - ¡¡¡Susana!!! Así termino el último capítulo…

El hilo dental

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Aquel día al ir a hacer mi colada, me la encontré, ahí, en ese cesto estaba. Una tanguita de encaje negra, que apenas podría tapar una minúscula parte del sexo de su poseedora. Pedazo de zorra ha dejado esta tanga en la lavadora para que sepa que es una puta, murmuré.

Un nuevo mundo VI

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Al llegar allí, creyó haber encontrado el paraíso. Todo era verde con abundancia de comida, Isseyon comió hasta hartarse, sus restricciones se habían terminado. De pronto sintió un pinchazo en su espalda y la luz se apagó.

El padre Ángel XII

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Ella estaba resplandeciente y sólo por eso me sentía satisfecho. Por otro lado, resultaba curioso que en nuestros encuentros fuera de mi casa, me tratara de usted y con tanto respeto, como el cura que era. 

El anuncio IX

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Zoey empezó a lamer el empapado coñito de Silvia, con auténtica maestría. Dominaba la técnica a la perfección. Inicialmente lo hizo por sus labios, abriéndolos con sus dedos alcanzó el clítoris con su lengua. Lamía muy lento y muy húmedo, succionando de vez en cuando. cosa que le hacía estremecer.

Día a día VIII

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El chaval tenía una vista preciosa a través del cristal del ascensor. Cuando llegamos arriba, tiré de la falda de Esperanza abajo para que no fuese enseñando el culo y guiñé un ojo al chaval. Seguro que esta noche se hacía una paja pensando en ella. Salimos y pedimos una mesa
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