Capítulo 5
Con mi amigo Raúl V: En la costa atlántica
La noche anterior nos acostamos cada uno en su cama luego de nuestra ultima practica de sexo, nos quedamos dormidos profundamente y como de costumbre me acosté totalmente desnudo y con mí pené y pecho pegajoso de semen mío y de Raúl.
Era como las 07:00 AM cuando entre dormido siento que alguien se introduce en mi cama,
Me pone s mano sobre mi pija y comienza con un sube y baja, con este accionar logra que se me ponga a mis, abro mis ojos y o sorpresa era Pato el que se encontraba a mi lado, lo beso tiernamente y entramos a jugar con nuestra lenguas las cuales se enredaban en nuestras boca.
Pato se invierte en su posición y comenzamos en un frenético 69 hasta que los dos empezamos a eyacular dentro de nuestras bocas, saboreamos el semen y limpiamos con nuestras lenguas la pija de uno y otro, luego nos besamos y transferimos el poco semen que quedaba mezclada con nuestra saliva en muestras bocas.
Luego Pato me dice:
– Quiero que me chupes el culo y luego me hagas sentir la bella experiencia de introducirme tu mano dentro de mi culito.
– No Pato antes quiero penetrarte con mí pené, luego te complaceré.
– Bueno mi amor pero antes pásame la lengüita por mi hoyita ya que él ultimo que me penetro fuiste tú y extrañe muco tu divino palo.
– Bueno Pato ponete en cuatro y comencemos.
– Dale no me hagas desear más.
-Ok.
Pato se pone como le indique y yo comencé a pasar mi lengua por esa rajita rosadita y sin dilata, nunca antes la encontré tan cerradita y deliciosa.
La chupe durante unos minutos y luego le introduje un dedo.
Estuve unos segundos practicando él mete y saca con el dedo en su hoyito y él gemía como loco.
Yo le digo al rato.
– Pato prepárate que te penetro.
– Espera papi que todavía no lo tengo bien dilatado.
– No mi amor quiero perforarte y gozar, nunca penetre tu hoyito no estando dilatado.
– Pero papi me dolerá.
– Te la pondré con delicadeza, vas a ver que te gustara.
– Bueno, pero poneme algún lubricante.
– El único lubricante que tenemos es tu saliva.
– Bueno veni que te la chupo.
– Dale que se puede despertar tu hermano y nos arruina el asunto.
Pato me la chupa por unos minutos y estoy súper caliente.
El se saca mi palo de su boca y se da vuelta y se pone en cuatro patas ofreciéndome su culito.
Yo apoyo la cabeza él la puerta y le digo.
– Pato prepárate que ahí voy.
Y de un solo golpe se la encajo hasta el fondo.
Pato pega un grito que despierta a Raúl.
Raúl nos mira y se levanta pasándose a nuestra cama y sin mediar palabras comienza a pasar su lengua por mis bolas y culo.
Mientras yo seguía con el mete y saca al culito de Pato, Raúl me cogía con la lengua, todo era un concierto de gemidos de goce y alaridos de placer.
Al rato yo acabo dentro de Pato y Raúl se da cuenta pues con mis contracciones de esfínter anal aprisiono su lengua, me saca la lengua y comienza a lames la leche que sale entre el culo de Pato y mi pija. Raúl se devora todo mi seme mezclado con sangre y excremento de Pato.
Yo se la saco a Pato y le diga a Raúl acercándosela a la boca chápamela y déjala bien limpie.
Mientras Raúl me la chupa me da gana de orinar y se orino dentro de su boca.
Raúl no pudo aguantar tal caudal de orín y le desbordo por la comisura de los labios y fue en ese momento que Pato paso su lengua y lamió parte del orín que se le escapaba a Raúl.
Raúl me pide que lo penetre, que le saque la calentura de encima.
El solo sin que le diga nada se pongo en pose de perrito, pero yo le indico a pato que penetre a su hermano el cual lo penetra, yo me pongo de bajo de Raúl y tomo ese pijita tan gustosa y me la introdujo toda junto a sus do huevitos en la boca.
Mientras y chupaba Pato estaba en la tarea del mete y saca y Raúl gemía de placer.
Pato acaba dentro de Raúl, y Raúl en mi boca saboreo su escaso semen mientras veo que la corrida de Pato fue muy grande y desbordaba por el culo de Raúl, entonces aprovecho para comerme el sobrante de leche que desbordaba del culo de Raúl.
Nos quedamos un rato exactos, luego nos levantamos nos bañamos y nos acostamos y quedamos dormidos los tres en una misma cama y abrasados.
Esto prácticamente ocurría todos los días hasta que Pato se fue.
Las dos semanas que nos quedaban seguimos con Raúl con la misma rutina.