—Mira cómo me aprietas la verga, zorrita, que deliciosa estás—dijo el enano con sus ojos inundados en perversa lujuria.
Katherine Riveros, con la cara roja del placer y la humillación, jadeando y aferrada a la mesa, no podía creer que estuviera disfrutando de ser usada de aquella manera por un ser t
Ambos cayeron en el asiento fulminados y sudados por la tremenda sesión de sexo que tuvieron, el jorobado aún seguía encima de ella con la verga bien metida dentro de su diosa, en ningún momento se la saco, hasta que poco a poco empezó a perder forma
Hola a todos, me llamo Cielo Riveros, lo que les cuento a continuación pasó cuando recién cumplía los 20 años. Vivía con mi familia en un barrio común y de clase media baja de la ciudad, conformada por mi madre, mi padre y un hermano menor, y justo estaba en esos días donde me había peleado con mi novio, así que me encontraba recién en mi fase de soltera.
“Ahhh ahhh siii siii me gustaaa…. Muchoooo profe…” su vagina las sentía llena de tanta verga mientras su profesor seguía locamente cogiéndola como un depravado sexual… Ella gemia y gemia mas y el viejo la penetraba mas sin conteplaciones luego paro un poco el maestro y se la saco para darle la vuelt
El verla toda despeinada y destrozada no causaba más que acrecentarle su morbo a este extraño hombrecillo, digo extraño por su formación corporal que más tarde relataré más a detalle, era un estímulo extra verla ahí acostadita recién cogida, admirar su perfección y justificar que el tipo de hembras
Siguieron ese loco movimíento hasta que de repente dejaron casi de moverse. Seguían besándose abrazados. Por supuesto que ya sabía lo que había pasado, pero solo imaginaba los sentimíentos de ella. Siempre fui muy intuitiva. A lo mejor lo desarrollé más porque nadie me explicaba nada y tenía que sac
…pero que par de tetas se decía el viejo…que cuerpo mas rico…oh que culo que se gasta esta niña…lo veía grande y paradito…perfecto como a él le gustaban…ahhhh…..ahhhh…gemía el viejo y concentrándose en la parte mas sagrada de aquella niña-mujer…en su conchita, en su rayita, en su panochita, en su ta
Cuando Katherine Riveros empezó a temblar comprendí que el orgasmo le llegaba inminente, no me dio tiempo de prepararme, mi boca se llenó de los jugos del coño de mi prima, ella cerró las piernas de golpe, no me dejaba sacar la cabeza, mi polla dijo, ¡ahora yo! y sin más empezó a salir leche a chorr
Era obvio que Cielo Riveros estaba súper-excitada por lo que le describí. En este momento no podía dejarme ganar por mi ansiedad y abalanzarme sobre ella o espantarla de otra forma. Si quería disfrutar de su estrecho ano y tener su enorme culo entre mis manos, tenia que calmarme... tenia que darle e
AAAhhhhhh, déjeme don Lucas...uuuuyyyy....por favor gemía ella sólo cerró sus ojos y su respiración se agitaba, oleadas de placer se sucedían en su cuerpo,don Lucas viejo zorro en estas cuestiones sabia que la chica no aguantaría con tantas sensaciones placenteras y que solo era cuestión de tiempo
Todo paso hace ya mucho tiempo, cuando escribí y publiqué por primera vez esté relato habían pasado más de 15 años (ahora son más de 20), en ese entonces Yo tenía recién cumplidos los 22 años (ahora tengo 43) y llevaba poco más de un mes de novia de él, que en ese momento tenía 19 años.
Eleanor siente por primera vez la cercanía de la piel de su hijo, aquel hombre que ya no es un niño, ni adolescente, si no todo un hombre hecho y derecho, quien es el poder detrás de ella, en el ejercicio del control de BD-SBSS enterprises, ante el asedio de Demian Graham.
Martina nos cogió a los dos. Nos hizo acostar uno encima del otro boca abajo con nuestras colitas a su disposición. Nos fue cogiendo alternativamente. Era hermoso sentir el cuerpo de mi amigo mientras íbamos recibiendo en la cola la pija de Martina
Eleanor, una mujer dueña de un emporio empresarial gigantesco, después del fallecimiento de su esposo, está transitando un camino de duros cambios o adaptaciones, ¿podrá mantenerse en pie en medio de aquellas turbulencias de la vida?
En la cocina, la familia Huntington comparte un desayuno tenso. James, serio, y Sophia, distante, evitan mirarse. Eleanor, elegante y maternal, intenta mantener la calma mientras aborda temas de la empresa, buscando unidad en medio de emociones contenidas.
Mi marido me decía siempre que se me notaba cantidad cuando acababa de hacer el amor porque me cambiaba la cara : se me sonrojaban las mejillas, los labios se me hacían más voluptuosos y mis ojos azules brillaban como aguamarinas...
Salí al balcón a echarme un cigarrillo, la ventana de la vecina de enfrente traslúcida dibujaba una silueta sensual y abrumadora, me excitaba. Observo que tocan el timbre y sube una mujer voluptuosa , se acerca y empieza un anal, no era lo que esperaba o las copas no me dejaban ver, la noche me […]