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Aventuras eróticas en el bus

Aventuras eróticas en el bus

Era ya de noche y mis amigos y yo, jóvenes de 17 años nos encaminamos a una fiesta.

En lima Perú el transito era un rollo insufrible y habían pocas unidades de transporte público por aquellos días a diferencia de ahora.

Estábamos en un bus, en la parte trasera cuando en una parada sube una mujer de unos 35 a 40. Tenía un culo grande pero yo, muy inocente por cierto, no le presté mayor atención.

Fue hasta que aquella mujer se colocó delante mío teniendo el suficiente espacio para avanzar que repare en ello.

Tenía caderas grandes, cabellos cortos. Al situarse delante se agachó levemente y comenzó a rozar sus nalgas por mis muslos, como si buscara mi pieza.

Yo estaba avergonzado por que sentía algunas miradas y más aún cuando no podía evitar la tremenda erección de mi falo electrizado por la blandura de sus nalgas.

No me importó nada, estaba tan excitado que empecé a moverme despacio y ella también. Hasta que llegó a su destino y ahí quedó todo con ella….pero comenzó una nueva aventura para mi.

La sensación de la blandura de las nalgas de mujer sobre mi pene erecto fue algo que me hizo tener insomnio durante muchas noches y la continua excitación que vivía no podría calmarse a menos que repitiera la experiencia. Así que desde aquella vez la busqué muchas veces.

Una noche había una festividad en las calles y el transito estaba aún más endemoniado que de costumbre. Los buses andaban re-llenos y yo feliz de la posibilidad de sentir la excitadísima sensación de tener a una mujer completamente desconocida, de la cual no sabía ni su nombre ni ningún dato de ella.

Mi técnica consistía en ponerme de pie al costado de la elegida, rozarla con la punta de mi pene y si le gustaba ir avanzando por todas las dimensiones de su culo. Afortunadamente mi miembro viril es bastante desarrollado.

No me podía detrás de ella, sino al costado. La tremenda erección que se me presentaba en aquellas situaciones era propicia.

Mi bolsillo estaba agujereado y así lo tenía para poder acomodarme mi pene a la altura de las nalgas de mi objetivo.

Usaba pantalones de tela delgada, así cuando pegaba mi pene a esas nalgas ella sentía el fuego de mi miembro quemar su trasero.

Muchísimas aceptaron mi pene al ver que no habían observadores pues mi técnica me permitía ser discreto.

Algunas hasta me lo acariciaron sobre el pantalón y bajaban la mirada para ver la erección y se quedaban quietas así.

Todo me iba bien hasta que un día, subió una linda chica, delgada junto con su hermana. Estábamos parados menos su hermana que logró asiento. Ella tendría unos 15 años, vestía su uniforme de colegio.

Mi objetivo inicial era la sister pues era mayor pero al sentarse, quedé al lado de la chica. Un movimiento brusco del vehículo en marcha hizo que casualmente su nalga rozara con mi muslo y eso me encendió.

Coloqué la cabecita de mi pene rozando apenas su nalga. ella inmediatamente lo sintió y supo que era aquello punzante duro y caliente y se puso a reír nerviosa pues al parecer era su primera experiencia sexual.

Su hermana la veía reírse bastante y se extrañaba, yo al costado de ella miraba hacia la calle como si conmigo no fuera la cosa. Me fuí acomodando mejor.

Mi pene avanzaba por su nalga y la blandura de aquel culito durito me excitó a rabiar.

Ella se agachó un poco como para sentir mejor mi pene que lo tenía en todo inclinado hacia la derecha, así fuí avanzando poco a poco hasta poseer totalmente sus nalgas.

Ella sintió todo mi pene erectísimo sobando su culito y sus mejillas se encendieron por la excitación y me miraba diciéndome con los ojos que continuara. Ella se agachaba haciendo que observaba algo por la ventanilla del bus y yo apretaba mi pene contra su culito.

En un momento el bus se llenó más de gente por que la festividad en la calle no permitía el ingreso de más vehículos por aquellas zonas así que subió más gente y nos apretaban.

Nos pusimos frente a frente y ella pegó sus pechos contra el mío.

Yo nunca había avanzado más allá de mi técnica mas ella estaba excitadísima y nadie nos veía.

Toqué sus pechos sobre la blusa, los amasé despacio y en un momento de un empellón por el tumulto besé rápidamente sus labios.

Ella me sonrió. Estaba excitadísimo, me hubiera gustado subirle la falda ahí mismo y penetrar hasta el fondo de sus encantos pero no me atrevía a tanto.

Nos apretábamos mutuamente, para entonces yo ya tenía 28 años.

Ella no se atrevía a hablarme por la presencia de su hermana ni yo a preguntarle su nombre.

Solo nos movíamos disimuladamente. Ella se movía buscando con su vientre mi pene y se apretaba contra mi.

La tomé de las manos y las puse en mi pene. Sentí sus dedos recorrer todo el largo de mi miembro. Yo hice lo mismo y estiré un dedo y se lo metí por la conchita sobre la falda. Ella gimió mirando hacia un costado.

En ese momento se hizo más espacio en aquel bus atestado de gente y nos separamos.

Nuevamente se puso a mi costado y disimuladamente con su pierna buscaba mi pene sobre mi muslo. Lamentablemente se hizo difícil continuar.

Pero ella hizo algo genial. Sacó un cuaderno donde estaba su nombre y teléfono y me lo memoricé así que la llamaría…ella tenía que ser mía y así fue. (pero esto es otra historia)

Mis cálculos me hacen decir que hice esto con unas 400 mujeres de las cuales solo 5 protestaron o si hicieron a un lado…Muchas de ellas colaboraron.

Hoy me casé y tengo 2 pequeños.

Cuando siento ganas de estimularme subo a un bus.

Me encanta que una desconocida se arriesgue a sentir placer y dejarme puntear su culo, luego la beneficiada es mi mujer…hay mucho que contar pero será en otra ocasión.

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