Capítulo 1
- La historia de mi infidelidad I
- La historia de mi infidelidad II
- La historia de mi infidelidad III
- La historia de mi infidelidad IV
La historia de mi infidelidad I
Esa noche saldríamos a una cena de la empresa donde mi esposo trabajaba.
Pensé que sería una más de esas reuniones eternas llenas de pláticas absurdas y de gentes banales y aburridas.
No sé porque pero me esmeré en arreglarme y me vestí decididamente sexi, tomé un liguero negro y una pantaleta transparente con encaje, unos tacones altos y un vestido negro pegado y escotado.
Algo extraño presentía y sentí un estremecimiento cuando nos dirigíamos a la reunión.
Al llegar supe que sería una rutinaria sesión de preguntas y de falsas amistades.
Me disculpé y fui hacia el teléfono para hablarme a mi hijo de nueve años que había encargado a mi hermana.
De repente cuando marcaba vi a Gabriel, era eso lo que había presentido todo el día, estaba ahí tomando una copa con otro amigo que yo conocía, estaba guapísimo y quedé inmóvil mientras lo miraba después de tantos años.
Volteé a mirar a mi marido y lo vi platicando con un grupo de empresarios, salí de la sala y entre a una pequeña oficina y me detuve detrás de la puerta, no podía creer que estuviera ahí y sentí una excitación desaforada, sin pensarlo de pronto me encontré masturbándome detrás de la puerta, recordaba nuestra etapa de amantes y un sudor frío me paralizaba, recordé la perversidad de ese hombre que me enseñó todo lo oscuro del sexo y me vino a la mente el día que me casé con Paco (mi marido) y que lo vi por última vez.
Ese día después de nuestra boda Paco y yo llegamos a nuestra casa y nos preparábamos para nuestra noche de bodas, aun traía puesto el vestido blanco y Paco entró a ducharse al momento que sonaba el timbre.
Al abrir, ahí estaba él, dijo que sólo quería felicitarme y cuando se acercó a abrazarme me desborde y sin pensarlo empezamos a besarnos, era lo más bajo que podía hacer, ahí el día de mi boda y a unos metros donde estaba mi marido, me levantó y me puso a un lado del baño mientras me acariciaba todo el cuerpo, levantó mi vestido y se metió en él cogiéndome con su boca, yo me abría todo lo que podía y él mordía todo lo que hallaba, tenía la cara húmeda por mis líquidos y dejé escapar un gemido sordo por un intenso orgasmo que tuve, le dije que se fuera en silencio y que no me buscara más pero me volvió a besar y tomó mi cabeza empujándome hacia su pene, le advertí que mi marido estaba por salir y lo tomé con mi boca, metía todo su pene en mi boca aunque era enorme y yo lo chupaba rápidamente por la excitación y el miedo de que saliera Paco, cuando sentí que iba a acabar me separé un poco y puse la punta de mi lengua en su glande hasta que eyaculó y me tragué todo su semen caliente, todavía me paró, abrió mis piernas y me penetró de una embestida mientras me decía – «no podré estar sin ti, necesito tu cuerpo, cogerte siempre» – y yo sólo susurraba cosas vagas mientras volteaba al baño esperando que Paco tardara más en salir – «olvídate de eso, sólo cógeme por última vez, ábreme toda, meteme toda tu verga» -, en ese juego oral él se convertía y me convertía en la mujer más sucia e inmoral, sentí que me desvanecía mientras me hablaba al oído y me decían las cosas más bajas como si fuera una puta a su servicio.
Terminó de nuevo y se marchó sin decir nada, yo entré al baño y duré una hora masturbándome pensando en lo que había pasado.
Esa noche descubrí que mi marido era un gran amante y nunca necesite otro hombre, además ahora tenía un hijo y un matrimonio estable, amaba a Paco y tenía en el sexo todo la satisfacción gracias a él.
Pero ahí estaba de nuevo él, idéntico a cuando se fue, deseé que entrara y me hiciera suya, de nuevo me excité pensando que Paco podría descubrirnos y tuve un orgasmo increíble mientras imaginaba a Paco buscándome por todos lados mientras yo era cogida por Gabriel en el baño o ahí mismo.
