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En la ferranchina IV: Descubriendo nuevos placeres en la ferranchina

En la ferranchina IV: Descubriendo nuevos placeres en la ferranchina

Hacía casi 2 semanas que me habían follado en la ferranchina el viejo ferranchinero y su amigo el zapatero, desde aquel sábado no los volví a ver, ni siquiera pasaba por la calle donde se encontraban ambos negocios, no me atrevía, me daba… no vergüenza, más bien era reparo. Temía que me vieran y me llamaran queriendo volverme a follar. Sabía que si me llamaban, yo me iba a dejar, era incapaz de negarme, solo bastaba que me calentaran un poco y les dejaba hacerme lo que quisieran. Además, era y sigo siendo muy tímido y promiscuo, me gusta cambiar y no estar siempre con la misma persona. Solo acudía a los viejos o conocidos cuando la calentura me apretaba. Cuando andaba salido y bien cachondo, cualquiera me valía y ya la cosa me empezaba a picar.

Llevaba 2 días que andaba algo caliente y no sabía sí dejarme caer por la ferranchina, o bajar al centro aquel fin de semana, así que mientras iba para casa a comer, decidí pasar por la calle donde se encontraba la ferranchina a ver qué pasaba.

Cuando cruzaba para ir por la calle donde se encontraba la ferranchina y zapatero, ya pasaba algo de las 13:30, iba pensando que seguramente ya estaría cerrada la ferranchina o al menos estaría haciéndolo. El zapatero seguro que ya lo habría hecho, era algo más que puntual, antes de que diera la hora ya solía tener cerrado, en más de una ocasión me había topado con la puerta cerrada y aún no diera la hora de cierre.

Iba algo inquieto, no sabía porque al enfilar la calle de repente me habían entrado aquellos nervios, pero estaba claro de que era por encontrarme de nuevo con el ferranchinero, sin embargo, no me ponía así el zapatero. Iba en esos pensamientos, cuando vi como cruzaba la calle saliendo del taller de zapatería el susodicho. El cabrón del zapatero cruzaba la calle viniendo para la acera por donde caminaba yo en dirección a la ferranchina, habiéndome visto.

¿Qué, que tal? Cuanto tiempo sin verte… me decía el zapatero acercándose a mí a la vez que me daba unas palmaditas en la espalda.

¿Qué vas para casa o vas a ver a…? Me decía indicando con la cabeza hacia donde se encontraba la ferranchina.

No nono, le contesté algo nervioso, voy a comer le dije casi llegando a la ferranchina.

Pues ven, vamos a saludar a Leonardo, a ver si nos invita a una cervecita antes de ir a comer, ¿eh, que te parece, no te apetece una cervecita? Decía sujetándome por el brazo a la vez que me empujaba para que entrara en la ferranchina que aún estaba abierta.

Ni tiempo a contestarle tuve, cuando me di cuenta ya estaba entrando por el portalón de la ferranchina.

¿Qué, aquí nos tienes, venimos a que nos invites a unas cervecitas? Le gritaba el zapatero nada más entrar, al ferranchinero.

Mira a quien te traigo, le gritaba echándome una mano por la espalda. Lo encontré ahora nada más salir del taller.

Nada más levantar la cabeza el ferranchinero, clavó su mirada en mis ojos. Dios, no pude aguantar aquella mirada, tuve que inclinar la cabeza mirando para el suelo. Al momento me empecé a poner colorado, una calor subía por mi cara haciéndome enrojecer. Dios si las orejas me ardían, la polla se me empezaba a poner dura, haciéndome empalmar.

Bueno, soltó el ferranchinero, pero dejarme primero cerrar y luego nos tomamos esas cervecitas, eh, decía yendo a cerrar el portalón de la ferranchina.

Mientras este cerraba el portalón, el zapatero frotaba con su mano mi espalda, como diciendo lo bien que lo íbamos a pasar, seguro que el muy cabrón ya estaba pensando en darme por el culo más que en beber las cervezas que le había pedido al ferranchinero que nos invitara.

¿Qué, como estás? Me decía frotándome la espalda con su mano.

Yo encogiéndome de hombros le contestaba que bien.

Pues ya ves, nosotros con ganas de follar de nuevo este culito, me decía bajando su mano a él, empezando a magrearlo apretando los cachetes de mi culo.

