Me cuesta trabajo relatarlo, ya que no es algo fácil de contar, más aun sabiendo que mi esposo visita esta página.
No tengo mucha experiencia en Internet y no sé si saldrá publicada, pero yo lo relataré.
Resulta que mi esposo sale cada fin de semana con un grupo de amigos de él, de sus tiempos de estudiante y la mayoría de ellos aún están solteros.
Casi todas las veces regresa tomado y muy tarde.
Esto no me agrada, porque solamente tenemos dos años de casados y siento que se le está haciendo una mala costumbre y lo peor es que como ellos son solteros, van a antros y no a las casas de ellos.
Ese día, como de costumbre me conecté al Internet y leí algunas historias eróticas y luego de eso me acosté a dormir.
Como a eso de las cuatro de la mañana me desperté escuchando ruidos en la sala.
Era mi esposo y dos amigos de él que llevó a mi casa para seguir tomando por que ya habían cerrado el bar al que fueron.
Me levanté y asomé la cabeza para saludar y pedirle a mi esposo que viniera conmigo a la recamara.
Solamente asomé la cabeza por que únicamente vestía una bata transparente y una tanguita.
Él se levantó y me jaló de la mano y me pidió que saludara a sus amigos.
Yo me tapé con la mano izquierda el pecho y con la derecha los saludé y les di un beso en la mejilla como de costumbre.
Mi esposo estaba más tomado que ellos y al parecer no le importó que estuviera casi desnuda ante sus amigos. La verdad a mí me dio mucha pena y me despedí.
Mi esposo me dijo que no fuera sangrona y que me tomara una copa con ellos. Le dije que gracias, pero que ya estaba dormida y que tenía sueño, pero sus amigos también insistieron y uno de ellos se levantó y tomo un vaso de la barra y me preguntó que me servía.
Le dije que sirviera un brandy y que me esperaran para vestirme. Mi esposo me dijo que me quedara así, que ellos eran como sus hermanos y que no había problema.
La verdad me sentí muy incómoda, pero sé cómo se pone de necio cuando está tomado y no quise discutir, solamente pensé en mantenerme cubriéndome con mis manos.
Me senté con mi esposo enfrente de ellos y junte mis manos y las puse entre mis piernas para taparme el pecho. Estuvimos platicando sobre el lugar al que habían ido y cada minuto brindaban con mi esposo y conmigo.
Supongo que para ver mi pecho y embriagar más a mi esposo y a la vez a mí, que la verdad no aguanto mucho y el trago estaba muy cargado.
Después de un buen rato mi esposo comenzó a cabecear en mi hombro y yo esperaba que ellos entendieran y se retiraran.
Me dijeron que si quería que me ayudaran a llevarlo a mi cuarto. Me levante y entre ellos dos lo tomaron cada uno de un brazo y lo llevaron a mi cama. Suponía que después de eso se irían pero los dos se sentaron y tomaron sus vasos para brindar de nuevo.
Yo no sabía si sentarme o pedirles que se fueran estaba muy nerviosa y ya me sentía mareada, pero al mismo tiempo sentía mucha excitación de estar casi desnuda frente a los amigos de mi esposo seguro de que él no se despertaría.
Me senté y tome mi vaso y dije, «salud». Seguimos platicando y uno ellos me dijo que si no había más hielo le dije que sí. Me levante, tome la hielera y me dirigí a la cocina.
Uno de ellos me siguió. Abrí el refrigerador y le di la hielera para que me la detuviera mientras yo sacaba los hielos. La dejo en la mesa, me abrazó y me beso en la boca. Me tenía tan apretada que no me podía mover. Solamente intentaba zafarme de su boca, cuando sentí que el otro me acariciaba las nalgas.
De repente me pude zafar de su boca, les dije que así no me gustaban las cosas, que no lo echaran perder.
Les dije que confiaran en mí y que me dieran chance de ver si mi marido seguía durmiendo y que si era así, veríamos como le hacíamos, pero sin violencia.
Uno de ellos me dijo que no lo fuera despertar y que me harían gozar como nunca. Fui al cuarto y vi que mi esposo dormía y para cerciorarme le hable para ver si despertaba, pero ni se inmutó.
En esos momentos pensé en insistir y despertarlo y decirle lo que pasaba, pero me sentía tan excitada y tan confiada que decidí regresar con ellos. Llegue y ya estaban en la sala sirviendo otras copas.
Me dieron el mío y lo levante para darle un trago y uno ellos me tomo por atrás de la cintura, me pego a su cuerpo y me empezó a subir las manos a mis senos que con el frío y la excitación, estaban erectos. Me dijo, «que buena estas».
