Mi prima Marta

Esta historia que os voy a contar, me ha ocurrido hace un mes.

Me llamo Miguel, tengo 26 años, y soy de Madrid.

Justo antes del puente de la Constitución, mi prima Marta, vino a Madrid a recoger unos certificados.

Nosotros íbamos a ir a pasar el fin de semana a la casa que tenemos en el campo donde ella vive y así aprovechaba y la llevábamos nosotros.

Ella tiene 22 años, no es una belleza, está muy delgada, y no tiene mucho pecho.

La verdad: no es un bombón.

Como digo, tenía que recoger unos certificados, y yo tenía que ir al banco, así que convenimos en que mis padres iban el viernes con mi mujer y yo iba el sábado con ella.

Como yo salía tarde de trabajar, le dije que dormiría en casa de mis padres y así aprovechábamos mejor el tiempo.

Llegué a casa sobre las 9 y me fui derecho a dar una ducha.

En ese momento sonó el teléfono móvil, y mi prima lo cogió.

Era mi jefe que necesitaba un número de teléfono de un cliente.

Yo estaba en el baño desnudo y me puse la toalla que había cogido que por cierto, era muy pequeña.

Salí del baño con la toalla puesta y busqué en la agenda el numerito.

En ese momento se me cayó la toalla quedándome desnudo ante mi prima mientras le daba el número a mi jefe.

Yo no dije nada, cogí la toalla y me la puse como pude, pero mi prima puso una cara de alucine.

No sé qué pasó en ese momento por mi cabeza, y quizás para romper el hielo dije:

-¿No has visto nunca a un hombre desnudo?

Ella contestó tajante:

-No.

Y como yo no sabía que decir le espeté:

-Bueno, y qué te parece?

-Pues casi no me ha dado tiempo a ver casi nada.

Y no sé por qué lo hice. Me quité la toalla quedándome en pelotas delante de una tía de 22 años que además es mi prima.

La cara que puso era un poema, así que yo le dije:
-Ahora que opinión tienes?
-No está mal, pero ¿no es un poco pequeña?
Yo nunca he presumido de tener una polla grande. En estado de reposo medirá unos 10 cms. y erecta unos 15. Tengo el pubis afeitado dejando sólo un poco de vello encima del pene, pues nos gusta así tanto a mí como a mi mujer. Ella lo lleva afeitado y es genial.

Yo le dije:
-Para qué voy a tenerla más grande, si con lo que tengo me vale.

-Ya pero yo creía que estaba más tiesa y no colgando.

Me eché a reír; yo no sabía a qué jugaba ella, así que le espeté:
-Tú no sabes que «esto» se empalma?
-Nunca he visto una, así que no lo sé. (Ella no tiene hermanos varones, pero la verdad es que parecía muy cortita)
-Bueno, si quieres ver la mía la pongo a tono y ya está.

Y me suelta:
-Venga, vale.

Yo ya estaba en un punto en que no sabía si vestirme, si me estaba tomando el pelo, si me vacilaba o qué, pero me estaba poniendo a cien. En eso que empieza a levantárseme un poco y ella salta diciendo:
-Hala!!!, se está poniendo grande.

-No niña, todavía no.

-Venga sigue.

-A ver que te crees tú. Necesito algo de emoción para que se me ponga dura. Yo estoy en pelotas delante de una tía pero eso no vale
Yo también estaba jugando.

-Qué quieres que haga?
-Quieres tocármela?

Se acercó y me la cogió como si fuese a romperla. Le dije como tenía que cogerla, y empezó a hacerme una semipaja, pues me la doblaba y me hacía daño.

le dije:
-¿Ahora que te parece?
-Esto es otra cosa.

Nos ha jodido, la tenía a tope como para no ser otra cosa.

Le dije:
-Tú también te podrías desnudar.

Pareció un resorte, se quitó el pijama que llevaba puesto en nada de tiempo sin decir nada. No tenía mucho pecho pero los pezones estaban a tope. Y las braguitas blancas que tenía puesta dejaban entrever una mata de pelo que sobresalía por los lados.

-Pero te tienes que quedar en bolas.

Titubeó un poco, pero se quitó el sujetador despacio dejando al descubierto unas tetitas pequeñas pero muy bonitas, y se bajó las braguitas apareciendo esa mata de pelo que ya había visto.