Se pegó a mí y mientras me apretaba los cachetes del culo, llevaba mi mano por la que me tenía sujetado, a su paquete haciendo que se lo palpara, mira como me tienes, mmm, me susurraba lamiéndome el lóbulo de la oreja, mordiéndome luego el cuello y parte de la nuca.

Pedazo de cabrón, sabía que aquello me gustaba y el muy hijo de puta se estaba aprovechando, notaba como temblaba retorciéndome a la vez que trataba de apartarme de él. Sabía que si dejaba que siguiera iba a caer como una fruta madura dejándome hacer lo que quisieran.

Al verme revolver queriéndome apartar de él, sujetándome por el brazo, echó la otra mano a mi entrepierna, a la vez que me decía el muy pedazo de hijo de puta:

Ven maricón, no te escapes, déjame ver cómo andas de caliente, me decía apretando con su mano mis partes.

Yo que estaba medio empalmado, al notar su mano agarrando mi polla y huevos, empezando esta a sobarlos restregando su mano por mi entrepierna a la vez que llevaba su boca a mi cuello empezando a lamerlo y mordisquearlo, me estaba empezando a empalmar aún más de lo que ya estaba. Viendo que no me daba librado de él, eché mi mano a su entrepierna, dándole un apretón a sus partes.

¡Ay maricón! No apretes así, se más suave joder, exclamaba el hijo de puta del zapatero, soltándome a la vez que llevaba su mano a sus huevos.

Jeje, se reía el chatarrero, acercándose a nosotros después de haber cerrado el portalón de la ferranchina. Eso te pasa por salido y sobón, hay que tener paciencia y ser respetuoso con los demás, ¿además no querías que os invitara a unas cervezas?

Sí, sí claro que queremos que nos invites, pero joder si yo solo quería saber cómo estaba.

¿Y adonde queréis ir, a la cervecería o las tomamos aquí?

No, a la cervecería yo ahora no puedo ir, tengo que ir a comer a casa, les contesté.

Bueno pues las tomamos aquí, dijo el chatarrero, viendo como se palpaba los huevos el zapatero mientras iba en busca de las cervezas.

¡Joder, menudo dolor de huevos me has dejado, maricón! Me decía mirándome con aquella cara de hijo de puta y salido que tenía.

Jódete, pensaba yo para mí, viendo como se inclinaba palpando los huevos el hijo de puta del zapatero.

A los pocos segundos ya estaba allí el chatarrero con las cervezas. Venga, vamos a tomar las cervezas y nos vamos que hay que ir a comer, decía posando las cervezas que traía sobre la mesa que le hacía de despacho.

El zapatero fue el primero en echar la mano a la cerveza, luego lo hice yo, poniéndonos los 3 a beber aquellas cervezas por la botella.

Bueno y que te cuentas, que es de tu vida, me decía el chatarrero mientras bebíamos aquellas cervezas.

Nada, como siempre, le contestaba yo encogiéndome de hombros.

¿Y no nos echaste de menos?

¿No tenía ganas este culito de que lo follaran de nuevo? Me preguntaba dándome unas palmaditas en el culo mientras bebíamos.

Me encogí de hombros sin llegar a contestar nada, ni sí ni no, solo me encogí de hombros sin atrever a decirle nada.

¿Y no te apetece? Me decía el ferranchinero empezando a apretar los cachetes del culo.

Sí, pero… ahora no puedo, tengo que ir a comer y no me da tiempo, le contestaba viendo como seguía apretándome los cachetes del culo

Bueno, pero eso no es problema, me decía acercándose más a mí, podemos quedar para la tarde, si te apetece puedes venir a la hora del cierre como el otro día. Ya verás que cositas nuevas podemos hacer, me susurraba al oído mordisqueándome el lóbulo de la oreja.

Me volví a encoger de hombros, diciendo:

Bueno, a la vez que daba un trago a la botella de cerveza, notando como apretaba más el cachete de mi culo con su mano y su boca mordisqueaba el lóbulo de mi oreja.

Mira como me tienes, me susurraba llevando mi mano a su entrepierna, pudiéndole palpar como estaba de hinchada y dura la verga del chatarrero.

Dios, que hijo de puta, palpaba aquella polla con mi mano, notando lo dura e hinchada que la tenía. El muy cabrón, seguía sin llevar nada por debajo de aquel buzo de trabajo que llevaba puesto. Si aquello seguía por aquellos derroteros, iba a terminar con dolor de huevos y seguro que iba a dejar que me follaran antes de ir a comer. Así que lo mejor era marchar cuanto antes, no se fuese a incendiar el ambiente más de lo que ya estaba. Mejor era que me fuese y volviera por la noche.

