Capítulo 2

Capítulos de la serie:

Calurosa tarde de verano II

Todo parecía un sueño, del cual, no quería despertar.

Estaba viviendo lo que por meses había soñado.

El realmente era un adonis, con un miembro monumental y una experiencia que no ameritaba consejo.

El sabia lo que quería y que hacer para conseguirlo.

A mí simplemente me tenia a sus pies lista para mamarle su aparato…

Ese día en la playa yo estaba extasiada y muy excitada; nos vestimos rápidamente y él me invito a salir esa noche.

Llego a recogerme a mi casa a eso de las 8pm, no sé si era la atracción física o era que él irradiaba un aire sexual pero al solo verlo se me humedeció la entrepierna.

Fuimos a un pequeño restaurante en las afueras de la ciudad, era algo cálido y acogedor con pequeñas mesas separadas.

Decidimos sentarnos en una esquina frente a un ventanal.

Allí empecé a jugar con mis pies debajo de la mesa, mientras él me hablaba de cosas triviales y sin importancia.

El se ponía cada vez más nervioso y cuando llego el mesero él estaba tan nervioso que hablaba tartamudeando.

Mientras él hablaba yo seguía masajeándole su miembro con mi pie, lo tenia a punto de estallar.

Cuando se marcho el mesero le dije que deseaba ir al tocador que me acompañara y así lo hizo.

Entre rápidamente verifique que no hubiese nadie era algo pequeño pero para lo que lo iba a utilizar era bastante acogedor.

Abrí la puerta y lo hale al interior allí empecé a masajearle su paquete mientras lo besaba, con un poco deprisa y torpeza le baje el pantalón y su calzoncillo y me fui directo a su pené lo tenia delicioso empecé a chupar su glande y a sobarle los huevos.

Comencé a lamer todo su tronco con mi mano lo apretaba hasta que lo introduje en mi boca y comencé a succionarlo con pasión y rapidez hasta que pude obtener su leche en mi boca.

Él, todavía estaba con su miembro erecto.

Me empujo contra el lavamanos y me inclino sobre él.

Me puso de espalda y me subió la falda, todo fue muy fácil para él ya que nunca acostumbro usar pantíes.

En esta posición me introdujo su pené tan rápido y fuerte que gemí de dolor.

El se dio cuenta y empezó un movimiento de mete y saca muy lentamente esta que el dolor se convirtió en placer y rápidamente llegue al orgasmo a la vez que sentía sus chorros de semen caliente dentro de mí.

Salimos rápidamente del baño y la mesa estaba puesta y la comida un poco fría, pero fue la cena más deliciosa que jamás he comido.

Continúa la serie