Memorias sobre mi iniciación gay
Rondando la cincuentena estoy rememorando mi primera relación sexual, a los dieciséis, no, en realidad no, para ser justos debo remontarme a los trece, donde inicié el camino que he seguido hasta ahora, y que si bien lo inicie yo solo fue determinante para mi elección.
A esa edad, los trece, escuché una conversación entre dos vecinas, ambas de mediana edad, en la que una le contaba a la otra con lujo de detalles, como, su amante se «la había cogido por el culo», lo mucho que había gozado de esa relación, y de cómo había que proceder para que no doliese,»empujás para afuera, como para cagar», con eso y una buena lubricación, la satisfacción es garantida.
Esas palabras me quedaron grabadas y determinaron mi vida pues quise saber que tanto se disfrutaba con la penetración anal y empecé a probarlo, primero los dedos, luego objetos que iba buscando cada vez con mayor entusiasmo y que a medida que eran probados eran sustituidos por otros de mayor tamaño, así fueron pasando velas, hortalizas varias, y un sin fin de cosas cilíndricas, no conforme con lo que encontraba, y con el correr del tiempo, me fui ingeniando para fabricarme consoladores cada vez más perfectos y manuables, para cuando conocí a un hombre, y su consiguiente miembro viril, ya había desarrollado tal técnica que me permitía «autocogerme» con una calidad de placer impecable, me había fabricado un consolador de medidas óptimas para mi físico, suave y flexible, de goma, que mediante una suerte de cinto podía fijar a una almohada, colocaba una toalla sobre la almohada enjaezada con mi verga sintética y poniéndome en cuclillas me penetraba el ano, luego tirándome hacia delante, boca abajo, me abrazaba a ese improvisado amante, y con movimientos de cadera, y dirigiendo con mis rodillas a la almohada, lograba un mete-saca que estimulando mi ano, y esa zona de placer adjunta a la próstata me llevaban a un orgasmo intenso y mi eyaculación empapaba la toalla, algunas noches esa operación se reiteraba hasta tres o cuatro veces, era un chico muy activo en lo que a sexo se refiere….
Así llegué a los dieciséis, con una figurita que muchas mujeres envidiarían, piernas largas y bien torneadas, bastante alto para mi edad, cuerpo flexible, una cola redondita y firme que atraía las miradas de mas de un hombre, y a pesar de ser delgado, unas grasitas en mis caderas y pecho, junto a una total ausencia de vello , me daban un aspecto de efebo romano que tanto gusta a ciertos hombres…
Claro que ya tenía definidos mis gustos sexuales, y si aún no había concretado una relación, era porque en esa época no resultaba fácil ser homosexual, por lo menos en el ambiente en que me movía, y donde nadie tenía ni la menor sospecha de mis gustos y menos de mis «actividades secretas»,ya que, a pesar de mi físico, no era, ni lo soy, para nada afeminado…
Bien, y así llegamos a ese verano de mil novecientos sesenta…y algo. Mis padres, en buena hora decidieron hacer un crucero a Europa, muy de moda en ese entonces, y eligieron para dejarme en custodia a la familia de un viejo amigo de mi padre, conocido por «el Turco»; familia está compuesta por un matrimonio y hermanas solteronas de la esposa del Turco..todos ellos pasaban los tres meses de verano en una casa que a los efectos poseían en un pueblo balneario. Tres meses de viaje, tres meses de verano, tres meses de un servidor en la casa de verano del Turco….así de simple.
Ahora hablemos del otro protagonista de esta historia de sexo y sexo, como supondrán, el Turco.
Era un hombre que rezumaba su condición de macho por todos sus poros, fornido, algo mas alto que yo, con un cuerpo muy firme y cubierto de vellos, una voz gruesa que utilizaba a los gritos, y unos ojos negros que parecían traspasarme.
Fueron a esos ojos que sorprendí varias veces con esa mirada que ya conocía en los hombres (y en algunas mujeres), esa mirada que me expresaba su deseo en una forma animal, que nada tenía que ver con sentimientos, puro deseo sexual.
