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En la ferranchina III: Sorpresa inesperada al acudir a la ferranchina

En la ferranchina III: Sorpresa inesperada al acudir a la ferranchina

El viernes por la tarde luego de comer y haber echado una siesta me empecé a preparar, tenía que acudir a la ferranchina a buscar el transformador, el viejo Leonardo, me había prometido tenerlo listo, que acudiera a última hora de la tarde, que si estaba cerrada la puerta de la ferranchina, que petase en el portalón, que él iba a estar dentro esperándome. Sabía que además de darme el transformador, me iba a volver a dar una buena follada, por lo que me estaba preparando, quería llevar el culo ya dilatado y lubricado, así la enculada que iba a recibir la tarde noche de aquel viernes, sería más placentera para mí.

Lo que yo no sospechaba, era la sorpresa con la que me iba a encontrar inesperadamente, aquella tarde noche, al llegar a la ferranchina. Aquella tarde noche del viernes, iba a ser bien pero que bien follado, iba a quedar bien harto de polla para una buena temporada.

Iban dar las 8 de la noche, cuando salía de casa rumbo a la ferranchina en busca del transformador, y no solo del transformador, sabía que el viejo ferranchinero, me iba a volver a follar, y la verdad es que yo también tenía ganas de volver a ser follado por la verga de aquel viejo, me estaba haciendo adicto a aquella polla que tanto me hacía disfrutar. Iba algo nervioso, notando como mi cuerpo se iba excitando cada vez más, cada vez que se iba acercando la hora, y ahora que iba camino de la ferranchina, ya llevaba un buen empalme pensando en la verga del viejo ferranchinero.

Cuando llegué a la ferranchina, ya estaba a punto de cerrar, me encontré con Leonardo, el viejo ferranchinero, en la puerta de esta, a puntito de cerrar. Al verme llegar, esbozando una sonrisa me saludo, mandándome que pasara. Cosa que hice, esperando dentro a que el viejo ferranchinero terminara de cerrar el portalón de la ferranchina.

En aquellos minutos que estuve esperando, una excitación empezó a recorrer mi cuerpo empezando a notar como mi polla se ponía más dura y mi cara se empezaba a enrojecer. Dios, a cada segundo que pasaba, la calentura iba en aumento, sabía lo que iba a pasar, y cada vez lo deseaba con más ganas. Quería aquella polla y la quería dentro de mí. Necesitaba sentirme poseído, quería entregarme a él y que me hiciera suyo dejándome preñado con su semen.

Cuando terminó de cerrar el portalón, acercándose a mí echó su mano por mi hombro, llevándome hacia la mesa mientras me iba hablando.

¿Qué, que tal te fue estos días, no te vi nada por el barrio?

Encogiéndome de hombros a la vez que mi cara se enrojecía más, le contesté que bien.

En esos momentos, noté como el viejo ferranchinero, bajaba su mano por mi espalda llevándola a mi culito y a la vez que apretaba mis cachetes, me susurraba al oído:

¿Y no me echaste en falta?

Yo que ardía en deseos de que me volviera a dar por el culo, quedé callado sin decir nada, dejando que me fuese metiendo mano, a la vez que mi cara se iba enrojeciendo cada vez más.

Me gusta cómo te ruborizas, pareces un inocente y virgen adolescente al que van a follar por primera vez, como me gustas, mmm.

¿Qué bien hueles? Me dice llevando su boca a mi cuello, empezando a pasar su lengua por él.

Yo que ya estaba a mil por hora, me estremecí al sentir sus labios en mi cuello, notando como pasaba su lengua por él.

Bueno, primero vamos con los negocios luego ya seguiremos hablando me dijo, dejándome, temblando de excitación a causa de aquel primer contacto.

Rodeó la mesa, sentándose en la silla, abrió un cajón de donde extrajo el transformador que me había rebobinado, y dejándolo sobre la mesa, me dijo:

Aquí tienes tu transformador, si tienes algún problema me lo traes de nuevo, que, si hace falta, lo volvemos a rebobinar, pero no creo que tengas ningún problema. El precio te sale tal y como acordamos, de la mano de obra no te voy a cobrar nada, y lo del material, te sale tal y como te dije.

Cuando eché la mano al bolsillo para sacar el dinero y pagarle, sonó la puerta de la ferranchina, alguien estaba llamando, por lo que levantándose el ferranchinero, me dijo que esperase que iba a ver quién era.

Espera, guarda el dinero, que primero voy a ver quién es.

Vi como se levantaba de la silla y acudía a ver quién era el que llamaba, pudiendo escuchar como saludaba a alguien, y al momento entraba en la ferranchina viniendo acompañado de otra persona, luego de cerrar la puerta.

Cuando ambos llegaron a la mesa donde estaba yo de pie esperando, pude ver de quien se trataba, y joder, no era otro que el hijo de puta del zapatero. Quedé con los ojos abiertos como platos y la cara de sorpresa por verlo allí.

