Relatos eroticos heterosexuales

Relatos eróticos heterosuales, sexo entre hombre y mujer.

686 relatos

Doce horas de lujuria

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Ella vestía una minifalda negra que le tallaba una cola impresionante, con una blusa negra y un pequeño chaleco blanco. Me quede muy sorprendido al verle las piernas, –Ella es una amiga mía de 17 años que casi siempre viste de informal: un jeans y una blusa desteñida- hoy fue todo lo contrario, venía luciendo las piernas, que las tiene bien definidas ya que es una persona que esta en clases de ballet.

Ana laura II

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De repente, una sola de sus manos lo subía en vilo y lo bajaba como comprobando su peso, a la vez que la otra mano bajaba estirando toda la piel abrazando con su palma el tronco firme del animal inerte hasta llegar a mis testículos donde éstos se hinchaban al contacto de esa suave, incitante e inexperta mano.

Deseo incontrolable de poseerse

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Me encanta bailar y acariciarme mientras que de reojo veo como tus ojos no dejan de desvestirme, y cuando al fin te decides a bailar y poder sentir tu gran paquete que lo presionas en mi cuerpo, eso me acelera la respiración, y no puedo evitar en querer acariciarlo, para confirmar que realmente eres el que me puede volver loca esta noche, tu haz sido el elegido para hacerme gritar

La universitaria

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Nuestros nuevos encuentros fueron en el apto de un amigo el cual me lo prestaba , que queda en el área turística del laguito pero en forma muy discreta ya que el nunca supo para que era o quien era con la que yo salía, en el apenas subíamos por lo general hacíamos el amor en todas sus formas y expresiones y por lo general nos bañábamos desnudos los dos y allí empezaba el juego ya que María le gustaba que le chupara mucho su pepita (clítoris) a la cual por lo general gritaba cuando tenia su orgasmo que eran tres o cuatro en dos horas, hacíamos el famoso 69

Otoño del 80 en Japón

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Habíamos terminado la secundaria, ese período que te habilita a la Universidad, con la convicción pajera de que las japonesas, u orientales en general, la tenían rasgada y acostada. Es decir que las conchas de raza amarilla además de sumisas, amarillas, lampiñas y menudas, estaban posicionadas transversalmente.

La viuda de mi mejor amigo

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Yo me sentó en las nubes, estaba totalmente fuera de este mundo. El placer que sentía no lo había sentido anteriormente, a pesar que me considero algo corrido en esto de las mujeres y he tenido por así decirlo, bastante experiencias. Me sumergí completamente en el gozo del placer, cuando Jay se lo introdujo en su boca y me hizo experimentar cosas inimaginables estando al mismo punto de eyacular en su boca.

Sorpresa en el trabajo

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Al momento decidí que ya estaría bien excitado, así que incorporándome bajé sus pantalones y me agaché delante de él, comenzando así a lamer su polla lentamente mientras no dejaba de mirarle a los ojos, y poco a poco aumentando el ritmo y metiéndola por completo en mi boca, ayudándome con mi mano para masturbarle a la vez que se la mamaba con todas mis ganas.

Visita al despacho de abogados

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Sus piernas estaban perfectamente construidas y las medias negras que llevaba, junto con sus zapatos de tacón, remataban una visión que no dejé escapar. Su blusa blanca no me permitía mayores apreciaciones pero me conformé con lo visto hasta entonces mientras nos sentábamos a cada lado de la mesa. Su cara no era de una gran belleza pero su sonrisa fresca y continua le proporcionaban sin duda un atractivo muy sensual.

Lu-Mishtar

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Y luego, como ella fue gozada por varias bocas de mujer, mientras infinidad de manos recorrían su cuerpo, o pellizcaban ansiosas sus pezones endurecidos, y la sensación de un dedo impaciente introduciéndose en su ano, incrementando hasta el paroxismo las convulsiones de placer que irradiaban desde su sexo y recorrían todo su cuerpo...