Esas miradas, sumadas a la abstinencia obligada, había dejado al «negrito», mi consolador, en casa, por no poner en riesgo mi secreto en casa extraña, me llevaron a tener ideas locas y a plantearme seriamente provocar una relación íntima con ese hombrón.
De eso se trata esta historia, que si bien es verídica, obviamente en sus detalles mis recuerdos se borran un poco, entonces pues sepan que los diálogos y algunos detalles son recreados por la imaginación, pero siempre, y eso lo juro, en el contexto de los hechos tal cual ocurrieron…
El me miraba con «esa» intención cada vez que quedábamos solos, al principio sentí un poco de miedo, lanzarme al agua y hacerme coger, humm, no es fácil tomar la decisión, pero poco a poco la idea fue tomando cuerpo en mi cabeza, la imaginación empezó a volar, llegaba la noche, y en la soledad de mi cama me tenía que masturbar sin mi «negrito», y no es lo mismo acariciarse que sentir nacer el orgasmo desde adentro y sin tocarse, esa falta y la posible oferta de sus ojos me llevan lentamente a la decisión de provocarlo…
Cuando estamos solos no pierdo la ocasión de mostrarle mis encantos, mis posturas son tan sugestivas que hasta el más incauto se daría por enterado.
Y él no es para nada incauto, un día, al pasar su mano recorre mi cola, no digo ni hago nada, me asusté un poco, pero no lo deje notar, me quedo como si nada, no me di cuenta, otro día al pasar por detrás mío me refriega su verga por la cola, que casualmente yo tenía sobresaliendo en una postura más que erótica, así transcurren dos o tres días, y el domingo es su cumpleaños, lo vamos a festejar con un asado.
Por razones de comodidad se va a utilizar el parrillero de un vecino, terreno por medio, todos colaboramos desde la mañana llevando y trayendo cosas por el caminito entre arboles y arbustos que atraviesa desde una casa a la otra.
El regalo obligado, una botella de Scotch, empieza a hacer su trabajo desde temprano, así, a medio día el Turco ya está pintón, y por supuesto con la libido a flor de piel, y pobre, es comprensible, entre el inmenso y caído culo de su mujer, y el mío paradito y firme, eligió el mejor regalo…en uno de los viajes quedamos solos en la cocina y me apretó de atrás, haciéndome sentir su admiración totalmente parada y diciéndome, «te voy a coger guachito puto…»»Bueno pero ahora no podemos» le contesté, tal vez esperaba un rechazo, no se, lo cierto es que desconcertado me soltó, me quedó mirando como sin saber que hacer, para que no le quedaran dudas de mis intenciones, estiré mi mano y le agarré por encima del short la pija que ya estaba totalmente parada, lo pajee un poco y le dije..»luego…, ahora andá al baño y ponete agua fría..», como un corderito se fue y me hizo caso. También comprobé que mi «negrito» era más abundante…
Durante esa tarde me comió con los ojos, pero fue muy cuidadoso, solo alguna caricia en mis nalgas cuando se las ofrecía sin peligro, todo bien hasta la noche… después de las velitas, cuando estaban con las canciones de sobremesa producto de las libaciones, sentí necesidad de ir al baño, y como siempre fui tímido no lo hice en la casa donde se desarrollaba la fiesta sino que crucé el bosquecito y fui a la casa del Turco…al volver, la sorpresa, el tipo, totalmente enloquecido, me agarra en la mitad del caminito me arrastra detrás de unos arbustos (que nos llegaban a la cintura) y bajándose el short me muestra la verga mas parada que el obelisco y me dice que me va a coger allí mismo..le digo que es una locura, que cualquiera que pase nos va a ver y se pudre todo, una chispa de conciencia le hace dudar, entonces tomó una decisión heroica….»Paráte de cara al camino como si estuvieras meando…», me arrodillé y lo empecé a pajear, de repente, ni se como, pues en mi imaginación nunca había estado presente, me metí la cabeza de la pija en la boca, fue instinto puro, lo pajeaba y chupaba, le empecé a lamer la cabeza mientras le apretaba el tronco con mis labios, inició un movimiento de vaivén que pude controlar con mis manos, en eso se quedó como rígido, la verga se hinchó al máximo, y me acabó en la boca, no había previsto esto, no podía esquivarlo, ni escupirlo sin armar un enchastro difícil de explicar, entonces, sin pensarlo, me tragué todito el semen, ….y me gusto. Me miraba asombrado, con la pija en descenso, me miraba y repetía, «te la tragaste, te la tragaste..»»Si papi me la tragué, y mañana cuando estemos solitos te voy a dar el culo para que me lo rompas y llenes de esa rica lechita….le subí el short, y volví a la fiesta dejándolo con su asombro….ni yo mismo podía creer lo que había hecho. Les juro que cuando se la estaba chupando fue tal la calentura que estuve a punto de «ponerme» para que me ensartara. Esa noche me tuve que morder para no masturbarme, quería estar bien caliente para la mañana siguiente.
