Me quitó la mano del coño y se echó sobre mí tapándome con su cuerpo. Aceleró sus movimientos. No respondió a mis súplicas y sentí su leche caliente inundar mi sexo.
No podía creerlo, no solo se había abusado de mí sino que me estaba quebrando el espíritu, me humillaba y me hacía sentir la impotencia en la que me habían sumergido. Me quede allí sentada, con todo el rostro lleno de semen
Los tres tipos hicieron a mi mujer tener orgasmos, dos de ellos penetrándola y el otro lamió a mi mujer en gran forma logrando que ella tuviera el tercer orgasmo en más o menos una hora que ocurrió todo esto.
Sus manos me desnudaban mientras su lengua penetraba decididamente en mi boca. La parte de arriba del vestido que se desabrochaba por una serie de botones que la recorrían, se abrió al saltar el último botón.
Ya mientras nos encontrábamos en su cama, ella se prendió de mi pedazo de pichula, y la empezó a mamar de campeonato, esta volvió a levantarse rápidamente ante tanta, calentura por parte mía.
La aventura surgió a los seis meses más o menos de estar aquí. Como podrán comprender, seis meses sin un hombre puede enloquecer a cualquier mujer joven y atractiva como yo.
Mi primo se levantó a eso de las diez de la mañana, como siempre desnudo y con su gran pedazo de verga erecto como un mástil, yo procuraba no darme por enterado y disimulaba bastante bien, francamente me tenía muy nervioso, no tan sólo por ser quien era, si no que ya le estaba prestando mucha atención a él.
Le lancé todo mi deseo en un carnaval de semen que tragó hasta la última gota. Conduje hasta una playa apartada y oculté entre las dunas el pequeño Fiat 600.
Notaba que mamá tenía los pezones muy parados, se veían sus duras puntas a través del camisón mas grandes que nunca y mi pene volvió a reaccionar casi al instante.
Intentando conseguir alguna respuesta a sus no formuladas preguntas, volvió la mirada hacia Ana, solo para ver con total incredulidad como su hermana estaba en el suelo, descalza, arrodillada, con la cabeza y los brazos en el suelo, en posición de total humillación, casi de adoración, hacia Nacho.