Vuelo

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Los dos esperaban con ansiedad este día en que volvían a estar juntos, después de estar un tiempo separados, gozarían haciendo el amor y disfrutarían del momento de este delicioso encuentro.

Una joven monja fue a su despacho a consultarle un caso, aunque ella no tenía honorarios sabía como iba a pagarle

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Al salir noté bajo la sotana el bien formado y delicioso trasero de la monjita, que aunque no era muy alta, si se manejaba unas formas de reina de belleza, al ponerme de pie ella notó mi erección y se sonrojó, a la vez que observé que miraba mi bragueta con un brillo lujurioso en los ojos color caramelo que se manejaba.

Un encuentro delicioso con mi amiga

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Claudia permaneció dormida un buen rato y fue despertando entre gemidos y suspiros de goce. Cuando abrió los ojos, sorprendida al darse cuenta de que no era un sueño, no tuve clemencia. Empujé mi caliente aparato hasta el fondo y empecé a empujarla con violencia, masajeando ambas tetas.

No los represento! ¿Verdad?

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Al ver esta imagen de ella, mi pene se erecto nuevamente, sin mediar palabra empecé a besar sus nalgas y la oquedad que hacían estas al unirse a su espalda, empecé a lamerle el culo, que sabor tenía, era delicioso, ella levantaba lentamente sus nalgas para ofrecerme una posición mas cómoda.

Castillo medieval

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Después el reposo nos hizo conversar nuevas cosas, nuestro encuentro, experiencias anteriores; tu cuerpo se encontraba por esos días en periodo, por lo que mi pene quedo cubierto de un tono rojizo, que tu delicada y tiernamente te dedicaste a asear, tomabas mi carne y la limpiabas hasta que quedaste conforme; nos refrescamos con una bebida y así comenzamos a recuperar nuestros apetitos.

Alice

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Cuando llegamos a México, como nadie la esperaba dado lo intempestivo de su viaje, le ofrecí llevarla a su casa en mi auto que tenía estacionado precisamente en el estacionamiento de una de las Compañías para las que prestaba mis servicios, esa noche no pasó nada, la llevé a su casa y nos despedimos con un beso, yo como por casualidad en lugar de dárselo en la mejilla se lo dí en la boca y ella correspondió con calidez, quedamos de vernos en el curso de la semana

Y por fin nos decidimos

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Me levanto y le ofrezco mi mano, se levanta y me sigue me meto al baño, el abre el agua y nos damos una ducha juntos en la que no faltan besos ni caricias, nos enjabonamos el uno al otro, nos calentamos mucho mas de lo que estábamos y hace que me gire contra la pared, así como estoy dándole la espalda me penetra sin previo aviso y me embiste bruscamente, yo suelto un alarido de sorpresa, pero me excita mas, el agua cayendo y nosotros disfrutando cada movimiento.

Desayuno

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De repente, la imagen de mi mujer duchándose entró en mi cerebro, me imaginé el recorrido que haría el agua desde que cae con fuerza sobre su pelo, luego mas despacio se desliza por su cuello, algunas gotas sueltas quedarán adheridas durante unos instantes a sus blancos pechos y sus pezones estarán tremendamente rojos, erectos y duros , luego el agua que se cuele por el canalillo de los pechos bajará con cierta velocidad por su vientre, hará un pequeño remolino en su ombligo

Mi complaciente amante, mi compañera de trabajo I

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Por fin llego la hora de salir, antes de recoger mi coche, me tomé unas cervezas mientras esperaba. A la hora señalada ya estaba yo con mi coche esperando en la puerta. Fue la primera en salir, no se si por las habladurías o porque tenia ganas de estar conmigo, el caso es que se montó en el coche y nos dirigimos a un pub de un amigo, un sitio tranquilo, con poca iluminación, música no muy alta..., en fin, ya sabéis.