Ya verás como lo vamos a pasar esta noche, me decía pegándose por mi espalda a mí, mientras yo posaba la botella de cerveza bacía sobre la mesa. Ya verás que sorpresa y lo que va a disfrutar este culito, me decía restregándome la verga por el culo, viendo como yo me quedaba quieto mientras dejaba la botella sobre la mesa.

Teniéndome así pegado a él, me rodeó con sus brazos a la vez que dejaba su botella al igual que lo había hecho yo, y bajando sus manos a mi entrepierna, me pegaba más a él a la vez que acariciaba mis genitales. Ufff maricón que calentito me estás, ya verás como esta noche te voy a hacer chillar de gusto, te voy a hacer gemir como a una perrita cuando te de por este culito tan sexi que tienes.

Bufff, yo ya estaba que me derretía de gusto, notaba aquella polla restregándose por mi culo y aquellas manos palpando y acariciando mis órganos sexuales, haciéndome que me empalmara como un burro.

Me voy, tengo que irme, le decía yo sabiendo que si seguía con aquellos magreos, iba a terminar claudicando y dejándome dar por el culo allí mismo apoyado sobre la mesa.

Bueno mi nenita, entonces te esperamos esta noche, ya verás como no te vas a arrepentir, decía el ferranchinero, separándose de mí.

Ufff, menos mal que me había liberado, si no, hubiera terminado follándome allí mismo. Tan pronto vi que se separaba de mí, me di la vuelta yendo para la puerta. Lo mejor era salir cuanto antes de allí si no quería terminar siendo follado por aquellos 2 salidos antes de que fuera a comer.

Espera que ya salimos los 3, decía el zapatero. Es que tengo prisa le contesté, viendo como venía el chatarrero a abrirme la puerta.

Abrió la puerta y dándome una palmada en el culo, me dijo:

Entonces hasta la noche. No nos vayas a dar plantón, ¿eh…?

Salí de la ferranchina como alma que lleva el diablo, iba enrojecido y caliente como una perra en celo. Si hubiese echado 5 minutos más, estoy seguro de que hubiese terminado siendo despelotado y follado en aquellos momentos.

Cuando llegué a casa, lo primero que hice fue ir al baño, necesitaba refrescarme y bajar aquella excitación que llevaba. Nada más entrar me desvestí, y luego de lavarme y refrescarme un poco, me senté en el inodoro descansando un poco mientras me concentraba en mear, quería bajar el empalme que llevaba, no quería terminar pajeándome, sabía que si me pajeaba, no iba a acudir a la cita de la noche. Así que una vez pude mear haciendo que me bajara aquella excitación e hinchazón que llevaba, salí del baño, yendo a mi habitación, dejando la ropa y poniéndome el pijama que solía usar al llegar a casa.

Una vez puesto el pijama fui a la cocina a comer y luego de terminar, fui para la sala a ver la televisión. Ya no tenía que ir a ningún sitio por la tarde, así que iba a descansar viendo la televisión, y luego a eso de las 7 de la tarde, ya me prepararía para acudir a la cita que me esperaba aquella tarde noche con el chatarrero y zapatero.

Antes de que dieran las 7 de la tarde, ya estaba metido en el baño de nuevo, iba a lavarme y preparar, a las 8 sabía que me iban a estar esperando el hijo de puta del zapatero y el chatarras para darme por el culo. Quería ir bien preparado y limpio, sabía que seguramente iban a estar dando por el culo hasta dejarme agotado. A ver que era aquella sorpresa que tenían preparada para darme.

Eran ya las 8 cuando salía de mi casa, le había dicho a mi madre que iba a salir, que a lo mejor no llegaba hasta el día siguiente. Al día siguiente era sábado y no tenía que ir a ningún sitio, así ya no estaría preocupada por mí.

Cuando llegué a la ferranchina, ya pasaban 5 minutos de las 8, aún tenía los portalones abiertos, así que llegaba a tiempo. Cuando me vieron entrar, a ambos se les iluminaron los ojitos, vaya 2 salidos que me esperaban, a ambos les brillaban los ojos como si fueran 2 farolas encendidas, se les podía ver la cara de lujuria y lascivia con la que me miraban, menuda follada que me esperaba aquella noche.