El hijo de puta del zapatero mostraba una sonrisa y una cara de lascivia que no se podía aguantar, los ojos le brillaban como si fuesen 2 faros alumbrando en la noche. El cabronazo me estaba devorando con la sola mirada.

Bueno, no hace falta que os presente, creo que ya os conocéis, ¡no es así? Dijo el viejo ferranchinero, mirándome a la cara.

Claro que no hace falta, ya nos conocemos de toda la vida, su familia son viejos clientes de mi zapatería. A Dani lo conozco desde que empezaba a andar, ¿verdad Dani? Dijo el zapatero llevando su mano a mi espalda, bajándola hasta dejarla sobre mi culito.

Yo que no salía de aquella sorpresa inesperada, asentí con la cabeza confirmando sus palabras, sabiendo a ciencia cierta que el viejo ferranchinero también sabía que ambos nos conocíamos, no en vano fue gracias al hijo de puta del zapatero, de cómo se enteró de mi condición de homosexual. Gracias a él, supo que a mi me gustaba que me dieran por el culo, y que él ya me había follado en más de una ocasión, después de descubrirme siendo follado por 2 hombres debajo del viaducto.

Pero bueno, no quiero interrumpir nada, veo que estáis tratando algún negocio, decía el zapatero dándome unas palmaditas en el culo, como dando a entender de que ya sabía por lo que yo estaba allí.

Claro que, si se trata de un buen negocio, podéis dejarme participar, seguro que me interesa, decía apretándome los cachetes del culo.

Jodido cabrón, este hijo de puta seguro que sabe que el viejo ferranchinero me está follando, y viene a ver si también me puede dar por el culo, pensaba yo en esos momentos.

Bueno pues le estaba entregando este transformador que le rebobiné, y estaba a punto de pagarme lo acordado cuando llamaste a la puerta, le decía el viejo ferranchinero al zapatero, viendo como este apretaba los cachetes de mi culito.

No le cobrarás mucho, ¿verdad? Decía el zapatero. A los buenos clientes, hay que hacerles precio y tratarlos bien.

Claro que sí, solo le cobro el material, la mano de obra se la regalo, ese fue nuestro trato, le contestó el viejo ferranchinero.

Joder, si que eres bien agarrado, yo creía que no le ibas a cobrar nada, ¿Qué menos no? Le soltó el zapatero sabiendo de nuestro trato, por la mismísima boca del ferranchinero.

Mira Manolo, si tan altruista eres puedes pagarle tú el material del transformador, ya te lo cobraré, y así participas tú también en el negocio que tenemos Dani y yo. Claro que esto si él quiere, decía el viejo ferranchinero, terminando por mirarme a mí a ver si yo decía algo.

Quedamos todos en silencio durante unos segundos, hasta que, mirándome a la cara, volvía a preguntarme el ferranchinero, ¿tu que dices, Dani, te parece bien?

Encogiéndome de hombros sin saber que hacer, contesté a la vez que agachaba la cabeza, bueno. Sabía lo que aquello iba a acarrear, si el zapatero aceptaba, estaba seguro de que aquella tarde noche, iba a ser follado por los 2, ambos iban a darme por el culo hasta dejarme bien preñado de leche.

En ese momento dijo el zapatero, venga, lo que tenga que pagar él, me hago cargo yo, lo pones a mi cuenta y listo.

Bueno, pues no hay nada más que hablar, aquí tienes el transformador, déjalo aquí y cuando nos vayamos lo recoges, decía el viejo ferranchinero. Ahora vamos con lo mejor, decía pasando su brazo por mi cintura haciendo que mi cuerpo se estremeciera, sabiendo que ahora ambos me llevaban hacia el habitáculo, donde el ferranchinero tenía aquel viejo camastro y donde iba a ser follado por aquellos 2 machos, deseosos de darme por el culo hasta dejarme bien preñado de leche.

Íbamos los 3 hacia el fondo de la ferranchina, donde estaba el pequeño habitáculo donde el ferranchinero tenía aquel pequeño cuarto donde además de asearse y cambiarse, tenía aquel viejo camastro que usaba como picadero ocasional, como iba a ser en aquellos momentos. Me llevaba abrazado por la cintura metiéndome mano, a la vez que me iba diciendo lo bien que lo iba a pasar con ellos 2, y lo mucho que me iban hacer disfrutar.

Ya verás que bien lo vas a pasar y como vas a disfrutar. Hoy vas a tener 2 pollas para ti solito, haciéndote gozar y gemir como una putita encelo. Iba susurrándome el viejo ferranchinero mientras me iba metiendo mano.

Nada más entrar en donde estaba el viejo camastro, sin que ninguno de los 2 cerrara la puerta, el ferranchinero manteniéndome abrazado por la espalda, empezó a aflojarme el cinturón, mientras el zapatero empezaba a desnudarse quitándose toda la ropa.

