Nos acariciábamos, las piernas, los muslos, las nalgas de Manuel eran maravillosas a pesar de sus años (tenía unos 45), tenía un culo que no dejaba de pedirme ser penetrado, y fue él quien dijo yo seré el primero para que mi hijo aprenda como se hace, solamente nos miramos y esbozamos una risita cómplice con su hijo y dándose la vuelta me ofreció el culo, me puse a besarle las nalgas, a lamérselas, abriéndoselas encontré su agujero, y me dediqué a meterle la lengua, él rabiaba de placer, mientras Rodrigo nos miraba y se masturbaba.
La verdad es que no sé qué me paso por la cabeza pero al cabo de una rato no pude aguantarlo más y me levante y empezó a meter mis 17 cm a punto de explotar de placer en su culo y cuando empecé a correrme dentro de él se la saco a Javier lo masturbó violentamente hasta que se corrió y me la metió entera en la boca para llenarme con toda su leche el estómago.
Ella me abrió puerta y al entrar vi al hombre que había visto antes cuando pase frente al club. Nuestras miradas se cruzaron y me detuve mirando de frente pero muy tiernamente sus ojos negros. Hice una pequeña sonrisa, de manera muy tímida y él me dijo sonriendo, hola bienvenido. Ven a la barra y te explico cómo es el servicio que te podemos brindar. Mi corazón latía a mil. Al escuchar su voz, inmediatamente reconocí que era el hombre que me había atendido por teléfono. Era Efraín.
Una tarde estaba viendo una película en el vídeo, era sobre una relación entre dos hombres y una mujer, con todo tipo de escenas, y no me di cuenta de que entraba en casa, así que seguí pasándome la mano por la polla y los huevos sin reparar en que mi padre estaba en la puerta de la sala de estar mirando la televisión y mirándome a mí; no sé por qué, pero en un momento dado giré la cabeza y me encontré a mi padre en la puerta tocándose por encima del pantalón del traje exactamente lo mismo que hacía yo, es decir, sobándose la polla.
Un joven tiene una primera relación homosexual con el novio de su hermana. Aquella tarde nos habíamos quedado los dos solos en la casa. Mi padre estaba de viaje y mi hermana y mi madre habían salido de compras. Ya se sabe lo que se enrollan las tías cuando se van de compras.
Esa tarde todo fueron de Paseo al Parque y yo les dije a mis papás que no tenía ganas de ir, y que mejor yo me quedaría en la casa viendo tele, pues tenía un sistema de parabólica y había mucho que ver.
Hasta hace unos cuantos meses estuve casado, con una tremenda mujer, pero ella se enamoró de otro tipo y sencillamente me pidió el divorcio, el cual se lo di sin mucho problema, ya que ni hijos tuvimos en nuestra relación.
Desesperado por estar viviendo en pueblo pequeño, Miguel inició una nueva vida en Sevilla. Allí, en un cine porno, conoció a un tío maduro que lo llevó a nuevas experiencias.
Mi hermana es enfermera, entonces me dijo que la primera semana que yo estaba en su casa le tocaba guardia todas las noches, y ni modo me tenía que quedar con mi cuñado.
Estaba en la barra de una cafetería cuando noté un leve roce en el culo, un roce normal, si tenemos en cuenta la estrechez existente entre la barra y las mesas, pero para mi, no lo fue.
Me llamo Satélite. Soy moreno, tanto de piel, como de color de pelo, el cual es lacio y un poco largo. Mis ojos son azules, como el mar me dicen. Mi cara es ovalada, nariz chata, y labios carnosos, muy carnosos.
Un joven siente cómo el hombre que está detrás de él en el autobús comienza a sobarle. Después de un primer escarceo se baja en su parada pero el hombre le sigue y le propone rematar la faena en su casa, donde le entregará su culito virgen en una experiencia encantadora de sexo y placer gay.