Capítulo 3

Capítulos de la serie:

CAPÍTULO TERCERO

Cuando Pablo salió de la clase, Elena pensó que las cosas habían ido demasiado lejos y ahí, en esa clase estaban bastante vulnerables. Recogió sus bragas que habían quedado tiradas y las guardó en su bolso. Pensó que la próxima clase, seria en su casa.

De regreso a su casa, no dejaba de pensar en la fuerza con la que ese chaval se la había follado, el ímpetu que había puesto y como ella se había corrido como hacía mucho tiempo no se corría.

Tuvo que parar en una cafetería para poder serenarse un poco, aun le temblaban las piernas y su coño seguía chorreando, ahora el semen de Pablo también. Pidió una manzanilla y se fue al baño, con un poco de papel limpió su coño que palpitó al tocarlo. Elena gimió al suave contacto del papel. Se miró al espejo y vio reflejada una enorme cara de puta.

Se tomó tranquila la manzanilla mientras su cuerpo y su mente se relajaban. Salió mucho más tranquila de la cafetería y ahora sí, condujo hasta su casa. Entró en la finca cerrando la puerta tras ella. Se fue desvistiendo por el camino y sin pensarlo se lanzó a la piscina. En mayo, el agua está algo fresca, aún.

Estuvo nadando como media hora intentando relajar su cuerpo, pero el fuego en su sexo no terminaba de amainar. Salió del agua buscó una toalla en el cobertizo y tras secarse recogió su ropa y entró en casa. Se vistió con una ajustada camiseta de tirantes y unos pequeños pantalones de deporte que marcaban, su sexo y su culo.

Ese chaval la tenía loca y caliente todo el día. Pero también le había devuelto la autoestima. Sentir sus ganas y su fuerza le volvían loca y deseaba fervientemente que llegara el jueves con todas sus ganas.

En clase cada vez que lo miraba, su coño lloraba anhelando esa polla, esas caricias, esas ganas. Para distraer su mente, decidió hacer algo de cena, algo que le requiriera un tiempo y una dedicación. Ya lo tenía, haría un pastel de pescado.

PABLO.

Pablo sabía que tenía amarrada a esa putita y que ahora anhelaba su polla y ser bien follada. Él quería su sumisión total y para ello iba a jugar todas sus bazas. Se había pasado por un sex shop y había comprado un huevo vibrador con mando a distancia. Si quería polla tendría que jugar.

También quería que su amigo Andrés participara de los encuentros. Quería follarse el culo de su maestra, mientras Andrés le follaba el coño, quería volverla loca. Pero sabía que esto no sería tarea fácil, sabía que tendría que ser cuidadoso en el chantaje, ya que ella no aceptaría de primeras.

Los días iban pasando y Elena el miércoles, llamó a Pablo a su despacho. Esta es la mía, pensó él. Cuando Pablo entró en el despacho, Elena cerró la puerta y desde atrás llevó sus manos a su polla y lo besó en el cuello.

  • Mira como estas ya cabrón.
  • Así me pones solo con verte, pero tengo algo que proponerte.

Mientras, Elena, seguía acariciando la polla por encima del pantalón. Pablo le preguntó.

  • Quiero hacer un trio contigo y con Andrés.
  • ¡¡¡¡Que dices, estás loco!!!! Como se te ocurre eso, esto es entre tú y yo.
  • Digamos que quiero que me demuestres lo puta que eres y lo que deseas mi polla.
  • Una cosa no tiene que ver con la otra.
  • De acuerdo, te propongo un trato.

Pablo sacó el huevo vibrador, lo dejó encima de la mesa y le dijo muy serio.

  • Si quieres volver a sentir mi polla, llevarás esto en la clase de mañana, té garantizo que no lo pondré al máximo. Eso sí, si me mandas parar haremos el trio.
  • Eres un cabrón, pero acepto el reto. Esta es mi dirección, a partir de ahora nos veremos ahí, esto empieza a ser peligroso.
  • Perfecto, así podremos hablar más libremente. Ahora me voy profe, si quieres polla tendrás que ganarla.

Abriendo la puerta Pablo salió dejando el huevo y el mando de este sobre la mesa.

ELENA.

