Esta es mi historia, soy una joven de 18 años pero esto ocurrió cuando tenia 13 desde que recuerdo me ha gustado mi hermano mayor, pero creo que el nunca me miraba por ser la menor y no se daba cuenta que ya yo era toda una mujer y muy bonita por cierto soy blanca de 1.65 cabello castaño largo y ondulado con unas teticas de buen tamaño un culito de muy buen ver el es un chico muy guapo de 25 años que mide 1.80, blanco, ojos café y fornido.
Sonia mi novia, acude a una cita de trabajo en una agencia de modelos, para ayudarme a pagar la renta de mi departamento, sin saber todo lo que ocurriría despues...
Soy un hombre casado de 50 años recién cumplidos. La gente me considera una persona bien parecida y con un cuerpo razonablemente atractivo ya que practico diariamente diversos deportes por espacio de dos horas.
Víctor, amigo de mi padre, mi iniciador, me desvirga, me preña y me hace suyo,
Relato de una madura amante del sexo en todas sus variantes. Un chiquillo en vacaciones la conoce y disfruta de muchos días y noches con ella, hasta que decide partir.
Alba era más tranquila pero aun así como nosotros dos también decia la suya, no se quedaba corta, ya tenia una buena carrera en esto del sexo, a más aunque ella no nos lo contaba sabíamos que en Inglaterra había tenido una experiencia con una chica portuguesa.
Este es el relato que un lector me pidió que escribiera, de cómo desvirgó e hizo suyo a un jovencito vecino, preñándolo por primera vez en su debut en el sexo.
Sabía que aquel jovencito andaría caliente, con ganas de sexo y solo era cuestión de darle un pequeño empujoncito. Había visto unas casas abandonadas a medio derruir cuando lo seguía, y allí era a donde lo iba a llevar si aquel jovencito decidía seguirlo.
Por aquel entonces contaba 19 años, iba al instituto Eusebio da Guarda, eran clases para adultos, muchas veces en lugar de acudir a clase, lataba, otros llamaréis hacer pellas, en fin, la cosa es no acudir a clase. Lo que hacía era ir por La Coruña a beber, fumar, jugar al ajedrez, en fin, ir de rumba todo el día, hasta que llegaba la noche que era cuando me iba a la estación de autobuses para coger el coche de línea e irme para mi casa.
La verdad es que no sabían bien lo que les estaban ofreciendo. Pero la idea era tentadora, nunca habían podido imaginar un sueño así. Aunque claro, esos tíos tenían unos cuerpazos impresionantes que podían explicar toda esa suerte.