Siempre cortaba cuando la conversación se dirigía hacia el terreno de lo concreto, cuando me pedían una cita, el número de teléfono, la dirección de correo electrónico, pero segura de que había conseguido mi objetivo: convencer a mi interlocutor y, no sólo convencer, sino también asegurarme que excitaba su deseo, y eso tan sólo utilizando la palabra.
Un apretón de manos por mi parte y como es costumbre en España un beso en las mejillas a la chicas por parte de ellos. Eso creía que la excitaría, ser besada por un desconocido mientras la ase por los brazos, en éste caso cinco, y ella sabiéndose desnuda, ¡Vaya si lo supieran ellos!. La conversación duró otros diez minutos para luego quedarnos solos, momento que aproveche para tentarla con un trío, que ella rechazó diciendo que sólo lo haría con Richard Gere, a lo que le contesté que tampoco estaba nada mal el hermano de nuestro amigo lo que ella me corroboró ampliando mi observación a un "está muy bueno", pero allí quedo la cosa.
Cuando sus ojos divisaron al hombre que llevaba puesta una campera de gamuza y jeans, tal como le había anticipado el inspector, supo que no se había equivocado al acudir a la cita. El hombre tenía un físico privilegiado y al verlo se sintió conmovida. Se sentó frente a él y percibió que éste también había quedado impresionado con ella.
Una noche me tocó un reparto en una noche de tormenta por eso me jodió tanto tener que acudir a aquella casa pero esa fue una noche que nunca en la vida podré olvidar. Os cuento, era una noche bastante fea había muchos rayos, truenos, etc. me tocó un reparto en una calle que no conocía lo que me hizo tardar un poco más en mi entrega pero al fin llegué, miré el piso, 4º D.