Así, decía el ferranchinero, mordiéndome el lóbulo de la oreja, mientras aflojaba el cinturón de mi pantalón, luego seguía desabotonándome el mismo, dejando que este callera a mis pies, para acto seguido subirme la camiseta que llevaba puesta, terminando por sacármela por la cabeza.

¡Ohhh maricón que bueno estás! Susurraba el ferranchinero, frotando sus manos por mi pecho y abdomen, viendo lo excitado que ya estaba, al pasar sus manos por mis tetillas, pudiendo notar lo duro y erectos de mis pequeños e hinchados pezones.

¡Oh maricón! Que calentito y excitado me estás, me decía empezando a apretar mis hinchados pezones, a la vez que mordía mi cuello, haciendo que me estremeciera de gusto, al notar como mordía mi cuello y apretaba mis pezones retorciéndolos con sus dedos, mmm, que bueno estás, cabrón.

Yo me estremecía de gusto, notando como el ferranchinero me tenía abrazado a su pecho mientras no dejaba de magrear mi cuerpo con sus manos y dándome mordiscos con su boca, pudiendo notar yo lo abultado de su polla, al tener mi culito pegado a sus genitales, cuando de repente, noto como 2 manos empiezan a bajarme el slip, ¡ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como aquellas manos rozaban mi polla que salía disparada hacía arriba como si tuviese un resorte.

Era el viejo zapatero, que totalmente despojado ya de sus ropas, me estaba bajando el slip, terminando de desnudarme, dejándome totalmente desnudo y tal y como Dios me trajo al mundo. Cuando terminó de bajarme el slip, me quitó los zapatos, haciendo luego lo mismo con el resto de la ropa, joder, hasta los calcetines me había quitado.

Viendo como me tenía el ferranchinero, abrazado por la espalda, con mi cabeza recostada sobre su hombro, mientras me mordía el cuello y oreja a la vez que con sus dedos apretaba y retorcía mis hinchados y erectos pezones, y lo mucho que me estaba haciendo gozar al ver cómo gemía, teniendo la boca abierta y los ojos en blanco, mientras apoyaba mi cabeza sobre el hombro del ferranchinero, el zapatero llevó sus manos a mi polla y huevos, empezando a acariciarlos, a la vez que llevaba su boca hacia la mía, empezando a morder el labio inferior, para seguido empezar a pasar su lengua por mis labios, hasta que la hubo metido en mi boca, haciendo que le empezara a chupar y succionar la misma, retorciéndome al no poder aguantar el placer que aquellos 2 hombres me estaban dando.

Ya notaba como mi polla empezaba a soltar pequeñas gotas de líquido preseminal, dejando pringada toda mi verga, y si aquello continuaba así, no tardaría en correrme.

En cuanto pude hablar, les pedí que pararan, que no iba a poder aguantarme. Para, paaara, por favor parar, no puedo más, me vais hacer correr.

Viendo como me estremecía y que, si seguían, eso era lo que iban a conseguir antes de que pudieran darme por el culo y hacerme chillar de placer, mientras el ferranchinero se separaba de mí y empezaba a sacarse el buzo que llevaba puesto, el zapatero, soltando mi polla llevó sus manos a mi nuca, y mientras me pegaba a él, seguía saboreando mi boca. Succionaba mi lengua y chupaba y mordía mis labios, mientras con una mano sujetaba mi nuca, llevando la otra a mi culito, empezando a apretar el cachete del mismo.

Mientras tanto yo me abrazaba a el zapatero, e iba bajando mis manos en busca del preciado tesoro que tanto estaba deseando. Tan pronto pude palpar la gran verga que se gastaba el zapatero, la empecé a acariciar, pudiendo comprobar lo dura y empalmado que ya estaba el muy hijo de puta. Dios, que gusto sentí al acariciar aquella verga, era larga la muy cabrona, además se le curvaba hacia arriba, ya hacia tiempo que no la tenía en mis manos, pero hoy iba a poder acariciarla y sentirla en mi boca y culito. Hoy iba a disfrutar de ella como hacia tiempo que no lo hacía, hoy aquella verga me iba a hacer suyo y dejar bien preñado el culito.

Estando así ambos abrazados, noté como se acoplaba el viejo ferranchinero. Primero noté sus manos apretar los cachetes de mi culo, y sus dedos ir en busca de mi agujerito, el cabrón estaba deseando meterme la polla en el culo y empitonarme bien empitonado.

Abrí las piernas al notar como la mano del ferranchinero se deslizaba por el canal de mi culo en busca de mi ojete, y como sus dedos empezaban a presionar mi esfínter, pudiendo sentir como este se empezaba a abrir, dejando que se colase uno de sus dedos, ¡ohhh! Gemí al notar entrar su dedo, ¡ooo! Volví a gemir al notar su segundo dedo entrando en mí.