Miré como se marchaba arrogante de la clase, el día siguiente se preveía intenso y ese aparato jamás lo había usado. Lo miré casi con desprecio, no sabía que sensaciones produciría. Cerré la puerta de mi despacho y conduje hasta mi casa. Como el día anterior, me di un baño en la piscina y después subí a mi habitación para darme una buena ducha. Miré en mi bolso y busqué el huevo, me metí con él a la ducha. Lo lavé bien, no sabía si había sido usado. Lo puse en marcha y lo acerqué a mi coño, vibraba muy ligeramente y esa vibración sobre mi clítoris me proporcionaba una agradable sensación. Dejé que el agua templada discurriese por mis pechos y mi vientre, mientras mantenía el aparato sujeto en mi mano. Subí la intensidad del aparato. La verdad es que me estaba poniendo muy cachonda. ¿Cómo sería tenerlo dentro? ¿lo aguantaría una hora?

Me pudo la curiosidad y así a media potencia lo fui metiendo en mi coño. El aparatito empezaba a volverme loca. Mil hormigas recorrían mi columna vertebral, produciéndome una gran sensación de placer. Esa vibración hacia temblar todo mi cuerpo y eso que lo tenía al mínimo.

Lentamente fui bajando la cebolla de la ducha hasta mi coño, a la vez que subí la potencia a la mitad. Ahora sí que mi cuerpo ardía, mi coño era una caldera y un fuego abrasador subió hasta mis pechos. Mis pezones parecían dos pequeños misiles duros, duros como piedras. Entonces mi cuerpo estalló. El huevo salió disparado rebotando en el suelo de la ducha, el orgasmo me hizo caer de rodillas y mis manos casi me arrancan los pezones. El orgasmo fue devastador, tan devastador que llené la bañera y me quedé ahí tumbada relajando mi cuerpo.

Joder, el aparatito tenía su miga, estaba segura de que sería incapaz de aguantarlo toda la clase y mucho menos no correrme con él.

Estaba tumbada en la bañera cuando entró mi marido.

  • ¿Ah estas ahí? No sabía dónde estabas, llevo un rato llamándote.
  • Me abre quedado dormida, no te escuche. Ahora salgo y vemos que cenamos.

Sali de mi ensoñación y ya estaba otra vez chorreando, solo de pensar en que pasaría mañana, que planes tendría ese cabrón. Estaba segura de que no aguantaría, además después de ver como había salido volando el huevo, tendría que proteger mi entrepierna para no morirme de vergüenza.

Sali de la bañera y bajé a la cocina, Antonio ya había frito unos huevos y estaba partiendo un poco de jamón. Lo abracé por la espalda y lo besé en el cuello. Cenamos tranquilos comentando el día y tras ver una serie, marchamos a la cama. Esa noche dormí algo intranquila.

Esa mañana Antonio había salido pronto, tenía que viajar durante unos días y había salido temprano. Yo estaba totalmente excitada pensando que haría Pablito. Me duché procurando no tocarme, mis pezones erectos como pollas, se marcaban perfectamente bajo la camiseta de seda rosa que había escogido para ese día. Busqué un tanga sexi, coloqué dentro de mi sexo él huevo y busqué por supuesto, unas pantimedias que me abrazaran bien el sexo, no quería morirme de vergüenza.

Durante el camino al instituto, fui pensando que tipo de clase haría ese día, ya que temía que pudiera correrme en plena clase y se podía notar mucho. Pensé que lo mejor sería proponer un examen algo sencillo y decirles que según acabaran podían marcharse.

Buenos días, chicas y chicos, hoy haremos un examen para ver como llevan la asignatura, cuando terminen pueden irse.

  • Bien, bien y aplausos

Preparé rápidamente unas preguntas que escribí en la pizarra. Me había ahorrado un cuarto de hora de sufrimiento. Pablo me miraba con una mirada inquisidora, debía entregarle el mando y lo iba retrasando todo lo que podía. Tras veinticinco minutos, tuve que acercarme a él y entregarle el mando.

Aquí empezó mi camino a la pérdida total de mi voluntad y caí en las manos de ese chaval, que iba a volverme loca en algo menos de media hora.

El muy cabrón, había empezado fuerte subiendo el aparato a algo más de la mitad, esto hizo que tuviera que sujetarme en una mesa, para no caer de rodillas.

  • Perdona, me tropecé

Conseguí a duras penas llegar a mi silla y sentarme en ella, aquí empezó mi calvario, calvario a hacia la gloria. Pablo bajó casi a cero el aparato, lo subió un poco y lo dejó hay por un minuto. Yo apretaba con fuerza mis piernas a la vez que mordía mi labio inferior. Mis pezones puntiagudos tenían absortos a todos los chicos de la clase.

