Tiré de su bañador hacia abajo, para sacar su estaca, cuando la tuve ante mis ojos me la acerqué a la boca y empecé a chuparle la punta, a mordisquearla, hasta metérmela en lo más profundo de mi garganta, Ana seguía comiéndome el coño y el ano, mmm estaba muy, muy caliente, tardé segundos en correrme en la boca de mi amiga, la cual saboreó hasta la última gota.
Me di una ducha antes de vestirme y mientras lo hacía recordaba que hace tiempo que estaba dedicada a mi trabajo por completo y no daba tiempo a mi vida personal, tal es así que hace tiempo que no tenía un novio y el agua tibia que caía en mi cuerpo, me hacia fantasear que tenia un hombre guapo y fuerte acariciándome con sus manos.
Jorge, no perdió el tiempo en desnudarme, casi me arrancaba la ropa, me besaba y me chupaba las tetas como solo él sabía hacerlo, me acariciaba las caderas mientras deslizaba sus manos hacia mi culo, para apretármelo con fuerza.
Tanto yo como él, habíamos caminado libremente hacia el encuentro final y si bien yo fui muy explícita, en algunos momentos, consideraba que había obedecido a mi condición de mujer enamorada.
Este segundo encuentro cibersexual entre ambos fue infinitamente mejor que el primero, muy real, como si estuviéramos uno junto al otro.
En cuanto todas estuvieron en sus lugares hizo su entrada el señor Takechi Kayoe, todas las chicas se quedaron sorprendidas al ver a ese hombre, alto y extremadamente corpulento, tanto que a más de una le vino a la mente la imagen de un luchador de Sumo.
Una vez que estuvieron todos desnudos y con los ojos vendados empezó el juego, Susana agarró a Toñi y la obligó a ponerse de rodillas delante de la polla de Fernando, Toñi se tragó su polla y empezó a chupar sin ninguna pasión, se limitaba a comprobar el tamaño de aquella polla.
La vertió en un cuenco y la puso levemente encima de una de las velas de una palmatoria para que se derritiera, unto sus dedos en la grasa y se la dio a lamer y a oler al perro y después me la unto por los pies y subió untándomela por las piernas hasta el sexo y el ano.
Puse mis piernas a la altura de su cabeza quedando mi culo casi encima de su cara y el otro que estaba fuera de la cama, me ayudo a inclinarme hasta la altura de la verga del que estaba debajo mío, y su verga quedó al alcance de mi boca.
Al momento de estar allí dentro estábamos de nuevo besándonos y mordiéndonos nuestras lenguas y yo no pude evitar hacer algo con lo que había soñado tantas veces poner mis manos sobre aquellas dos nalgas que estaban esa noche bajo una faldita no demasiado corta pero bastante ancha sin dejar de besarnos mis manos entraron por debajo de su falda y se posaron de nuevo en su culo apretándola contra mí y haciéndola sentir mi paquete que se había puesto muy duro.