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Después de una comida un joven termina teniendo un sexo diferente con la tía madura de su novia

La imagen que veía en su ropero era yo parado dándole la espalda, la tía de mi novia agachada, con una mano agarrándome la pichula y con la otra me estaba penetrando el orto. Ya no aguantaba mas, me estaba apunto de correr, ella lo noto, me dio vuelta, empezó a chupármelo muy fuertemente, sus manos nuevamente se agarraron de mi culo.

Joven y madura viuda de 130 kilos muy ardiente

Fue imposible. Eran demasiado grandes para llegar a ella con mi lengua. Me monte sobre ella y empecé a jugar con mi verga entre sus nalgas. Se las abría y la dejaba aprisionaba con tremendas nalgas. Le dije que me la apretara. La gorda apretó sus nalgas y hasta me dolió el apretón pero era exquisito, mientras mi manos apretaban sus tetas que se desparramaban por el lado. Tenía que hacer mío ese culo.

Mis inicios sexuales con una madura muy cachonda

Mis inicios sexuales con una madura muy cachonda Hola lo que voy a relatarles es la historia de mis inicios sexuales con una madura que aparte de haberme hecho hombre en todo el sentido de la palabra, es una de las vivencias en mi vida la cual nunca olvidare. Corría el año 1984 apenas contaba …

La vecina de enfrente

Un día, cuando estaba dándole a la manivela (he de decir que no gasto esos tamaños que abundan por estos relatos; mide unos 15’5 cms. y eso en su máximo esplendor) con la tranquilidad de que su marido se había marchado y también sus hijas, vi cómo se acercaba a casa.

El sobrino de mi ex

Procedí a desabrochar su cinturón y bajarles los pantalones, ante mi apareció una pija en toda su gloria, comencé a darle una mamada de película, Roberto gemía y me apretaba las tetas, no tardó en llegar a un orgasmo inundando mi boca con su leche.

Juego de cartas con una madura

Luego una pequeña discusión entre la tía y yo , contra los otros dos por el nivel de la penitencia . Ya para esos momentos, con mis tragos encima , y todo lo que estábamos haciendo , y como estábamos súper caliente, así que sin reclamar mucho le di una suave pasadita por su concha, por sobre su pantalón.

Mi primera vez con una señora llamada Amelia I

Me desaflojó la correa, bajo el cierre de mi pantalón y eso me comenzó a gustar, al sentir sus cálidas manos en mi pene me hizo sentir más rico todavía. Lo tenía bien erecto y ella se puso a mirar, me tocaba con sus dedos el glande y quiso remangarlo hasta abajo, pero la mitad de mi prepucio estaba pegado todavía a la piel, la parte del frenillo la tenía intacta y pegada al glande.