Mi excitación creció cuando regresé a la sala y vi a mi marido platicando con Gabriel, me acerqué decidida a saludarlo pero mi esposo me lo presentó y yo fingí no conocerlo, esperé inútilmente un momento a solas para decirle que todo había pasado, aunque eso hubiera delatado mi nerviosismo, y que no se le ocurriera intentar algo ahora.
Salimos de la fiesta y lo busqué con la mirada sin encontrarlo, nos dirigíamos a casa y de pronto mi esposo empezó a platicarme que tenía un proyecto con Gabriel acerca de la edición de una revista, yo me mostré interesada y al final supe que Paco lo conocía muy poco y que no sabía que yo lo conocía. Esa noche al llegar a casa, mientras mi marido leía en la recamara, yo me masturbaba en el baño con una foto que aun conservaba de Gabriel.
Imaginaba tantas cosas, entre ellas que Paco y Gabriel me cogían al mismo tiempo, casi podía ver la escena: los tres en un sillón suave, Paco penetrándome por mi concha y Gabriel metiéndomela por el culo, hablándome al oído los dos y recorriendo con sus manos todo mi cuerpo desnudo mientras Gabriel me decía -«así chiquita, comete con tu culo toda mi verga, estás riquísima sabías, eres la puta más buena que existe» y Paco: «si mi amor, muévete, ábrele tu culo para que te coja» -mientras yo gritaba en la sala y les decía – «¡Cójanme fuerte, ábranme toda, háganme lo que quieran, soy de ustedes, métanme sus vergas hasta dentro y destrozenme, así papitos, así háganme suya!» -.
Volví a la realidad cuando escuche que mi hijo estaba de vuelta. Salí del baño exhausta y sólo me despedí de él y fui a acostarme sintiéndome sucia por lo que había pasado.
Al otro día aún estaba inquieta, no me concentraba en nada y seguía fantaseando a pesar de mi destrozada moralidad y prejuicios. Llevé a mi hijo a la escuela y fui de compras, inconscientemente me encontraba mirando ropa íntima, pasé a una tienda de lencería y me probé varios conjuntos, la señora que atendía decía -«ése conjunto se le ve estupendo, su marido estaría encantado»- -» Es cierto»- pensé maliciosamente. Al final sólo me llevé un conjunto que contenía medias, guantes largos, una tanga de seda y un liguero todo de blanco que era el color preferido de Gabriel.
Regresé a casa ya pasadas las siete y cuando entré y miré hacia la sala volví a perder el juicio, estaban Paco y Gabriel sentados en ese sillón donde los imaginé, hablando de unos proyectos sin importancia para mí, me acerqué y saludé con naturalidad, – «vamos a iniciar un proyecto de editorial juntos y tendremos algo de trabajo, pensé que podríamos trabajar aquí, si no te importa»- dijo Paco, – «esta bien, no hay problema, el problema es el niño, a ver si los deja trabajar a gusto» – contesté.
Duraron dos horas revisando papeles y casi a las diez de la noche preparé la cena, estaba fuera de mí, con una sensación de vacío en el vientre, llevé a su cuarto al niño y pasé a la recamara a arreglarme, saqué el conjunto de lencería que había comprado y me lo puse debajo del vestido casual que llevaba.
Bajé a la cocina y nos sentamos a comer mientras ellos hablaban de su negocio, de repente sentí la mano de Paco acariciándome sobre la media y subiendo hasta la tanga por el borde, estaba por estallar cuando sentí un dedo de Gabriel tratando de acariciarme cerca de la rodilla, me asusté y me paré, fui hacia la cocina y tomé un poco de agua, eso era demasiado, cuando me relajé volví y por un impulso extraño separé las piernas para ofrecercelas a los dos, inmediatamente cada uno puso su mano completamente en mis muslos y empezaron a frotarme, de hecho extendían su pulgar cerca de mi vagina y por poco se tocaban, desee sentir sus dedos dentro de mí, pero yo estaba más allá de la realidad y tuve que volver en mí para no delatar nada.
