Mi esposa sonrió al ver mis labios llenos de la esperma de Carlos y me pidió que la besara para compartir el resto del lechoso fluido.
Salí a buscarla, pero me quedé petrificado cuando vi que un pasillo contiguo a los sanitarios de hombres, estaba el ingeniero y mi Beatriz. Ella tenía las tetas de fuera y el ingeniero se las mamaba y acariciaba, mientras Beatriz le agarraba su tremendo pene, acariciándole de arriba abajo.