Juego peligroso
Mi mujer, Ana, y yo siempre fantaseábamos cuando estábamos en la cama con hacer un trío.
Un día le dije que si ella quería que bueno pero que llegada la hora ella no se atrevería.
Ana insistía en que no se cortaba por nada, yo no sé muy bien porqué pero acabé diciéndole que sí.
– De acuerdo, pero con una condición.
– ¿Cuál?
– Deberemos comenzar poco a poco para ir viendo cómo reaccionamos. Primero saldremos a cenar o de marcha los dos solos. Te pondrás ropa provocativa y ya veremos.
Cuando llegó el fin de semana Ana se vistió muy sexy, como era el principio del verano y hacía bastante calor se puso una falda corta con algo de vuelo y un top muy ajustado que le remarcaba los pezones dejando el vientre a la vista.
Fuimos cenar a un restaurante muy concurrido que hay en el puerto, al entrar note como las miradas se dirigían a mi mujer Ana.
El camarero nos acompaña hasta la mesa, al poco en la de al lado se sentaron 4 ejecutivos de mediana edad, sus miradas y comentarios se centraron en los pechos de Ana pues era lo que de momento tenían accesible.
Al finalizar la cena le dije a mi mujer que porque no les pedía fuego a los de la mesa de al lado.
Ana se levantó y se acerco a la mesa de los ejecutivos, estos al ver lo que se les acercaba mostraron su más amplia sonrisa.
Ella se apoya sacando su culo hacia fuera, uno de ellos le dio fuego mientras los otros no sabían hacia donde mirar, la invitaron a sentarse y tomar una copa a lo que ella asintió y no tuvieron más remedio que invitarme a mí.
Debieron maldecirme.
Entre copas y risas el ambiente se fue caldeando mientras Ana tonteaba con todos y el que tenia al lado le ponía la mano en la pierna, cosa que después supe por mi mujer, cuando vi que la cosa estaba a punto de desmadrarse le hice una señal a mi esposa y con una vaga excusa desaparecimos los dos.
Al llegar a casa y recordando lo sucedido yo me puse tan caliente que hice el amor con Ana en el suelo del comedor.
Al cabo de dos días salimos a tomar una copa a un bar de moda de la ciudad, ella llevaba unos pantalones blancos de lino transparente y un top ajustado del mismo color, esta vez el juego seria que yo me sentaría en una mesa y ella en la barra, cosa que así hicimos.
No pasaron ni veinte minutos cuando un apuesto joven se puso a charlar con ella, pronto la cosa se fue calentando pues se cuchicheaban al oído lo que él aprovechaba para besarla detrás de la oreja al tiempo que la abrazaba por la cintura.
Pronto un beso en la boca sustituye los primeros escarceos.
Como vi aquello se me descontrolaba y que a ella le gustaba le hice una señal para que nos viéramos en el lavabo.
Allí le dije que nos íbamos. Ella protesta pero yo no le di opción.
Ya en el coche de vuelta a casa me dijo
– Estoy harta de calentar braguetas ¿cuándo podré pasar a la acción?
– No lo sé. Quizás la próxima vez.
– A ver, hacemos todo esto por que me dijiste que me dejabas montar un trío pero yo ya me he cansado de mirar y no tocar.
Lo que no podía sospechar era que ella ya estaba decidida a pasar a la acción.
El fin de semana fuimos a una discoteca después de cenar, ella llevaba una faldita corta, un tanga y una camiseta ajustada y sin sostenes.
Después de estar dando vueltas durante una hora por la discoteca nos pusimos en la barra a tomar algo cuando se nos acercó un joven a pedir tabaco, mi mujer le dio uno y se lo encendió, mientras se lo encendía note como le miraba los pezones que se le marcaban a través de la camiseta.
El chico no tardó en volver para invitarnos a sentar con otros dos amigos en su mesa, Ana le dijo
– Ah sí, fantástico que estoy cansada de estar de pie.
Ella se sentó entre dos de ellos.
Ya se había tomado más de dos copas cuando comenzó a tontear con los tres, primero contaba chistes verdes y cuando se reía inclinaba su cabeza hacia uno de sus acompañantes.
Note por la posición de los brazos que le estaban metiendo mano en las piernas cosa que no parecía importarle pues lo único que ella hacia era tocarme los huevos con su pie.
En un momento determinado se levantó para ir al baño que uno de sus acompañantes dijo que también tenia que ir.
Lo que sucedió me lo contó Ana en casa y esto fue lo que paso.
El chico alcanzo a mi mujer en la puerta del lavabo la toma por el brazo y sin ningún tipo de preámbulo la beso, ella lo abrazó y le dio su lengua, durante largo rato intercambiaron su saliva y su lengua, él aprovecha para arrancarle su tanguita.
A continuación entraron los dos en el baño, el se sentó en la taza del wc mientras Ana se colocaba enfrente, él le separa las piernas e introduciendo su mano debajo de la falda comenzó a juguetear con su clítoris, sus labios vaginales.
El coño de Ana empezó a soltar jugos vaginales de lo caliente y cachonda que estaba, el chico se saco su polla y tomando a mi mujer la sentó encima de su verga.
Ella comenzó a cabalgar cada vez con mas fuerza que casi rompen la taza del wc.
Paso casi media hora hasta que volvieron a la mesa, y no tarde en notar algo raro en el ambiente pues los cuatro cuchicheaban entre sí.
