Y si sucediera…
He decidido escribirte estas líneas para contarte una fantasía que he tenido contigo, bueno, que llevo teniendo mucho tiempo y que me resulta muy excitante cuando la pienso.
En un futuro no muy lejano, tú y yo rompemos y después de no mucho tiempo, nos reencontramos.
Estamos en la fiesta de cumpleaños de unos amigos comunes, yo voy sola, tú con otra novia (por lo que después me contarías, sexualmente bastante sosita).
Yo iba en plan loba, devora hombres, hasta que te vi.
Algo cambio en mí en ese momento.
Por lo que me parece notar en ti, estas muy contento por nuestro encuentro, charlamos mucho y la verdad es que a tu novia no parece que le haga mucha gracia la situación por lo que terminas discutiendo con ella.
Como consecuencia de ella tu novia se va aunque tú no le des demasiada importancia y pretendas solucionarlo todo al día siguiente.
La fiesta sigue su curso y, entre copa y copa, tu y yo nos vamos separando del resto de la gente hasta que llegamos a la cocina de la casa, donde se todo se desarrolla.
La verdad es que se parece bastante a la escena de «El cartero siempre llama dos veces».
Me empiezas a besar, me recorres la cara con tus labios y empiezas a decirme que era exclusivamente tuya, que solo tú me podías follar…
Mientras me besas me acaricias, recorres mi cuerpo con tus manos, por encima de mi escueta y ligera ropa, me haces sentir cosas que hacia mucho tiempo que no sentía, cosas que solo tú me hacías sentir…
No se como pero tanto los botones de tu pantalón y tu camisa como mi vestido empiezan a ceder, solo nos queda la ropa interior, tu bóxer ajustado y solo mi pequeño tanga, esos que tú me enseñaste a utilizar.
Me tumbas encima de la mesa y empiezas a comerme las tetas, las coges con las manos, las amasas, las aprietas las acaricias y recorres todo mi cuerpo con tu lengua, de arriba a abajo y de abajo a arriba, mientras mi coño se humedece por momentos, cada vez mas…
Como no queremos que nos pille nadie, nos encerramos en la despensa y ahí empieza el desmadre.
Ahora es mi turno, no hace falta que te la intente poner a punto, ya la tienes dura, empiezo a comértela poco a poco, quiero provocarte, quiero conseguir que deseases aun mas metérmela.
Empiezo despacio, solo por la puntita, aunque no tardo mucho en tener toda tu polla dentro de mi boca y dedicarme a recorrerla entera, de arriba a abajo, a saborearla a disfrutar de ella.
Los labios de la boca me duelen de mamártela, pero los labios de mi coño están tan abiertos y mojados que lo único que piden es ser penetrados, sentir algo gordo entre ellos…
Me acabas de recordar algo, nunca lo habíamos podido hacer por el culo y quieres intentarlo. La verdad es que no necesitas insistir mucho, me dejo hacer, me apetece intentarlo.
Noto como sitúas la punta de tu polla en mi entrada trasera y empiezas a empujar, al principio me duele un poco pero según se va acostumbrando mi culo al grosor de tu falo dejo de sentirlo, se va transformando en placer.
Has aprovechado los jugos que me bajaban por las piernas desde mi chocho para conseguir que entre entera dentro de mi culo.
Me agarras por las caderas y empiezas a moverte dentro de mi, primero con movimientos suaves para después empezar a acelerar (¡¡¡creo que me vas a partir en dos!!!) consiguiendo que goce como una loca.
Llega el momento de cambiar de postura, mi conejo también quiere su ración de nabo.
Apoyas mi espalda contra la pared y cogiéndome por debajo de las piernas me ensartas tu dura vara de un solo golpe.
Demuestras muy poca delicadeza pero lejos de molestarme me excita aun más, te pido que me lo hagas más fuerte, que no tengas compasión y llegues hasta el fondo de mí.
Estoy casi encima tuya, tu tienes que hacer esfuerzos para mantenerme así porque mi lefa corre a raudales por mis muslos y hace que me escurra entre tus brazos que intentan sujetarme pero aun nos queda lo mejor, la jodida final.
Tú empiezas a acelerar tus embestidas mientras mis movimientos de caderas aumentan su ritmo.
Noto como tu polla esta a punto de estallar, la siento cada vez mas cerca del momento de tu descarga, de tu baño de leche, mientras, mi coño no deja de filtrar jugos y yo cada vez estoy mas cerca de mi corrida.
No puedo evitarlo, un torrente de placer se desata dentro de mi, me estoy corriendo, noto un orgasmo como no lo había sentido jamás.
Cierro los labios de mi coño, quiero prolongar esta sensación todo lo posible, mientras y a la par provoco en ti el mismo efecto, noto tu leche caliente recorriendo todo mi interior provocando una sucesión de gritos de placer que difícilmente pueden ser silenciados por la puerta de la despensa donde nos hayamos.
Cuando te sales de mi interior, una mezcla de tu leche y mis jugos me chorrea por las piernas lo que me produce un escalofrío.
Espero que te haya gustado, es algo que de vez en cuando me entretengo en pensar aunque no se muy bien porque.
Te voy a dejar un ratito porque, como dicen, después de un buen polvo siempre viene bien un cigarro.
Ahora mismo vuelvo.
Ya estoy aquí. No te lo vas a creer, pero tenia el tanga empapado solo de imaginarme la historia, no he podido resistirme y me he tenido que hacer un dedo para sofocarme un poquito el calentón, aunque esa es otra historia que te contare si eres «bueno» conmigo…