  • Vamos, dense prisa que les queda poco tiempo.

Poco a poco fueron terminando, mientras el huevo se había posicionado en una montaña rusa, que me tenía sudando, como si estuviera cavando una fosa al sol. Ya solamente quedaban tres chavales, Pablo, su amigo y otro chaval que justo ahora se levantaba. Nada más salir por la puerta su compañero, ese cabrón llevó el huevo casi a la máxima potencia y ahí lo mantuvo hasta que sujeta a mi mesa y con mis piernas bien cerradas, le mandé parar. Cinco minutos, cinco minutos me habían faltado para conseguirlo, pero ese cabrón sabía muy bien lo que hacía.

Pablo se levantó, me entregó el mando que aun mantenía la potencia y sin darme tiempo a bajarlo me presentó a Andrés.

  • Este es Andrés, esta tarde irá conmigo a las clases de recuperación.
  • muy bien os estaré esperando.
  • Ah, no olvide tener el aparato puesto y a media potencia, a las cinco estaremos en su casa.

Que hijo de puta, me tenía en sus manos y lo sabía. Una vez sola en la clase subí la potencia del huevo y me corrí otra vez como una verdadera puta.

Cuando estaba comiendo recibí un mensaje de Pablo. “espéranos desnuda y con el huevo a media potencia”.

¿Desnuda? Ese chaval estaba loco.

PABLO

Esa puta me lo estaba haciendo ganar, llevaba veinte minutos mareando la perdiz. En cuanto me dio el mando, lo subí a más de la mitad. Jajajaj tuvo que sujetarse a una mesa para no caerse. Fui considerado y hasta que no salió el ultimo compañero, no volví a subir la intensidad del huevo. Pero una vez se fue, lo subí casi al máximo y dejé que hiciera su magia. Elena a los pocos minutos levantó su mano pidiendo clemencia, pero como había hecho ella, retrasé la entrega del mando todo lo que pude.

Al llegar a casa, le mandé un mensaje. Quería que estuviera bien caliente cuando llegáramos, esa tarde le íbamos a reventar.

Había quedado con Andrés a las cuatro para tomar un café. Se presentó puntual y planeamos la tarde.

  • Yo nunca he hecho un trio, pero hoy nos la follaremos a la vez, experimentaremos muchas cosas nuevas, así que aguanta y no te corras antes de sacarla.
  • Joder tío si ya estoy cachondo como nunca, tengo la polla que me duele de lo dura que está.
  • Pues aguanta cabrón, aguanta.

Le comenté a Andrés que nos esperaría desnuda y que podía hacer lo que quisiera siempre que guardase la compostura. Andrés no era un chaval muy experimentado así que había que sujetarle para que no jodiera la tarde. Caminamos hacia la casa de Elena y por el camino Andrés me fue preguntando sus dudas, él, la verdad, había estado con pocas mujeres. Poco a poco nos acercábamos a la casa de Elena, saqué mi teléfono y la llamé.

  • Elena, en cinco minutos estamos.

Al llegar, la puerta estaba un poco abierta, la empujé y deje entrar a Andrés primero. En el salón tirada sobre el sofá, estaba Elena completamente desnuda. Andrés empezó a respirar con mucha fuerza.

Elena estaba tumbada, con sus piernas abiertas y al sentirnos llegar, se sentó dejando las piernas igualmente abiertas. Tenía los ojos saltones y los labios abultados, sus pezones se notaban enhiestos y duros. Andrés se acercó y la miró fijamente.

  • ¿Puedo?

Le preguntó mirando fijamente a sus pechos.

  • Adelante.

Andrés acarició los pechos con fuerza, seguramente excesiva.

  • Tranquilo, me haces daño, tranquilo

Mientras Andrés a hora con mayor suavidad acariciaba los pechos de Elena, yo situé mi boca entre sus piernas y acaricié lentamente esos labios ya babeantes con mi lengua. Elena llevo sus manos a mi nuca para clavarme el coño en la boca. Andrés seguía acariciando y pellizcando los pezones y había bajado una mano hasta el culo de Elena. Elena aún se clavó más en mi boca, intentando escaparse de ese dedo que torpemente intentaba horadar su estrecho canal.

