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Mujer con Flor

Después de su marcha, llené el bloc con bocetos de su rostro, que me había quedado grabado a fuego, en todas las formas posibles: seria, sonriente, visto desde la derecha y la izquierda. Ninguno me satisfacía. Eran sus facciones, desde luego, pero carentes de algo que se me escapaba.

Pasión prohibida IV: Epílogo

Siguió degustándolo un buen rato hasta que su vagina pedía a gritos ser penetrada, pensó en algún momento ponérselo en el ano pero la excitación venia más por adelante, además sabía bien que su vagina se dilataba aún más y que ese día tendría que ser lo más grande posible.