Mientras el zapatero, al escucharme gemir y ver como el ferranchinero ya empezaba a abrirme el culo con sus dedos, cogiendo mi cara con sus manos, seguía comiéndome la boca. Sabía que en breve iba a ser empitonado por la verga del ferranchinero, y que esté iba a ser el primero que me diese por el culo.

Viendo como el ferranchinero me iba preparando, sujetaba mi cara con sus manos mientras no paraba de comerme y saborear la boca, esperando a que su viejo amigo el ferranchinero, me metiese la polla en el culo, y empezase a follar.

¡Ohhh maricón! Como me gusta tu culito, además ya nos viniste preparadito y todo, me susurraba el ferranchinero metiéndome 2 de sus dedos en el culo a la vez que me mordía la nuca.

Así maricón así, deja que se abra tu culito para mí, deja que se abra, ya verás que feliz te voy a hacer, me susurraba metiendo y sacando sus dedos de mi culo, mientras mordía mi nuca.

Viendo que ya mi culito estaba bien preparado y lubricado, sacó sus dedos llevando la cabeza de su polla hacia mi agujerito, y una vez puso el glande sobre mi esfínter, sujetándome por las caderas a la vez que apoyaba su cabeza sobre mi espalda, haciéndome inclinar un poco hacia delante, dio un impulso a su pelvis, metiéndome prácticamente la totalidad de su verga en el culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé al notar como su polla invadía mis entrañas, entrando por mi culo.

Ya, yaaa maricón, ya la tienes dentro, ¡Ohhh siií! Siií, así maricón así, deja que se abra tu culito para mí, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el ferranchinero, ensartándome toda la polla en el culo, a la vez que tiraba de mis caderas hacia él e iba impulsando su pelvis para que me entrara toda la verga en el culo. Dios, me tenía ensartada la polla hasta los mismísimos cojones, y seguía dándome empellones, queriendo llegar a lo más profundo de mis entrañas.

Notaba sus pelotas pegadas a mi esfínter, y su vello púbico pegados a los cachetes de mi culo. El cabronazo me tenía totalmente empalado en su verga y seguía impulsando su pelvis, queriéndome enterrar toda su hombría dentro de mi ser.

Yo chillaba de placer, teniéndome que poner de puntillas, sintiendo como aquella verga llegaba a lo más hondo de mi ser, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba, notando como el viejo ferranchinero me hacía suyo.

Así maricón así, chilla y siente como te rompo el culo, gritaba una y otra vez el viejo ferranchinero. Ahora ya eres mi nenita, me decía sin dejar de taladrarme el culo una y otra vez, dándome unas salvajes embestidas.

Yo que apenas podía apoyar la totalidad de los pies en el suelo, poniéndome de puntillas cada vez que el ferranchinero me embestía, me sujetaba con las manos a los hombros del zapatero, que ansioso y muerto de envidia, esperaba su turno para follarme, allí delante mía, viendo como su amigo el viejo ferranchinero, me daba por el culo, haciéndome suyo.

Poco a poco las embestidas que me daba el viejo ferranchinero, fueron bajando en agresividad, pudiendo por fin apoyar totalmente los pies en el suelo, a la vez que ahora ya solo me sujetaba a las caderas del zapatero, quedando más inclinado y facilitando las penetraciones que me daba la verga del ferranchinero.

Así maricón así, abre bien el culito, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez el viejo ferranchinero, pudiéndose escuchar ahora perfectamente el golpeteo que daban sus huevos y pelvis al chocar una y otra vez contra mi culito, plof, plof plof plof plof, se podía oír, junto a los gemidos que emitíamos, mientras estábamos copulando.

Ahora mientras me sujetaba a la cintura del zapatero, podía ver la verga de este, como tiesa y dura miraba empinada hacia el techo, pudiendo notar como tenía toda la cabeza del glande reluciente y brillante a causa del precumen que le rezumaba.

No pudiéndome resistir, acerque mi boca a ella, pudiéndole pasar la lengua y empezar a saborear con mis labios, aquel manjar que tenía delante de mi cara.

El zapatero al notar mi boca succionar la cabeza de su glande, poniendo sus manos sobre mi cabeza, empezó a suspirar a la vez que movía lentamente su pelvis, tratando de que tragase yo más su polla.

¡Ohhh maricón! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gemía el zapatero, notando como yo le chupaba la polla, mientras el ferranchinero seguía dándome verga por el culo.

¡Dios que boquita! ¡ooohhh ohhh! Gritaba el zapatero, tratando de que yo metiese mas en mi boca su verga, cosa que casi consigue hacerme tragarla por completo, ya que las embestidas que empezaba a darme el viejo ferranchinero, eran ahora mucho más rápidas. Notaba como estaba a punto de empezar a soltar todo su esperma, y así lo empezaba a anunciar este.

