Ella se despertó sobresaltada, se sentó en su cama y se dio cuenta que estaba sola, hace dos días que su marido no venía a dormir, mucho trabajo era lo que él decía.
Sin moverse miro por la ventana y se dio cuenta que aún era de noche. La fiebre la envolvía ella no sabía qué hacer, claro no era una fiebre de enfermedad, más bien era sexual.
Ella conocía muy bien lo que le sucedía, no era la primera vez, pero nunca fue tan fuerte.
Su cuerpo temblaba, sentía unas especies de espasmos y la tremenda necesidad de ser penetrada ya mismo.
Quería tener sexo hasta morir y no podía esperar un segundo más.
Pensaba en ir hasta el baño y juguetear con su consolador, pero sabía bien que eso no iba a ser suficiente.
Necesitaba más mucho más que un consolador, necesitaba algo bestial.
Pero ella hace tiempo se había prometido que nunca más lo volvería a hacer, pero el deseo siempre fue más fuerte que ella y además ya estaba muy bien físicamente, los machucones quedaron en el pasado y el presente le pedía volver a intentarlo, al menos una vez más.
Sin pensarlo más, desnuda como estaba se marchó al establo. Increíblemente ella de solo pensarlo estaba toda mojada, y al salir al parque ni se dio cuenta del frío de la noche, por el contrario sentía mucho pero mucho calor.
Más cerca estaba del establo más excitada se ponía era increíble no lo podía creer, era como si estuviera poseída, no podía controlar su cuerpo el tenia vida propia y su frenesí era capaz de cualquier cosa.
Al entrar al establo fue directamente a buscar a su amor prohibido, Relámpago. Él estaba despierto y con una pequeña erección que al verla a ella fue aún mayor, era como si el la estuviera esperando.
Ella le dio un pequeño beso en la boca lo acaricio con ternura y lo saco hasta el medio del establo, ahí iban a estar mucho más cómodos.
No podía esperar más, se sentó en el piso y observaba como el mástil de relámpago crecía y si aún no lo había tocado y estaba así como seria cuando lo acariciara. No se lo pregunto más y comenzó con su trabajo.
No dudo en frotar muy despacio el instrumento con las dos manos, el no tardó en responder y comenzó a erguirse con toda fuerza.
Ella podía sentir el calor en sus manos y como latía, parecía que no terminaba más de crecer, tenía la forma de un brazo grande con el puño cerrado. Estaba más descomunal que nunca y ella aún más necesitada, lubricarse no era necesario ya que su vagina chorreaba sexo.
Sin perder más tiempo apunto el pene hasta su boca para poder besarlo, intento introducírselo pero fue imposible, la cabeza estaba muy grande, pero sin desperdiciar la oportunidad y cerrando los ojos paso su lengua por todo el sexo del animal.
Tenía un fuerte olor pero a ella eso la excitaba cada vez más, talvez seria por los viejos recuerdos.
Relámpago relinchaba quería sin duda poseerla y ella no se quería hacerse rogar. Entre los dos había una comunicación increíble era amor bestial, que con ningún hombre le hizo sentir y ella sabía que al ninguna yegua logro calentarlo tanto.
Siguió degustándolo un buen rato hasta que su vagina pedía a gritos ser penetrada, pensó en algún momento ponérselo en el ano pero la excitación venia más por adelante, además sabía bien que su vagina se dilataba aún más y que ese día tendría que ser lo más grande posible.
Podía sentir como latía su vagina y como se dilataba del solo hecho de pensar que iba a ser monstruosamente penetrada, ella quería unir los latidos de su vagina con los del pene de su amante.
Eran dos instrumentos que necesitaban unirse, fusionarse en uno solo.
Se paró junto a su caballo y comenzó a observar a su alrededor buscando algo para que la ayudase a estar a la misma altura que su amante, pensaba rápido porque no soportaba más la calentura. Observo que cerca había un viejo banco el cual bien podía servirle para recostarse.
Sin perder más tiempo lo arrastro hasta donde estaba su amor, mientras el observaba todo sin poder hacer nada, ya sabía que en un momento iba a hacer lo que más le gustaba, poseer a su dueña.
