Era un día frío de enero cuando vi un camión de mudanzas que aparcaba en el portal de mi casa, yo vivía por aquel entonces en un pequeño apartamento en Londres, cuál fue mi sorpresa cuando escuché unas voces en mi idioma, hablaban en español, la alegría era muy grande, al ver que además eran dos chicas españolas.
Subí a mi pieza y al sentir el fresco del aire acondicionado mi piel se estremeció, ahí me di cuenta de las horas que había pasado al sol y que la misma estaba totalmente enrojecida, me di un baño y me recosté, me quedé dormido y desperté con un fuerte ardor en la espalda producto de la quemazón, no sabiendo que hacer para calmarlo
Una noche vino a mi casa, a eso de las 2 de la mañana, mi madre y hermana ya estaban mas que dormidas, tenia tanto miedo de que nos vieran, lo metí en mi cuarto y sin mediar casi palabras se bajó el cierre del pantalón se sacó su verga que a pesar de la poca luz parecí de unos 19 o 20 cm.
Estaba profundamente dormida ya que - aunque en ese momento no lo sabía - había estado varias horas teniendo sexo. A la distancia no lo veía pero conforme me acerqué a ella le vi la cara bañada en semen el cual ya había escurrido hasta la almohada en la cual reposaba su cabeza y en su pelo endurecido se formaba una costra blanca - para la mayoría de los hombres esa costra blanca nos es muy familiar.
Mi novio me da duro. A él no le gusta, pero yo no puedo resistir la tentación de ser un gato. Me encanta coger y sentirme una putita. Me calienta como a una perra que me la metan y hacerlo por diversión, me excita muchísimo.
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