Nada más entrar y verlos, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, ellos estaban salidos y con ganas de follarme, pero la excitación y calentura que yo llevaba no era mucho menor, ya iba bien preparado, me había lavado, lubricado y dilatado el culito, sabía que iban a follar hasta reventarme. Los cabrones iban a darme por el culo hasta la extenuación, así que iba preparado para pasar toda la noche follando con ellos, malo sería que no les vaciase los huevos antes de que ellos terminaran agotándome.

Hola, saludé nada más entrar, hooola, contestó el zapatero alargando el saludo. Ambos estaban igual que los había dejado al mediodía, de pie junto a la mesa, bebiéndose unas cervezas. Hola, contestó después de beber el chatarrero. Ven, vente para aquí que estamos bebiendo unas cervezas, ¿tu quieres una?

Bueno, le contesté acercándome a donde estaban.

Espera que voy por más cervezas, decía el chatarrero dejándonos allí al zapatero y a mí.

No tardó nada, por lo que apenas pudimos hablar casi nada el zapatero y yo, solo me había preguntado cosas banales, menos mal que esta vez no se lanzó a por mí, estaba más calmadito que por la mañana.

Cuando vino el chatarrero, me dio la cerveza, dejando otras para ellos y otra más al parecer para mí, querían que bebiera y me pusiera a tono con ellos. Bueno voy a cerrar la puerta que ya va siendo hora, decía el chatarras yendo a cerrar el portalón.

Una vez hubo cerrado, vino para donde estábamos, y mientras echaba mano a su cerveza, me decía poniendo la mano sobre mi culo:

¿Que, ya estás preparado?

¿Cómo tenemos el culito? Me decía dándome unas apretadas en él, con su mano.

Yo no contesté nada, me limité a beber la cerveza de la botella, dejando que apretara los cachetes de mi culo.

Luego ya verás lo que tenemos preparado, ya verás como te va a gustar la sorpresita que hemos montado para ti. Te vamos a hacer que disfrutes y goces como nunca, me decía sin dejar de sobarme el culo.

¿Tienes que estar a alguna hora en casa, o no tenemos prisa? Me preguntaba el chatarrero.

No, no tengo que estar a ninguna hora en particular, ya avisé que iba de fiesta y que seguramente hasta mañana no volvía.

Bien bien, así mucho mejor, así tendremos tiempo y podremos follarte con calma toda la noche, ¿verdad putita que lo estás deseando?

Moví la cabeza junto a los hombros como diciendo, sí, que remedio.

El zapatero al ver que ya casi estaba acabando la cerveza, enseguida agarró la otra, pasándomela para que siguiera bebiendo. El cabronazo quería ponerme a tono y me fuera desinhibiendo, seguro que ardía en deseos por tenerme enculado, se le notaba la cara de lascivia y las ganas que tenía por darme por el culo.

Mientras yo bebía, el chatarrero no dejaba de meterme mano, poco a poco iba poniéndome a tono. Quería excitarme y que estuviera bien caliente. Cuando me di cuenta ya me había empezado a desabotonar la camisa. Iba poco a poco, había empezado por arriba, y a cada botón que soltaba, metía su mano por mi pecho acariciándome con su mano. Cuando llevaba 2 botones, pasó su mano por mis tetillas, empezando a acariciar y pellizcar los pezones, haciendo que estos se fuesen excitando y endureciendo

Yo por veces me estremecía al notar aquellas manos acariciándome, iba muy despacito, pero poco a poco el cabronazo me iba excitando cada vez más. Ya casi había acabado la segunda cerveza y el ambiente cada vez se iba poniendo más caliente. Cuando ya casi había desabotonado por completo la camisa, yo ya estaba que ardía, no tuve más remedio que llevar mi mano a su entrepierna, empezando a palparle la polla y genitales al chatarrero.

Este al ver que yo ya empezaba a estar caliente y receptivo, terminó por desabotonarme la camisa por completo, sacándola de mi pantalón, dejándome con el pecho al aire. Abrió un poco la camisa poniendo sus manos sobre mis costados, justo por debajo de mis asilas y a la altura de mis pechos, y a la vez que me acercaba a él, llevaba su boca a ellos, empezando a morder mis ya duros e hinchados pezones.

