relatos eróticos sexo anal

67 relatos

Si me dejas follarte, te llevo a casa

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Por aquel entonces contaba 19 años, iba al instituto Eusebio da Guarda, eran clases para adultos, muchas veces en lugar de acudir a clase, lataba, otros llamaréis hacer pellas, en fin, la cosa es no acudir a clase. Lo que hacía era ir por La Coruña a beber, fumar, jugar al ajedrez, en fin, ir de rumba todo el día, hasta que llegaba la noche que era cuando me iba a la estación de autobuses para coger el coche de línea e irme para mi casa.

Por caliente y atrevido, terminé siendo desvirgado

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Al fijarme más en él, pude apreciar que me estaba haciendo señas y bufff, el cabrón tenía la polla de fuera, menuda tranca que se le podía apreciar, era bien larga y ya la tenía bien tiesa, se la estaba acariciando con la mano a la vez que la exhibía para que se la pudiera apreciar.

Conociendo Bogotá, voy a una sala gay

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Me llamo Miguel ángel, soy gay, aunque en mi familia no saben nada de mis gustos sexuales, o al menos eso creo. Estando de visita en Bogotá, acudí a una sala gay, donde además de sauna, cuarto oscuro, etc. Aquel día había un espectáculo de estriptis, del que fui algo más que un simple espectador.

Taberna Bernardino, vinos y licores II: Introduciéndome por el culo el habano del tabernero

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Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos. Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos.

Un día en las dunas de cruising

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Aquel día de sol, fui como en muchas ocasiones a pasear por las dunas, iba como siempre buscando quien me diera una buena follada. Allí fue donde empecé a tener encuentros con hombres, al principio solo fueron mamadas y poder ver y disfrutar de otros cuerpos desnudos, hasta que un día perdí la poca inocencia virginal que me quedaba, vamos que allí fue donde me desvirgaron a los 16 añitos.

En la tienda de muebles de baño

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Al ver que yo no decía ni hacía nada, viendo que me había quedado paralizado, él empezó a restregarme aquel enorme bulto, viendo que yo me dejaba hacer. Ahora ya no solo era su paquete el que se restregaba a mí, ahora sus manos ya empezaban a meterme mano.

Bruno, el jovencito seducido

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Me quedé allí mirando, viendo como el más mayor, le daba por el culo al más joven, hasta que pude ver que ellos se dieron cuenta de mi presencia. Dios, me estaba poniendo palote viendo aquel espectáculo, pero al ver que ellos se habían dado cuenta de mi presencia, me aparté un poco, pero sin perder de vista como le estaba dando por el culo el más mayor al más joven.

Follando como conejos en el barco

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Cuando vi el pedazo de rabo que le colgaba en medio de las piernas, no daba crédito a lo que veían mis ojos al ver la cosa que le colgaba. Joder para el capullo del Boiro, si el cabrón medía más o menos como yo, 1,65, más o menos, y tenía una pija larguísima, joder.

En la ferranchina III: Sorpresa inesperada al acudir a la ferranchina

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Iban dar las 8 de la noche, cuando salía de casa rumbo a la ferranchina en busca del transformador, y no solo del transformador, sabía que el viejo ferranchinero, me iba a volver a follar, y la verdad es que yo también tenía ganas de volver a ser follado por la verga de aquel viejo, me estaba haciendo adicto a aquella polla que tanto me hacía disfrutar.

Volviendo al día siguiente de cruising a las dunas

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Al día siguiente volví a ir de cruising a las dunas de Razo Baldaillo, que hay En mi pueblo, Carballo, ayuntamiento de La Coruña. Al llegar no sabía si tendría la suerte del día anterior, pero al llegar ya pude apreciar que había peña, por lo que, sin perder tiempo, me despoje del bañador igual q

Siguientes días del bautizo anal de un jovencito gay

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Después de llevar 2 días lloviendo y no poder acudir a dicha zona, en busca de más polla que siguiera abriendo mi pequeño y redondito culito, empecé a preocuparme de que mi orificio anal se cerrase, por lo que decidido a que mi agujero anal, que tanto gusto me había hecho pasar, no se cerrara, empecé a meterme todos los días 2 de mis dedos, primero metía el índice y luego de estimular mi pequeño agujerito, metía el dedo medio.

Veía mi polla gotear mientras estaba siendo enculado

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No era la primera vez que me corría mientras estaba siendo follado, pero sí fue la primera vez que vi como de mi polla empezaban a caer gotas de semen mientras me estaban dando por el culo, salpicando por todas partes, a la vez que mi polla se bamboleaba al ritmo de las enculadas que estaba recibiendo.

El viejo del sex shop II: Continuación

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Se veía un jovencito en un Sling como el que tenía el viejo en el cuarto, gemía como desesperado con la verga de un negro en la boca y otra en el culo, aquella verga le entraba hasta la garganta mientras el otro negro le introducía su gran verga hasta los huevos, los tres pujaban como locos.

El viejo del sex shop I: Descubriendo el gloryhole

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Este es un relato de un lector que me pidió que contara y publicara su historia. El relato fue escrito por él, yo solo corregí algunos detalles. Primero va la presentación y como se inicié en el sexo gay como pasivo. Luego como descubrió el gloryhole, y donde conoció a El viejo del sex shop