Sexo entre amigos en una tórrida tarde de verano
David aquella tarde se levanto de la siesta con el animo ya algo revuelto.
Era la primera vez que estudiaba con un chica, en su casa y para colmo de su buena suerte, a parte de que Lorena estaba como un tren, sus padres estaban de vacaciones con el resto de sus hermanos.
Por ello, lo que en un principio pudiera traducirse en un castigo por sus malas notas, a la larga este hecho se convertiría en un aliciente para suspender todas las asignaturas cada verano a partir de entonces, por las ventajas que supone: toda la casa para él y no dar explicación alguna sobre las amistades que suben a su habitación.
Sus padres no iban a perderse las vacaciones familiares por culpa del vago de la familia y decidieron dejarle solo, para que aprendiera la lección, ¡ Y vaya si la aprendió!, pero de manera distinta a la que sus padres idearon en un principio.
De estrictos padres, David no daba pie con bola ya desde el colegio en cualquiera que fuera la materia.
Hartos de ponerle profesores particulares año si año también, le dieron por imposible y es que a David, le encantaba el fútbol y para él era más placentero dar patadas detrás de un balón que hincar los codos delante de rígidos tomos de asignaturas varias y demás enciclopedias educativas.
Fue precisamente durante uno de los tantos partidillos de fútbol sala que jugaba con los amigos de urbanización cuando intimo más con Lorena.
Durante el curso escolar apenas si se dirigieron la palabra y eso que se conocían desde preescolar, pero ella pertenecía al grupo de los «listos» y él, al de los «torpes».
Pero el verano es tiempo de cambio y lo que en un principio fue indiferencia y desdén , luego se transformo en admiración y es que a ella le encantaba ver a David no solo goleando y siendo la estrella de cada partidillo, sino observarle atentamente cada gesto, cada movimiento de éste en pos de un balón, con los músculos tensos y el trasero prieto.
David a ciencia cierta era un «manta» para eso de los estudios y a buen seguro no llegará a finalizar los estudios de la ESO.
Su cerebro y neuronas podían no estar acostumbradas a ingerir conocimientos, pero su cuerpo de metro ochenta era el de un atleta, algo innato. David no ajeno a la admiración que comenzaba a crear en la desdeñosa Lorena, se aprovecho de ello.
La chavala no solo era inteligente( seguro que acabaría haciendo una carrera técnica), sino que además preciosa y sensual, de cuerpo perfecto y de pechos que rozaban la talla 110 ¿ Que mejor por tanto que aprovecharse de la situación e intentar intimar más si cabe con ella?
No hizo falta que se esforzará en demasía por ello, pues fue precisamente ella la que se ofreció gustosa a ayudarle en los estudios, una vez que supo que los progenitores de David estaban fuera de la urbanización de vacaciones y él lógicamente, aceptó encantado, a sabiendas cada uno de ellos que todo era una vana excusa para hacer algo alejado completamente de los estudios de instituto.
Y como tal ocurrió. Dejaron los libros en el hall de la entrada para pasar directamente al relax, a la habitación de David.
El intercambio de frases fue mínimo, pero los besos y caricias fueron largas. Lorena vestía con polo rojo y falda corta a juego, del mismo color.
Estaba preciosa y más si cabe cuando se quito la goma de la coleta y dejo caer su melena negra hasta el mismísimo culo. David vestido con ropa deportiva como no podía ser de otra forma por otra parte, no podía disimular la erección que le produjo tan solo el verla.
Ella le miro atrevida con sus ojazos negros ,rió graciosamente y una vez ya en la habitación de él, le invito a sentarse sobre la cama.
El obedeció sin poder dejar de mirarla, como un perrito faldero y ella a continuación, se sentó sobre sus rodillas, con las piernas abiertas formando una pinza que acababa en la espalda de David. De este modo, ella notaba todo el poderío «vergil» de él sobre su zona vaginal.