No podía creer lo que estaba haciendo, él ni siquiera me había dicho algo y ya estábamos casi cogiéndonos en la cocina.
Deseé que se fuera y que no pasara nada pero mi esposo se disculpó para ir al baño, ahí estábamos otra vez, diez años después en la misma situación, lo miré en silencio y entendí que no podía contra mis deseos, él se detuvo un momento y después se abalanzó sobre mí devorándome con su boca, me apretaba con sus manos y recorría todo mi cuerpo sin freno, sacó mis pechos del vestido y empezó a chuparlos mientras me tiraba en la mesa y metía sus dedos en mi vagina bruscamente, en una de esas metió los cinco dedos hasta dentro y me hizo gemir por lo que me aparté de él temiendo que Paco hubiera oído.
Regresó mi marido y yo aun excitada me retiré a la cama.
Ellos hablaron un momento y oí que se fue poco después. Paco volvió a la cama, apagó la luz y empezó a cogerme desesperadamente mientras me tapaba la boca y me hablaba sucio como él sabía que me gustaba.
Mientras él me cogía por mi vagina yo metía un dedo en mi culo y empecé a fantasear de nuevo que ahí estaba Gabriel dentro de mí también.
Al otro día sabía que algo pasaría, llevé a mi hijo con mi hermana y fui a comprarme un vestido nuevo, regresé a casa casi a las siete de la tarde cuando ya estaba oscuro, me probé el vestido que era bastante corto y provocativo sin importarme lo que me diría Paco que en realidad nunca le molesto mi forma de vestir.
Estaba decidida a todo aunque Paco estuviera ahí, buscaría la forma de estar con Gabriel, de que me viera, de besarlo, de que me tomara en un descuido de Paco y eso me tenía excitadísima.
Llegaron a las ocho de la noche y Paco se desconcertó al verme tan escotada, Gabriel sólo me miró y entendió lo que pasaba, extrañamente Paco me cuestionó y reclamó que me vistiera así sin ningún motivo, le dije que sólo me lo estaba probando y que en eso habían llegado. Verlo celoso me excitó más.
Estuvieron trabajando un rato y cuando acabaron, Paco se dirigió a la impresora a imprimir unos papeles, desde donde estaba no podía ver ni a Gabriel ni a mí pero yo podía verlo por el reflejo de un espejo, miré a Gabriel y me senté en una mesilla del otro lado de la sala, subí mi vestido y abrí mis piernas mientras sacaba mis pechos que estaban duros por la excitación y empecé a masturbarme metiendo tres dedos en mi vagina y luego chupándolos, él volteaba con cierta precaución hacia la impresora y empezó a frotarse la verga mientras me veía, le enseñé todo lo que había dejado por diez años, tomé un plátano y lo comí despacio mirándolo a sus ojos y vi cómo gesticulaba por lo que supe que se había venido. Gabriel se dirigió al baño y cuando pasó junto a mí sacó su verga y la puso en mi boca para que le limpiara su semen, con mi lengua limpié y me comí todo.
Después serví la mesa y nos sentamos a cenar.
Esperé que Paco fuera al baño, a contestar una llamada, que saliera de urgencia, que nos dejara solos sólo un momento pero no pasó y Gabriel se fue casi a las once y yo estuve cogiendo con Paco hasta la madrugada imaginando a Gabriel dentro de mí.
En la mañana me desperté y me metí a bañarme, el baño es algo oscuro por la ubicación en la casa y permanecí dentro bastante tiempo, de repente sólo oí que la puerta se abría y se cerraba en un segundo, me taparon los ojos con una venda y me amarraron las manos mientras me tapaban la boca con las manos, pensé que era Paco que hacia eso en ocasiones porque sabe que me agrada, pero mi sorpresa fue saber que eran dos hombres o más, no supe qué hacer, me imaginé que podía ser Gabriel también ya que una vez habíamos hecho eso en un carro.