Ya maricón, ya me vengo, ya me vengo, te voy a llenar el culo de leche, cabrón, te voy a dejar bien preñado, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh ohhh! Gritaba empezando a derramar su semen dentro de mi culo,

Noté como su polla se hinchaba empezando a palpitar dentro de mí, empezando a soltar varios trallazos de leche, dejándome en lo más hondo de mis entrañas, la semilla con la que me acababa de preñar. Noté como soltaba 5 largos trallazos de semen, y como este dejaba en lo más hondo de mis entrañas su polla clavada, a la vez que apoyaba su cabeza sobre mi espalda besándola, mientras se iba recuperando de la tremenda follada que acababa de darme.

Cuando por fin salió de mí, pudiendo ambos ponernos de pie completamente sudados y extenuados, busqué un lugar en el viejo camastro donde poder sentarme mientras me recuperaba. Iba abrazado por el zapatero, que estaba seguro de que ahora él querría darme por el culo. No tenía más que verle la polla como la tenía de empalmada y la cara de lujuria con la que me miraba. El hijo de puta estaba caliente y salido a reventar, también yo estaba caliente y salido, y si él estaba empalmado a tope, mi polla se encontraba igual o más, no me había parado de soltar gotas de semen durante todo el tiempo en que me estuvo dando por el culo el viejo ferranchinero, y además ahora tenía el culo que me ardía, ahora el caliente de mi culo pedía más polla, pero el cansancio y tembleque de piernas que tenía, me pedían que me sentara un ratito.

Pero el hijo de puta del zapatero, estaba tan caliente, que no me dejó descansar nada, acercándose a mí, puso sus manos sobre mis hombros empujándome sobre el camastro, donde caí tumbado boca arriba y sin esperar más, el zapatero agarrándome las piernas me fue abriendo estas a la vez que se ponía de rodillas sobre el camastro, y elevaba mis piernas a la vez que me las echaba hacia mi pecho, quedando yo tumbado boca arriba, como si fuese un pollito asado. Estaba allí tumbado frente al zapatero, con las piernas abiertas llegándome casi las rodillas al pecho, con el culito totalmente abierto y expuesto para ser follado de nuevo.

Podía Notar como mi culo todavía abierto rezumaba el semen de la follada que acababan de darme, cuando el zapatero sin esperar más llevó la punta de su verga a mi abierto ano, y a la vez que se echaba sobre mí, iba introduciendo su polla en mí.

¡ohhh! ¡ooohhh! Gemí notando como su verga se iba introduciendo por mi culo, hasta que sentí como sus huevos chocaban con la entrada de mi ano. Dios, ya volvía a estar empalado, notando como la polla del zapatero me había entrado en su totalidad, llegándome a lo más profundo de mis entrañas. En aquella postura, estaba totalmente a su merced, podía follarme sin contemplaciones, ya que me tenía totalmente inmovilizado. Mi culito estaba a su entera disposición, y acababa de meterme toda la polla en el culo sin que pudiera hacer nada, ahora era suyo, por lo que resignado y deseándolo, me entregué a él, como una putita sumisa.

Él al introducir su polla en mi culo, empezó a suspirar y jadear, notando lo caliente y suave con que mi culo recibía su verga, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gemía empezando a mover sus caderas, bombeando una y otra vez, haciéndome gemir al notar como su polla entraba una y otra vez en mí, rozándome en cada culeada que me daba, la próstata, haciendo que no pudiera dejar de gimotear, en un lamento constante y continuo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! No paraba de lloriquear y gimotear, notando como aquella polla taladraba mi culo, rozando y masajeando mi próstata, continuamente.

Podía ver como mi polla no paraba de soltar gotas de semen, viendo como de ella ya colgaba un hilo de esperma que caía sobre mi vientre. No sabía si iba a dar aguantado, pero estaba deseando que el zapatero que me estaba follando, se corriese pronto, era demasiado el placer que estaba sintiendo.

Se podía escuchar los jadeos que daba y al zapatero, chillar, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Metiendo una y otra vez su polla por mi culo, oyéndose el golpeteo de su pelvis y como su polla entraba por mi culo, chof, chof chof chof.

Mientras el zapatero me follaba allí tumbado sobre el viejo camastro, el viejo ferranchinero, no dejaba de mirar como su amigo el zapatero me daba por el culo, haciéndome suyo. Él cabronazo no sacaba la vista de mí, veía como me entraba una y otra vez la polla del zapatero por el culo, y como yo no podía dejar de lloriquear y gemir, mientras estaba siendo follado. Le gustaba ver como me estaban haciendo gozar y lo que disfrutaba mientras estaba siendo follado.

Por suerte el hijo de puta del zapatero, estaba caliente a más no poder, y enseguida pude notar como empezaba a apurar sus culeadas, pero antes de que el anunciase su corrida, el que estalló, gritando que se corría era yo, no había podido aguantar más, empecé a sentir una corriente que subía por mis huevos, explotando en un orgasmo que hizo que empezara eyacular sobre mi pecho y abdomen, soltando varios trallazos de leche.

¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh! Me corro, gritaba empezando a soltar varios trallazos de semen sobre mi pecho y abdomen.

Al mismo momento que yo empezaba a eyacular, sentí como las embestidas del zapatero eran mucho más rápidas y profundas, y este, entre gritos y jadeos, empezaba a correrse dentro mía.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el zapatero, llenándome el culo con su leche.

¡Ohhh maricón! ¡ooohhh Dios que gusto! Gritaba dejándome clavada en lo más profundo de mis entrañas, toda su verga, el cabrón me la había metido hasta los mismísimos cojones.

Una vez su polla terminó de soltar todo el esperma que sus huevos contenían, dándome un último morreo, dejó que su verga fuese saliendo, y luego de recuperarnos, nos lavamos un poco en aquel aseo que había en el cuartucho, luego nos vestimos y salimos de la ferranchina, invitándome ellos a beber unas cervezas, antes de que me fuese para casa. Como no tenía prisa alguna, acepté la invitación, dándome cuenta justo al momento en que íbamos para el bar, de que se me había olvidado recoger el transformador de la mesa donde lo habíamos dejado.

No te preocupes, cuando terminemos de beber las cervezas, antes de que te vayas para casa, pasamos a recoger el transformador, así tampoco te molesta y no lo dejas olvidado por ahí, me dijo el ferranchinero para que no me preocupara.

De esa manera nos encaminamos hasta la cervecería, donde estuvimos algo menos de 2 horas bebiendo cervezas, yo por supuesto, invitado por ellos.

Cuando por fin dimos salido de la cervecería, iban dar las 12 de la noche, habíamos bebido 6 cervezas cada uno, yo ya iba bien pero que bien servido, además de ir bien cargado de cerveza, llevaba el culo repleto de semen, había notado una de las veces que fui al aseo a mear, como todavía me escurría semen por el ano, y ahora además de repleto de leche, llevaba un buen cargamento de cerveza. Entre la cerveza que ya se me empezaba a subir a la cabeza, el olor a semen que desprendía ya volvía a estar caliente y con más ganas de verga, estaba seguro de que, si en esos momentos me proponen seguir follando, sería capaz de quedarme toda la noche con ellos.

Mientras íbamos andando para casa, ellos iban hablando del día que me había pillado el zapatero siendo follado por los 2 tíos, le iba indicando donde nos había pillado, a la vez que en cuanto tenía ocasión, me tocaba el culo, metiéndome mano.

Ya estábamos llegando al barrio, y yo solo llevaba en el pensamiento, en si iban a volverme a follar, o nos iríamos cada uno para su casa. Gracias a que el ferranchinero se acordó del transformador, que si llega a ser por mí, ni cuenta me hubiera dado, al llegar a la calle donde se encontraba la ferranchina, fue el ferranchinero que me dijo que teníamos que recoger el transformador, ya que yo ni cuenta me daba de ello, por lo que mientras abría la puerta el ferranchinero, el zapatero se despedía nuestra hasta el día siguiente, diciéndonos que no fuésemos a follar de nuevo, que era hora de acostarse y que si queríamos seguir follando, que lo dejásemos para el siguiente día.

No se si fue por eso, o es que conocía muy bien al ferranchinero, pero el caso es que luego de que me ordeno entrar para recoger el transformador, cerró la puerta de la ferranchina, llevándome de nuevo hasta el cuartucho donde me habían follado hacía 2 horas, y después de meterme mano y comerme la boca a besos, empezó a desnudarme nuevamente.

Él cabronazo del viejo ferranchinero, quería follarme de nuevo, ahora quería que me encamase con él y follarme sin prisas, si hacía falta, quería que estuviera toda la noche con él.

Al cabrón no le había llegado con la follada que me había dado, al ver como me follaba el zapatero allí tumbado sobre el camastro, lo había dejado caliente y con ganas de que me encamase con él.

La verdad es que yo lo estaba deseando tanto o más que él, por lo que me dejé llevar, y a la vez que él me iba desnudando a mí, yo iba haciendo lo mismo con él, quería y deseaba más polla, y a la del ferranchinero, me estaba volviendo adicto. Tan pronto pude tener su polla en mis manos, dejando que me fuese desvistiendo, yo le acariciaba la verga, deseando que me volviera a follar y hacer suyo de nuevo.

Una vez estuvimos ambos desnudos por completo, mientras yo le acariciaba y manoseaba la polla que iba a darme por el culo por segunda vez aquel día, el viejo ferranchinero, no dejaba de comerme la boca y cuello. Ya me tenía temblando, caliente y excitado, deseando ser suyo de nuevo, deseaba que me tumbara en el camastro y me estuviera follando toda la noche.

Él al ver mi excitación y predisposición a entregarme sin reservas a él, susurrándome al oído mientras me mordía el cuello y lamía las orejas, me iba diciendo, así mi pequeña putita, así, disfruta y gime, así mi putita, mira como tiemblas y te estremeces con mis caricias. Anda vamos a acostarnos. Quiero que me des tu culito y hacerte mi nenita.

