Capítulo 7

Mónica y el director IX – Todo bajo control

Recordaba como estando ella hecha un manojo de nervios debido a su nueva y más reciente infidelidad contra su marido, se molestó en el momento en que de aquella manera tan burda se le insinuara al oído….»

Pues usted dirá señorito, de a como no o donde nos vamos a ver para que le ayude con esos permisos que quiere su jefe, ya sabe usted Reinita, si quiere la veo mas tarde y le acepto hasta cuerpomatic o lo que usted quiera»

«Vamos, por favor caballero no creo que haga falta tanta violencia»…. Dijo Joel Hernández con voz que delató un poco sus nervios.

«Que me voy a calmar ni que nada»… Continuaba casi gritando exaltado el inesperado visitante… » Y a mí esta infeliz perra me las paga ., que yo no soy la burla de nadie»… Grito a voz en cuello el hombre, mientras que cerca de la puerta aparecía la figura de la secretaria de Joel Hernández como intentando saber que ocurría., pero temiendo agravar la situación se quedo quieta esperando ver como se desarrollaba el incidente antes de decidirse a llamar a Seguridad.

» Eso no se vale Hernández!!!» … Continuó el reclamo aunque en tono un poco más sereno mientras que Mónica aun no se reponía del inesperado susto y temerosa volteaba a ver hacía donde aquel hombre se encontraba parado ., y reconoció en él a aquel nauseabundo y grosero sujeto que el martes había ella ido a visitar a aquella dependencia de gobierno., con la intención de que les ayudara a agilizar los tramites de unas licencias para colocar nuevos carteles publicitarios en una zona de la ciudad.

Recordaba también como estando ella hecha un manojo de nervios debido a su nueva y más reciente infidelidad contra su marido cometida días atrás con su jefe., se molestó en el momento en que de aquella manera tan burda se le insinuara al oído…. » Pues usted dirá señito., de a como no o donde nos vamos a ver para que le ayude con esos permisos que quiere su jefe, ya sabe usted reinita, si quiere la veo mas tarde y le acepto hasta cuerpomatic o lo que usted me quiera dar»

Recordaba Mónica, como si detenerse a pensarlo más., ella volteo a verlo despectivamente con una de esas miradas de mujer altanera y arrogante, mientras que en voz alta le decía delante de sus colaboradores que se fuera a freír espárragos… » Por favor señor, supone usted que una mujer como yo, se va a fijar en un pobre naquito y feito como usted??»… Le hizo burla antes de decirle que lo reportaría con uno de los superiores., para que habiendo todo mundo sabido del incidente, lo pusieran de patitas en la calle.

«Todo el mundo lo vio Joel !!!»… Estaba ahí uno de los jefes y por poco y me corren de no ser por que le tuve que decir como estaba la «movida» y ahora ya me quieren fregar lo de la «lana» y las fachadas que tengo yo rentadas a ustedes!!!!» … aclaró su molestia el hombre y luego preguntó … «Dime la verdad no seas mariquita!!., para que mandaste a esta payasa a quemarme??… Ya no quieres trato conmigo y me quieres tronar pues órale., pero bríncale y además de ahorita mismo darte en la madre, le paso a tu jefe los datos de lo que realmente has pagado por esos permisos y al mío le pongo sobre aviso para que los truene y cierren la empresa por no respetar los reglamentos y no haber indemnizado a las gentes esas a las que les cayo encima aquel letrero que no debería de haber estado en aquella vía rápida.

En cuanto Joel Hernández acabó de oír cual era el principio de la queja de aquel mañoso y corrupto hombre., se dirigió hacia la puerta de su privado y tras asegurar a su secretaria que todo estaría bien y no hacia falta llamar a los de seguridad., sólo le dijo podía volver a sus ocupaciones y él junto con Mónica atenderían el asunto.

«Bueno., bueno mire usted Don Ramiro., yo no sabía nada de esta situación y por eso es que no entendía el por que y me parecía extraño que pidiera usted una cita para verme aquí en las oficinas»… Explicaba él mientras que miraba al perturbado hombre y se dirigía hacia uno de los sillones de la salita de su oficina, ofreciéndole que tomara asiento.