Siempre hay varias opciones

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Me moví con mucha suavidad, para intentar que el placer se sobrepusiera al dolor. Y debí conseguirlo, porque, a no tardar mucho, sus piernas se abrazaron a mi cintura haciendo aún más estrecha la unión de nuestros sexos. Y todo su cuerpo se vio sacudido por las oleadas de placer de su primer orgasmo.

Mujer I

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Sin exageración, sin intención alguna ella iba derramando sensualidad con cada paso. Lo que la hacia aún más atractiva no era la inocencia de su hermoso rostro, o los cautivantes ojazos color miel, ni esos labios carnosos; sino que se podía ver por la espontaneidad de su mirada, su bella sonrisa y amigable conversación que no sabía remotamente lo atractiva que era.

Luna de miel en la mano

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Comencé a bajar pronto partiendo de la unión de tus pechos y besando tu piel hasta tu vientre, allí me detuve mientras mis manos quitaban tu falda, tus piernas quedaron descubiertas ahora, y tu pubis y tu sexo tapados por tu calzón. Unos besos sobre la tela y percibir tu aroma fue lo necesario para tomarlo y deslizarlo por tus piernas quitándolo y así desnudándote completamente.

Compañera

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Esto ocurrió 3 veces más esa semana, cada vez que yo entraba a tomar algo, ella me seguía y allí se quedaba, quería que la contemplase pero que fuese yo el que diese el primer paso. El lunes siguiente no lo pude evitar y al fin empecé a hablar con ella, su voz era dulce y parecía muy simpática, nos empezamos a reír y hablamos de trabajo, estábamos en el mismo proyecto pero en fases distintas.

La mucamita calentona III

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Rosa se nos quedó mirando mientras Elena con una gran vergüenza se levantaba y se trataba de vestir y yo no sabía qué hacer, tenía en frente a una mujer la cual yo pensaba que era la más seria y correcta del mundo.

Por fin logré tener conmigo a la mujer de mi vida, a la que había hecho casar con mi mejor amigo, que la desaprovechó

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Debo reconocer que mi físico no es para impresionar a nadie. Apenas llego al 1,70 y mi humildad económica no me permitió jamás lujos como el gimnasio o deportes que me tomaran mucho tiempo, pues desde los 12 años casi me sostengo solo, pues mi madre apenas puede con los gastos que generan mis hermanos menores y yo he tenido que trabajar de casi todo.

Un fin de semana de camping

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Me adelante unos diez minutos a la cita y me quede esperando dentro del coche, pensando que lo más probable era que nadie apareciese, cuando pasaban cinco minutos de la hora decidí dar otros cinco y marcharme solo, pero no fue necesario: A todo correr apareció por la plaza una persona enfundada en un chándal con capucha y una mochila amarilla y azul. Por su forma de correr adivine que era una mujer, que se acercó deprisa hacia donde yo estaba y empezó a mirar de un lado a otro. Me baje del coche y me acerque, acordándome que ni siquiera sabía cómo se llamaba.

Masajes en el trabajo

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La secretaria que tenía unos atributos que no pasaba desapercibidos, era la única mujer que había en la empresa y ningún compañero dejó de proponerle que querían salir con ella.

La posada

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No fue nada fácil pero lo consiguió. Esta estúpida me había logrado calentar de tal manera que me dolían los cojones de la gana que se había apoderado de mí por joderla. Me la volvió a poner a tope y entonces le alcancé el forro para que me lo pusiera. Me lo puso con mucho cuidado y dedicación.

Naturalmente III: Liliana

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Regresamos después de la una. Tras cenar, habíamos paseado por la playa en penumbra, a la que apenas llegaba la iluminación del paseo marítimo, dejando que el agua tibia del mar acariciara nuestros pies. Habíamos estado hablando de mil cosas toda la noche; verdaderamente, Eva e Liliana estaban muy compenetradas, pero yo no me sentí excluido en ningún momento.