Mi polla estaba a 100, yo a mil, y mi prima a 2.000. Parecía una posesa dándola a mi polla. La hice parar, y le dije que ahora me tocaba a mí.

La tumbé en el sofá, empecé a sobarle las tetas, y a besárselas, y bajé hasta el bosque. le abrí las piernas, separé el pelo, y empecé a chuparle su conejito. Estaba empapado, sabía riquísimo y estaba sin usar.

-Tienes mucho pelo. Esto hay que arreglarlo para que lo pases mejor.

No dijo nada. Fui al baño, cogí una maquinilla desechable de mi padre, espuma, una toalla y empecé a afeitarla. Me encanta hacerlo.

Creo que alguna vez me voy a correr de ver el conejo de una tía así. Al cabo de un rato se lo había dejado con un poquito de pelo en el pubis, y el resto lo tenía sonrosado. fuimos al baño, se lavó, y le dije:
-Ahora te vas a correr enseguida.

empecé a chuparle el conejo y ella empezó a gemir de placer. Me puse encima y le acerqué mi polla a su boca y no hizo falta decir nada.

Se la metió y empezó a hacerme una mamada de escándalo. Al cabo de un momento yo ya no aguanté más.

Me corrí dentro de su boca, y ella hizo un par de gestos pero siguió chupando. Ella se había corrido por lo menos 10 veces.

Yo estaba empapado de sus flujos y entonces paramos.

Tenía la cara desencajada pero estaba contenta.

-¿Qué te ha parecido?
-Que pasada. Tío, te has corrido y casi me atraganto.

-Pero te lo has tragado. Te ha gustado?
-Bueno, sí. Es raro.

-Ahora qué hacemos.

-Qué sigue después de esto?
-Pues echarte un polvo.

La conversación era de lo más raro que me ha pasado nunca. Y las respuestas no digo, yo estaba alucinado por la situación, y más cuando ella me suelta:
-pues a qué esperamos?, esto me gusta.

Y dicho y hecho, me agarró la polla con las manos y empezó a chuparmerla otra vez, hasta que se me puso dura.

La agarré, la tumbé en la toalla que estaba en el suelo, y empecé a metérsela con un poco de miedo.

Entró, ella gimió, no sé si de gusto o de dolor, y empujé hasta el final. Como se retorcía….qué caras ponía.

Yo casi no llego ni a 2 minutos, y tuve que sacarla. Me corrí y todo le cayó en las tetas y la cara. No recuerdo cuánto hacía que no tenía una corrida de esa magnitud y eso que era la segunda.

Después de eso, nos quedamos tumbados boca arriba, y me dice que quiere más. Yo le digo que tiene que esperar un poco a que me recupere pero empieza a sobarme y le digo:
-Tu lo has querido.

La puse con el culo en pompa y empecé a sobarle el coño. Se retorcía de placer.

Luego le metí un dedo en el culo y dio un pequeño salto. La sujeté y empecé a menearlo. Acabé metiéndole dos dedos en cada agujero y cada vez que los sacaba parecía la boca del Metro.

En ese momento, me agarró la polla y empezó a pajeármela. Enseguida se me puso dura, me levanté y se la metí por el coño, y a continuación por el culito. Se quejó, y se la volví a meter despacio.

Ya no se quejaba, así que la metía por un lado y por el otro. ¡Que agujeros!. Como yo no quería correrme dentro de ella para evitar malos rollos, me concentré en el culo hasta que descargue todo lo que tenía.

Estábamos extasiados y llenos de sudor. Miré la hora y llevábamos 3 horas y media follando. Estábamos rendidos. Nos duchamos tocándonos bien y nos acostamos juntos para dormir.

Al día siguiente, ella estaba muy seria. Le pregunté que qué pasaba y me dijo que había estado follando con su primo que además estaba casado.

Le dije que no era una cosa normal, pero que habíamos disfrutado y que por mí era nuestro secreto. Me dijo que ella no quería que nadie lo supiese, y por la cuenta que me traía a mí tampoco.

La volveré a ver en Semana Santa y ya veremos, pero desde entonces follo mas con mi mujer y no se me quita de la cabeza.