Ahora mismo hay 711 series de relatos eróticos.
Las series o sagas eróticas, son un conjunto de relatos eróticos que tienen un argumento central y que son publicadas por entregas por sus autores.
Ambas estábamos un poco cansadas y ella me dijo que tenía un buen remedio para eso, que una buena sesión en el gimnasio nos haría bien, dude un poco en aceptar pero no quise rechazarla, ella llamó por teléfono y arregló todo con su entrenador personal, nos fuimos y me dijo que estaba segura que iba a relajarme y disfrutar, no entendí muy bien que me quiso decir, pero seguro iba a averiguarlo.
Un día, al exigirle que me dejara en paz, me respondió de manera impertinente, que me fuera preparando, pues le venía calentando desde hacía mucho tiempo y yo sabía que le calentaba, que ya se cobraría él la manera en que había estado jugando con él. Me dejó estupefacta.
Me fijé en ella no sólo por su rostro agradable y su mirada anhelante, sino porque al cruzar las piernas comenzaba un movimiento de vaivén, frotando una pierna sobre otra con un ritmo que primero era lento pero iba acelerándose poco a poco.
Pues quedamos para cenar esa noche, le dí la dirección de mi hotel para que pasara a buscarme e irnos a cenar, a donde ella dispusiera que para eso era la anfitriona. Estaba tan ansioso por no saber si personalmente le caería bien, si a mí me gustaría, si habría química entre nosotros, que pese al cansancio del viaje, no pude echar un sueñito en toda la siesta
Ella me había dicho que las suyas eran estar con dos tíos fornidos, fuertes y bien dotados que la trataran como una verdadera hembra en celo, que la poseyeran y la rindieran como una hembra que claudica ante el poderío de dos machos, rindiéndose y ofreciéndose a ellos para ser follada por los dos, en canal.
Tenía las piernas totalmente abiertas con mi sexo en su cara, con todo a la vista, con mis jugos que ya mojaban mis muslos y rogándole que no siguiera mordiéndome el clítoris. Se rió. Me besó en el espacio que hay entre el pan y el culo mientras que me iba introduciendo por el ano su dedo medio.
Poco a poco me fui haciendo asidua e iba aprendiendo de todo, hasta que poco a poco, me dí cuenta por la predilección que sentía hacia determinado tipo de relatos. Los de dominación y los de lesbianismo. Recuerdo un relato de tres capítulos, llamado algo así como "mi secuestro" que me hizo masturbarme varias veces.
Se tiro boca abajo en la cama, su culo brillaba un poco por el gel y eso me excitaba más aún, parecía que me estaba llamando, en ingles me pedía que lo penetrara, yo estaba a mil, agarre mi verga con la mano y la puse en la entrada de su ano.
Cuatro vaginas, cuatro culitos y cuatro bocas, para mi solo y todo en familia.
Y nos casamos, porque ella insistió en ello porque así no tendría que esconderse tanto para sus viajes a la capital, tendría coartada porque al único que se suponía que tendría que darle explicaciones, a mí, no se las iba a dar obviamente.
Sus piernas eran largas y bien hechas. En conjunto, era un de esas nativas de complexión fuerte, piernas largas, cintura alta, culo y caderas anchas y cintura estrecha, espalda ancha y recta y pechos desarrollados y erectos. Su pelo era extremadamente rizado, aún después de mojarlo y su cuello. Largo como el de una jirafa. Fina, una chica fina.
Primera parte de unos días en los cuales dos hermanos, su prima y un perro dejan correr sus deseos sexuales.
Con mi mano derecha tomé mi trocito de carne dormida, le bajé el prepucio con cuidado y comencé a acariciarlo con suavidad, mientras que los ojos de mis dos primos me miraban como platos desde la ventana.
Yo seguía muy excitada, y entonces Juan, recordando cositas que hacíamos en los viejos tiempos, me propuso algo que hacíamos bastante a menudo, yo me colocó boca abajo sobre sus rodillas, y él mientras me va dando unos azotitos más bien suaves, con la otra mano me da masajes en mi coñito hasta que me corriese.
Al cabo de un rato, ella me dijo “ya basta, insecto, debes tomarlo con calma de ahora en adelante si quieres volver a besarlos tendrás que hacer todo lo que te ordené”, a lo cual respondí por supuesto.
Las niñas estaban en su casa y como siempre en la tarde ven la TV, el profesor tuvo que salir, pero antes dejó una película en la vídeo casetera, era una película para niños o eso es lo que creía, pero el profesor les había dejado una película de lesbianas.
Llame a su puerta y me abrió ella, ella es una mujer madura de algo mas de 40 años, de complexión normal un poco ancha de cadera , con pelo morena medio largo rizado, ella estaba vestida con una falda negra, una camisa también negra y medias negras con unas sandalias de estar por casa. Me dijo que entrara, yo entre , no sabía que íbamos a hacer primero si hablaríamos un rato o tomaríamos algo, pero no fue así ella desde un principio mostró su severidad y dominancia.
Sus dedos lo invaden y en mi intimidad sexual, realiza los más ardientes juegos eróticos, intercambia tanto caricias sobre mi clítoris como la penetración digital, noto que él está igualmente poseído por un gran deseo sexual y en su ansiedad y placer, deja escapar un leve suspiro donde puedo distinguir mi nombre... María José.
El sabor de su piel es delicioso como los jugos que manan de su sexo cuando se prueba por primera vez, antes siquiera de calentarla, y es totalmente distinto del no menos delicioso sabor de los jugos que produce ese mismo sexo cuando está caliente como una perra luego de un rato de estimularla sexualmente.
Una chica, bajo una tormenta, se encuentra con un desconocido en un zaguan y tienen sexo frenético sin importarles si pueden verles o no...