Recordé que aquella vez él me había pedido que me vistiera como una puta y que saliera a caminar por las calles, mientras caminaba se acercó un carro con él y otros dos hombres y me subieron a la fuerza y me «violaron» los tres, aquello había sido lo más extremo que hicimos y ahora, ahí en el baño me sentía más excitada porque estaba en mi casa, el agua seguía cayendo y sentí que dos lenguas me recorrían las piernas, otra lengua golpeó directamente mi culo y luchaba por entrar en él, yo forcejeaba para hacer seguir el juego y ellos con las manos me apretaban hacia sus bocas, pronto entramos en un ritmo los tres, yo movía las caderas y ellos, con sus lenguas dentro de mí, empujaban sus bocas llenas de agua y de mis líquidos vaginales, sabía que alguno de ellos era Gabriel y eso me excitaba mucho, de pronto alguien tocó a la puerta y los cuatro nos paramos, – ya llegué mamá – dijo mi hijo, y pensé en apartarme pero ellos me apretaron y entonces empezó la verdadera violación, yo trataba de zafarme pero se pararon y me detuvieron con fuerza, empezaron a besarme todo el cuerpo con algo de rabia, los tres metieron algunos de sus dedos en mi vagina y me estiraban los pezones, no me resistí y empecé a besarlos mientras apretaba sus vergas, me hinqué ante ellos y empecé a chuparlos desesperadamente -» así ricura sigue comiéndote nuestras vergas, chúpalos, estás buenísima, el cabrón de tu esposo debe cogerte como loco» – decían dos de ellos, eso me excitó una vez más y ellos lo notaron y siguieron hablando de eso – «no es posible que una mujer tan buena esté con sólo un hombre, vamos a cogerte y vamos a dejarte toda abierta ricura»- yo me separé un momento de ellos y dije – «si cójanme, viólenme hasta que se cansen, soy de ustedes, ábranme y llénenme de su leche, métanme sus vergas juntas y búrlense de mi marido, háganme lo que quieran, soy su mujer» – volví a chuparlos y me metía dos penes al mismo tiempo en mi boca, ellos me pararon y uno me penetró violentamente y nos tiramos al piso húmedo del baño, les pedí que fuéramos a la bañera y ahí nos acomodamos para que me penetraran al mismo tiempo, nunca lo había hecho, la vez que Gabriel me lo hizo con otro hombre no pudimos hacerlo por lo incómodo del auto, pero ahora estábamos tranquilos debajo del agua y sentí cómo empezaba a penetrarme una verga por mi culo, sentí que el agua de la bañera se me metía al mismo tiempo y empezaron a cogerme al mismo tiempo mientras el otro ponía su pene en mi boca, duramos media hora a ritmo lento y cuando me acostumbre a esa delicia de la perversión empezaron de nuevo con el juego de la violación y me embistieron duramente, sentía uno tras otro los orgasmos y en uno de ellos sentí una de las sensaciones más ricas que tenido, empezaron a besarme en la boca los tres, primero uno, luego otro y de repente sentí las lenguas de los tres recorriendo mis labios y mi lengua húmeda.
Se sentaron al borde de la bañera y terminaron en mi boca los tres al mismo tiempo, sólo sentía un caudal inmenso de semen en mi garganta y en mi cara bajando por mis pechos.
Se levantaron y se fueron antes de que pudiera verlos, estaba agotada, salí y miré a mi hijo en la computadora, pensé muchas cosas, fue una confrontación entre mi moral y mi satisfacción, por una parte sabía que estaba mal, que estaba engañando a mi marido y que no era correcto lo que hacía, por otra, nunca me había sentido tan plenamente satisfecha y tan excitada y feliz.
Pensé decírselo a Paco y acabar con eso, no digo que lo aceptaría pero sabiendo que siempre fue muy abierto para esos temas lo tomaría con madurez, pero me di cuenta que algo que me excitaba y que siempre me excitó fue el hecho de imaginarme que le era infiel y que él no sabía nada aunque estuviera en sus narices, también me parecía injusto porque él era un gran hombre en la cama y en la vida y realmente lo amaba pero mi sentido sexual era demasiado para compartirlo.