¡Ohhh! Solté un leve gemido al notar sus dientes morder mis pezones, a la vez que seguía acariciando su verga y genitales por encima del buzo.

Deseaba abrirle la cremallera del buzo y apoderarme de su polla, por lo que buscaba con mis manos poder hacerlo, cuando noté como se colocaba detrás mía el zapatero, empezando a quitarme la camisa junto a la cazadora que llevaba puesta.

Los cabrones ya empezaban a desnudarme. Lo iban a hacer allí mismo, esta vez ni siquiera me llevaron al cuartucho donde tenía el camastro el chatarrero. Allí mientras bebíamos las cervezas, ya me estaban empezando a despelotar.

Mientras yo conseguía abrirle el buzo al chatarrero y apoderarme de su dura y larga polla, y él seguía chupando y mordiendo mis excitados pezones, noté como las manos del zapatero rodeaban mi cintura y empezaban a aflojarme el cinturón. Dios, un escalofrío recorrió mi cuerpo al notar los dedos del zapatero rozar mi abdomen en busca de mi cinturón. El estómago se me había encogido y noté como por los huevos me recorría una corriente que luego subía por mi columna vertebral. Hasta en las piernas había notado aquella corriente al notar sus dedos tocando mi cuerpo en busca del cinturón.

Una vez lo hubo aflojado, siguió con mi pantalón, empezando a desabotonarlo. Cuando lo tuvo desabotonado por completo, dejó que este fuese cayendo por mis piernas, mientras él metía sus manos por dentro de mi slip, haciéndome estremecer al notar como acariciaba mi polla y huevos a la vez que iba bajándome el slip.

Lo llevó hasta mis rodillas dejando que fuese cayendo junto al pantalón, empezando a acariciarme el culo.

Pasaba sus manos por mi culito, las subía por mi espalda y las volvía a bajar, luego me rodeó con sus manos empezando a acariciar mi vientre y poco a poco fue bajando por mis genitales, siguiendo por mis piernas, hasta que llevó mi slip y pantalón a mis pies.

Al llegar ahí, empezó a sacarme los zapatos, y una vez lo hubo hecho, terminó por sacarme el pantalón junto al slip.

Ya estaba, ya me tenían en pelotas por completo, hasta los calcetines me habían quitado.

Mientras el zapatero me desnudaba, el viejo chatarrero, no había dejado de chupar y morder mis excitados e hinchados pezones. Ya me retorcía de gusto, no dejaba de acariciarle y sobar la polla junto a los huevos al chatarrero, mientras él me hacía retorcer y gemir de gusto.

Luego de estar martirizando, mordiéndome los pezones, fue subiendo por mi cuello haciéndome temblar y retorcer de gusto, ese era mi punto más débil y donde más gusto me daba. Al ver como me estremecía y temblaba de gusto, siguió mordiéndome el cuello, mientras notaba como el zapatero empezaba a morder los cachetes de mi culo, a la vez que pasaba sus manos por toda la raja buscando la entrada de mi ano.

El zapatero al pasar su mano por la raja de mi culo pudo comprobar que ya había ido lubricado, por lo que no dudó ni un segundo en empezar a meterme un dedo por el culo.

¡Ohhh! Gemí abriéndome de piernas al notar como me entraba el dedo por el culo. ¡ooohhh! Volví a gemir al notar como lo sacaba y volvía a meter.

Este al ver como gemía y me abría de piernas, llevó su mano a mis genitales, empezando a acariciarme los huevos. Dios que hijo de puta, que gusto me estaba dando, tenía la polla tiesa y dura a más no poder, me abría de piernas todo lo que podía, notando como su mano acariciaba mis pelotas tirando de ellas hacia abajo, los acariciaba haciéndome abrir de piernas, luego volvía a introducir sus dedos en mi culo, los sacaba y volvía a acariciarme las pelotas.

Así maricón, abre bien las piernas y deja que te abra el culo, decía el zapatero.

¡Dios! Que hijos de puta, me estaban poniendo a 1000 y solo me estaban metiendo mano, cuando me empezaran a follar, me iban a hacer correr como una prea.

Y eso era lo que iba a hacer el zapatero, el cabronazo ya se había despelotado, y ahora que ya me tenía el ojete medio dilatado, no pudo esperar más, mientras el chatarrero me comía la boca y mordía el cuello, él después de haberme dilatado el ano y hacerme abrir de piernas, pegándose a mi espalda, empezó a meterme la polla por el culo.