Mi plan era bien simple, todas las mañanas el Turco nos trasladaba a su esposa, hermanas y a mi, en su automóvil, hasta la playa, nos dejaba y nos pasaba a recoger a las 11.30, esa mañana yo me sentiría mal del estómago, y no iría a la playa, al volver el Turco…..bien ya se imaginan, sexo, sexo y sexo…un plan sencillo y efectivo…Al levantarnos se lo expliqué, y me miró con cara de susto, pero dijo «Bueno»
Cuando se fueron, me bañé, me perfumé, me lubriqué bien el ojete con crema para las manos, y tomando una toalla de baño me senté a esperarlo junto a la puerta trasera…Cuando llegó, por las dudas me envolví en la toalla y me puse de pié en la penumbra de la salita, al verlo solo, dejé caer la toalla, y arrastrándola me dirigí al dormitorio, lo suficientemente lento como para que admirara mi cuerpo, sobre todo mi cola, mientras caminaba el corazón parecía que se me iba a salir del pecho, tal la emoción, o emociones encontradas, era la hora de la verdad.
Estiré con cuidado la toalla sobre la cama matrimonial, y me acosté sobre ella boca abajo, ofreciéndome para ser poseído….Por el rabillo vi como se quitaba el short, quedando desnudo, la verga parada, se coloco sobre mi, y me empezó a acariciar todo el cuerpo, por primera vez me besó, en el hombro primero, luego el cuello, le ofrecí los labios y tras una corta duda los aceptó y se sumergió en un beso apasionado, me refregaba su tronco duro en mis nalgas, pero no mostró intención de penetrarme, «vení papito, cogeme «le dije, otra vez la mirada entre asombro y miedo, «»chupala un poco», me giré, la agarré con las dos manos y repetí la rutina de la noche anterior, lengua, labios…sentía como se ponía cada vez más dura y grande «casi como el negrito», pensé, cuando ya estaba que estallaba, la solté , me puse en cuatro patas y le dije, «dale metémela que no aguanto mas…»,me montó, la enfiló en mi ojete, y empezó a empujar, no se si me traicionaron los nervios, pero lo cierto es que en ese momento mi habilidad para dilatarme me falló, el empujó, una y otra vez, pero no logró franquear mi entrada, respiré hondo, me tranquilicé, y cuando logré dominar mi esfínter, pafff, él se desinfló como un globo pinchado, nos miramos, otra vez esa mirada, en lugar de la libidinosa de los días anteriores, esa perruna cobarde, nuevamente me giré, y vuelta a chuparla, demoró un poco, pero se paró, para asegurarme el éxito seguí jugando con la boca, y cuando me pareció a punto, me volví a poner en posición…»No mejor seguí y te acabó en la boca», me dice…Ahí me prendí fuego, «Ah, no papi, yo vine para que me cogieras, chupete no, para empezar está bien, pero a mi me sacás las ganas, me clavás y me coges bien cogido, o para que mierda tenés esa pija,,,»»Puto de mierda,,,»,dijo ….y me montó,y me la empezó a meter, mi intuición me hizo variar de táctica…»Asiiii papiii. Metémela despacitooooque bruta pija tenés, despacito que sos el primeroooo, dame mi cielo dame….» y cosas por el estilo, como para enardecerlo y tranquilizarlo a la vez…en realidad la penetración fue bastante fácil e indolora(el negrito seguía ganando el campeonato). Rápidamente comprendí que estaba inhibido y un poco asustado de lo que estaba haciendo, se estaba cojiendo al hijo de su amigo, menor de edad, y en la cama de matrimonio, muy fuerte pobre diablo, en parte la calentura se le fue la noche anterior, con la mamada, en parte, y creo lo mas importante, lo sorprendió mi actitud decidida, dominando la situación.
