Ya estaba dentro de ella, su verga entraba y salía de su mojadísimo sexo, la argentina tenía las piernas muy abiertas apuntando hacia el techo de aquel cuarto de hotel, mientras él a la vez que arremetía con su miembro una y otra vez en aquel sexo abierto y peludito, besaba y acariciaba ese par de senos, grandes, duros, de pezones ahora duros y paraditos, Azul se quejaba, gemía, se acercaba al orgasmo...
Él me bajó los pantalones y el bóxer y se encontró con mis 19 cm al tope y no dudó un segundo. La chupó como si fuese la última y se notaba que era la primera vez.
Faltaban 15 minutos para la salida del micro ómnibus y en la dársena de salida había muy poca gente, por lo que me alegré pensando que viajaría muy cómodo y no se me sentaría ningún gordo, como es en la mayoría de las oportunidades que me ocurre en todo tipo de transportes.
Probaría luego también yo, ahora a lo inmediato, exprimirle el elixir de las bolas. Apreté el bulbo por accidente y resultó ser que allí estaba la llave, dos apretadas después escupió el primer chisguete, que dio en mi frente con inusitada fuerza.
Documento muy completo sobre como hacer sexo anal, basado en propia experiencia tanto con hombres como con mujeres.
Nuestra amiga Cristina nos dijo que era un chico normal, que como amante bien, pero lo sentía un poco tímido, que no se soltaba, enseguida pensé que los años le habían pesado, ella tiene 23 años, es una potra y lo debe haber exprimido.
Con el extremo de la lengua rocé casi imperceptiblemente el clítoris húmedo e hinchado. La abuela volvió a estremecerse. Insistí con la lengüeteadas, para arriba y para abajo, sobre el clítoris y sobre la entrada de la vagina.
Cenamos, y a los quince minutos volvieron a apagar las luces, esperé que su marido se durmiera y volví a la carga, nada más que esta vez ella no dormía, me atreví igual a ver que sucedía, comencé acariciándole las piernas, y subía hasta sus bragas, ella abriendo sus piernas.
En ese momento de excitación en silencio, sabía que esas imágenes se me estaban grabando en lo más profundo de mi retina, por lo que suavemente pero decidido me quite el pequeño pantalón de baño, quedando así en igualdad de condiciones con mis anónimas compañeras.
Una pareja de Argentina, de viaje por Mallorca, goza de la naturaleza, los paisajes, la ciudad y de las ocasiones para echar buenos polvos y probar las incursiones anales.