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En la boca de mi suegra

Estábamos en mi casa, bañándonos en la piscina.

Con mi señora no tenemos hijos. Mi suegra estaba de visita.

Ella a su edad, 60 años, no tenía traje de baño por lo cual estaba solo con los pies en el agua.

Mi señora le ofreció uno de ella, pero se rehusaba a usarlo.

Luego de varios ruegos de todos los que estábamos ahí, accedió y entró a ponérselo. Grande fue mi sorpresa al verla salir con un traje de baño de una sola pieza, color fucsia, sus pechos muy grandes, apenas quedaban cubiertos, mostrando el contorno de sus pechos.

A su edad, ya no tiene buen físico, pero a mí, me encantaba, me fascinan las mujeres maduras entraditas en carne y mi suegra estaba para comérsela.

Ella mide un metro 65, tez blanca, cabello castaño corto y debe haber sido muy bonita a su edad.

Tiene un tremendo culo, pero lo que siempre me ha vuelto loco son sus tremendas tetas…. mmmmmmmmmmm… de solo acordarme ………. mmmmmmm.

El caso es que la venía acercándose a la piscina con una toalla amarrada a la cintura.

Se la saco delante mío (yo estaba metido en el agua), y pude ver como entre sus piernas aparecía una frondosa mata de pelos que se escapaban de su traje de baño. La imagen me éxito de sobre manera, menos mal que estaba sumergido en el agua, porque mi verga se puso dura en el acto.

Ella se recostó a tomar sol, yo me bañé un poco más y me puse de frente a ella, metido en el agua tratando de ver un poco más de esos pelitos.

No podía ver nada, así que, en broma, le tire un poco de agua, ella se asustó y se levantó y se acercó a mí a tomarme de la cabeza y sumergírmela en el agua.

Al agacharse pude ver ese tremendo par de tetas que por poco se salían del traje.

Pasó la tarde y no fuimos a vestir. En la noche vinieron unos parientes de mi novia, entre los cuales venia una tía de ella que es muy divertida y a cada rato tira tallas en doble sentido.

¡A ti Carmen lo que necesitas es una buena sesión de sexo con un hombre que te haga sacar todos esos achaques que tienes! (Carmen es el nombre de suegra, ella en un principio se ponía un poco colorada, pero a medida que se le iban subiendo los tragos a la cabeza, se puso bastante más desinhibida, a tal punto que me sorprendió.

Ella había quedado viuda muy joven y nunca se había vuelto a casar. Y la única hija que tenía era mi señora.

Llego la hora en que se fueron los familiares y solo quedamos mi suegra, mi señora y yo.

Mi suegra se levantó y se empezó a quejar de los típicos dolores de huesos. Mi señora la acompañó a su dormitorio, yo me dirijo a mi pieza. A los pocos minutos, ella me llego a buscar para que le hiciera unos masajes a su madre, ya que yo tenía la manos más fuerte y sabia como hacerlos.

Llegue a su habitación, ella estaba tendida de boca con un pijama de color verde. Mi señora me paso una crema y le subió la parte de arriba. Estaba sin sostenes y se podía apreciar el contorno de sus pechos.

Empecé a frotarle la crema en la espalda, ella gemía de placer…. mi novia bajo a recoger los vasos y a ordenar un poco.

Yo seguía masajeando a mi suegra, de repente me di cuenta que ella estaba roncando, el alcohol había hecho su efecto. Sin pensarlo dos veces mis masajes se fuero acercando cada vez más a sus pechos tocándolos fuertemente igual como lo hacía con su espalda……. mi verga estaba dura como palo… aprovechaba de ver su gran trasero completamente suelto……….. a la espera de mis caricias.

De haber estado solo, no habría dudado en darle un masaje también. … Envuelto por la calentura, traté de tocar completamente uno de sus pechos, pero sentí que mi mujer subía las escaleras y tuve que parar.

Esa noche mi mujer fue la que recibió la calentura que me había provocado su madre.

Al otro día, como yo estaba de vacaciones me metí como a las 11 a la piscina. Mi señora había ido a trabajar y ya no volvía hasta la noche. Mi suegra se levantó y empezó a hacer aseo.

Me salí a buscar una bebida y pude ver que estaba bastante transpirada luego de hacer las camas y ponerse a encerar. ¡Suegrita ¡, que está haciendo, dejo eso que mañana viene la niña del aseo.

Para eso le pagamos a ella. – Es que no me gusta estar sin hacer nada – Pero no sea tonta, aproveche de descansar, esta semana Ud.

