Tras el orgasmo no deje de besarla suavemente mientras reconocía que tras años de trabajo hombro con hombro sentía algo muy especial por ella.
Sin abrir los ojos abro la boca y me trago su cimitarra hasta el fondo, como a él le gusta, que después de tantas mamadas ya sé lo que pone cachondo a mi hermanito.
Yo seguía mamando, después de todo la rudeza de su trato me gustaba, llego un momento en que veía salir toda húmeda esa verga y me la volvía a ensartar hasta la garganta, mientras mi rostro se hundía en su bello púbico, él me empujó, mi cabeza quedo pegada al árbol
Aquel miembro viril parecía cobrar vida propia, no podía dejar de mirarlo mientras sentía nuevamente en mi pantalón la presión que ejercía mi propia verga al crecer. En perspectiva y a la distancia casi diría que la sensación que sentí era de fascinación.
A los 5 minutos, encontré a la sospechosa en un paraje oculto del parque, aunque no me esperaba encontrármela así: medio desnuda, masturbándose, y carajo, no voy a negarlo, mi pene se puso tan firme como el asta de una bandera.
Guille sabe lo que hace... ahora se queda totalmente quieto... la tiene ensartada hasta los pelos.... suavemente le acaricia las nalgas, las pantorrillas, la cintura y parte de la espalda... es como si le hiciera masajes para que afloje las tensiones.
Ella se enderezo sabia que no la podía dejar así, entonces la lamí a todo lo largo de su rajita terminando mi lengua en su ano, de repente sentí como se ponía ella dura y tuvo su orgasmo, no desaproveche me comí todos sus líquidos y termine dándole un gran beso en su clítoris, y me quede dormida.
Mientras hacia esto siento que su lengua se recorre los bordes de mi cola, todo el surco de mi culito y juega en el anillo de mi culo y eso me encanto. Metió la punta de su lengüita y me lo empezó a dilatar mas y mas.
Manuel metió la lengua en el hoyo de Laura pero debido a su estrechez no pudo hacerlo por mucho tiempo y su pene aun no se erguía, así que metió un dedo para darle gusto.
Todos estaban muy buenos, pero estos dos eran los que ocupaban mi atención y muchas veces me di cuenta al levantarme al baño durante la noche que todos tenían erecciones nocturnas, cuando menos al amanecer, sus sábanas eran unas carpas sostenidas por sendos mástiles que yo deseaba conocer.