Una vez que acomodo el banco debajo de Relámpago, comenzó a recostarse en él. Tomo el tremendo fiero caliente con sus dos manos e intento penetrarlo, increíblemente la cabeza comenzó a entrar muy lentamente en su vagina sin sentir mucho dolor, ella sentía como se dilataba cada vez más, como queriendo succionar todo ese mástil.
Los espasmos de placer aumentaban cada vez más ella deseaba más y más.
La noche estaba muy oscura y lo único que se escuchaba eran relinchos y gemidos ensordecedores.
Ella se contorsionaba para poder ser cada vez más penetrada, relámpago se mantenía quieto dejando que ella hago todo el trabajo, seguía fuertemente agarrada de su miembro y lo iba acercando cada vez más hacia ella para que pudiera enterrárselo más adentro.
El recorrido del miembro en su vagina era lento, parecía interminable y a medida que entraba se iba poniendo cada vez más gordo, a ella no le importaba eso y estaba decidida a introducirlo todo. Había perdido la cuenta de cuanto entro pero podía sentirlo recorrer su vientre, tal fuese una víbora.
Fácilmente ese miembro tendría un metro de largo y sabía bien que era imposible ser penetrada totalmente por eso, que era una locura hacerlo, sus órganos serian literalmente aplastados por él.
Pero nada de lo que pensara tenía sentido para ella ya que no podía hacer nada, su cuerpo era el que mandaba y el deseaba mas mucho más. Noto que la mitad del miembro estaba dentro de ella, ella moría de felicidad nunca había gozado tanto, su vagina estaba más dilatada que nunca, a esa altura calculaba que el miembro tenía unos 12 cm de ancho e iba por más.
Relámpago estaba cada vez más excitado y con el miembro duro y grande como nunca sabía que estaba juntado líquido espermático suficiente como para embarazar a todas las yeguas de la cuadra, pero solo iba a ser entregado a una.
Pronto ella sintió la presión del miembro contra su ovario, sabía que era el final del camino, quería moverse pero era imposible estaba literalmente clavada por el miembro, sin pensarlo y dejándose llevar, siguió la penetración empujo más y más fuerte hacia adentro su vagina ya no podía dilatarse más a lo ancho era imposible y más difícil que esa monstruosidad se acomodase dentro de ella, sin embargo ella quería más, quería todo eso dentro de ella aunque fuera lo último que haga en su vida.
Alzo sus piernas abriéndolas bien y trabándolas contra relámpago, como si estuviera montándolo pero al revés, para lograr su máxima dilatación y con sus manos se agarró con todas sus fuerzas del viejo banco para impedir que su cuerpo se moviera, relámpago pareció adivinar la intención y la ayudo dando un fatal pequeño paso hacia delante
En segundos el deseo más frenético de ella se hizo realidad, logro ser penetrada por todo el miembro y el dolor que le provoco la dilatación de la vagina para que entrase el ancho, le impidió sentir como fue rasgada toda por dentro, destrozando su ovario y dañando otros órganos vitales.
Al momento que eso sucedía tubo un hermoso y ultimo orgasmo, que la dejo parcialmente desmayada, pero volvió en si enseguida cuando sintió toda la leche de relámpago que invadía su cuerpo, fue tal la presión que le parecía sentirla en su boca, pero ya nada importaba sus brazos cansados caían al piso dejándola sentir por última vez la alfalfa del granero.
La luz del amanecer entraba al granero y mostraba una escena romántica y terrible a la vez Relámpago seguía parado y ella estaba desfallecida con todo su miembro adentro, ni un centímetro se escapó del miembro de relámpago, debajo de ellos un charco mezcla de sangre y leche inundaba el granero, y ella con la cabeza inclinada hacia atrás y la boca abierta, dejando ver un hilo de sangre que venia del interior de su cuerpo.
Ya no sentía nada, sus espasmos habían desaparecido, como así también el calor de su cuerpo, solo el frio del amanecer se reflejaba en su piel.