Entonces a jugar el papel que se espera de mi….»Mi amor cuanto esperé estoooo, que placer me das, soy todo tuyo, tu putitoooo, cojeme como vos sabés mi macho divinoooo» y en verdad es que estaba gozando como nunca antes lo había hecho, esa pija con vida propia que se iba agrandando y endureciendo adentro mío, ese vaivén marcado por él, me estaba llevando al cielo , superando aún mis sueños mas grandes, no jugué mas me entregué, de cuerpo y alma me entregué a ese hombre para que me poseyese como quisiese, moviéndome al compás de su bombeo, acompañando con mis caderas, las penetraciones profundas, tirándome atrás para enlentecer sus salidas sintiendo la caricia tenue de su glande en mi zona sensible, disfrutando del orgasmo que crecía en lo profundo de mi vientre, su jadéo, sus vellos en mi espalda, los testículos en mis nalgas, apretándose en mi entrada, esos brazos fuertes atrayéndome en cada embestida, fabricándome tetas en la gordurita de mi pecho, sus insultos cariñosos con esa voz ronca que da el deseo, por primera vez, el placer iba acompañado por un ser vivo, un hombre, un macho con verga , huevos, brazos y piernas que me dominaban y me poseían tanto como el pistón duro y suave, mas placentero que el mejor consolador, con su ritmo propio, distinto al mío, pero acompasando mi placer, «me están cojiendo» me decía incrédulo, mientras mis labios soltaban todo tipo de gritos, gemidos, palabrotas que acompañaban mi excitación y pretendían incrementar la de mi macho…Mi macho, al fin me sentía como quería, hembra poseída por un macho, mi agujero relleno por su carne, horadado una y otra vez por esa virilidad maravillosa, estrujado por sus brazos, dominado por sus piernas, a su entera voluntad para que me llevase al colmo que desease.
El mete-saca, las caricias, el cuerpo, caliente y velludo, sobre mi piel, su respiración agitada en mi cuello….todo eso fue haciendo crecer mi placer y mi excitación, estaba como en un delirio, solo sintiendo ese cúmulo de sensaciones variadas. Sentí que me iba a acabar…creo que el sintió lo mismo, la verga creo que se le puso más dura y grande, por lo menos así me pareció…»Acabame negroooo, acabameeee bien adentro….llename de lecheeee…»grité en mi paroxismo, creo que esa fue la señal para que su excitación llegase al máximo, sus manos tomaron mis caderas, irguió el cuerpo, y empezó un bombeo largo y violento que casi me vuelve loco de placer..»Te voy a llenar el culo…guacho divino, mi putito…», y me la enterró hasta el fondo, una, dos,cinco veces, mientras lanzaba un grito salvaje, casi un estertor. Supe entonces que había culminado adentro mío, que su semen inundaba mi recto, y esa idea, mas que nada, provocó que mi placer llegase al máximo y de mi pijita sin tocar saltaron unos chorritos de leche que terminaron sus días en el toallon de baño. Nos quedamos así, unidos por su miembro aun erecto, quietos, sintiendo nuestras respiraciones agitadas, asumiendo lo que acababa de pasar…con un movimiento de mi cuerpo le indiqué lo que deseaba en ese momento, y abrazándome nos fuimos recostando hasta quedar de lado…»no salgas…no me la saques»….¿te gustó?¿te acabaste..?preguntó, «si papi, me acabé como una yegua..y me pareció divino lo que me hiciste…¿y a vos te gustó?», ¿»qué si me gustó?…fue el mejor polvo de mi vida…», no seguimos hablando pues se dedicó a besarme y acariciarme con una ternura que me fue llevando a una modorra….la pija, ya flácida se escurrió de mi agujero, de pronto sentí un pujo incontrolable, me separé, e intentando apretar el ojete corrí hacia el baño, me senté y dejé escurrir lo que resultó ser el semen del Turco, él que había seguido mis pasos atemorizado, el pobre creía que me había roto el culo, sonrió tranquilizado cuando le informé que no era sangre sino leche lo que salía, «y es un montón», dije.