A pesar de que aun no se había quitado las bragas, ya notaba como su partener estaba preparado, pues notaba que el pene erecto de aquel, la punzaba maravillosamente su zona sexual.
Le había hipnotizado. Lorena comenzó a acariciarle el pelo, pasando sus finos dedos entre los rizos negros de aquél. Los ojos azules del chico por igual la ayudaban a excitarse.
Estaba cachondísimo y ella también ante la perspectiva de lo que se avecinaba. David no podía mantener sus manos quietas más tiempo y a la vez que la besaba profundamente, moviendo la lengua frenéticamente, frotaba sus manos por el culo de ella, por debajo de la falda.
El topar con sus bragas le reafirmo más en sus deseos de follarse a esta tía que estaba tan buena.
Sus manos ipso facto dejaron de acariciarla las nalgas a través de la tela de algodón de su ropa interior y hábilmente, dejando atrás el elástico de la braga, se introdujeron más adentro. El roce de las pieles activo un más la sexualidad de Lorena.
La chica dejó el cuero cabelludo de aquel y haciéndose un pequeño huequito entre las piernas donde estaba sentada, busco el nudo del pantalón de chándal de David y comenzó a bajársele.
No podían más, deseaban penetrarse cabalgar durante horas uno encima del otro. El chico ayudo y dejo de sobarla el culo para acabar de bajarse los pantalones y quitarse la camiseta de manga corta blanca que publicitaba un refresco conocido.
Ella le beso con más fiereza al contemplar la bella anatomía que lucia su compañero de juegos, no solo de pecho, abdominales y bíceps, de los que ya conocía de verle jugar al fútbol con el torso desnudo, sino también por la reluciente verga que escapaba por encima de su slip gris.
El no se quedo atrás y mientras ella se quitaba el jersey de verano rojo, dejando al aire ( no llevaba sostén, nunca lo llevaba en verano) unas jugosas tetas rematadas en unos pezones rosas sonrosados, él con habilidad de experto, buscaba la cremallera de la falda de ella, la bajaba y con ella toda la prenda.
Se besaron de esa guisa durante breves segundos, pues ahora les estorbaba todo y en un santiamén, David dejo de morderla los pezones para bajarla las bragas de algodón blancas que lucia ella y a su vez, Lorena le bajo el calzoncillo a aquel, para luego empezar a acariciarle la polla. El le pidió por favor que no lo hiciera, que estaba a punto de explotar.
Ella le sonrío y le animo por tanto a que buscará un condón lo más diligentemente posible; David volvió a obedecerla ,despegue levemente su trasero de la cama y en un cajoncito de su mesilla de noche, debajo de otras tantas cosas, encontró una caja de condones, de donde cogió uno de ellos y ayudado de nuevo por las hábiles manos de Lorena que maliciosamente no dejaba de acariciarle con gran suavidad el pito, se coloco.
Ella entonces volvió a adoptar la posición primigenia cuando comenzaron los arrumacos, rodeando su cintura con sus preciosas piernas, aun con los zapatos puestos y la penetro.
Ambos emitieron un gemidito de placer. Los gemidos pasaron a grititos nada velados y a gemidos más ostentosos. Hacia mucho calor, eran las cinco y media de la tarde pero nada les molestaba para hacer el sexo.
Se mordieron orejas, labios y pechos. Se arañaron sus culos y sus espaldas, pero no dejaban de cabalgarse, de montarse hasta que David, al borde del éxtasis, derramo todo aquel placer en el condón de látex que dentro del chocho de Lorena, parecía que ardiera.
Por un instante quedaron en silencio.
Luego rieron y se besaron.
Como casi siempre en toda mujer ella quedo a medias, pues el chico tuvo su orgasmo mucho antes pero no la importo, más ocasiones ulteriormente quedarían.
Después del enésimo beso con lengua, David arrastro su trasero desnudo sobre el edredón de su cama y con el, el cuerpo de su «chica», para caer ipso facto tendidos sobre el tálamo, felices, desnudos, mirando el techo, oyendo se latir los corazones.