Incliné un poco el culo hacia atrás a la vez que me abría de piernas, notando como su polla empezaba a introducirse por mi culo.

¡ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como la polla del zapatero profanaba mi culito, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir al notar como sus pelotas golpeaban la entrada de mi ano y su polla salía y volvía a entrar por mi culo, llegándome al fondo.

Así maricón así, ábrete de piernas y dame el culo, me decía sujetándome por las caderas y haciéndome que me abriera más de piernas entregándole el culo, empezando a follarme.

¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Así maricón, así, déjate follar, deja que te de por el culo que es lo que te gusta.

¿Te gusta eh?

¿Te gusta maricón?

¿Te gusta que te den por el culo? Gritaba una y otra vez dándome por el culo.

Notaba como me entraba la polla del zapatero una y otra vez por el culo, haciéndome mover adelante y atrás mientras este me envestía. Menos mal que tenía delante mía al chatarrero al que me abrazaba, si no me hubiese espatarrado sobre la mesa donde teníamos las cervezas y donde había dejado la ropa el zapatero, después de haberme desnudado y haberlo hecho él también.

El viejo ferranchinero, no dejaba de comerme la boca y pellizcar y apretar mis pezones mientras estaba siendo follado por el zapatero, yo que moría de gusto, buscaba con mi mano su verga aferrándome a ella, sabiendo que luego aquella polla iba a estar dentro de mi culo. La acariciaba y palpaba sus huevos mientras el zapatero continuaba dándome por el culo.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡Dios maricón que gusto! Gritaba una y otra vez el zapatero follándome a saco. Se escuchaban sus gritos junto al golpeteo que daba su pelvis al chocar con mis nalgas cada vez que su polla se introducía por mi culo.

De repente las envestidas que me daba el zapatero empezaron a ir más rápidas y profundas, pudiendo notar como este clavaba sus dedos en mis caderas y gritaba que se corría.

Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gritaba preñándome el culo de leche.

Me había soltado 4 o 5 trallazos de leche, preñándome por primera vez aquella noche.

Cuando por fin salió su polla de mi culo, llevó su mano a él, diciéndome:

Dios maricón que culito tienes, decía metiendo 2 de sus dedos en él. Joder mira como se abre y traga. Teniéndome así el zapatero, el viejo chatarrero, separándose de mí, cogió mi cerveza pasándomela para que bebiera y fuese recuperándome, no tenía prisa por empezar a follarme, luego de pasarme la cerveza, terminó de beberse la suya, recogió los cascos vacíos y dejando que el zapatero siguiera metiéndome mano, fue a buscar más cervezas.

Cuando vino con las cervezas, no solo traía más cervezas, traía unas pinzas con una larga cadena que terminaba en un anillo, además traía una especie de antifaz. Cuando vi aquello, al principio me dio algo de miedo, luego al verme la cara el ferranchinero, me tranquilizó, diciendo que no tuviera miedo, que solo era para estimularme y que iba a disfrutar mucho más, que si no estaba Agusto no pasaba nada, me los quitaba y listo. Pero que probara que ya vería como me iba a gustar.

Al final después de beber aquella otra cerveza que nos abría traído, dejé que me pusiera primero el antifaz quedándome a ciegas, luego noté como empezó a colocarme aquel artilugio. Primero colocó el anillo en la base de mi polla, me quedaba pegado al perineo y por debajo de mis huevos, luego empezó a ponerme las pinzas en los pezones, haciéndome estremecer al notar como estas apretaban mis hinchados y duros pezones, haciéndome soltar un leve quejido. Me sentía raro pero la verdad es que me estaba empezando a gustar, aquella sensación me gustaba y me hacía estar más excitado.

Luego noté como me llevaban sujetándome por el brazo, no sabía para donde íbamos, solo notaba el suelo al ir caminando descalzo como estaba, las pinzas apretándome los pezones, aquella especie de argolla que apretaba la base de mi pene haciendo que este se abultara más junto a mis pelotas. Tuve en un momento la tentación de quitarme aquella especie de antifaz que tapaba mis ojos, cuando de pronto noté como parábamos, me giraban y de pronto noté como me sujetaban los brazos, me habían colocado una especie de correa en cada muñeca. Dios, no sabía que me estaban haciendo, sentí algo de temor, pero dejé que siguieran con aquel jueguecito. De pronto noté como me sentaban sobre lo que me pareció unas cuerdas o cintas, luego supe que aquello no era otra cosa que un slin o columpio sexual. Al final allí estaba amarrado de manos y piernas medio tumbado, totalmente abierto de piernas, montado en aquel columpio sexual, con los ojos vendados y los pezones siendo estimulados con aquellas pinzas que iban sujetas por una cadena a la argolla que aprisionaba la base de mi pene.