De alguna manera perdí la razón, en la noche volvieron Paco y Gabriel y estuvieron un rato escribiendo, Gabriel se paró y se dirigió al baño y al pasar junto a mí me dejó un sobre, le di poca importancia y fui hacia Paco para decirle que estaría en el cuarto con el niño mientras acababa, lo miré de reojo y me desvíe hacia el baño, entré justo cuando se secaba la verga, me acerqué y empecé a chuparlo mientras sentía cómo iba creciendo en mi boca esa verga deliciosa – «estás loca» – dijo él un poco preocupado – «tu marido está enseguida» – – lo sé – respondí – «por eso lo hago» comencé a comérmelo todo, trataba de meterlo todo a mi boca y le chupaba sus testículos y él me apretaba contra su cara, en eso escuchamos que Paco buscaba unos papeles en el mueble junto al baño y Gabriel me apretó contra la puerta y empezó a penetrarme fuertemente mientras me decía – «así mi puta, esto es lo que querías no, que te cogiera frente a tu esposo, disfrútalo» – – «si mi amor, cojeme duro, que nos oiga para que sepa que te amo y que amo tu verga, que eres el mejor hombre y que vas a dejarme toda abierta del culo para él, así Gabriel, hazme gritar mi amor, meteme toda tu verga hasta adentro, destrózame el culo, me excitas tanto sabes» – «voy a comerte toda preciosa, voy a cogerte por todos lados porque eres mía» – «si, soy tuya mi amor, no puedo estar sin ti, Paco no es nada junto a ti, es un inútil frente a tu verga, por eso estás cogiéndome a dos metros de él» – -» sí, dilo preciosa, di que no es nada» – me apartó y terminó en mi boca como nunca lo había hecho.
Salí después que Paco se retiró y me fui a la recamara a masturbarme con la trusa de Gabriel que estaba mojadísima y acabé de forma increíble.
Todo había llegado demasiado lejos pero no había forma de pararlo.
Más noche abrí el sobre con un cheque dentro y supe que lo del baño con los tres hombres había sido un contrato y que él no había participado, eso me excitó mucho y me dormí exaltada por lo que estaba pasando tan repentinamente.
En el sobre también venía una dirección y una hora para una cita. Al otro día fui a la estética y me rice el pelo como a él le gustaba.
Llegué exacta y me recibió como una princesa, nos besamos largo rato en la puerta mientras pasaba gente desconocida que aumentaba la excitación, acabamos desnudos en una cama enorme besándonos y fantaseando de todo, él se subió en mí y empezó a cogerme por el culo, era riquísimo porque aún estaba apretado y su verga es inmensa – «háblale a tu marido»- me pidió excitado él, yo sin dudar marqué desde el celular a su trabajo, cuando contestó, Gabriel empujó su verga y solté un gemido apagándolo para que no me oyera, otras veces Paco y yo habíamos hecho eso, yo le marcaba desde la casa y jugábamos a que otro me cogía y yo le contaba todo por teléfono mientras imaginariamente lo hacía, él pensó que era uno de esos juegos, «ahora no amor, estoy por ir a una junta»- dijo él, -«espera»- le dije para retenerlo -«quiero decirte que me está cogiendo un hombre por el culo y que me está matando con su verga, ¿lo oyes? La tiene enorme mi amor, no la soporto dentro de mí, así cógeme, así hasta dentro, ¿lo oyes Paco? Imagínate cómo me está cogiendo, me está dejando toda abierta para ti, y sólo estamos empezando, estaré cogiendo con él todo el día»- sabía que eso le gustaba a Paco y él me pidió que le hablara creyendo que era un juego -«así cógeme fuerte, cogeme, hazme tuya, olvídate de mi esposo, no es nada junto a ti mi amor, destrózame el culo»- y apagué el celular para que se viniera en mi boca y comerme todo su semen.
Eso fue demasiado y creo que me arrepentí de haberle colgado porque eso le haría dudar.
En la noche me preguntó Paco que qué había sido todo eso y sólo le dije que estaba excitada y que no pensé que le molestara.
Pensé que él sospechaba algo y me preocupó a la vez que me excitó. Estaba por perderlo todo y no volvía en mí de ninguna manera.
Continuará…