Nos metimos en la ducha, y nos acariciamos con agua y jabón, mis nalgas fueron cuidadosamente lavadas por sus manos, con algún que otro dedo que se escapó hacia mi ano, tal vez para indagar el esperado destrozo, los machos son todos iguales, esperan dejarnos el culo como el de un mandríl, y en el mejor de los casos, es decir con una verga de esas de novela, lo único que nos dejan es una dilatación que dura unos minutos, a lo sumo un par de horas, pero es el afán, el amor propio de «rompernos el culo», rasgar, provocar sangre, dejar un recuerdo imborrable allí donde metieron la pija…y bueno no nos cuesta nada decirles que nos lo dejaron a la miseria, que seguramente pasarán meses antes de usarlo, que nunca podremos olvidar ese instrumento de placer, perdón por la disgreción, pero es que ese día empecé a conocer la sicología de esos hombres a los que les gustan los jovencitos para usarlos como hembras, en esa época les decíamos «bufarrones», seguramente una deformación del término bujarrón, que en buen español significa , homosexual activo en la pareja, es decir un «macho» rompeculos…
Pero sigo con el relato, así como el recorría mi cuerpo, yo lo hice con el suyo, y, por supuesto, el principal interés se centró en el sustituto vivo de mi querido negrito, estando flácido, como ahora, despertó mas ternura que morbo, y justamente por eso, por ternura, decidí hacerlo revivir, y levantarse pronto para una nueva batalla, batalla que mis interiores estaban reclamando, sobre todo y a consecuencia de haber sentido escurrir de mi culito el residuo espermático de mi amante, eso, aunque parezca mentira, me exitó sobremanera…así que, caricias, mimos, palabras excitantes, poses más excitantes, y, por fin, arrodillarme ante su dios y hacerle una fellatio, logró el cometido…cuando la tuvo bien paradita, le puse la cola para un refriegue entre mis nalgas…y en seguida se prendió, me abrazó por atrás y me punteó la cabezota en el ojete, tentado estuve de tirarme hacia delante y permitirle su invasión, pero no, aún no, me le escurrí y fui corriendo hasta el sillón del living, y allí en las penumbras lo esperé, se demoró lo suyo el hijo de puta, tal vez por miedo, tal vez para hacerme sufrir por mi desplante.