«A mi no me hacia falta que usted mandara esta clase de «princesitas» al trabajo para recordarme que teníamos un acuerdo., pero ahora he quedado muy mal parado en la oficina y será difícil que pueda seguir «ayudándoles» con sus licencias»…. Dijo el hombre mientras tomaba una de las butacas que le había sido ofrecida.

Mónica que había quedado parada e el medio de la oficina, sintiéndose como un total estorbo, al quedarse ahí sin habérsele ofrecido asiento alguno y tan sólo tener que escuchar las quejas de aquel mal nacido corriente y vulgar hombre., no sabía que hacer o que decir, por lo que pensaba que de manera definitiva aquel había sido ya su último día en aquella empresa y se preparaba mentalmente para tener que pedir una disculpa y abandonar la oficina. Cuando de pronto su jefe le hablo.

«Verdad que todo debe de haber sido un malentendido con el señor y el jefe del señor Mónica?»… Le preguntaba.

Ella no sabía ya que hacer, quedarse y seguir aguantando aquella humillación de ver pisoteada su dignidad al pretender que todo había sido su culpa. O salir de aquel lugar en ese instante y con la cola entre las patas regresar a su casa, aceptar su derrota frente a su marido y comenzar a buscar otro empleo.

«Si, talvez no comprendí bien lo que él Señor me decía»… opto por contestar y quedarse, para aunque fuera salvar esta situación y no ocasionar más la molestia de Joel, para así quedar en los mejores términos con él y poder tratar más adelante la cuestión referente a las incriminadoras pruebas de su adulterio.

«Lo ve señor???» … Preguntó Joel volteando a ver al tal Don Ramiro… «Ya lo reconoció ella, fue su error, pero yo le pido que la disculpe., supongo que ha estado bajo mucha presión últimamente»…

«A mi que me importa que lo haya reconocido y usted me pida una disculpa»… reclamó airado el hombre… » El caso es que delante de toda mi gente me hizo quedar en ridículo y mal con mi jefe que quizás haga que me cambien de departamento a una pinchurrienta sección donde ni las cucarachas se paran»… añadió antes de concluir retomando la postura de que si algo así ocurría él vería por que Joel Hernández se hundiera junto con él.

«Caballero., por favor!!!»… pedía casi suplicante Joel … «D- debe haber alguna manera de arreglar todo este problema., usted dígame que quiere y yo mismo veré por que lo tenga, ya sin intermediarios»…

«Sólo hay una manera de resolver o intentar arreglar esto «…. Dijo Don Ramiro … » Pero créame que de ninguna manera aceptaría que «usted mismo» lo viera o me arreglara mi asunto»… Terminó de decir volteando a ver a Mónica recorriendo de arriba abajo su aun bajo esas condiciones., imponente figura.

Al día siguiente, por la mañana Mónica tuvo un momento difícil al intentar convencer a su marido de que aquella minúscula y ajustada falda de color amarillo chillante que dado su escaso tamaño, era su mejor opción o si quiera un atuendo apropiado para presentarse a trabajar. Pues aquella provocativa prenda dejaba al descubierto mas de tres cuartas partes de sus mórbidos muslos., que lucían encantadoramente bien torneados hasta desaparecer bajo la tela de la falda por un extremo., mientras que por el otro continuaban hasta llegar a sus rodillas y pantorrillas que deliciosamente se notaban firmes y tensas por el estado y forma en que aquellos altísimos zapatos de tacón moldeaban el resto de sus piernas y glúteos, que parecían salir al encuentro de su mirada..

Si Gerardo no hubiera tenido que salir con tanta prisa y se hubiera quedado un poco mas a ver el resto del atuendo, se habría quedado boquiabierto cuando de su vestidor Mónica sacó para ponerse una blusa negra casi del todo transparente y que de no ser por aquel moño bajo el cual fingidamente intentaba ocultar a la vista sus senos apenas encubiertos y contenidos dentro de las copas de aquel Brassiere que sin duda alguna con cualquier descuido que ella pudiera tener., produciría un «accidente» que dejara al descubierto al menos la mitad de las aureolas de sus sonrosados pezones.