No tiene que hacer nada- Mejor póngase el traje de baño y acompáñeme a la piscina, que el agua está de miedo – ¿Peo y el almuerzo? …. ja ja ja, no se preocupe, yo pido comida al restaurante, o se imagina que estando solo me voy a poner a cocinar?… Colóquese el traje de baño, yo no tengo nada de hambre, recién tome desayuno…. La verdad yo tampoco, también tome desayuno recién. Le voy hacer caso.

Se metió a su pieza y salió nuevamente con el mismo traje de baño.

Tomamos un rato sol y luego la invite a bañarnos.

Ella se metió al agua y solo se hundía un poco sin mojar su pelo. _ Suegrita, ¿Ud. ¿No sabe nadar? La verdad que no, siempre quise aprender, pero le tengo un poco de miedo al agua…. ja ja ja ja…venga para acá, que yo le voy a enseñar………. La tomé de las manos y le hice levantar los pies y que patalear…. ella se ponía muy tensa al principio, pero pronto se relajó.

El traje de baño se traslucía, y sus pezones por el frío se habían puesto duros……….. al igual que mi verga. Cada vez que podía, me ponía en su espalda y se la apoyaba entre sus nalgas.

No se si no se daba cuenta o se hacia la tonta…. En una que se acerca al borde de la piscina, me acerco a ella y ya sin disimulo me apego a ella por detrás, ella se queda quieta, sin tocarla con mis manos me acerco, ella trataba de decir cualquier cosa, la notaba nerviosa, pero no se movía. Estaba sintiendo mi verga en sus nalgas, pero trataba de disimularlo.

Mis manos bajaron hasta su cintura y la acerque a mi… ya no decíamos nada, mi respiración en su oído hacía que doblara la cabeza……. ¿salgámonos mejor? su voz estaba nerviosa… ya mis manos bajaban hasta su entrepierna acariciando esos pelitos que afloraban de su traje.

Ella trató de soltarse, pero no pudo… ¡Carlos que está haciendo ¡…….. yo no decía nada, empecé a punteármela por detrás, mientras sus manos trataban de sacar las mías de su sexo……… ¡Qué haces… suéltame!¡Qué dirá Cristina!…… no tiene por qué saberlo…….. ¡Estás loco!¡Como se te ocurre!¡ Suéltame ¡……. con un mono corrí su traje por el culo y empecé acariciarlo fuertemente…. ella cada vez oponía menos resistencia… ¡Por favor no lo hagas!……….. Carmen déjame hacerlo me tienes muy caliente…….. No está mal, yo soy tu suegra…………peo igual tú lo quieres… (ya mi verga estaba afuera de mi pantalón y trataba de meterla…… Por favor no lo hagas……. déjame y hare lo que tú quieras, pero por favor no me la metas que me duele…………. ¿Cualquier cosa?………. Si, pero por favor no me la metas…… Quiero meterla en tu boca… ¡En mi boca!¡Estas loco, como se te ocurre!… ¡Yo soy una mujer decente! Eso es lo que quiero……. está bien, pero no me la metas por favor……. De un salto me senté al borde de la piscina. Mi suegra trato de salir, pero yo la tomé de la mano y la puse entre mis piernas……… un trato es un trato…. eres un pervertido…. déjame ir por favor…un trato es un trato…Acerco su cabeza a mi verga… y solo apoyaba sus labios sobre ella… ábrela la boca y chúpamela…. ella no decía nada, se negaba abrir la boca…. yo no aguantaba más… ver los labios de mi suegra en mi pico me tenía loco, así que sin avisar bote un chorro de semen que dejo toda la cara de mi suegra y su pelo cubierto con el…. Ella puso cara de asco y se soltó y se salió de la piscina entrando a la casa.

Me quedé sentado al borde con mi verga lacia y recién hay pensé en lo que había echo. Me dio miedo pensar que mi suegra le contara lo ocurrido a mi esposa. Es más, fue casi una violación.

Pasaron como quince minutos y entre a mi casa. Entre el dormitorio de visitas y hay estaba mi suegra dándome la espalda se notaba que estaba llorando. Parado al lado de la cama, le pedí perdón, que me disculpara…. que no sabía lo que me había pasado…ella no me miraba…… me acerque a ella… le hice cariño en el pelo… y seguí disculpándome… ella me pidió que saliera, pero yo seguí acostado a su lado…….. ella se dio vuelta y me dijo que no quería que eso se repitiera nunca más, que no se lo diría a mi mujer, pero que eso no podía volver a repetirse.

Toda la tarde ella pasó en su pieza y yo salí. Cuando llegué mi mujer ya había llegado y me di cuenta que mi suegra había guardado silencio.

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