Elena llevó su mano hasta su culo y cogiendo la mano de Andrés, llevó su boca al dedo índice y se lo chupó dejando en él, gran cantidad de babas.

  • Así chaval, tenlo siempre bien lubricado, si no me harás daño.

Andrés entendió a la primera y depositando en sus dedos gran cantidad de saliva, lo llevó al ano de Elena e introdujo lentamente te su dedo. Elena gemía a la vez que me apretaba contra ella. Andrés empezó un mete y saca muy rápido lo que hizo que elena gritara.

  • Tranquilo chaval, más despacio, más despacio.

Andrés volvió a aprender y ahora su ritmo era muy lento. Los jugos de Elena sobre mi boca cada vez eran más copiosos y él va y ven de sus piernas más rápido, hasta que por fin apretada a mi nuca exploto.

  • Así cabrón, así, que bien chupas, joder que bien chupas.

Y restregando su coño por mi boca se fue dejando caer al suelo. Yo me levanté, me desnudé y me situé tras Elena. Andrés miraba ojiplático como apretaba los pezones de Elena y esta pedía más.

  • Rómpeme el culo cabrón, enseña al chaval como se hace.

Mi mano llena con mi saliva, bajó a su culo, extendí bien toda la saliva en el pequeño agujerito y volví a mi boca a por más, para extenderla por mi polla. Apunté a ese estrecho y cerrado agujerito y traspasé la primera barrera con algo de dificultad. Esperé unos segundos mientras seguía sujetando mi polla, empujé otro poco. Elena arqueó su cuerpo a la vez que gemía, respiró con fuerza y empujando su culo se clavó mi polla hasta los huevos.

  • Si, joder cabrón que gorda la tienes, me llena entera, joder.

Yo aguanté unos segundos mientras elena apretaba mi polla con fuerza. Sali de ella despacio y volví a entrar despacio. Enfrente nuestro, Andrés ya se había corrido y estaba sentado en una de las butacas. Mis manos conquistaron las cimas de los pechos de Elena y apretaba con ganas sus pezones, mi polla entraba y salía muy lento de ese culo que cada vez me apretaba más y me exigía más. Elena gemía, se retorcía y se abría las nalgas para recibir la totalidad de mi polla en su interior.

  • ¿Te gusta puta?, ¿te gusta que te rompa el culo?, ¿te gusta que te apriete los pezones?
  • Si, si, si, si, no pares y dame fuerte, no pares.

Yo sabía que no podía darle muy fuerte, pues estaba aguantando como podía.

Vi a Andrés con la polla erecta en su mano y pajeándose de nuevo. Me di la vuelta, dejando a Elena encima de mí, con sus piernas abiertas ofreciéndole el coño a Andrés.

  • Vamos, ¿a qué esperas? Fóllatela

Andrés titubeante, se acercó a Elena, se postró entre sus piernas y le clavó de una, la polla en el coño. Yo sentí como ese coño se estrechaba, como apretaba mi polla con mayor fuerza y como Elena gemía cada vez con más ganas.

Andrés estaba parado, no sabía que hacer, era su primera vez y estaba desorientado. Levanté un poco las nalgas de Elena y empecé a follarla con fuerza, Andrés se movía torpemente, pero Elena ya había empezado a correrse.

  • No paréis, no paréis, reventarme cabrones, reventarme.

Sabía que no aguantaría mucho y así fue, en unas cuantas envestidas, me fui dentro del culo de Elena.

  • Toma puta, toma, te voy a llenar ese culo de zorra que tienes, toma.

Andrés seguía ahora sí, ya disfrutando entrando y saliendo de Elena.

  • Mas fuerte chaval, más fuerte.

Andrés aceleró el ritmo y como era de suponer, terminó rápido llenando de leche el coño de Elena.

  • Toma, toma, toma, joder que bueno, que bueno.
  • Lléname cabrón, lléname.

Andrés se salió dejando chorreante el coño de Elena, yo mientras esperé que mi polla se saliera sola. Durante esa corta espera, disfrutaba de los erectos pezones de Elena. Pezones que fui apretando con más intensidad al notar como mi polla se retiraba del culo de Elena. Al salir, Elena dio un pequeño respingo, un gemido y yo aprete con más fuerza sus pezones.

  • Ahh, cabrón, joder, joder.

Un río de esperma y flujos brotó entre las piernas de Elena.

icharlines54@gmail.com

Continúa la serie