Al sentarse en la cama frente al espejo, agradeció que se hubiera marchado y no se hubiera quedado a verla sufrir, tratando de encontrar una manera cómoda de sentarse sin tener que batallar por cubrirse o bajar el dobladillo de la falda que insistía en treparse por sus muslos y dejar al descubierto una porción de la tierna y desnuda piel que escapaba al final del elástico borde de sus medias oscuras. Ella lo había visto salir, sabiendo cuan molesto se debería de encontrar por lo que seguramente él consideraría un intento de ella por retarlo y provocarle algún malestar, pero lo cierto es que Mónica, actuaba bajo el completo temor de que su vida se viniera abajo y la corriera de la casa si se llegaba a enterar de su infidelidad y aquellas obscenas fotografías que ella se había dejado tomar.

«Ya de por sí , bastantes dudas puede él tener de las cosas que yo no le he contado que hacía con mis novios antes de conocerlo y se molestaba cuando sabía que me seguían llamando por teléfono para pedirme que los volviera a ver o los dejará visitarme de vez en cuando antes de que nos casáramos . Y ahora esto encima»… Intentaba Mónica exculparse y reunir fuerzas mientras que ahora sí se reprochaba por no haberle tenido confianza suficiente para contarle sobre su sexualidad antes del noviazgo. Y decidía que haría lo que fuera con tal de salir de la situación y salvar su matrimonio.

Al menos eso era lo que ella se repetía una y otra vez cuando armándose de valor, decidió afrontar su destino, fuera cual fuera y salió de hogar hacia la calle.

Tal y como se lo habían ordenado la noche anterior., si quería seguir cobrando en aquella empresa y evitar que aquellas fotos arruinaran su matrimonio., tendría que presentarse a «aclarar todo el asunto», y disculparse con Don Ramiro y su jefe., ofreciéndoles su total e incondicionales disculpas por el altercado ocurrido durante la semana, aclarándoles que la compañía «agradecería todas sus atenciones» y ella quedaría a sus ordenes para cualquier aclaración que pensaran pertinente.

Aun pese a su descarado atuendo y pensando que fácilmente cualquiera que la viera podría pensar en faltarle al respeto., el porte de Mónica era de altivez y orgullo ante su derrota. Y al pasar frente a la fila de escritorios., con la mirada fija al final del corredor, hizo todo lo posible por no abochornarse ante los comentarios que a algunas de las secretarias y empleados reunidos allí hacían al verla pasar cerca de ellos.

«Ya viste que cola ¿??!!»… Peguntaba admirado alguno de ellos.

«Si hombre., Pinche Don. Ramiro Caballo., esta loco si piensa que se puede clavar a una vieja de estas…..» contestó otro.

Sentía sus miradas lujuriosas , recorrer todo su cuerpo , deteniéndose en su cintura para continuar o detenerse definitivamente sobre su espectacular trasero que con lo ajustado de la falda y la cadencia que aquellos altísimos zapatos conferían a sus caderas, producía en las mentes de aquellos hombres y alguna que otra mujer, cualquier clase de deseos.

«Tan decente que se veía el otro día cuando mando al diablo a Don Ramiro» … Comentó un hombre a una de las secretarias que se encontraban cerca de él.

«Pues ya vez que no era tan decentita la señorita» … Contestó la mujer en tono burlón … «Cualquiera que se vista así para salir a la calle., es una simple buscona»… Concluía.

«Pues a mi me vale!!!… que sea de otro fulano con tal de meterle mano» … Hizo el socarrón comentario otro que estaba también cerca del sillón donde Mónica después de anunciarse , se sentó a esperar ser atendida.

«Mi Madre!!!., ya viste hasta donde se le subió la falda!!!???»… Exclamó sorprendido uno de ellos sin poder apartar la vista de aquel espectacular par de piernas que se ofrecían ante sus ojos.