Luego supe que los otros dos ya sabían que su amigo se había follado a mi mujer y ellos también quería su ración.
Yo le hice una seña a Ana y me dirigí al lavabo, al poco llego ella
– ¿qué ha pasado en el baño? Le pregunte.
– Nada
– Nada no, algo ha pasado que no soy tonto y no me chupo el dedo.
– Que he pegado un buen polvo
– ¿cómo que has pegado un polvo?
– Si ¿acaso no veníamos a eso? ¿No es lo que querías? Que me follase otro.
– Bueno si – balbuceé, sin saber muy bien que decía.
Ella volvió a la mesa y al poco yo hice lo mismo.
El segundo chico le dijo a Ana de salir a bailar pero me fije que el destino era el baño.
Yo que quedé atónito, se la iba a follar otra vez en mis narices.
En el baño el chico apoyó a Ana contra la pared y levantando la falda comenzó a lamerle el ano, ella gemía de placer pues era algo que no había hecho nunca y la excitaba sobremanera.
El chico comenzó a empujar la punta de su pene en el ano de mi mujer, su polla fue penetrando poco a poco, cuando la tuvo toda dentro la saco y volvió a comenzar la operación, así varias veces.
A cada embestida el culo de Ana se iba dilatando, pronto la polla del chico entraba y salía con rapidez mientras ella trataba de ahogar sus gritos de placer para no llamar la atención.
Yo que de alguna forma había propiciado lo que estaba pasando ahora me arrepentía, me sentía un cornudo cabrón con cara de imbécil al que se estaban follando a su mujer.
Cuando volvió a la mesa no tuvo tiempo de sentarse pues el tercer chico la tomó por la mano y me dice
– Con tu permiso la saco a bailar
Y evidentemente se fue directo al baño, hizo sentar a mi esposa en la taza y sacando su polla se la metió en la boca.
Ana se la chupo, entraba y salía de su boca con brío y cuando este se iba a correr le sujetó la cabeza al tiempo y que un potente chorro de semen caliente explotaba en su boca.
Cuando volvieron a la mesa uno comento
– ¿os parece que vayamos a mi casa a tomar unas copas?
– Estupendo – dijo mi mujer
Todos se levantaron y yo con ellos, subimos en el coche de uno de ellos y a mí me hicieron sentar delante mientras Ana detrás se puso en medio.
En el trayecto pude ver cómo Ana se puso a follar con el que estaba detrás de mí mientras con una mano pajeaba a su compañero. SI realmente yo me sentía gilipollas.
Al llegar al destino, en el ascensor Ana estuvo tonteando con todos mientras los chicos le metían la mano debajo de la falda.
Al entrar en el apartamento sacaron botellas de alcohol, Ana se puso un trago de vodka y que yo intente impedir, sin éxito, pues ya estaba bastante bebida.
Ana se sentó en el sofá cuando un chico se le acercó, le separo las piernas y comenzó a lamerle los labios vaginales, vi como su lengua jugueteaba con su coño y yo allí con un vaso en la mano y preguntándome porque no terminaba con aquella incipiente orgía.
Supongo que el morbo de ver como se follan a tu mujer puede llegar a ser más fuerte que otras cosas.
El segundo, que ya se había desnudado, se acercó y le puso su polla en la boca. Ana le mamaba la polla con placer, sus ojos estaban cerrados y sus piernas completamente abiertas para facilitar el trabajo de lengua en su clítoris.
El chico se incorporó y tomando las piernas de Ana la penetro.
El culo del joven se movía a cada embestida, cuando el que tenía su polla en la boca iba a correrse le dijo al otro
– Ven que nos correremos en su cara
Acercaron sus pollas al rostro de Ana y mientras ella las chupaba y con sus manos masturbaba dos potentes chorros de semen se estrellaron en su cara, los tres se besaron.
El chico que estaba conmigo y que todavía no se había follado a Ana me dijo
– Anda vamos nosotros ahora que tu amiga pide más.
El se quita la ropa y se acerca a Ana para que le chupe su polla, la boca de mi mujer parecía una vagina pues la verga entraba y salía con rapidez
– Vamos, venga tío, follatela de una vez.
Y ya me veis, me desnude y me puse a follar a mi mujer delante de otros tíos. Realmente, pense, era un imbécil.
Cuando nosotros dos estábamos a punto de terminar que uno de los chicos de antes se había sentado a nuestro lado y se estaba pajeando y cuando la tuvo dura le dijo a mi mujer
– Ana, ven y monta
Ella se deshizo de nosotros y se montó en la polla mientras el que la tenía en la boca se situó de forma que pudiera seguir Ana mamándosela, estaban los tres cabalgando que ya le estaban metiendo un dedo en el culo, ella se echó hacia delante y el tercer chico la enculo.
Oh dios, Ana follada por todos sus agujeros y yo mirando como un idiota y mi polla tiesa. Que imagen más estúpida.
Ya de regreso a casa estuvimos sin hablarnos cerca de una semana, luego la cosa se fue normalizando y creí que todo había terminado pero no fue así.
Ana se echa un amante y durante un año fue de cama en cama, creo que tuvo cinco amantes, hasta que al final acabo con tenía que acabar, con el divorcio.
Ella se enamora de su último amante y yo me quede solo, cornudo y cabron.