Así así, decía viendo como yo me entregaba y dejaba hacer.

Me sentó sobre el camastro, y mientras yo seguía acariciando aquella hermosa verga, el poniendo sus manos sobre mi cabeza, iba empujando esta hacia su polla, deseando que abriera la boca y empezase a mamarle la verga.

Cosa que empecé a hacer, abrí la boca metiendo parte de ella en la misma, empezando a mamar aquella rica y tan deseada polla.

¡Ohhh! Así putita, así, abre esa boquita y chúpala como tu sabes, ¡ooohhh! Gemía sintiendo como le chupaba la polla, mientras él acariciaba mi cabeza, enredando sus dedos en mi pelo.

Asiií maricón asiií, cómete toda la pollita anda, cómete la pollita, ¡ohhh que rico! Te gusta, ¿verdad?

¿Te gusta la polla eh? Me decía metiendo ya casi en su totalidad la verga en mi boca. Ya podía notar como sus vellos púbicos rozaban mi nariz, y como sus pelotas ya llegaban a tocar mi barbilla en ocasiones.

Abría todo lo que podía la boca, tratando de meter todo lo que podía aquella barra de carne tiesa y caliente, haciéndome llorar los ojos y abrir en vómitos, cada vez que tragaba de más. Ya la saliva y babas me caían por la barbilla cuando el viejo ferranchinero me pregunta si alguna vez me habían hecho la lluvia dorada. Le contesté que, no moviendo la cabeza en señal negativa, preguntándome a continuación si me gustaría probar.

Yo que en aquellos momentos estaba tan pero que tan caliente, no sabía que contestarle, era algo que no me gustaba mucho, pero caliente y medio borracho como estaba, no supe decirle que no, por lo que él al ver que no le contestaba, dio por hecho de que yo estaba dispuesto a probar. Vio que me tenía totalmente entregado y sumiso a sus apetitos sexuales, por lo que sacándome la verga de la boca, me agarró por la muñeca, llevándome con él hacia donde estaba aquella especie de ducha, y ordenándome poner de rodillas sobre la tabla que hacía de plato improvisado de ducha, me terminé colocando como me pedía él, esperando con los ojos fijados en su cara, para ver como de repente este mientras sujetaba su verga con la mano, empezaba a soltar un potente chorro de meos, por mi cara y pecho.

Así maricón así, abre la boca para que vaya el chorro a ella. Yo medio idiotizado, caliente y medio borracho como estaba, hice caso a lo que me ordenaba, notando como el potente chorro de meos, caía de lleno en mi boca, cosa que me hizo cerrar al momento la boca, para luego de notar como un poco de aquellos meos me caían por la garganta, , y luego de volver a coger aire, volví a abrir la boca, sintiendo de nuevo como otro chorro de meos, volvían a entrar en mi boca, pero pudiendo escupirlos antes de tragarlos como había hecho la primera vez.

Una vez el ferranchinero terminó de mear sobre mí, acercándose a mí, me ordenó abrir la boca, metiendo por último este, su polla aún chorreando en mi boca.

Anda chúpala y traga todo, ya verás como te va a gustar, me decía sujetándome la cabeza. Echando mi mano a su verga, abrí la boca, empezando a chupar aquella verga que todavía soltaba gotas de la reciente meada que acababa de soltar por mi cara y pecho.

No me desagrado el sabor que tenía en aquellos momentos la verga del ferranchinero, había sido peor cuando noté como entraba en mi boca aquel fuerte chorro de meos. Ahora se notaba salada y algo caliente, pero al poco de estarle chupando de nuevo la polla, aquel sabor desapareció.

Sabiendo que estaba todo empapado en meos, mientras le estaba chupando la verga, dejé que mi polla empezara a mear, pudiendo ver el ferranchinero, como yo me meaba por mí, mientras le chupaba la polla.

Te ha gustado, ¿eh? Me decía mas que me preguntaba. Cosa que no le contesté, dando él por entendido, que al menos no me había desagradado, ya que no le había dicho nada.

La verdad es que no me había gustado mucho y además ahora estaba todo empapado en meos y tendría que lavarme, cosa que enseguida empezó a hacer el ferranchinero, abrió el grifo, empezando a caer un chorro frío de agua por mí, que hizo que se me helaran hasta los mismísimos pensamientos. Como pude me puse de pie, y luego de lavarme un poco dando gritos por lo fría que estaba el agua, salí de allí titiritando. Menos mal que el cabrón del ferranchinero, me pasó una toalla, con la que me pude secar, pudiendo entrar un poco en calor.

Él mientras yo me secaba, me frotaba con sus manos para que entrara en calor, a la vez que me decía lo bueno que estaba y lo feliz que me iba a hacer.

