El Tanga II

Desde nuestro primer encuentro fueron muchas las veces que nos juntamos Juan, Alberto, Vanesa y yo. Nos encantaban nuestras sesiones de sexo sin tapujos. Practicábamos todo tipo de variantes del sexo.

Una noche de viernes estábamos los cuatro en casa de Juan. Vanesa estaba radiante, vestía una camiseta de tirantes blanca muy pegadita y unos pantalones blancos. Su atuendo dejaba poco a la imaginación ya que la blanca tela permitía entrever el fino encaje de su sujetador y la pequeña tanga, ambos negros. Juan vestía una camiseta de lycra y unos pantalones vaqueros y Alberto y yo llevábamos el chándal ya que habíamos ido directamente desde la piscina. Los tres lucíamos sendos tangas que Vanesa nos había regalado. Eran de lycra negra y se ajustaban perfectamente a nuestros cuerpos.

La noche transcurría normal, cenamos, bebimos y como siempre la temperatura fue subiendo. Pusimos en el video una peli de Rocco que habíamos alquilado en el video club. Era bastante fuerte y Vanesa no se pudo aguantar, se arrodilló en el suelo y nos hizo ponernos en pie. Uno a uno nos fue quitando la ropa y apartó a un lado los tangas aunque sin quitárnoslos dejando libres las tres pollas que inmediatamente comenzaron a crecer. Sin esperar más, comenzó a chupar suavemente aunque todo el rato se tenía que parar para sacarse pelos púbicos que quedaban en su boca. Entonces comenzó a quejarse y a decir que éramos unos guarros, que ella se depilaba todas las semanas para nosotros y que sin embargo no hacía más que comerse nuestros pelos. Nosotros no sabíamos qué decir así que fue de nuevo Vanesa la que tomó la palabra y nos ordenó que fuéramos al baño a depilarnos. Entramos en el baño y durante un rato nos quedamos callados sin saber qué hacer. Al final Alberto dijo que si queríamos follar esa noche deberíamos hacer lo que Vanesa había dicho. Entonces Juan fue al armario y sacó un bote de espuma y una maquinilla y se la pasó a Alberto. Yo me saqué el tanga y me senté en la taza abriendo mis piernas para ser el primero. Alberto se echó un poco de espuma en la mano y me la untó. Luego cogió la maquinilla y comenzó a pasarla sobre mi pubis arrastrando con ella mi mata de pelos. En un momento acabó la tarea y me aclaró. Mi entrepierna lucía sin un sólo pelo y me gustó verme así. Cuando los tres hubimos acabado salimos de nuevo al salón y Vanesa nos pasó revista dando su visto bueno y advirtiéndonos de que no nos la volvería a chupar si veía un sólo pelo.

A partir de ahí continuamos con una de nuestras sesiones de sexo duro, hubo mamadas de coños y pollas para todos, follamos a Vanesa por el chocho y también por el culo, ya que desde que lo vio en una peli y lo probó siempre quería repetir, y al final cuando estábamos a punto, uno a uno fuimos pasando por delante de ella descargando nuestros huevos sobre su cara. Cuando terminamos estaba cubierta de ríos de semen que recorrían su cara y terminaban en su blanca camiseta. Nos sentamos en el sofá cansados por la sesión y llegamos justo a ver el final de la peli en el momento en que un grupo de unos diez tíos acababa sobre una chica en un ring de boxeo. La verdad es que fue un final muy bueno con abundantes descargas de semen que terminaron por cubrir a la protagonista que permanecía de rodillas relamiéndose los restos de la orgía, pero lo mejor vino cuando se acercaron cuatro tíos y agarrándose sus pollas comenzaron a orinar sobre la chica. Dirigían sus chorros sobre la cara de ella que escupía lo que caía dentro de su boca derramándolo sobre su pecho cubierto de semen. La escena fue flipante y los tres nos quedamos de piedra. Por nuestras cabezas estaba pasando lo mismo pero nadie se atrevía a proponerlo y entonces fue de nuevo Vanesa la que dijo: «Yo quiero que me hagáis lo mismo que acabamos de ver». Decidimos que lo haríamos en la bañera para no manchar y así los cuatro nos dirigimos al baño. Vanesa se metió en la bañera y se puso de rodillas mirando hacía nosotros. Juan fue el primero en empezar. Lanzó un chorro directo a la cara de Vanesa la cual abrió la boca igual que había visto hacer a la chica de la película. En un momento estábamos los tres meando encima de ella sin dejar ni un trozo de su cuerpo seco. Su camiseta se había vuelto totalmente transparente y su pelo empapado se pegaba a su cara que aun conservaba los restos de la corrida anterior. Cuando acabamos Vanesa se incorporó para mirarse en el espejo quedando sorprendida de su aspecto que debió de gustarle ya que acto seguido alargó el brazo para coger el vaso del lavabo, lo colocó entre sus piernas y ella también comenzó a orinar. A medida que se llenaba el vaso lo levantaba sobre su cabeza vertiendo su contenido.

Después de asearnos, nos dispusimos a salir. Como ya era costumbre entre nosotros, antes de salir Vanesa nos mamó la verga a los tres haciendo que nos corriéramos sobre su tanga para acto seguido ponérsela y poder sentir así nuestra leche toda la noche sobre su depilado chochito.

Fue una de las escenas más fuertes que hemos protagonizado y a partir de aquel día se repitió más de una vez. Nosotros también probamos la experiencia y aunque nos gustó, suele ser nuestra chica la que acaba normalmente recibiendo nuestra lluvia dorada.

CONTINUARÁ