Yo estaba gozando un montón, con 3 pollas en mi boca y en mis manos y un chaval haciéndome un dedo, ellos lo notaban, y como ya no me importaba nada les anime – Chicos – No os gustaría meter vuestras pollas en mi coño?.
Apure mi cigarro y lo tire, me dispuse a observarla detenidamente y procurando que no me viera apague mis luces, ella es una mujer aun cuando no es muy bonita tiene un cuerpo muy bien cuidado aun cuando ya es madre de mas de tres, su cintura es plana a pesar de los embarazos, sus senos han crecido debido a lo mismo y tiene una caderas que son la envidia de las señoras de esta calle.
El amor entre ella y Gabrielle sería una distracción, llevando la atención de Xena lejos del combate. Estaría más interesada en Gabrielle que en ella misma, una situación que proporcionaría a Ares muchas oportunidades de aprovechar esta nueva debilidad. Sin tardanza, la guerra reinaría y Ares sería más poderoso que nunca.
Cuando en la ducha los dos se entregaron totalmente, pero las caricias recibidas la hicieron arrodillar y mamarlo desde sus testículos, lambiendo su pene con el gusto que eso le daba, succionarlo una y otra vez, entrar en trance y despertar pidiéndole más y más.
Sentí su mano acercarse a la entrada de mi vagina. Revolvía mi matita de pelillos púbicos y acercaba su dedo medio a la entrada de mi vagina. Abrió mis labios vaginales y lógicamente se entero de mi humedad. Me miro y sonrío.
Entonces, ella quiso tomarme del pene y colocárselo, le cogí las manos y le dije que lo debíamos hacer sin ayuda de las manos, lo cierto es que yo quería hacerla sufrir un poquito antes de entrar en su cuevita, lo que finalmente se pudo luego de un par de minutos de intentos.
Luego sin tardar me colocaron en el aparador y me follaban, me enculaban, me metían sus pollas en la boca, me sobaban, me chupaban, me mordían. Se apartaban unos a otros diciendo “ahora me toca a mi” e iban pasando por mi chochito una y otra polla sin parar. ¡ Que gusto ! Es una sensación alucinante.
Una vez hablando con Carlos de sexo, nos explicamos las cosas que les gustaban a nuestras respectivas parejas: a Judith, solo que le acariciaras un poco los pechos, ya empezaba a gemir y se ponía muy caliente: a partir de ese momento era tuya y podías hacer con ella lo que quieras.
Era muy peludo, tenia muchísimos pelos en sus genitales. Tanto que le tapaba bastante de su hermoso artefacto. Yo comencé a sentir deseos de tocarle el pito. Muchas ganas tenia de hacerlo. Se lo quería mirar de cerca, apretarlo, pajearlo y sobre todo, chuparlo. Pero no me animaba a bajar y hacerlo.
Esther sacó el pequeño consolador del culo de Jorge y se lo dio a Nuria para que lo chupara mientras se colocaba sobre ella formando un 69 lo que aprovechó Nuria para clavar el consolador en el orificio del culo de su amiga y amante.