La abracé y la besé apasionadamente estábamos bien calientes, mis besos iban bajando, llegué a quitarle el brasier primero, qué hermosos pechos, sus pezones rosados, comencé a lamerlos, como gemía de placer, seguía bajando, le quité la prenda de abajo, pensé: -las extranjeras son diferentes, está tan rosado...-
Yo comencé a pintarme los labios y al terminar decidí hacer una cosita haber que reacción causaba en las muchachas, me subí la blusa que tenia puesta y me acomode mis tetas, ellas se miraron entre si y también miraban mis tetas, como el espejo del baño era muy grande yo podía ver sus caras mientras hacia que me acomodaba las tetas dentro del brasier.
El tiene solo 17 años pero ya pinta a caballero. como su padre años atras, quede embarazada de el a los 15 años en una tontera sexual mientras estábamos borrachos, y desde ese tiempo Juan Pablo (su padre) nos ha dado todo lo que podemos pedir, solo que no vive aquí sino en otro país, pero siempre viene a visitarnos y a darme la dosis que el solo puede, hasta ahora.
Fui donde mi hermana desnuda, y le abrí las piernas de golpe, -oh hermanita estás toda mojada-, comencé a tocar su clítoris, estaba húmedo luego pasé mi dedo por su boca para que lo lamiera, me quité la ropa y comencé a penetrarla, ella gozaba y gemía nos vinimos un par de veces, la dejé exhausta tirada en la cama...
Entre las dos mujeres se había creado una gran confianza, hasta el punto de contarse sus más íntimos secretos. Un día Helena le confesó que ella y Carlos practicaban el intercambio de parejas y le relató alguna de las experiencias que habían tenido.
Nos levantamos y para evitar la aglomeración salimos antes de que encendieran la luz, saliendo del cine me percaté que me estaba escurriendo fluido entre las piernas, la tanga estaba mojada de lo que había absorbido; llegamos al auto y me limpié las piernas.
Pegué mi pene en su culo y la besé en el cuello, apartándole el cabello. Le acariciaba los senos por encima de su camiseta y pronto Karen superó la fase de rigidez y se abandonó a mis caricias, echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y suspirando. Me dijo si aún tenía fuerzas. Me había visto antes con Carmen y Eulalia. La di la vuelta y enrosqué mi lengua en la suya.
Enseguida aparecieron con el colchón de la cama y lo depositaron en el suelo de la sala, a continuación, Fran ordenó a mi esposa que se tumbara en el colchón, ella lo hizo boca arriba y el le pidió que se diera la vuelta, cogió un par de cojines y se los colocó de bajo del vientre quedando su sexo a total disposición para ser ensartado.
Cuando llegue al salón, vi dos culitos preciosos ofreciéndose para el castigo, completamente desnudos y esperando su ración de cinto, uno junto al otro. Nos les hice esperar y creo que no les defraude. Subí el volumen del televisor, aunque les cambie de canal y les quedé sin fútbol, pues no era de recibo que los vecinos oyesen lo que en mi casa sucedía.
Sobre todo porque todos pronto comenzamos a sentirnos incómodos. Yo sabía que Enrique me deseaba, pero yo nada quería saber con él, ya que su esposa era mi amiga. Manolo, en cambio, le tomó afición al rabo de Gastón. Al comienzo no trajo problemas. Venía los domingos, como siempre y se sentaba a mirar el partido.