El otro me quito el vaso y me volvió a besar, primero en la boca y luego en el cuello. Yo levante mi mano izquierda y la pase para atrás y abrace al de atrás y con la otra apreté al de adelante de sus nalgas y los acerque lo más que podía a mí.
Esa fue una de las sensaciones más excitantes, sentir dos cuerpos de hombre pegados al mío.
Después de eso no pude controlarme. Quería que me cogieran, sentir dos penes en mis manos, acariciarlos, besarlos y tenerlos dentro de mí, como las fotos que había visto tantas veces en el Internet.
Ellos me decían muchas cosas, pero yo les pedía que no hablaran porque no quería que nos escuchara mi esposo y se despertara, afortunadamente, me hicieron caso.
Después me empezaron a acariciar todo mi cuerpo, alternadamente, primero uno me acariciaba las nalgas y el otro mis senos y luego cambiaban. Ellos también estaban desesperados por tocarme toda.
No tardaron mucho en quitarme el camisón y enseguida nos sentamos en el sillón largo.
Me empezaron a besar lo senos y yo les acariciaba sus penes, primero sobre el pantalón y luego ellos mismos se los sacaron. Eran dos penes largos y gruesos, más grandes que el de mi esposo.
Yo nunca había visto ni tocado otro pene que no fuera el de él y nada más de sentirlos en mis manos me produjo una ola de sensaciones increíbles.
Mientras yo los masturbaba con mis manos, uno de ellos me acariciaba mi vagina sobre la tanguita y después, me la hizo a un lado y me empezó a meter sus dedos.
Después me bajo la tanguita, se hincó en el piso y me empezó a besar la vagina. Yo me recosté a mi izquierda y me metí en la boca el pene del otro. Abría mis piernas para que me besara los más adentro y sentir su lengua. Mis jadeos eran incontrolables. Sentir como mientras uno me besaba la vagina, yo le besaba el pene al otro, era demasiado fuerte para mí.
Me di cuenta que al que se lo estaba besando estaba muy excitado y parecía que terminaría y le dije que se aguantara poquito y que se cambiaran de posición.
Se cambiaron y al que se lo había besado primero me dijo que ya me lo quería meter se levantó y así como estábamos se quitó el pantalón y me lo metió todo de una sola vez.
Era un pene riquísimo, sentía como entraba todo hasta el fondo de mi vagina, incluso podría decir que me tocaba la matriz y estoy segura que entro todo porque sus huevitos golpeaban contra mí. Trataba de calmarme un poco y disfrutar el momento pero tener un pene en mi boca y otro dentro de mí, era incontrolable.
Pronto terminamos, casi al mismo tiempo. El otro quería metérmelo también, pero en esos momentos me llegaron los primeros remordimientos. Le dije que si quería lo masturbaba y no quería. Mientras el otro se limpiaba con servilletas, yo seguía besándoselo y masturbándolo.
En unos instantes ya estaba excitada otra vez. Le dije que estaba bien, que si quería me lo metiera. No necesite insistirle mucho. Tome unas servilletas y me limpie el semen del otro y me monté en el pene que me esperaba. Yo misma me lo acomode y me fui sentando poco a poco y sentía como entraba cada centímetro dentro de mí.
El otro ya se había vestido pero creo que se excito tanto viéndonos, que se bajó de nuevo el pantalón y se acercó con su pene parado y me lo dio para que se lo besara.
De pronto se retiró de mi boca y se acomodó detrás de mí y me lo frotaba en mi ano. Le dije que no lo hiciera, porque sabía que me dolería y no quería echar a perder el momento.
Me dijo que lo haría despacio y que si me dolía, me lo sacaba. Así lo hizo, me metió primero la cabeza y la dejo sin moverla un momento. Les pedí que no se movieran y espere a acostumbrarme a esa sensación.
Después, me empecé a mover poco a poco y me entraba cada vez más. En unos momentos sentía totalmente llenas mis dos cavidades por dos grandes penes. Enseguida sentí como me llenaban los dos de semen. Pero yo seguía moviéndome como loca.
Estaba tan excitada que el que de abajo, me tuvo que tapar la boca, por prácticamente estaba gritando. Esto hizo que me enfriara y no lograra terminar otra vez, pero lo disfrute tanto, como jamás pensé que se pudiera disfrutar.
La verdad, después llegaron los sentimientos de culpabilidad y una sensación de suciedad en mi cuerpo, pero la verdad no me arrepiento, porque después ellos me dijeron que mi esposo seguido sale de los antros a los que van, acompañado de alguna chava.
Mi esposo cree que después de llevarlo al cuarto se fueron y no sé si al leer esto se dé cuenta de lo que paso, pero si es así, ni modo mi amor, como podrás ver estamos parejos.