Lo único que me molestaba un poco, era como me quedaba la cabeza, esta me quedaba algo colgada hacia abajo y no me sentía muy cómodo, luego supe el porque de aquella postura, y no tardé mucho en darme cuenta al notar como la polla del chatarrero se empezaba a introducir por mi boca. Joder, en aquella postura la verga del viejo me llegaba a lo más profundo de mi garganta. La primera vez que me la metió en la boca, dejó que fuese saboreando, pero cuando empezó a meterla más a fondo, me empezaron las arcadas.

Joder, casi suelto toda la cerveza que había bebido al notar como la punta de su polla trataba de traspasar mi campanilla. Podía notar sus pelotas pegadas a mi nariz, sus pelos los tenía pegados a ella y como el viejo chatarrero me ordenaba que abriera más la boca. Joder si no podía tragar más, los ojos no dejaban de llorarme, las babas y bilis me salían por la comisura de mis labios y nariz. Pero el muy cabrón seguía intentando introducirme toda su verga en lo más profundo de mi boca, quería que la tragara toda, el muy cabrón quería que la polla traspasara la campanilla y llegara a mi garganta.

Después de un buen rato donde me estuvo haciendo tragar su polla, al final consiguió que sus huevos los tuviera pegados en mi boca y mi nariz quedara casi en la entrada de su ano. Había conseguido hacerme tragar toda la verga habiéndome traspasado la campanilla.

Mientras yo tragaba la verga del ferranchinero, el cabrón del zapatero abría una y otra vez mi culo, metiéndome sus dedos por él. De vez en cuando tiraba de la cadena, haciendo que mis pezones notasen un pequeño dolor al ver como eran mordidos por aquellas pinzas que los aprisionaban.

Cuando se cansaron de follarme la boca y estimular el culo con los dedos del zapatero, el viejo chatarrero sacándome por fin la polla de la boca, fue para donde estaba el zapatero, empezando a pasarme la punta de su polla por el culo. Estaba claro que ahora iba a empezar a darme por el culo, ya me tenía totalmente abierto de piernas, con el agujero de mi culo totalmente abierto y dilatado.

Oh maricón que bien te ves así, el agujero de tu culito parece un chochito babeando, mira como se abre, me decía pasando la punta de su verga por él, haciéndome notar lo dura y babeada que tenía la polla.

Dios, yo ya deseaba que me introdujera la polla por el culo, notaba como pasaba su glande por la entrada de mi agujero e iba metiendo y sacando sin llegar a penetrarme. Notaba el vaivén del columpio, sabiendo que en cualquier momento aquella verga que jugaba en la entrada de mi ano, se iba a introducir toda en él. Y así sucedió, noté como mi cuerpo se balanceaba más, clavándose en aquellos momentos la verga del chatarrero.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité notando como su polla se había introducido por mi culo. Me había entrado toda hasta los mismísimos cojones. Dios, nunca había sentido una polla tan dentro de mí, aquella verga me había llegado hasta lo más profundo de mis entrañas.

Cuando me tuvo bien ensartado, debió sujetar aquellas cuerdas ya que paré de balancearme, pudiendo notar como me tenía totalmente empalado. Antes de que me volviera a balancear, noté al zapatero sujetarme la cabeza, como acercaba su polla que se encontraba semiflácida, me la metía en la boca dejándome los huevos pegados a mi nariz, y al momento aquel columpio sexual, se empezaba a mover.

Dios, no podía gritar, pero el placer y gusto que estaba sintiendo al ser follado de aquella manera, me estaban haciendo delirar. Tenía los ojos tapados, no podía ver nada, pero las sensaciones que sentía eran mucho más fuertes y estimulantes. Chupaba la polla semiflácida del zapatero, notando como la verga del chatarrero entraba una y otra vez por mi culo, llegando a lo más profundo que jamás polla alguna había llegado.

