Los dos comenzaron a moverse más rápido y yo ya estaba empalmado por la excitación, mi hermana era una chica de 20 años bastante guapa, se parece a mamá aunque estaba un poco rellenita para su edad, pero tenia dos tetas que quitan el hipo y un precioso trasero, además era muy simpática con todo el mundo y yo ya me habia pajeado alguna vez pensando en ella.
Al rato apareció mi madre con cara de sorprendida, llevaba puesta una bata y se había duchado. Me pregunto que hacia en casa tan pronto y yo le explique el asunto de mi amigo y que me pasaría el resto del dia en casa. Más tarde apareció el abuelo y dijo que se iba a comer con unos amigos del imserso.
Sus piernas eran largas y bien hechas. En conjunto, era un de esas nativas de complexión fuerte, piernas largas, cintura alta, culo y caderas anchas y cintura estrecha, espalda ancha y recta y pechos desarrollados y erectos. Su pelo era extremadamente rizado, aún después de mojarlo y su cuello. Largo como el de una jirafa. Fina, una chica fina.
Después de que nos corrieramos la coloque a cuatro patas y la lamí bien el culo lubricado para metersela hasta las entrañas, la cogí de las tetorras que le colgaban y se la endiñé con fuerza ella gimió de dolor que pronto se convirtió en puro gozo y segui dandole por el culo hasta que estaba a punto de correrme, cuando se lo dije ella se dio la vuelta y puso su boca para que yo se la llenara de semen, que además se trago.
Se apoyó sobre mi espalda y me puso esa estaca dura de nuevo en mi esfínter empujando con delicadez y poco a poco, notando como su sable me atravesaba el culito y aunque pensé que me lo desgarraba, en unos cuantos empujones controlados logró meterme su gran salchicha en mi agujerito.
Mis dedos entraban fácilmente en su húmedo coño rojo, mi otra mano iba de sus tetas que apretaba con fuerza a su boca donde su lengua lamía mis dedos sin cesar y volvían a sus pechos para agarra sus pezonazos, estirándolos y pellizcándolos hasta que gritaba de dolor y placer, metí uno de mis dedos en el orificio diminuto de su ano.
Sin decir ni una palabra abrazo por detrás a su madre y agarro sus pechos Por encima su vestido. Alargó su mano hacia el frente del vestido de su madre y resbaló su mano hacía de su sostén, sintiendo el calor del pecho desnudo de ella.
Despacio, tiró al elástico. Estaba listo para sacar su mano si su madre mostraba la mínima resistencia, pero continuaba retorciéndose contra él sin darse cuenta de nada. Él empujó su verga en los calzones de su madre. El elástico resistía firme contra su pene, pero no era una sensación desagradable. La punta de su verga halló la entrada a la concha de su madre. Estaba húmeda, y emanaba un caluroso y maravilloso olor.
Llevaba un viejo vestido verde de estar por casa con una fila de botones desde el pecho hasta la barriga y debido al calor del verano llevaba varios botones abiertos, esto hizo que uno de sus pechos casi saliera de su prisión, podía ver la oscuridad de su pezón y cuando me dí cuenta la erección había vuelto.
Después de varios meses de relaciones intrafamiliares, mi tía magda y mi primo pablo eran cada día mas felices, nadie se había dado cuenta pues eran muy discretos y solo acudían a nuestra casa con mas frecuencia que antes.
Incline a mama sobre la mesa y le pegue la cara a ella, estábamos a menos de un metro de distancia de mi tía, que estaba sorprendida, tenia a mi madre empinada con las tetas y la cara pegados a la mesa y mostrándome su enorme y apetitosa culo, sin piedad volví a clavarle mi polla en so coñito.
He agarrado una de ellas con la mano y he empezado a dar lametones a su aureola, pequeños y en círculo, para que mamá se estremeciese. Se le han puesto enormes y durísimos y ha seguido gimiendo.
Ella me contestó que estaba encantada de la forma en que la estaba follando y lo que le decía, porque cuando le contaba a su marido lo sucia puta que le hacían considerarse en aquella casa, éste se excitaba enormemente y ayudaba a mantener vivo su matrimonio.
Le habían cambiado los artilugios que yo le hice poner en sus pezones para completar el tratamiento de agrandado de los mismos y en su lugar ostentaba dos gruesas y grandes argollas de acero gris de 4 cm de diámetro y uno de espesor que sentaban muy bien sobre las extensas y abultadas areolas y los descomunales pezones que logré en ella.
También las imbuimos la necesidad de hacer duras sesiones de gimnasia todas las mañanas después de vaciar nuestra orina en su boca y hacernos bañar por ellas, puesto que era necesario tenerlas en buenas condiciones físicas para afrontar el uso que se les avecinaba.
En cuanto tuve oportunidad entré clandestinamente en su despacho y efectivamente, el relato no estaba donde yo lo había dejado. Ya no había vuelta atrás. Mamá sabía que la quería follar. Sabía que estaba loco por ella.
Me empezaba a masturbar mirándola, sin imaginar nada, sólo mirando su cuerpo, disfrutando de sus piernas y sus pechos abultados por estar durmiendo de lado. Me corría, lo limpiaba y me iba a la cama feliz.
Yo no podía creer lo que estaba ocurriendo, que todo eso estuviese pasando ante mis ojos, en un boliche con gente que los conocía y que si los descubrían se armaba un quilombo de la gran puta, y sobre todo no podía creer que esa guarra fuera mi madre.
Encontré impresionante lo insaciable que resultaba ser mi madre. Por ser un lugar no muy recatado decidí guardar silencio y trate de bajarme del lado de la ventana, pero algo me obligo a volver a mirar y a deleitarme con la escena. Verla poseída por un viejo caduco y verde como el tío era simplemente morboso e inquietante. Pese a querer ver mas no pude ya que el lugar no era ideal para espiar, así
Esa noche antes de salir vi que mi madre estaba vestida para el infarto; vestía un vestido largo, con una abertura en la pierna, el vestido era tan ajustado que se le marcaban las tetas y se podían apreciar los pezones bien duros y parados, junto a la tanguita bien cavada que llevaba, tenía tacos altos, el pelo humedecido con gel, su boca y uñas pintadas de rojo y la cara maquillada como una gata.