Me llamo Juan y soy un padre de familia de 45 años. Mantengo una relación con mi mujer de lo más satisfactoria, pese al tiempo transcurrido en nuestro matrimonio.
Todo comenzó hace tres años, les diré que tengo 33 años y la señora tiene 47 años, ella es una mujer que esta buenísima, es bajita y blanca, tiene unas tetas grandes y un culo enorme, además de que su cintura en estrecha, en fin la señora tiene lo suyo, creo que si la vieran por lo menos se imaginarían muchas cosas con ella, pues es muy sensual.
El día empezó temprano, pues mis cuñados y esposa se irían de paseo a la isla de Ixtapa, volverían casi con la puesta del sol, nos quedaríamos mi suegra y yo, mis planes eran de pasar el día en una tumbona, bebiendo lo que los meseros me ofrecieran y comer del bufet del hotel.
Mi suegra de siempre me impacto su forma de ser alegre despreocupada y sus grandes tetas, sobre todo cuando se pegaba a mi cuando estábamos cerca, me rozaba y eso me ponía a cien, yo desde ese momento tenia unas ganas locas de tocarlas, me sinceramente no me atrevía.
Les voy a contar mi segunda experiencia con mi suegra. Como recordaran ella tiene 54 años y mi primera “cogida” con ella fue en su casa cuando me sorprendió masturbándome con su bombachita.
Les voy a contar lo que me paso hace unos dias con mi suegra. Ella tiene 54 años y para su edad esta muy bien, tiene unas tetitas chiquitas pero firmes y un culo como para cuatro. Siempre pensé de como seria cogiendo o como seria la ropa interior que usaba.
Quizás por el vino tomado en la cena, mi suegra, de manera natural, en un brindis que los cuatro tipos hacían, levanto la copa e hizo el gesto de brindar con ellos, los cuatro, acogieron el brindis y lo agradecieron.
Empezó a acariciarla en redondo, arriba y abajo, con las dos manos, moviendo suavemente sus dedos bajándome la piel del capullo y dejando el glande a la vista, gordo y rosado, con una gotita de liquido preseminal en la punta.
Configuré una cuenta para mi suegra, en el computador de mi novia y así hablaban cada vez que mi suegra se conectaba. A mi suegra, que tiene unos 50 años, le fascino esta cosa del internet y pasaba horas y horas metida delante del computador. Junto con enseñarle a ocupar el MSN, con cámara y micrófono, le enseñé a bajar música. El programa que utilizamos, permite enviar mensajes dentro de las personas que están en el mismo programa.
Paso una semana y un sábado a las doce llamaron al interfono, era mi suegra. Afortunadamente Clara había quedado para comer con las del trabajo por un cumpleaños y se había ido a comprar un regalo.
Mi bella suegra es un cañón de mujer: sexy, atractiva, provocadora; 48 años, unas curvas peligrosas (gasta una talla 105 de pecho), rubia de labios carnosos y unas piernas de adolescente.
Comencé a fijarme en su hija, una preciosa niña rubita de 18 años cuando yo tenía 23 y descubrí maravillado que tenía una madre que parecía su hermana y que todo el mundo se giraba para observarla el movimiento de culito, ella tenía en ese momento 40 años, no sé si inconscientemente por esa visión, acabé tirándola los tejos a su hija y nos convertimos en novios.
Me coloque hincado entre sus piernas y se las levante un poco, dejando sus pantorrillas en mis brazos para mantenerla abierta de forma descansada para ella. Ella también se empezó a acomodar, quito la almohada donde estaba descansada y se recogió un poco el pelo, como preparándose para una inyección o una maniobra médica.
Mi mujer Adela, y yo vivimos solo en un viejo y amplísimo apartamento de la costa, donde acostumbramos a vivir casi todo el año, entregados al trabajo de cada uno y después a los mil juegos y placeres de la Erótica Universalis.
Pero nunca tuve otra posibilidad ni siquiera de tocarle una teta sobre el vestido, ya que siempre estábamos acompañados y poco a poco la pasión que teníamos y la confianza, se fue apagando y quedamos como si nada hubiese pasado nunca.
Todo empezó hace unos diez o doce años cuando una noche de amor con mi esposa le dije que me encantaría hacerle el amor a Elisa, su propia madre, viuda desde hacía muchos años.
Por la noche durante la cena ella estaba sentada a mi lado, yo me divertía con la escena pues estaba el padre que se follaba a la hija y la madre de mi mujer a la que me follaba yo. Con todo el descaro del mundo le metía mano a mi suegra por debajo la mesa, le había subido la falda y le toqueteaba el coño por encima de las bragas.
Entonces saqué fuerzas de donde no creí tener y le conté todo lo que sentía con lujo de detalles, sin retroceder un solo paso para mantener con su cuerpo una distancia de impacto.
Nos besamos apasionadamente, la lengua de mi suegra se metió en mi boca...... fue un beso completamente mojado, nuestras lenguas se enredaban mientras yo no paraba de ensartarle la verga en el coño.
A todo esto ella empezó a comerle el ano a mi novia y al poco se coloco al lado de su madre, comencé a alternar el ano de mi suegra con el de mi novia mientras ellas se masturbaban.
Al rato me dijo que la penetrara y así lo hice primero hacia ciertos gestos de dolor luego sus gemidos fueron más cálidos y excitantes mi, esposa era cogida por uno de los esposos de su prima.
Mis gritos y esfuerzos por desprenderme de mi violador nada pudieron contra su loco deseo de poseerme y continuó metiendo y sacando su verga repetidamente, sin pausa, hasta que me inundó con su semen en una explosión de orgasmo que golpeó lo más profundo de mi vagina.
Eran las cinco y mi suegra empezaba a sufrir los efectos del alcohol, por lo que le pedí que se tomara un hidalgo (trago de todo el vaso) de lo que le quedaba del jugo y que nos retiráramos del lugar, eso hicimos.
Por primera vez me estaba culiando a una mujer de edad y la sensación de introducírselo completamente era inexplicable. Tenía su zorra no muy apretadita ya que en la noche se había comido enterito un pepinillo, pero sus paredes estaban complacientes de tener a tan distinguida visita.
Esa fue mi noche desquite. A partir de ese momento pasé a follarmela con regularidad. El morbo de Silvina llegaba a tanto, que, tiempo después, me presentó a su marido como el novio de una amiga que se prestó al juego y con esa excusa empecé a frecuentar su casa y a follármela por todos los rincones y en las circunstancias más insólitas.
Ella reaccionó y me dijo, que por allí no, que nunca lo había hecho por el culo, que por favor no se la meta por allí, pero sus súplicas no le sirvieron de nada, ya tenía la cabeza bien metida y ajustaba el esfínter de una manera deliciosa que me calentaba aún más, me dijo que ni a su marido le había dado el culo y que se la sacara que le dolía.