Cuando llevaban un buen rato follándome así, empecé a notar como la polla del zapatero que tenía en mi boca, esta se empezaba a hinchar, empezando a soltar líquido dentro de mi boca.

¡Hijo de puta! El muy cabrón se estaba meando dentro de mi boca. Yo no podía hacer nada, solo pude empezar a tragar todo aquel líquido que llenaba mi boca notando como sus meos recorrían mi garganta e iban a parar a mi estómago.

Parte de su meada se había escurrido por la comisura de mis labios, otra parte me la echó por la cara y pecho, y luego de terminar de mear, hizo que volviera a meterme su polla en la boca.

Así maricón, bebe y prueba mi meada, anda maricón ya verás cómo te gusta. Así, así maricón así me gusta. Anda ahora limpia la bien y termina de saborearla ya verás como te gusta, me decía el muy hijo de puta.

La verdad es que al principio me sorprendió, luego me dio algo de asco, pero al final hasta terminó gustándome el estarle chupando la polla totalmente mojada y soltando aún gotas de su reciente meada. Hubo un momento en que estuve a punto de darle un mordisco a su polla, menos mal que no lo hice, si no, a saber, que hubiera terminado haciéndome.

Mientras tanto el chatarrero me estaba dando por el culo, me estaba follando a saco, mi culo estaba abierto a tope, rezumaba parte del semen con el que me había preñado el zapatero, y mi polla que estaba dura e hinchada, aprisionada por aquel anillo al que se le unía la cadena que iba hasta las pinzas que presionaban mis pezones, no paraba de soltar líquido preseminal, tenía toda la polla y huevos, pringados con el líquido preseminal que iba soltando mi polla.

Toma polla, toma polla. Como te gusta la polla ¿ehhh… maricón? Me gritaba el viejo ferranchinero dándome por el culo.

De pronto empecé a notar como aquel columpio se empezaba a balancear más rápido, y como el viejo ferranchinero empezaba a gruñir culeándome más rápido, pudiendo escuchar como su pelvis sonaba al chocar con mi culo cada vez que su polla entraba en él.

Plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, hasta que noté como su verga empezaba a palpitar dentro de mi culo, empezando a soltar varios trallazos de semen.

¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez llenándome el culo con su leche. Era la segunda vez que aquellos cabroncetes me preñaban y yo todavía no me había corrido. Me habían follado, preñado por 2 veces y además el hijo de puta del zapatero se había meado en mi boca. Sudaba y estaba todo pringado y mojado por todas partes, pero seguía caliente como una perra en celo.

Una vez repuestos de aquella follada que acababan de darme, me fueron soltando las manos y piernas, pudiéndome levantar de aquel columpio sexual donde terminaban de follarme, y luego de quitarme el antifaz que tapaba mis ojos, quedándome con aquel anillo que aprisionaba la base de mi polla y hinchados pezones, volvieron a llevarme para la mesa donde teníamos la ropa y donde volvimos a beber otras cervezas.

Luego de beber aquellas cervezas, el zapatero vistiéndose terminó por marcharse dejándonos al viejo ferranchinero y a mí solos. Sabía que el viejo ferranchinero iba a volverme a follar, no tenía prisa, íbamos a seguir bebiendo, luego iba a terminar por llevarme al cuarto donde tenía el viejo camastro, y allí acostados, iba a volverme hacer suyo.

Y así fue, luego de que bebimos las cervezas aquellas, me llevó al viejo camastro donde nos acostamos, estuvo jugando con aquellas pinzas haciéndome sufrir y gozar a la vez, luego me hizo acostar boca abajo volviéndome a dar por culo, haciéndome suyo nuevamente dejándome otra vez preñado con su semen. Luego de hacerme correr en una larga y abundante corrida, dormimos hasta las 7 de la mañana que fue cuando despertamos, y luego de lavarme un poco, marché para mi casa.

Iba reventado, llevaba el culo abierto, dolorido y preñado de leche, llevaba el semen del zapatero y el de las 2 corridas que me había dejado el viejo chatarrero dentro de mi culito. Los pezones todavía los llevaba sensibles y doloridos de tener toda la noche las pinzas presionándolos, pero eso sí, llevaba los huevos completamente vacíos y la polla totalmente flácida y encogida. Iba servido de polla para unos cuantos días.

Continúa la serie << En la ferranchina III: Sorpresa inesperada al acudir a la ferranchina

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