Así mi putita, asiií, ven para aquí que ya verás que feliz te voy a hacer, me decía llevándome hacia el viejo camastro. Se agachó llevando su mano a las cobijas, que cubrían el viejo camastro, dejando este abierto. Anda acuesta y hazme sitio, me ordenó, mientras cogía la toalla con la que acababa de secarme, dejándola sobre el camastro.

Haciendo lo que me acababa de ordenar, me metí entre las sabanas y manta que cubría aquel viejo camastro, pegándome a la esquina. Al momento de meterme dentro del camastro, lo hizo el viejo ferranchinero, pegándose a mí, a la vez que me rodeaba con sus brazos, pegándome a él.

Así maricón, así, ven para aquí y dame tu culito, me decía pegándome a él. Llevó su mano a mi culo, empezando a buscar mi agujerito, donde empezó a meterme un dedo nada más tocar mi esfínter.

¡Ohhh! Gemí a la vez que me estremecía, notando como su dedo iba entrando en mí.

Asiií, asiií, me decía, metiendo su dedo en mi culo para que este se fuese abriendo. Anda pon bien las piernas y dame el culito para que pueda hacerte mío, me decía a la vez que mordía mi cuello y nuca.

Haciendo lo que me pedía, encogí las piernas a la vez que arrimaba el culito hacia él, quedando pegado a él como si fuese una cucharita. Me levantó un poco la pierna con su mano, y arrimando su verga a la entrada de mi hoyito, empezó a introducirme su polla por el culo.

Asiií maricón, así, me susurraba metiéndome todo aquel garrote en el culo, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh mi nenita que gusto! Susurraba enterrándome toda su virilidad dentro mía.

Yo gimiendo al notar como volvía a hacerme suyo, pegaba mi culo más a él a la vez que encogía mis piernas, facilitándole la entrada de su polla dentro mía, ¡ohhh! ¡ooohhh! Gemía notando como su polla iba entrando por mi culo.

Él tiraba por mis caderas hacia él, empezando a bombear su pelvis a la vez que mordía mi nuca y cuello, haciendo que su polla se fuese deslizando por mi interior.

¡Ohhh que culito! ¡ooohhh que culito más rico! Susurraba sin dejar de bombear una y otra vez su pelvis, introduciéndome su polla una y otra vez, haciéndome suyo por segunda vez en la tarde noche.

Así me estuvo dando por el culo un largo rato, hasta que echándose encima mía, me puso boca abajo, y ordenándome que levantara un poco el culito, empezó a culearme con más profundidad y rapidez. Ahora las envestidas que me daba eran más agresivas y profundas, hasta que haciéndome abrir las piernas se colocó de rodillas en medio de ellas, y levantándome por la cintura, tiró por mí, colocándome casi en su regazo, empezó a follarme salvajemente, dándome unas culeadas rápidas y profundas, hasta que empezó a gritar que se corría.

Ya maricón, ya, ya me vengo, ya me vengo, ¡ohhh! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba empezando a correrse dentro de mi culo.

Yo que notaba como su polla se hinchaba empezando a palpitar dentro mía, notaba como su verga empezaba a expulsar el semen con el que me estaba dejando preñado, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba, notando como preñaba mi culito con su leche.

Una vez terminó de correrse, se echó sobre mí, quedándonos ambos así durante unos minutos, mientras nos íbamos recuperándonos de la follada que acababa de darme el viejo ferranchinero.

Una vez recuperamos el aliento, se tumbó sobre un costado, manteniéndome abrazado a él, a la vez que iba mordiendo mi nuca y besando mi espalda. Teniéndome así abrazado a él con sus manos, fue en busca de mi polla, empezando a meneármela, hasta que empecé a eyacular, mientras gritaba pegándome más a él.

¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh ohhh! Gritaba derramando mi leche por su mano y abdomen.

Una vez me hube corrido, nos quedamos así tumbados como estábamos, los 2 pegados uno al otro, quedándonos medio adormilados, hasta que, al cabo de casi una hora, nos levantamos, y después de limpiarnos un poco, nos vestimos y luego de recoger el transformador, salimos ambos de la ferranchina, despidiéndonos hasta otro día.

Me dijo que si tenía cualquier problema con el transformador que fuese a junto él, pero que esperaba seguir viéndome cuando yo quisiera, que le había gustado mucho conocerme y que tenía un culito muy rico y apetecible.

Claro que volvería a junto él, si a él le había gustado mi culito, yo me había hecho adicto a su polla.

Me fui para casa, iba super relajado y bien follado, había salido a las 8 de la tarde para recoger el transformador, e iban a dar las 3 de la madrugada, cuando llegué a casa, eso sí iba contento y sobre todo muy pero que muy feliz y sobre todo bien pero que bien follado.

Continúa la serie << En la ferranchina II: Vuelvo a la ferranchina, siendo follado de nuevo En la ferranchina IV: Descubriendo nuevos placeres en la ferranchina >>

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