«Aaiiiissshh ¡!!! Yo no se que le ven ¡!!???… Es una puta cualquiera!!! » … reclamó un tanto molesta la muchacha a sus compañeros de trabajo que no dejaban de mirar hacia el sillón como si intentaran grabar en su memoria la imagen de aquella gloriosa mujer e imaginar las cosas que harían con ella si pudieran tenerla entre sus manos.

«Puta o no, ya la quisiera yo para hacerle un bebito» … decía en modo divertido y morboso uno de ellos…

«No por Dios., como crees!!!?? Tirártela sí pero…» Hizo una pausa el que contestaba aun más divertido, pero enfático añadió … » Tener a una de «esas» como la madre de tus hijos???… Como diablos sabrían que son tuyos y no del vecino, del portero o el que recoge la basura???» preguntaba.

«Una mujer así va pidiendo guerra en cada esquina., ofreciéndose al que se la quiera o la pueda pagar por metérsele entre las piernas!!!»… Dijo la muchacha…»Vayan ustedes a saber con cuantos haya tenido que ver antes y después de casarse»… Concluyó mientras que les dirigía la atención hacia su mano, rodeando su dedo anular para hacer que notaran el anillo de compromiso y argolla matrimonial que Mónica usaba como «prueba» de su pretendido status de mujer fiel y felizmente casada.

Instantes después, la puerta de la oficina comenzó a abrirse, ocasionando con ello que aquella cuarteta de parlanchines, de inmediato se disolviera, pretendiendo aparecer muy ocupados para cuando esta se hubiera abierto del todo.

Pero Mónica lejos de sentirse aliviada ,sentía como un nudo en la boca del estomago, la hacia palpitar profundamente, ante la inclemente ordalía que le podría estar aguardando al encontrarse con aquel apestoso sujeto.

Sin más que hacer , como no fuera «rajarse» en el ultimo momento y atenerse a las posibles consecuencias de no acceder al «juego» que su jefe le había planteado y quizás empezar a plantearse la perspectiva de un divorcio, lidiando ante la ignominia de ver su reputación manchada de modo irreparable. Mónica casi como en trance se incorporo de su asiento en cuanto notó que le hacían un ademán para que se acercara a la puerta.

Al entrar a la oficina, casi ni percibió las flameantes miradas que su vestuario causaba en los ojos de aquel sujeto por culpa de quien se encontraba en aquel lugar y en ese preciso momento.

Así como tampoco notó aquellas otras miradas que devoraban todo su cuerpo, comenzando por sus tobillos y recorriéndola como serpientes que se enrollaban por aquel delicioso par de piernas que quedaban a la vista justo hasta el último milímetro donde el dobladillo de la diminuta falda se los permitía, para que una vez posados allí aquel par de ojos, aun no contentos con aquel regalo puesto ante su contemplación., golosos se deleitaran ante la posibilidad de descubrir todos aquellos encantos que parecían querer adivinar a cada paso que seguían el acompasado caminar de Mónica.

Por fin Mónica se percato de la presencia de alguien más en la habitación, al escuchar algún ruido proveniente de un rincón de la oficina., por lo que de inmediato volteo a ver hacia aquel sitio y se sorprendida respiró aliviada al notar que se trataba del jefe de aquel sujeto., ni más ni menos que el mismo con quien lo había reportado después de aquel vergonzoso incidente acontecido días atrás.

«B-buenos días Señor…» Empezaba a saludar cuando de súbito se dio cuenta que no recordaba su nombre., por lo que termino de saludarlo nerviosa y no queriendo revelar el detalle.

«Buenos los tenga usted Señorita» …. Contestó el aludido sin poder ocultar el sobresalto que le causaba el estar parado frente a una mujer con los atributos físicos y sensuales que Mónica le representaba…

Entonces de Inmediato y no queriendo resultar opacado ni mucho menos ignorado. Ramiro comenzó a decir … » Vaya, vaya, pero si que tenemos por aquí, Srita. Farz ¡!! Usted luce aún mejor que lo que yo recordaba de la ultima vez que la vi!!!»… y luego puntualizó… » Es la falda ¿? O la blusa???… No se que se hizo usted, pero luce m o n u m e n t a !!!

