Apuesta perdida

El marido de mi prima tenía fama de Don Juan y siempre en la familia se murmuraba que andaba con otras mujeres.

Nunca lo pude comprobar. Lo que sí sabía, por boca de mi mujer era de que se comentaba entre ellas que en bailes familiares le gustaba apretar un poco y así como al descuido tocaba la cola de sus ocasionales compañeras e incluso sus pechos.

A Josefina se los había tocado, según me confesó, pero no le había dado importancia hasta que las otras mujeres hablaron del tema.

Ahí recordó que en cierta ocasión, mientras bailaban le puso una mano en forma un poco descarada sobre una de sus tetas y cuando ella lo miró sorprendida éste (Sine) le había hecho un guiño con su ojo.

Un día Sine se accidentó y tuvieron que enyesarle ambas piernas por lo que debía permanecer postrado en una camilla especial que le había alquilado mi prima y para pasarla mejor estaban en un lugar que tienen cerca de la casa que es bastante amplio y contaba con un gran living comedor, una cocina y un bellísimo parque atrás, junto con un baño.

Tiene un estilo de «loft» y sin separación alguna, salvo con el parque a través de grandes ventanales.

Fui a visitarlo, luego pasaría mi mujer a verlo y retornaríamos juntos para casa. Aprovechando mi llegada mi prima se fue al supermercado porque tenía que hacer la compra mensual y se iba a demorar un par de horas.

Estuve charlando con él un buen rato y me contó que estaba cansado en esa posición y que no tenía sexo y estaba por explotar porque mi prima era incapaz de hacerle un mimo, una caricia para aliviarle las tensiones.

Me sorprendió con el comentario pero no le di mucha importancia hasta que dejó entrever que sería capaz de pedirle a mi mujer que le aliviara la situación.

Lo miré sorprendido y riéndose me dijo que era una broma pero que si se lo proponía era muy probable de lograr que cualquier mujer le hiciera unos mimitos, por más que estuviera casada, porque sabía cómo convencerla.

Le dije que con Fina (así la llamamos cariñosamente) eso no pasaría y fue entonces que me apuró y me sugirió jugar una pequeña apuesta.

Si lograba algo me la tenía que aguantar y no decirle nada ni a mi mujer ni a él. Si no lo lograba que fuera pensando que le podía ir pidiendo, que podía ser cualquier cosa que se me ocurriera que él lo aceptaría porque confiaba mucho en sus poderes.

Lo pensé un poco y acepté ya que sabía que mi mujer, por más que se llevaba bien con él y simpatizaban mucho sería incapaz de tener algún encuentro sexual de cualquier tipo porque estábamos muy enamorados y me era fiel.

Cuando sentimos el timbre me dijo que fuera al parque y no apareciera por nada del mundo que él iba a tratar de que Fina le hiciera un par de caricias.

Dudé pero me fui atrás ya que podía observar todo a través de los ventanales por estar el parque a oscuras y el living comedor iluminado. De adentro no se veía nada para afuera.

A través del portero eléctrico abrió la puerta y cuando entró mi mujer se sorprendió de no verme allí ya que había quedado en esperarla.

Le mintió diciéndole que había llamado porque tenía un contratiempo en el trabajo y que no podía llegar, así que no me esperara y que se fuera sola para casa. Fina se lo creyó.

Comenzaron a conversar de cualquier cosa y sonrisa va, sonrisa viene le pidió (yo escuchaba todo a través de las ventanas) que le trajera algo de beber y que ella se sirviera también.

Cuando se acercaba con la copa a la camilla donde se encontraba vestido solamente con un pantalón pijamas corto debido al yeso que cubría sus piernas desde sus tobillos hasta cerca de su ingle le tomó una de sus manos y la puso arriba de su miembro.

Ella se sorprendió y la quiso retirar de inmediato pero no podía hacerlo bruscamente porque en la otra mano tenía la copa y no quería derramarle el líquido encima.

Escuché cuando le preguntó el por qué lo hacía, que no correspondía y Sine todo compungido y actuando como para recibir el Oscar de la Academia le dijo que se sentía muy mal, que disculpara su atrevimiento, que ella no se merecía esto pero que era la única que lo podía ayudar ya que su mujer era medio pacata y no le hacía ningún mimo y él ya llevaba así unos cuantos días y como era muy activo sexualmente se estaba poniendo loco por no poder hacer nada y que todavía le quedaba mucho tiempo por delante en ese estado e iba a reventar.

Que necesitaba su ayuda, que era como una cura que le iba a hacer. Que él la respetaba y eso no saldría de esas cuatro paredes. Que lo ayudara.

Fina se rehusó en forma terminante, lo que me llenó de orgullo, pero ante la insistencia de Sini, no se cómo, se dejó convencer.

Dejó la copa sobre una mesita y procedió a sacarle el miembro fuera del pijamas y a acariciarlo suavemente con ambas manos.

Yo no podía creer lo que estaba viendo y además, lo peor, era que me estaba calentando con la situación. Veía a mi mujer con otra pija entre sus manos y comencé a excitarme.

Rápidamente y por los movimientos de Fina el miembro de Sine creció a pasos agigantados y realmente tenía una verga considerable.

Notaba a través de la ventana que ella también estaba sorprendida por el tamaño y la miraba algo extasiada.

Sus movimientos iban de abajo arriba y dejaban al descubierto la rojiza cabeza del glande. Sine intentó acariciarla en su espalda pero ésta se rehusó y le dijo que no la tocara, que la dejara actuar.

Siguió con sus movimientos que se hicieron más intensos a medida que pasaban los minutos. Por momentos una de sus manos de deslizaban hacia los testículos y trataba de apretárselos con lo cual parecía que Sine se retorcía en su camilla.

Siguió acelerando sus movimientos y fue entonces que un chorro de leche salió disparado furiosamente hacia arriba. Fina continuó con su tarea sin importarle que el semen se desparramara sobre su mano.

Es más y ahí casi me vuelvo loco, de golpe acercó su boca al miembro de Sine y sin mediar palabra se lo introdujo en su boca. Le pasó la lengua por su cabeza y el tronco limpiando toda la verga hasta dejarla bien limpita.

Luego le preguntó dónde tenía otro pijamas y sacándole el que llevaba puesto se lo cambió por uno limpio no sin antes darle un nuevo beso a semejante garrote.

Después le dio un beso en la boca a Sine quién pretendió tomarla con sus brazos pero ésta no quiso y se retiró rumbo a casa.

Sine le agradeció y le prometió que ello no iba a salir jamás de su boca, que sellaría sus labios, que se quedara tranquila.

Luego de unos minutos aparecí en escena y le dije que era un hijo de puta pero que me había ganado y tal cual lo pactado no diría nada ni a mi prima ni a mi mujer.

Mientras iba rumbo a casa me preguntaba una y mil veces si esa sería la primera vez que Josefina me engañaba o si era normal que hiciera cosas por el estilo sin yo saberlo. Era la gran duda que de ahora en más me perseguiría.

Lo malo de todo esto fue que me había excitado viéndola chuparle la pija a otro hombre y no se cuanto pasará hasta que le diga que la vi porque por ahí podemos iniciar una nueva vida de ahora en más haciendo intervenir un tercero o, por qué no, una tercera en la pareja.