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La limpiadora

Vivo con mi madre de 70 años que además esta un poco imposibilitada, por esto todos los sábados recibimos la visita de una limpiadora que nos arregla la casa, ella tendrá unos cuarenta años como yo pero he de admitir que es un poco gordita pero también es verdad que esas son las mujeres que me ponen a cien y siempre que tengo dinero fresco busco en el periódico algún contacto sexual con este tipo de mujeres.

El butanero

Cuando trajo la segunda botella hice lo mismo y aquí si que se quedo mirándome, a mí eso me ponía más cachondo todavía y lo deje en la puerta mientras yo entre en el comedor para coger el dinero y poder pagarle las bombonas mientras simulaba que se me caía la toalla y sin ni darme cuenta lo tenia al lado de mi por lo que me puse un poco nervioso pero en un momento me tiro de la toalla y me dijo.

Mi vida sexual II: La madre de Susy

Después de que acabe de hacer todo lo encomendado por mi madre me metí a bañar y hacerme una majestuosa masturbación para calmar un poco las ansias que invadían mi cuerpo que como siempre terminaba cansada e insatisfecha, salí envuelta en la toalla en ese instante vi llegar mi padre con sus copas encima, al verme note algo raro en su forma de mirarme, sus ojos brillaban y recorrían mi cuerpo

La carnicera II

Fui a la nevera y cogí unos fresones que guardaba para la noche y empecé a mojarlos en mi leche y ha comérmelos sensualmente, sus dedos entraban y salían de su coño ha una velocidad increíble cuando de pronto se detuvieron y su cuerpo cayó encima de la mesa.

Masajista como pocas

Cuando me tocó el turno me hizo pasar y dijo que me desvistiera totalmente y me cubriera las partes íntimas con una toalla que tenía sobre la camilla. Me indicó ello y se retiró de la habitación para regresar una vez que yo le dijera que estaba listo.

Javier y Patricia conversan II

P: Pues no recuerdo, la verdad es que después de su yes, yes, me preguntó si era yo tu novia, todo ello en inglés y le dije que si, por supuesto. Él entonces se acercó y me seguía hablando, pero ya era una distancia un poco incomoda porque yo me tenía que ocultar tras la mampara aunque no parecía fijarse mucho a ver si me pillaba un poco de muslo o pechito, yo creo que para él era una conversación normal y corriente.