Mónica no pudo mas que pretender una fingida sonrisa que le resultaba sumamente difícil de sostener ante lo pasado de vivo del comentario

«Pase , pase, por favor que mi jefe y yo la estábamos esperando para aclarar aquel malentendido de la semana pasada»… continuó aunque sin hacer ningún ademán para que ofrecerle o indicar a ella que tomara asiento y quedándose parados los dos mientras que el aludido jefe se incorporaba de su asiento en el sillón largo de la oficina, para acercarse a una de las sillas más cercanas al escritorio.

«Le explicaba yo que usted había estado bajo presión la última semana y que por lo mismo había malinterpretado mis palabras y las instrucciones de su patrón» … decía Don Ramiro.

«Es correcto eso Señorita Farz???»… le preguntaba el superior del empleado , mientras que no podía dejar de observar el curvilíneo trasero que debido a lo ajustado de la falda, parecía querer reventar las costuras y quedar expuesto ante la candente mirada.

«S-si»… Mónica titubeó …»Si señor, fue una confusión y por eso estoy aquí , para pedir una disculpa a – a nombre de»… Hizo otra pausa, sintiéndose humillada al tener que pedir aquella publica disculpa y tener que tragarse su orgullo al decir aquel nombre de la persona que sin haberlo ella sospechado ahora la tenía completamente a su antojo… «A nombre mío , de la empresa y del Señor Joel Hernández»…

«Lo ve jefe???» yo le decía que todo era un error y de la compañía nos mandarían una explicación»… Decía Ramiro Caballo, con gesto divertido. … » Es más su jefe me informó que la señorita no se iría de aquí hasta que no hubiéramos quedado satisfechos con ella» terminó de decir el odioso hombre.

«Es verdad eso??… chula??» pregunto el hombre.

«S-ssi Señor» … contestó Mónica y luego movida por los nervios añadió … «Vine a ponerme a su disposición y me pidieron que cooperara para cualquier que me solicitaran»… Terminó de decir ella intentando evadir la mirada del jefe y tratando de enfocarla en cualquier otro sitio que no fuera donde se encontraba el infeliz aquel que la había colocado en tan difícil situación..

Pero justo cuando acababa ella de hablar y el sentimiento de indignación que de pronto parecía quemarle por dentro parecía súbitamente reaccionar y pretender ganar la batalla por apoderarse de sus decisiones, conminándola a intentar salir de una manera al menos más digna del aprieto en que se encontraba y apelar a la buena alma que el jefe de aquel individuo pudiera tener, sintió un movimiento detrás de ella., por lo que nuevamente se encogió victima de sus nervios y temores. Aterrada sin querer voltear a encarara a su nuevo verdugo , se quedó estática sin atreverse a mover un solo dedo.

«Pues vaya que eso es una sorpresa, Señorita Farz., o debo de llamarla Señora hhh…??» Preguntó el jefe del individuo, haciendo un entonación que daba a entender que esperaba oír el nombre de casada de Mónica.

Aquella simple y aparentemente inocente pregunta acabó de resquebrajar la voluntad de ella., por lo que contestó … » De la O., Señora de la O»… Repitió.

«Lo ve Señor, le dije que todo era una equivocación., usted suponía que la Señora aquí presente era una muchacha, joven y soltera , pero yo le aseguré que era casada y usted no me creía»… Lanzó el comentario Ramiro y estaba por acercarse a Mónica cuando de pronto se detuvo a observar, el momento en que ella, pareció temblar y a punto de que sus piernas flaquearan

«Ohhh no Dios mío!!!» alcanzo a oírla musitar levemente cuando sintió una mano que por detrás se acomodaba sobre uno de sus glúteos.

«Veamos pues entonces que es lo que nos mandó tu jefe»… Dijo el jefe al momento en que su mano se deslizaba por sobre la tela hacia la otra mejilla y descendía hacia el dobladillo de la falda.

Continuará…

Continúa la serie