relatos eróticos cola

7 relatos

Rita II: Conociéndome

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Como ya te fui contando, cada vez que mi cuerpo necesita relajarse y sentir menos el cansancio de casi todo un día en el cole, tengo que estar a solas sí o sí, encerrándome donde sea y con una frenética sesión de placer íntimo antes de hacer la tarea o de dormir me puedo sentir una chica completa y bien satisfecha.

A la uruguaya

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Todo empezó cuando yo estaba en 3° de secundaria y me encontraba ,en ese entonces con mi mejor amigo Carlos, a lo largo del año fuimos conociendo dos chicas no muy lindas pero eran realmente buenas.

Mi primer levante

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Entonces nos vamos a entender dijo y nuevamente me preguntó: estás caliente con las pijas que viste en el cine? Le contesté que si, que estaba que hervía, entonces me dijo y eso que no viste la mía, vamos a un hotel y te saco la calentura. Primero lo pensé un poco pero realmente era tanta la calentura que tenía que le dije que si.

Soñar con sirenas

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Te cogí, del brazo, te arranqué de la cama. Llevabas un pijamita verde que te conocía desde hacía años, de pantalón corto y chaquetita de manga corta. Debajo de él no llevabas más que las bragas.

Lo bueno de no saber cuando parar es lo que sigue al continuar

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Comencé a tocarlo entre las piernas, despacito a masturbarlo con la mano hasta que decidido cerré los ojos e intercambié mano por boca lamiéndole toda la verga mientras Aurora, después de deleitarse un rato metiendo la lengua entre mi boca y el pedazo de su hermano, se fue encargando de mis hombros, mi cuello, espalda, hasta hundir la cara en mi cola para jugar un rato con su lengua, yo regocijaba.

Viajar y estar lejos de tu pareja puede traer tan gratas consecuencias como la que tendrá nuestra protagonista

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De repente sentí la necesidad de sentirme una puta terrible y me dedique a darle a ese pene todo el placer posible con mi boca, sus movimientos indicaban que estaba logrando mi objetivo y cuando parecía que iba a acabarse me retire y me senté sobre él, de espaldas y fui penetrándome despacito con esa pija enhiesta y dura, sentí sus manos apretar mis pequeñas tetas y comenzó a pellizcarme los pezones mientras yo cabalgaba cada vez más a prisa sobre él, tras un rato de este placentero juego nos acabamos y sentí su leche caliente inundar mi interior.