Lo vi trajinar abriendo la ventana del dormitorio y levantando la cama, en verdad el olor a sexo impregnaba la habitación, aproveché su demora para encremarme el agujero dejándolo listo para una nueva penetración, al rato llegó, con su short puesto, como para dar por finalizada la sesión, se sentó a mi lado, me le arrimé mimoso y acariciándolo le dije…»Papi, como me gustó lo que me hiciste…y me gustaría que me lo hicieras otra vez…», y en el oido…»que me cojas bien cojido otra vez…» Me miró con esa pregunta que desde hace rato está en sus ojos…» ¿De veras soy el primero?», » Me pareció que tenés experiencia»….Ahí le conté de mis trece años, de mis experiencias, y por supuesto del negrito….cuando terminé la mirada reflejaba tranquilidad…y bastante lujuria, complejos de macho, que le vamos a hacer…Pero lo más importante para mi en ese momento es que su pedazo se marcaba pidiendo libertad en la pierna de su pantaloncito…me arrodille, tiré de la prenda hasta sacársela, y me zambullí en una mamada furiosa, estaba dispuesto a recibir y tragarme su crema…pero la calentura pudo mas…me trepé al sillón, y apoyando mi pecho en uno de los brazos, le ofrecí la cola, no se demoró mucho en aceptar mi ofrecimiento, sentí como se arrodillaba entre mis piernas´y enseguida su mano guiando el glande en mi puertita ansiosamente abierta, una presión, un tirarme atrás, y la ciruela con un ¡plop! Violó nuevamente mi ser…sus manos en mis caderas, guiándome y sometiéndome …y aquel pedazo de carne, duro y caliente se fue sumergiendo en mis entrañas, solo el que lo vivió puede saber el placer de ser penetrado analmente, son un cúmulo de sensaciones las que se sienten, el roce del miembro entrando a presión en el ano, esa sensación sorda de eso que se va abriendo paso en el recto, es algo suave y violento a la vez, una caricia y una violación, ese poder que transmite la verga con sus palpitaciones, ese pequeño impase que se produce cuando la tengo toda adentro y los huevos se aprietan contra el ojete, justo antes de empezar a movernos para ese ritual del mete y saca…ahora él es el dueño, ahora me vuelve a dominar con su pija y todo su cuerpo, me marca el ritmo, me posee como le place, haciéndome gozar al buscar su placer, porque el mío, mi placer, es lograr que su excitación vaya creciendo y creciendo para explotar al fin en un orgasmo que eyacule su semen en mi interior, y en ese vaivén, acompañado de movimientos de caderas, gemidos y obscenidades dichas con voz ronca y entrecortada, lograr que la caricia-violación, golpee en esa zona sensible que me va haciendo nacer mi propio orgasmo.
Es increíble la química de nuestro cuerpo, mi culo clavado por esa lanza de carne, mis caderas amasijadas por sus manos, mis muslos apretados por los suyos, su jadeo, sus palabrotas, todo y mil sensaciones más le van diciendo a mi cuerpo cuando el va a culminar su placer y van preparando en mi interior la explosión propia que resuene con la de mi macho, es maravilloso vaciarse en una acabada donde mi pene no fue para nada estimulado, solo el suyo que me transmite su fuerza, su deseo y por fin su placer…
Fue un polvo de novela….largo, distendido, con mucho «chiches», te la saco toda y te la clavo de un viaje, te la clavo hasta los huevos y te la dejo adentro mientras de digo chanchadas, muchos movimientos de caderas por mi parte, mucho decirle macho, papito, negro pijudo y cuanta forma de agrandarle su ego y endurecerle la pija, caricias, besos y un estirar el placer hasta el máximo, para explotar juntos en un delirio de gritos, estertores, y leche de pija…no se cuanto duró, media hora, tal vez mas, se que caímos rendidos, él encima mío, y un sueño invencible nos invadió, así, nuevamente unidos por su carne.
