Sin aceptar la invitación volví a mi lecho matrimonial donde mi marido distendido descansaba de las tensiones que ayer lo volcaron a la realidad, mirando por la ventana abierta los recuerdos de la semana fueron pasando por mi mente
La quise volver a poner a 4 patas pero estaba demasiado hecha polvo para ello así que me puse encima de su espalda mientras la clavaba por el coño...aquí tuvimos una corrida conjunta de impresión.
La escena era increíble, ahí estaba tirada yo, con los pechos al aire, a pocos metros de mi novio, con dos tipos metiéndome manos por todos lados, y yo estaba fascinada, tantas caricias y besos me habían puesto muy caliente y lamía de vez en cuando, ya que las caricias ya no solo eran en mis tetas sino que me metían mano entre las piernas.
La tumbé sobre la cama boca arriba y empecé por levantarle las piernas y clavársela de esa manera, mirándole los ojos ella asentía con la cabeza cada empuje mío y sus ojos parecía que se saldrían de las órbitas a cada empellón, mientras gemía y me animaba a seguir dándole teniendo en poco espacio de tiempo dos orgasmos, el último de los cuales fue tan bestial e intenso, una corrida tan fuerte que pensé que me iba a romper las caderas de la forma en que me apretó.
Fui testigo de cómo ella se colocó al borde de la cama, tendida boca arriba mientras él la tomaba por las caderas y en una furiosa danza una y otra vez introducía su virilidad erecta sobre su sexo, golpeando pubis con pubis, cada vez con más rapidez.
Ahora está embarazada de 7 meses, pero sigue follando como si nada, ya sabemos que será niño y se llamará Carlos, como su padre, esta claro, aunque Blanca dice que es porque le gusta el nombre.
Me desató y me fue quitando las vueltas del cordel, cuando llegó a la polla, quitó sin ninguna contemplación el cello que unía mi polla al receptáculo de plástico, me aguanté las ganas de chillar, quería demostrarle que su cornudo también era un hombre y que podía aguantar aquello y mucho más.
Por un largo rato todavía, permaneció con la pija en la boca, rodeando una y otra vez la cabeza con la lengua, hasta que estuvo segura de que ya no saldría ni una gota más del sabroso jugo.
Su lengua hacía círculos de derecha a izquierda primero y luego al revés sobre su glande rosado y descomunal, se la sacaba y con ella flácida se la restregaba por la cara, como queriendo atrapar los restos de esperma que habían ido a parar a su cara
Ella que siempre me había considerado su atleta, su niño, su chico de complexión atlética y bien definido, y era verdad, todo era verdad, practicaba atletismo, era delgado, fibroso, complexión atlética y cara de niño porque aunque que tenia 29 años aparentaba 5 menos, había veces que dependiendo de como se vistiera ella parecía mayor que yo, pero bueno esa es otra historia que no viene a cuento ahora.
Nos vestimos, su amante había regresado, ella no dejaba de besarlo y agradecerle con su mirada el despertar sexual de su nuevo agujero, como si yo no estuviera, como sino existiera; el me miraba a mi con prepotencia de saberse mi condición de cornudo sumiso consentido y humillado
Me desataron las manos y volvió a advertirme que ni siquiera me tocara o el resto de velada la pasaría en el cuarto de baño a oscuras y de rodillas con las manos atadas por detrás a mi polla, mientras oiría sus jadeos desde la habitación.
Esa noche fuimos todos a tomar unas copas y al quedar solos tal cual yo quería, me invito a su casa, como la verdad quería sudar, eso hicimos, utilice mi mejor repertorio, primero ya desnudos, me arrodille ante su miembro, mamándolo como su tamaño y mi calentura lo requerían, estábamos fornicando, cuando alguien toco la puerta de la quinta, sobresaltada interrogándolo con mis ojos, encontré un rostro de extrañeza, en el marco de la puerta del dormitorio, estaba una mujer de unos cuarenta años, morocha, ojos moros
Todo empezó hace diez años cuando le confesé varias infidelidades, para ella fue un shock pues siempre pensó que teníamos una relación especial, pura, por encima de la media. Pero es muy inteligente, entendió rápidamente que somos una pareja más, con sus problemas y crisis.