El velo del sueño se fue corriendo lentamente, la realidad, hermosa, de haberme dormido con mi Turco encima y sobre todo, adentro, se fue abriendo camino en mi conciencia, no se fue la posición, o si la excitación de mi amante siguió en sueños, pero el hecho es que sentí su miembro, semi-erecto, aún en mi interior, sin despertarlo, contraje mi esfínter dándole un abrazo lujurioso, hummm que placer, repetí el ejercicio esta vez durante mas tiempo, y así una y otra vez recibiendo en cada una esa pequeña descarga de placer, pero el dueño de la pija que estaba usando no fue indiferente a mis masajes esfinteriles, y la verga comenzó a tomar tamaño y dureza, para cuando se despertó del todo tenía una bruta erección en mi recto, primero el miedo,…»¿qué hora es?….después esa risita cómplice al sentir que me estaba emporrando, «¿qué,? ¿querés mas?…» » Si, papi, dame así, como estamos, suavecito…..cojeme mi amor, otra vez, cojeme como solo vos sabés…»
Esta vez, si bien perdí el placer de la penetración, disfruté de todo su cuerpo sobre el mío, su abrazo total, con brazos y piernas, su pecho velludo sobre mi espada, los pedejos acariciándome la rabadilla, su boca alternándose entre la mía, mi cuello, mis orejas, donde mezclaba con los besos palabras tiernas u obscenas. Esta vez el clímax llegó pronto, las caricias fueron haciéndose cada vez mas posesivas, el mete saca mas rápido y violento, los jadeos, los gemidos crecieron hasta ser los gritos que anunciaban el final «¡¡llenameeee!!» «tomaaaaa….» y otra vez el semen se derramó dentro mio,en unos pijazos violentos y profundos. Él descansó un momento apretándome con su cuerpo, y luego, diciéndome «apretalo», se fue incorporando y retirando la verga todavía hinchada de mi, cuando hubo salido me volví para besarlo y de paso para hecharle un vistazo a su aparato de placer, estaba tumefacto y brillante, con una gota de semen aun asomando del agujerito, me escurrí al suelo, y de una lamida le limpié esa última gota de su jugo masculino…después, corrí al baño, a disfrutar del placer de sentir salir ese mismo juguito por mi ojete ahora un poquito irritado, dos o tres pujos eliminaron su regalo, el de los dos polvos…..
Ese dia continuó como si nada, fue a buscar a su esposa y cuñadas a la playa, yo me bañé y eliminé todos los vestigios de nuestros juegos amorosos, en mi físico y en la casa, especialmente en el sillón que no tomamos la precaución de cubrir y quedo de oro y azul con mis acabadas, incluso fue un motivo de broma privada en el futuro cuando alguna de las mujeres se sentaba en una de las manchas que no fue posible quitar «La vas a dejar preñada», me decía. Como decía ese día transcurrió con la rutina habitual, nosotros intercambiábamos miradas cómplices cuando podíamos, e incluso alguna caricia o beso
Sobre el atardecer, las miradas se fueron haciendo cada vez más lujuriosas, y en determinado momento me hizo señas de que me dirigiese al garage, lo esperé allí, cuando llegó nos besamos y las manos se dirigieron a nuestros respectivos intereses, ya la tenía parada…. la extraje de su encierro bajando el elástico de su pantaloncito y con él apoyado en el auto, me puse de rodillas ante ese dios y me puse a aplacar su deseo con mi boca, lamí, saboreé, chupé, con mis labios y manos cree un receptáculo suave y ardiente para esa verga a punto de estallar, así acoplados empezó a moverse como en un coito sui generis, y empecé a sentir como aquella pija se ponía cada vez mas grande y dura, los dos callábamos, el solo gemía de placer y yo por el obvio uso que le estaba dando a mi boca tampoco podía decir nada, aceleró…y nuevamente recibí sus chorros de leche espesa, caliente, entre salada y amarga, en mi boca….saboreé ese néctar y luego voluptuosamente y haciendo que él lo viese me la tragué.
Así comenzaron tres meses de sexo desenfrenado, donde toda ocasión era aprovechada, en la soledad de las mañanas, en el encierro del baño, en el garage, montes cercanos, a la luz de la luna en la playa, en el asiento de atrás del auto…fueron cientos de veces que su miembro me penetró, litros de semen pasaron por mi ano o mi garganta, ese hombre incansable y mi deseo exacerbado nos unieron en una luna de miel interminable, y así comenzó una vida por donde muchas vergas entraron en mi, pero fue mi Turquito quien me inició y quién me hizo conocer el placer de ser poseído por un hombre, a su memoria, gracias.
Excelente relato, muy caliente y morboso, me trae muy buenos recuerdos de mis inicios.